Finale

El cambio por el que luché no fue sencillo. Regresé sin saber si habíamos ganado. Lo último que recuerdo es una sensación de asfixia. El mar desapareció y dio paso a la luz. No era mi camino hacia la muerte, sino la falta en vida. Había terminado; el final más abierto e inimaginable. No quería despertar en el hospital, quería despertar en una embarcación o en la costa más cercana, viendo rostros de alivio a mí alrededor, y quizá la mano de Loki sobre mi brazo, asegurándome que él también estaba a salvo. En cambio, lo que vi al abrir los ojos fue a Steve, apoyado en el marco de la puerta. Estaba frunciendo el ceño, como hace cuando se sumerge en sus pensamientos. Cuando se dio cuenta de que había despertado, con pocas palabras me confirmó que todo estaría bien. No le creí solo porque fuera el Capitán América y su tranquilidad esbozara justicia cumplida, sino porque él estaba ahí, como cualquier otro ciudadano, y eso fue un primer aviso de que la vida, como la conocía, iba a ser distinta.

Sentí un suave apretón sobre mi brazo. May estaba allí, con todos los años que nos arrebataron contenidos tras sus labios. Llegué a creer algunas de las mentiras de Stark y me arrepiento. May nunca tendría el corazón para abandonarme. Con la posibilidad de empezar de nuevo durante casi siete años, ella no hizo como si no existiera; ella volvió por mí. Lloré de impotencia, de alivio, de tristeza.

En los brazos de May Loki apareció en mi mente como una preocupación, y lo peor fue que nadie pudo aclararme qué pasó con él.

La idea de regresar con May al departamento servía de consuelo, pero no era fácil cerrar el asunto e irme a dormir. El conflicto resultó ser un escándalo nacional, lo que ninguno hubiera preferido. Pasó que un adolescente llamado Flash Thompson, al que pedí amablemente apagara su celular, siguió grabando un encuentro comprometedor para Stark y lo subió a redes para obtener atención. La primera vez que tuve la oportunidad de encender el televisor, los noticieros atacaban a Stark o defendían en base a la declaración pública que hizo en días recientes. Por eso debía resguardarme.

Cuando salí del hospital, la prensa esperaba afuera. Sus preguntas se amontonaban una sobre otra y solo lograba distinguir el nombre de Stark. Las cámaras exigían mi atención con cada flash. Steve me tomó del hombro y me obligó a avanzar; no había estado listo para procesar el disturbio. Subimos con prisa a una camioneta. Nick Fury esperaba adentro y no tardó en presentarse y explicarme cómo serían las cosas de ahora en adelante.

Fueron días pesados, esperando dejar de ser el centro de interés. No salí del encierro para ganar atención, sino para tener una vida tan normal como fuera posible. Tan solo estábamos esperando por el día del juicio. Fue la última vez que vi a Stark, y solo hubo miradas.

Se declaró culpable.

Quizá estaba arrepentido y dispuesto a comprender el arrebato de un encierro. Deseé hablar con él, a pesar de la convicción que mostró al pretender matarme junto con su enemigo. Tenía mucho que reprocharle, pero deseaba agradecer por un detalle del que no muchos estaban al tanto: la identidad del Hombre Araña nunca fue revelada.

Esa misma tarde nos reunimos para despedir a Thor. El silencio habló por lo único que se quedó sin solución: Loki. Un destello luminoso bajó y se llevó a al dios con él. Miramos la marca en el suelo unos segundos. Me despedí de Visión y Wanda, aunque no se trataba de nada definitivo; todos teníamos una vida que continuar. Seguiríamos unidos, aunque difirieran las direcciones.

-Puedes irte a casa, Peter, te espera una interesante aventura.

-Si te refieres a la escuela no estaría tan entusiasta -bromeó Natasha.

Steve rió y me tomó del hombro mientras seguíamos caminando.

-Sí, estoy nervioso, pero no es la mayor de mis preocupaciones... Me hubiera gustado despedirme -declaré.

-Seguimos buscando pistas que nos lleven a su paradero. Si no regresó a Asgard debe seguir aquí. Desconocemos sus razones para huir, pero no creo que planee una guerra alienígena.

-Ciertamente no es algo que nos inquiete tanto como tu bienestar -corroboró Natasha.

-Aunque no comprendo por qué lo hizo. Nadie iba a perseguirlo. Salvó mi vida.

-Me temo que Steve no te ha dicho toda la verdad.

Volteé a ver a Natasha en busca de respuestas, sin embargo, otorgó la palabra a Steve al adelantarse y dejarnos a solas.

-¿Hay algo que no me han dicho?

-Stark se arrepintió luego de dejarles caer. Loki te ayudó a subir a la superficie, pero estabas inconsciente, y ambos varados en medio del mar. Stark salvó tu vida porque bajó y te sacó de allí.

-¿Y no volvió por Loki?

-Volvió por él -aseguró.

