XVI

No hay hogar, el refugio que me provee la habitación que me ha confinado aquí tantos años es el único terreno sin desmoronar. Todo está crujiendo, las paredes, las promesas, un atisbo de esperanza y también mi corazón. Tengo una garra en el cuello, la de un gato, pero podría no ver bien y ser la mano de Stark, insistiendo en que no hay nadie más que él para obtener lo que necesito. La sola idea de no poder convencerme de enfrentarlo, más allá de lo sucedido hace instantes, me provoca náuseas e impotencia, unas ganas de arrancarme las venas y fluir por canales que no me lleven al mismo lugar. No encuentro la hebra de mi valor y empiezo a hiperventilar.

No sé dónde está Loki.

—Aquí estoy.

No.

—Todos estos años...

No.

—Esperando por una grieta...

No.

—Por una rendija...

No.

—Ahora sabes lo que tienes que hacer.

Negué una y otra vez. No sabía qué venía a continuación. Quería estallar y no podía, solo llorar y temblar, porque el mundo como lo conocía no existía más, y el apoyo estaría contado, y levantaría un enemigo, y no estaba listo para ser el héroe que me aseguraron sería.

—¿Cuándo llorar nos va a salvar?

Ayúdame.

—Nadie me ayudó cuando yo también rogaba. Si quieres que todo te sea concedido vuelve a los brazos de aquel que ha fungido como padre y no ha podido.

No puedo.

—Ya he hecho suficiente por ti. Mis ojos, aunque cansados, te los di para que pudieras ver. ¿Qué esperas de alguien que está en la misma jaula? ¿Sacarte? No creo. Tú tienes la llave.

No tengo ninguna llave.

—Peter Parker, toma el control de tu vida.

Tengo miedo.

—Lo que buscas no está allá afuera, es una decisión que tomas y siempre estuvo en tu interior. Tú tienes la llave.

Detente.

—¿Quieres saber quién soy?

Ahora no, por favor.

—Yo soy Loki, el auténtico. Siempre me estuviste llamando por mi nombre, confabulando con el enemigo.

No es verdad.

—He sobrevivido con el propósito de hacer reales las pesadillas de Anthony Stark. Llegará el día en el que será traicionado por aquel que ha jurado proteger, porque yo haré que Peter Parker me libere y, cuando esto ocurra...

¡Me engañaste! Pensé que podía confiar en ti. Nada te diferencia de los demás.

—No te equivocas. Aquí somos las víctimas de otras que son víctimas también, pero sí hay una diferencia: yo miento para sobrevivir, los otros viven, no, se esconden en las mentiras.

Sácame de aquí.

—¡Sin una pelea, la libertad no llega!

—¡Ya sal de mi cabeza!

Mi grito apagó su voz como el viento a la vela. La realidad se distorsionó para traerme de vuelta... De vuelta a la niñez cuando el choque de Steve y Stark resonó vago desde los pasillos. La reminiscencia me atacó con angustia, mas no impidió que me levantara del suelo y buscara erradicar lo que las paredes censuraban.

Me dolía la garganta. La discusión no era ahora sino pensamientos que iban y venían, haciéndome dudar de si acaso Loki estuvo allí, pues sé que todo sucedió mientras la desesperación ardía y me desquitaba con lo que al alcance tenía. De hecho, la habitación era un desastre antes de que yo la abandonara; ningún signo de esmeraldas crueles, sin embargo.

—Solo tú puedes verme.

Ahí estaba de nuevo. Golpeé mi frente, no quería escucharlo mientras recobraba mis ideas. No me percaté había cruzado el umbral de la habitación de la cual me había despedido. Retrocedí antes de que cualquiera de los dos hubiera notado mi presencia. Mis sentidos salieron de la anestesia. Las pesadillas difusas se completan, por fin sabré cómo termina la película.

—Debiste escucharlo, discutiendo sobre sentimientos como si alguien estuviese ahí.

—Estás exagerando.

—Ah, ¿en serio? Lamento que en tu época eso sea algo completamente normal. Sí, dejaré que Peter siga socializando con el aire mientras permito que me grite como si yo fuera el loco. Quizá mano dura es lo que falta, así lo hacían en la antigua escuela, ¿verdad?

—Como si no fuera suficiente tenerlo enjaulado.

