IV

Loki estrecha mi mano. Me siento cómodo, seguro. Pudimos permanecer así otro rato más, no obstante, él me suelta. Caigo. Una forma no muy agradable de salir del ensueño. La compañía y las voces devolviéndole nuevamente vida al camión me parecen por un instante intrusivas. Son el principal factor aturdidor después de abrazar la calma. El segundo es la lluvia. Golpea tan fuerte que el exterior se distorsiona a través de las ventanas. El cielo a nada de caer. Loki está de pie y no hace más que estorbar a todos los chicos que el profesor Harrington apremia a subir. Termina cediendo. Apenas me quito el audífono las quejas se aclaran.

—Señor Harrigton, ¿sabe cuánto tiempo de retraso llevamos? Mi madre va a recogerme y necesito darle una hora exacta —dijo Flash con celular en mano, alcanzando su lugar.

Mientras el profesor calculaba a través de sus gafas empapadas, aún en la puerta de entrada, Michelle tomó la palabra.

—No es como si no pudieran mandar a alguno de tus choferes por ti.

—¿Envidia, Jones?

—En realidad no me agrada la dinámica familiar que recompensa las ausencias con dinero y cosas materiales.

—Suponiendo que el clima no está a nuestro favor —interrumpe Harrigton, sin la noción de estar interrumpiendo—, podría tomarnos todavía 4 horas llegar a Nueva York.

La queja fue unánime.

—Lo sé, lo sé. Ha sido un largo trayecto, pero somos afortunados de que la escuela nos haya prestado el camión. Considérenlo una experiencia. Espera, ¿a dónde vas? Estamos a punto de zarpar, marinero.

—Peter, ya no hay tiempo.

Loki se me escapó con esa advertencia. Hasta ese momento dejé de estar inmerso en los dramas ajenos. Planeé ir detrás de él. Lo que por sonido pudo ser un misil, impactó sobre nosotros e hizo estremecer el autobús bruscamente. Todos compartieron un grito de temor y desconcierto. Me recuperé y a la vez ayudé al último chico que había abordado a mantenerse de pie (Ned, si mal no recuerdo).

—¿Qué fue eso?

Que no sea Stark, que no sea Stark... Maldición, había pasos en el techo, pesados y de hierro. Se suponía que encontrarnos sería una tarea difícil. Quería entrar en pánico, pero el grupo ya se estaba ocupando muy bien de eso como para que yo hiciera lo mismo.

—Quédense adentro —ordené tratando de apaciguarlos. Levanté la consola de Ned y se la entregué en la mano—. Ese es bueno. Si sobrevivo a esto, hay que juntarnos algún día.

Me miró con la boca abierta. Era un buen chico. Todos en general eran buenos chicos. No dije más y apresuré en salir; estaba en mí mantenerlos a salvo, incluido Loki. Solo alcancé a ponerme la máscara, no estaba en condiciones de empezar a desvestirme. Debí haberme puesto el traje debajo, algo así como Superman, si es que quería ser práctico.

Alguien aterrizó y empujó a Loki contra el camión. Eso debió darles otra sacudida a los pasajeros.

No era Stark.

—¡¿Cuánto tiempo planeabas seguir así?!

Pero sí alguien muy, muy enojado.

—No lo sé —¿Por qué sonreía?—. ¿Cuánto tiempo planeabas dejarme aquí?

—¡No juegues conmigo, Loki!

Alzó su brazo, pensé que lo golpearía. Atrapé y jalé su mano con una telaraña antes de que se atreviera a hacerle daño. Ahora la atención y ojos fúricos estaban sobre mí. Un arma rompió la telaraña al aterrizar en su mano. El Mjolnir. Thor... ¡Thor!

—¿Te quieres morir acaso? —me amenazó.

Nada, absolutamente nada, se asemejaba a la descripción que me habían dado del dios del trueno en contraste al que se presentaba en carne propia. Todo un hombre violento, nada de chistes ni rizos de oro.

—Tócalo, y te vas a morir tú —Alguien tenía que mostrarse rudo también, ¿de acuerdo?

Solo causé que Thor se riera con frivolidad. No sé qué impresión patética le debí de dar.

—¿Y este quién es? ¿Enfrenta los problemas por ti? —vuelve a Loki.

—Veo que con el tiempo no has perdido la capacidad de denigrar a las personas.

—Huyes de tus problemas, hermano. No señalo nada más que los hechos.

Loki asintió. Debió contestar para sus adentros mientras mantenía firme la sonrisa que salía no en respuesta de evadir la seriedad del momento, sino en la perpetuación de su control interno.

—Antes que nada, la lluvia ya no es necesaria, hermano —forzó la última palabra en su boca.

Thor miró alrededor, notando su propia impetuosidad. La lluvia cesó completamente, como por arte de magia, aunque no las nubes. El silencio solo propició que la discusión continuara. Al menos ya no estaban gritándose de manera mutua para hacerse oír.

—Lo hiciste de nuevo —acusó Thor. El hielo de sus ojos había empezado a derretirse.