Steve continuó explicando cómo estalló Wanda contra Stark y cómo esa pelea bastó para que Loki se perdiera. Yo estaba inconsciente, perdiendo la oportunidad de intervenir. Fue bueno saber y llevar conmigo que Stark no es tan malo después de todo, que sigue siendo humano, pero no deja de atormentarme la idea de que en mis manos estaba el que Loki se quedara.

Después del juicio solo me quedó acostumbrarme a la vida en la cuidad. Esa última vez que me reuní con Steve y casi todo el equipo recibí un gran mensaje: sigo siendo un vengador, bajo ninguna obligación. Ni S.H.I.E.LD. podría exigir participación de mi parte (a menos que se tratara de una catástrofe de amenaza global). Entonces tomé la decisión de guardar el traje en el mismo maletín en el que me lo entregaron. El amigable Hombre Araña del vecindario quería esperar para saber si estaba listo para esa responsabilidad. Me hacía falta gozar más de lo que Stark me privó. Tenía a los Vengadores, una familia, pero solo quería pasar tiempo con mi tía, pidiendo comida a domicilio por que sus aptitudes culinarias nunca cambiaron. Yo me ofrecí a cocinar, no obstante, May insistió en que por alguna temporada descansara y me dejara consentir con una dosis pizza, lo que según ella curaba los malestares de cualquier adolescente. Ella me rodeaba con su brazo y me recordaba lo mucho que había crecido mientras despeinaba mi cabello. No podría sentirme más aliviado.

Nos mudamos a un departamento distinto por dos razones: necesitábamos un nuevo domicilio y una ubicación más cercana a mi nueva escuela. May quería que el cambio fuera significativo. Ya no habría una habitación en representación de mi pérdida, porque no me iba a alejar otra vez perdiéndome del cariño que May había reservado para mí. Y aunque el departamento no era nada como tener todo en la instalación de los Vengadores, yo estaba más que satisfecho con la ciudad ruidosa que velaba mis noches justo antes de irme a dormir.

Muchas de mis antiguas pertenencias llegaron en cajas, traídas por Happy. Mientras él se ponía nervioso frente a mi tía, supe que mucho de eso no lo necesitaría. Guardé la consola que nunca tuve la oportunidad de estrenar para hacerle un regalo a Ned cuando nos volviéramos a ver, pues no había olvidado mi promesa. Además, con eso de que iba a asistir a la misma escuela, no cabía duda de que una tarde de videojuegos era lo que nos deparaba el destino. Tuve la suerte de que en medio del lío legal la institución me brindara una beca, aprovechando de paso la pequeña oportunidad que tenían de hacerse promoción. Recuerdo que el señor Harrigton salió una vez en televisión. Le estaban entrevistando acerca del día en que había decido detener el autobús para "rescatarnos". La prensa lo publicó como una gran hazaña lo que era gracioso cuando simplemente se trató de un encuentro fortuito, y el mejor de ellos.

Ingresé con chicos de mi generación ya que mi nivel de estudio alcanzó lo requerido para no atrasarme en los cursos. Al principio fue estresante tomar clases con otros estudiantes. No era como si hubiera hecho algo grandioso como para ser reconocido como alguna especie de héroe. Sin embargo, sí era el chico que fue secuestrado por una figura célebre. Era de esperar que los primeros días de clases muchos quisieran abordarme... o buscar ganancias.

-No lo van a creer, pero mi mejor amigo es Peter Parker...

A veces me interrumpía Flash, haciendo un live para sus fans, tratado de grabarse a mi lado. No me molestaba demasiado. Después de un pasado de peleas infantiles, al menos no tenía intenciones de fastidiarme; supongo que debió de ser testigo de cuando le detuve el puño a un dios nórdico.

Michelle cuestionó una vez mi fuerza y le dije que era debido a las pesas. Era de esperar que no se quedara conforme; ya tenía experiencia con su suspicacia. Algunos de los presentes en el autobús tomaron en juego mi pequeño acto de ponerme una máscara y presentarme como el Hombre Araña. Inventaron historias al respecto. Lo más tonto que escuché a mis espaldas fue que el encierro me hizo delirar como para querer ser uno de ellos. El único que no lo tomó en broma fue Ned, quien una vez después de clases, y tras escuchar los murmullos, dijo que me creía (a pesar de no convencerlo ni mencionar el tema), y me aseguró que el secreto estaba a salvo con él.

Empecé con una mesa vacía y terminé con una llena de amigos.

Pocas veces me separo de Ned, comemos juntos en los recesos. Michelle pretende que no está con nosotros, pero no puede evitar sentarse a nuestro lado e intervenir dentro de nuestras conversaciones. Me permito disfrutar de la tranquilidad que ha venido después de la fama, uniéndome al Decatlón Académico para pasar tiempo extra con chicos de mi edad, viviendo con May en un pequeño y cómodo departamento.