—Rogers, quítame la mano de encima —exigió.

El ambiente se tensó con el señor Stark apartando a Steve bruscamente. Escuché el forcejeo, luego su inmovilidad. Estaban en terreno explosivo y aun así dispuestos a pisar.

—Deja a Peter en paz —sentenció Steve.

—¿Vas a defender su falta total de razón? No creo que sea una simple rebeldía dentro de la adolescencia, viendo gatos y, ahora, personas. ¡Está loco!

—Tony, escúchate, recuerda de quien estás hablando. Nada de lo que dices tiene sentido, estás juzgando la cordura equivocada.

—Alguien que afirma que yo soy el malo. Gracias, capitán, pero tu opinión dejó de importarme hace años.

—Y bien que te hubiera servido escucharme —exhaló—. Me enteré del incidente, el Hombre Hormiga. Si hubiera sido una amenaza mayor...

—Pero no lo fue. No vengas con tu discurso del buen padre. No eres su padre.

—No, lo que quiero es ayudarlo, no suplantar una figura que tú ya has allanado.

—Veo que lo has ayudado poniéndolo en mi contra. Puedes sentir todo el odio que quieras hacia mí, mas no intentes infundirle también esa mentalidad al niño.

—¿Qué...? Tony, no. Esto no es una guerra entre tú y yo. Mientras que Peter no esté en condiciones que lo hagan crecer como persona yo estaré aquí todo el día discutiendo contigo, y no me cansaré hasta que se haga justicia por una vida que no te pertenece.

—¿Olvidas mis propósitos? Yo salvé su vida. Yo le di estudios, recreación, su sueño de héroe, una familia con todos los vengadores, que cualquier niño desearía, y la seguridad que necesitaba para poner en potencial todas sus habilidades. ¿Hice algo para perjudicarlo?

—Esto no se siente como una familia...

—¡Responde! ¿Hice algo para perjudicarlo?

—Sí, le privaste una vida normal.

—Disculpa, ¿y acaso tú la tienes, o alguien en este maldito edificio?

—Nuestras circunstancias no deben limitarnos. Creo que el agente Barton tiene una familia próspera y feliz, ¿y sabes por qué? Porque sabe que puede tomar el mando de su vida cuando quiera. ¿Quieres saber algo más? Wanda y Visión han escapado y están buscando lo que estas paredes no les dan: libertad. Peter es el siguiente y tú no lo vas a poder controlar.

—¿Estás amenazándome?

—Estoy diciéndote lo que va a pasar. No lo ves, claro, porque no puedes enfocarte más allá de lo que te marcó hace años. Siento profundamente que no puedas tener esa vida normal porque Pepper no está más aquí, pero no puedes quitarle esa posibilidad a terceros.

La mención de Pepper lo flaqueó.

—Peter es mi hijo...

—¡No lo es, entiéndelo, Tony! Él no es un objeto que puedas tomar para consolar tu pérdida. Está sufriendo, tú le estás haciendo daño con tu amor tóxico y necesitado. ¿Para qué lo quieres encerrado si no lo vas a atender como se debe? Quizá estaba hablando sin nadie a su alrededor, y deberías sentirse mal antes que indignado, porque quizá él se siente solo y tú crees que un regalo lo va a solucionar.

—Bien, entonces trabajaré en eso si con ello logro que dejes de menospreciar todo el esfuerzo que he gastado en él.

—No, esto se acaba ahora.

—¿Y qué vas a hacer? Incluso si lograrás llevártelo por sobre mi voluntad haré que te persigan por secuestro.

—No si lo devuelvo a donde pertenece.

—No tiene padres, ni un lugar al cual volver. Su hogar está aquí. Deja de ser tan necio, no soy el villano de esta historia.

—Y no te convertirás en él si primero tratas de comprender lo que te digo.

—Ya oí lo suficiente desde la primera vez que abriste la boca para fastidiarme.

—Bueno, yo escuché que hay una tía que puede responder por él.

—Ella estuvo de acuerdo. Hay un documento, yo soy su tutor temporal y oficial.

—Quiero verlo.

Me asomé, sin que ninguno percatara los espiaba. No me bastaba escuchar, yo también necesitaba pruebas.

El señor Stark retrocedió un paso, entornó los ojos, decepcionado.

—¿No confías en mi palabra?