—Sí, supongo que uno se acostumbra a vivir en la sombras.

El dios del trueno había dejado de rezumar enojo. No creí que debiera entrometerme, al menos no por el momento.

—Es porque eliges permanecer ahí. Causar daños, esconderte, y por si no fuera suficiente, hacerte la víctima...

—¡Yo soy la víctima! —Loki estalló, no creí verlo así.

¿Era muy tarde para volver al camión sin que nadie se diera cuenta?

—Sí, claro...

—¿Crees que disfrute del encierro? —repuso—. Hubiera preferido enfrentarme a la sentencia de Odín antes que pasar años mendigando por las sobras en el sótano de Stark. Y creo lo has olvidado, no me debería sorprender con ese ego que tienes, pero tú me condenaste a esta humillación. No vengas ahora a decirme que yo soy el único culpable.

—¿De qué hablas? Fingiste tu muerte. No trates de distraerme con tus mentiras.

—El príncipe de Asgard —se burló—. Eres tan perfecto que olvidas tus propias faltas.

—Dime cómo se siente la muerte. Has estado ahí tantas veces que dudo exista un corazón en tu pecho. ¿Quieres que te recuerde cómo es que vine aquí a Midgard, aún con el Bifrost destruido, para tratar de recuperarte? ¿Cómo tú fingiste tu muerte para no enfrentarte con la decepción que había en los ojos de nuestra madre?

—¿Te das cuenta de lo que estás diciendo? ¿Por qué fingiría mi...?

Loki pausó sus palabras. Estaba cayendo. Regresar a la realidad siempre implica eso. No siempre aterrizas de pie, ni siquiera cuando se te da muy bien lo de ser un gato que sobrevive en la oscuridad.

Creo que ambos estábamos llegando a la misma conclusión.

—Cuando el edificio estalló —empezó Thor, entrando al mismo desconcierto, dispuesto a hablar y no a adjudicar culpas. Su lado comprensivo despertó: debió recordar cuándo su hermano mentía y cuándo no—, Stark fue a buscarte. Dijo que tardarían días en encontrar tu cuerpo, si es que aún quedaba algo de él.

—No estaba muerto —se encontraba deshecho—. Thor, estuve en una celda todo este tiempo. Stark me dejó claro que no era digno de volver a Asgard, que cumpliría una condena aquí en Midgard ahora que tú no querías velar más por mí.

—No lo entiendo. ¿Por qué Stark no me dijo que estabas vivo?

—Porque es un asesino —sentencié. No estaba muy feliz con cada secreto que salía a la luz. No solo me quitó una vida a mí, sino también a Loki—. No puede lidiar con su vida y, en cambio, se roba la de otros.

—Ya lo oyeron, amigos, el dueño de Industrias Stark es un hombre peligroso, un asesino... —no podía creer que Flash se atreviera a interrumpir, y aun peor, grabar un video que seguro iría dirigido a sus seguidores.

—Flash, apaga eso —pedí lo más tranquilo que me pude permitir.

—¿Sabes que si es una emisión en vivo no tardaran en encontrarnos? —interviene Michelle.

Flash no era el único espectador. Todos habían asomado por la ventana para no perderse del conflicto. Creo que nadie hubiera ignorado la llegada de un dios y la discusión que se generó sobre dos versiones de una misma historia. Además, la verdad sobre Stark era un gran escándalo de por sí. Estaban bastante metidos como para fingir que nada había pasado.

—Si es cierto lo que dicen, le darías a Stark lo que quiere —dijo Betty.

—Y no sabemos si es capaz de eliminar a toda clase de testigos —corroboró la morena.

Thompson se encogió de hombros. Trató de lucir despreocupado mientras dejaba de grabar.

—Por eso solo guardé el video, no soy un idiota para poner nuestras vidas en riesgo —se excusó—. Un testimonio así podría servir para después.

No lo conocía tan bien, pero estaba tan seguro, como los demás, de que Flash estaba listo para subirlo a sus redes si no fuera por la sabia observación de MJ (me dijo que podía decirle así).

Loki no pudo soportarlo más y se alejó de allí. Thor fue detrás de él, y hubiera hecho lo mismo de no ser por la atención que pedía el grupo de jóvenes inquietos. Querían más respuestas, explicaciones certeras. Se sentían tan amigos que pude confiarles algunos hechos. Tuve que detener a Flash antes de que se atreviera a pedir una foto al dios del trueno. También tuve que defender a Loki. MJ empezó a decir que técnicamente sí habían metido a un asesino en el autobús. Traté de convencerlos de que Loki era mejor que todos los prejuicios de villano que rondaban alrededor de él, y que no le podían definir por el hecho de que había matado en un pasado a muchas personas. Nadie pudo detenerme en ese momento. Loki era un héroe para mí. Ocupó el lugar que Tony había perdido con tantos secretos. Sin Loki, seguiría muerto.

—¿Y quién se supone que eres tú?

—Peter Parker... —vacilé ante la repentina pregunta de Ned.

