Outside
Hay un hoyo en la pared. Rogers lo ha esquivado, se recobra de entre el polvo. No hay más paciencia, sus facciones me confirman he ganado la furia de América. Lamento no poder bromear al respecto.
—Aquí está mi advertencia, Rogers. No me obligues a volver a alzar mi brazo contra ti.
Y como esperaba, me obligó, aunque primero me embistió. Mi espalda golpeó el suelo. Debí llamar mi armazón completo.
—No quiero hacer esto.
—Entonces sal de aquí y olvida que alguna vez fuimos amigos —dije a través del dolor de su impacto, incrustando mi determinación en el resquemor de su mirada.
Lo golpeé con mi único puño de hierro. Intenté incorporarme, mas él se abalanzó y me retuvo en el suelo. Me asquea la forma en que me cree vulnerable, negándose a darme una paliza. Me incita a resistir, demostrar que no hay inhibiciones. Estamos cuerpo a cuerpo, él sin su escudo y yo sin mi cascarón.
Estoy tan enojado que no veo venir cuando la agente Romanoff nos separa y nos reprende como si fuéramos brabucones que adoran ocasionar los problemas. El doctor Banner está en el umbral que conduce a la sala, cauteloso. Soy consciente de que la iluminación hace un trasiego de la oscuridad al rojo: código de alerta. Dudo mucho que sea debido al cráter que ocasioné en las paredes internas y eso me desequilibra.
Debo estar exaltado por la pelea; necesito tranquilizarme... o no.
—¿Se puede saber qué estaban intentando? Si quieren arreglar sus diferencias háganlo afuera. Si Peter los viera...
Me apoyé en la barra, buscando el aire que ahora me parece escaso. Tardé segundos de más en atrapar la única oración que corría en mis pensamientos.
—Busquen a Peter.
—No —intercedió Rogers—. Deben mantenerlo alejado de él. Stark ha demostrado que es una amenaza para el chico, para nosotros.
Intentó ponerme una mano encima. Lo aparté con un manotazo. No lo miré con buenos ojos; yo no era la amenaza.
—¿Qué significa la intermitente...?
No dejé que el doctor terminara.
—¡Busquen a Peter!
Tomé el impulso y salí de la sección mientras que Bruce y Natasha desaparecían acatando la angustia que había expulsado en mi orden.
—V.I.E.R.N.E.S.
—Movimiento en la subplanta cero, señor.
—¿Qué hay ahí? —exigió saber Steve, quien me siguió.
No había paciencia ni tiempo para contestar, tenía que descender ya.
¿Esto le gustaba? ¿El maldito caos? Debe estar riéndose de mí, suscitando el desosiego para hacerme perder la cabeza. Sabe cómo torturarme, lo admito, descontrolando las cosas, no quedándose atrás para aportar a la fiesta. Debí matarlo, no saciarme con su sufrimiento que, a la larga, me traía con los nervios al borde del acantilado. Pero no era capaz de salir, no, estaba atrapado, escondido, nadie más que yo podía acceder a la madriguera de las pesadillas, nadie más que...
La puerta vital estaba abierta, la seguridad violada.
—Rogers, busca tu escudo.
—¿Por qué?
—¡Ahora!
La armadura me cubrió y con el frío en la cabeza me di al vuelo por el horrible panorama de un pasillo cuyos bloques de puertas se encontraban desbloqueados y sin signos de forcejeo. Él no tiene el poder, todo se retiene en su cápsula. Él no podría abandonar esa jaula, yo me aseguré de eso.
Pero tanta certeza para nada.
Estaba vacío, y cada una de las cerraduras abiertas. Los muros se reían de mí. Perdido, mi peor miedo desatado: en parte el vacío, en parte el peligro.
—¿Agente Romanoff? —mi voz vaciló, no estaba en circunstancias de que algo saliera cuando el pánico oprimía mi garganta.
No recibí respuesta.
Golpeé el asilo que había contenido por siete años a mi mayor enemigo. El suelo se estremeció con el impacto; este lugar estaba diseñado para advertir cualquier intento de escape.
—¡¿Agente Romanoff?!
—«No encontramos a Peter por ningún lado».
—V.I.E.R.N.E.S
—No hay señales de Peter en todo el edificio, señor.
Venganza, eso era lo que él buscaba.
El gato hambriento salió a arrancarme los ojos.
Steve llegó corriendo, jadeante.
—Esto es una prisión. ¿Quién estaba encerrado ahí? —su tono era alarmado.
—Se lo llevó.
—¿Qué?
—A Peter.
—Sé más claro, Stark.
—¡Se lo llevó, maldita sea! —grité frustrado. Volví a golpear el contenedor.
—¿Quién?
Inhalé, conteniendo la ira que necesitaría y que me acompañaría cada segundo a partir de ahora hasta que encontrara a Peter, y más valía que fuera con bien, de otro modo... Lo haría arrepentirse de rechazar su primera condena.
—Loki.
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