—Desde que perdiste humanidad, ciertamente, no.

Silencio. El señor Stark abrió una pantalla holográfica, buscando entre miles de archivos hasta que se frustró, lo cual fue en seguida, y le importó molestarse en la tarea como para omitirla.

—Debe estar por ahí, no importa. De todos modos a ella no le interesa Peter, nunca iba a venir a buscarlo.

—¿Si no le importó el bienestar de su sobrino entonces por qué hay un acuerdo que ha establecido una temporalidad de tu cargo?

—Peter alcanzaría la mayoría de edad, para ese entonces no importa el tutor legal.

—Y así alcanzara los veintiún años tú lo tendrías atado aquí, comprometido a una vida que no te has parado a preguntar si él quiere.

—Quería colocar mi fe en ti, Rogers, en serio creí que estarías apoyándome. Lo único que quieres es alejarlo de mi lado. Él es la razón por la que me levanto por las mañanas.

—Una motivación dirigida a destruir a los demás.

El señor Stark sonrió sarcástica y tristemente.

—Tony, ya busqué en los archivos antes —prosiguió Steve, apacible—, no existe tal documento que tú aseguras te mantendrá dentro del margen a decidir.

—¿Husmeaste en mi base de datos?

—No me hagas sacar mi traje y dejarte inconsciente para que no te interpongas en mi camino. Tomaste a Peter, no por la fuerza, pero lo hiciste sin ningún permiso.

Lo dejó desprovisto, y por unos segundos, el lugar careció de sonido alguno. Lo único que escuchaba era mi respiración, profunda e inquieta, rezumando mi intención de salir y sacar explicación por mi propia cuenta. Aún podía perdonar a Stark, debía haber una razón escondida que no me hiciera odiarlo, una debilidad...

—Está muerto.

—¿Qué?

Stark paseó, evitó a toda costa la penetrante mirada de Steve.

—La última vez que su tía vino, le dije que Peter Parker estaba muerto, que no pudo sobrevivir a la picadura.

Hacía frío.

—Stark...

—Me encariñé con él, ¿sí? Fue como el hijo que nunca tuve, alivió el vacío. No podía soportar la idea de perderlo... Lo declaré muerto, hice un funeral. Hay una lápida con su nombre allá afuera; aseguré que el mundo no me lo quitaría si Peter dejaba de existir en él.

Mi vida, una mentira.

¿Acaso no te has sentido engañado, desconfiado hacia el que más quieres, triste e incomprendido, sin oportunidad de hacer tuya tu vida, en la ilusión de que las cosas deben ser de tal manera y la espera de poder alzar tu voz?

Todo este tiempo estuve muerto.

Steve se quedó sin palabras, eso hasta que la esperanza avisó no volvería.

—Una buena acción bajo un término cruel. Creí que lo que te faltaba era la razón cuando en realidad fue el corazón.

—Entiende...

—No —lo calló— ¿Pensaste en el dolor que le ocasionaste a esa mujer? ¡No, solo piensas en ti...!

—¡Le hice un favor!

—¡Cree que su sobrino está muerto desde hace siete años!

—Peter ya no tenía remedio, sería una carga. Cuando ese niño saliera a las calles a hacerse el héroe, tarde o temprano ocurriría un accidente. Le ahorré la preocupación, la angustia y el dolor de una pérdida abrupta.

—¡Toda muerte duele de la misma manera, lo único que hiciste fue adelantarle ese sufrimiento!

—¡Nos beneficié a los dos!

—¡No, solo hiciste lo que te dio la gana! Cuando Peter se entere...

Retrocedí. Me di cuenta de que el traje siempre estuvo en mis manos. El Hombre Araña. Una imagen adorada y, ahora, el coraje que necesitaba.

Stark estaba muerto para mí.

—No lo hará. Y me voy a asegurar de eso.

Muy tarde.

Escuché un estallido. El primero en atacar debió ser Stark. No me importaba si pretendían matarse, yo ya estaba dando marcha atrás hacia el pasillo, y no estaba solo.

El gato negro me esperaba, por séptima y última ocasión.

Sabía lo que tenía que hacer.

—Tú tienes la llave.

Me puse la máscara y corrí tras él, esta vez, con la certeza de que no escaparía; Loki siempre estuvo esperando por mí. 

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