—No, me refiero... Le detuviste el puño a un dios —sonrió admirado—, y hace unos minutos tenías una máscara. Debes ser algo más que Peter Parker. 

Ojalá fuera mi mejor amigo.

Sonreí brevemente.

—Soy el Hombre Araña.

—¿En serio no pudiste encontrar un mejor nombre?

Con Flash, me sentía un poco más cerca de mi verdadero hogar.

~•~

Se reusaron a continuar su camino, por más que insistí. Fue su manera de apoyarnos. No sé cómo hicieron de nuestro problema el suyo. Discutieron los pros y los contras de contactar a la policía. Acordamos que no sería bueno hacerlo considerando las extensas conexiones con las que contaría el señor Stark. Me sentí respaldado, porque incluso sabiendo que había dioses en nuestro equipo, se preguntaban de lo que sería de nosotros si Stark aparecía con respaldos a hacer añicos nuestra rebelión de libertad. Además, debían verse inmersos en una gran aventura como para no querer volver a casa sin nada que contar. Los entendía, la adrenalina y el riesgo que conllevaba. Yo también quería volver con May a decirle que estaba vivo, y contarle todo lo que en mi ausencia no pude.

Me preguntaba si Loki tendría un lugar al cual llamar hogar después de que todo esto terminara. Traté de regresar los ojos a él luego de que se alejó con Thor. De todos modos, no creo que me hubiera sido posible seguirlo. En ese momento no necesitaba más palabras mías, solo las de Thor, las de su hermano. Tenía que dejarlos conversar con la privacidad que merecían, es decir, sin adolescentes detrás de ellos buscando calmar sus curiosidades o haciendo preguntas hostigantes.

Al final, fueron ellos los que terminaron volviendo a nosotros. Me gustaba la nueva apariencia de Loki, era más como él y menos fúnebre como lo era con el traje negro. Ahora le podía creer que era un asgardiano. Dos deidades juntas para derrocar el mal. No pude evitar sentirme emocionado.

—Entonces, ¿cuál es el plan? —preguntó Flash a Thor como si en verdad fuera a aportar en algo.

—Olvidaba lo pequeños que son los humanos.

—Me llamó pequeño —se quejó el moreno, claramente ofendido. Seguro Thor había dejado de ser su favorito.

—Si un dios te dice que eres pequeño, te conformas y agradeces te haya dirigido la palabra siquiera —se burló MJ.

Loki y yo nos miramos mientras esto sucedía. Sabía que un abrazo no aliviaría las cosas, pero lucía más tranquilo, decidido. Creo que a ambos no nos quedaba duda de lo que venía a continuación. De hecho, fue él quien se encargó de retomar la pregunta no dejándola sin respuesta.

—Dejaremos de escapar. Si nos tiene que encontrar, que lo haga. Si tenemos que pelar, lo haremos.

—¿Ustedes y cuántos más? —Michelle era demasiado objetiva, hasta el punto de llegar a ser algo pesimista. Me agrada de todas formas—. Stark tiene a los Vengadores.

—Pero acaba de perder a su vengador más fuerte —repone Thor. Veo a Loki rodar los ojos.

La duda flotó a través de todos y un incómodo silencio lideró. Supongo que nadie quería contradecir al dios del trueno ni despertar su furia, no después de su llamativa entrada. Nadie excepto yo.

—No lo sé. Quiero decir, Hulk es... —¿Más grande, fuerte y voraz?

Me juzgó con la mirada antes de traer sus pesados pasos frente a mí. Se había puesto muy serio de repente. Debí guardarme mi opinión.

—Tienes agallas, niño. Loki me habló de ti. Lamento haberme dirigido hacia ti de aquella manera no tan respetuosa. Eres muy valiente, Peter Parker —colocó su mano en mi hombro—. Ahora cuentas con mi apoyo. Ya no estás solo.

—Nunca lo estuvo.

No sabía cuánto necesitaba escuchar su acento hasta que lo escuché. Wanda y Visión acababan de aterrizar y me sentí muy feliz de verlos otra vez, y de saber, que no importando la circunstancia, iba a poder contar con ellos.

—Wanda, Visión, ¿qué hacen aquí? ¿Cómo nos encontraron?

—Nos enteramos de que el niño escapó de casa —nos abrazamos brevemente—. Además, tenemos nuestros contactos.

—Bueno, ahora sí somos una multitud —Harrigton, tan oportuno como siempre—. ¿Están seguros de que no necesitan que los llevemos a algún lado?

—Todavía no estamos completos —indicó Visión, y como si los momentos se hubieran sincronizado, vimos un jet volar sobre nuestras cabezas y aterrizar cerca de donde nos encontrábamos.

El Capitán América salió de él. Escuché a Thor reír con gusto.

Ahí estaba mi familia, en un solo lugar. Ya sabía en quién confiar.

—¿Qué estamos esperando? Vamos por ese hijo de perra.

Stark se arrepentiría de haber invocado la furia de América. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top