Estaba reemplazando a Loki sin darme cuenta, pero no había dejado que él abandonara mi mente ni un segundo. Al principio fue angustia, terror de que existiera una verdad escondida. Después vino la esperanza. Él dijo "vamos a salir", y algo en su discurso me confió que no lo había perdido.

Con el tiempo otra de sus promesas empezó a resonar en mi cabeza: "no será la última vez que nos veamos". Creí eventualmente que Loki regresaría cuando él estuviera listo, si no es que contemplaba la idea de demostrarme que podía conseguir todo lo que anhelaba sin estar él ahí para incentivarme. Y era cierto, durante los últimos meses tomé buenas decisiones, aunque no pude evitar el desconcierto, no hacia mi futuro, sino al de Loki. ¿Qué iba a hacer si no pretendía estar aquí, conmigo, ni allá, con Thort? Yo estaba encontrado mi camino sin las restricciones de Stark, aprendiendo de la lección que llevó consigo toda la experiencia. ¿Y Loki? ¿Él sabía a dónde ir? A veces despertaba llorando, consternado por no saber si él estaba bien, si sería feliz. No sabía que había significado yo además de una llave para su salida. Estaba tan preocupado de que estuviera vagando, como uno de los tantos gatos que me detenía a ver en la calle con la tonta idea de que Loki me vigilaba a través de uno.

Aún sigo pensando en la promesa. Sé que algún día lo volveré a ver. Por el momento, lo único que ocupaba era ponerme los pantalones en la mañana para sacar la basura, y estaba bien, no necesitaba más para sentir que estaba cumpliendo un propósito.

Loki, donde sea que estés, espero que también tengas propósito.

-Peter, ¿quién es Scott Lang?

Cuando regresé May me abordó. Estaba dividiendo en la mesa el correo que seguía llegando para mí. Me acerqué tomando la carta. El nombre me fue familiar, y como el único Scott que conocí en mí vida fue el Hombre Hormiga, no me quedó duda de que se trataba de él. Me dirigí a mi habitación mientras descubría el contenido.

Hola, Chico Araña. Te vi en las noticas, hace como unos meses, pero apenas supe cómo localizarte. Solo quiero decirte que de haberlo sabido te hubiera traído conmigo. Sabes que no fue nada personal, de hecho fue un placer conocerte. Mi hija Cassie hizo un dibujo, espero que te guste. Desde que te volviste famoso tuve que contarle de nuestro espectacular enfrentamiento y decirle que me ganaste. Ella dijo que las arañas tienen ventajas porque saben cómo defenderse; supongo que es tu fan. Ella guardará el secreto, no te preocupes. Sin más, espero que te encuentres bien. Ahora sabes dónde encontrarme, si necesitas algo espero estar disponible para ayudarte. Att. Tu amigo Scott.

El dibujo era todo lo que esperaba: una gran araña aplastando una hormiga. Me pareció gracioso y decidí pegarlo en la pizarra para tener el regalo presente. Scott era el Hombre Hormiga y al mismo tiempo era padre. Fue una inspiración. Algún día volvería a ponerme la máscara, pero no ahora, ni en unos meses. Quizá Stark tuvo razón y aún necesitaba estar listo; quizá solo quiso protegerme de madurar, mantenerme en una mundo seguro.

-Nunca me dijiste quién era Scott -May entró y se paró junto a mí, contemplando el dibujo al igual que yo, enterneciendo su mirada.

-Es una larga historia. Podría contártela durante la cena después de que me aclares qué está pasando entre tú y Happy.

May rió.

-¿Comida tailandesa entonces?

Asentí y luego la invité a salir de mi habitación para terminar de arreglarme. Tomé mi mochila y me despedí de ella en la cocina. No podíamos dejarnos ir sin antes abrazarnos. Salí con la expectativa del día que tenía por delante, donde podría ver de nuevo a Ned, no caer en las preguntas capciosas de MJ o librarme del hostigamiento de Flash, pero no podía empezar un día así sin buena música. El problema fue encontrar mis audífonos.

En ese momento, lo que me impidió regresar fue el gato negro que esperaba a mitad del pasillo. La imagen con la que soñaba, el felino que prefería no existir. Mi sonrisa tembló, no quería que fuera una absurda coincidencia, la ilusión de una señal que había estado esperando todo este tiempo. Pero estaba en lo correcto. ¿Dónde podría reconocer otros ojos iguales?

El juego comenzó y corrí tras él, con la convicción de que está vez sería diferente.

Choqué con alguien al doblar la esquina y al alzar la vista supe que mi búsqueda había terminado.

Desde la primera vez que lo vi, pasó mucho tiempo para que pudiéramos vernos, sin máscaras; tocarnos, sin engaños. Pasó mucho tiempo, pero al fin podíamos alcanzarnos.

"You were only waiting for this moment to be free" -Blackbird

[No soy buena en estas cosas, así que disculpen la edición chafa. Y muchas gracias por leer, hemos terminado con esta historia]

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