Capítulo IV
Mientras estoy caminando por los enormes pasillos de la residencia aún sigo pensando en todo lo sucedido hace un momento, no creía todavía que iba a ver de nuevo a Athatriel en su forma original y mucho menos a un Arcángel; todo lo que sucedió hace 200 años no es del todo cierto ¿En verdad, qué paso hace 200 años? ¿Quién fue entonces el verdadero enemigo?
—Bueno llegamos al lugar donde teníamos planeado hablar.
—¿La Biblioteca? —pregunta Alice confundida.
—Sí, ya que de toda la residencia es el lugar mas discreto y seguro para hablar acerca de un tema delicado.
En eso concuerdo con el Rey, viendo todas las habitaciones y compararla con la biblioteca el nivel de seguridad es más alto aquí.
—Bienvenido Rey August Windsor III.
—¿Eso fue la IA de la Residencia?
—No, esta habitación tiene su propia IA la cual permite que sea tan segura —me responde el Rey mientras pone su mano en un panel táctil—. Ubi historia in scriptis servatur.
El Rey al mencionar las palabras en latín provoca que la puerta empiece abrirse lentamente permitiendo ver el interior de la habitación.
—Conque tiene reconocimiento de voz ¿eh? —menciono.
—Solamente yo puedo entrar a la habitación, además, la frase que mencioné en latín es al azar, cambia todos los días y me llega en un SMS a mi celular.
Las estanterías desde afuera parecen como si no tuvieran fin. Nos adentramos y comienzo observar varios libros de épocas antiguas, al acercarme, veo que son los de La Odisea y El Rey Arturo, aunque no lo parezca estos libros son clásicos en la literatura del mundo y son de suma importancia para tratar de entender como la magia y seres sobrenaturales han estado en contacto con nuestro mundo.
—Tristán, no te atrases.
—Voy en un momento —respondo, aun estando concentrado en los libros.
¿Estos libros tendrán que ver con algo de lo sucedido hace 200 años? Es la pregunta que ahora también tengo que responder, ya lo veré luego, ahora debo alcanzar a Alice y su padre.
Cuando llego a donde se encuentran ellos, los veo sentados en unos sillones de cuero color negro. Estos sillones cuestan una fortuna fácil unos 30 mil Jullcoins cada uno y es más de lo que yo tengo en pertenencias y de herencia en el banco.
—Siéntate joven Tristán para ya comenzar la plática.
—Sí, su majestad —afirmo sentándome en el sillón.
No puedo creerlo, este sillón es demasiado cómodo, su contextura hace que mi espalda no se sienta presionada y la suavidad lo hace la mejor cosa en la que me he sentado.
—¡Te veo cómodo Tristán!
—La realidad es que sí, este sillón es demasiado suave —afirmo relajado.
—Bueno, empecemos con...
—Perdón por interrumpir su majestad, pero si me permite preguntar algo
—Dime Tristán, qué quieres preguntarme.
En verdad será difícil hacer esta pregunta, pero quiero respuestas sobre lo que en verdad pasó hace 15 años. Por lo que decía Zadquiel no solo había portadores demoníacos, si no también un demonio ese día.
—¿Realmente fue un demonio lo que ocasiono tales atrocidades? —pregunto seriamente.
El ambiente se tornó tenso después de hacer esa pregunta, es como si esta misma afectara a ellos mismos, pero en el rostro del Rey es notorio su preocupación.
—Antes que nada, Tristán Dagger, te pido perdón por no darte ninguna información de lo que pasó hace 15 años.
Ahora todo tiene sentido, la razón de que mi maestro Kuradel no responde cuando le pregunto acerca de lo sucedido hace 15 años. Inconscientemente empecé a liberar mi magia de oscuridad por la habitación haciendo que Alice saque su espada y me apunte.
—¡Recuerda que estas presente ante el Rey!
—¡Toda mi vida pasé desinformado y con duda de lo que sucedió aquel día!
—¿Por qué estás en ese plan? —menciona mientras me apunta con su espada.
—¡Perdí a mis padres y el lugar donde vivía fue destruido completamente! —exclamo tomando la punta de la espada.
—Ambos cálmense por favor e hija baja la espada.
La espada de Alice es retirada de mí haciendo que las cosas estén aún más tensas de lo que ya se encuentran, suspiro y me siento de nuevo en el sillón para seguir escuchando a ese imbécil.
Realmente estoy enojado, pero debo seguir escuchando y tratar de no perder el control, porque en cualquier momento puedo terminar detenido por mis acciones.
—Ciertamente yo conocía tus padres y lamento sus muertes de verdad, John y Amelia eran personas increíbles. Agradezco en verdad a mi viejo amigo Kuradel que te recogiera y evitara que tu mismo te perdieras en un camino de odio.
—Padre, un momento, hablamos del mismo Kuradel verdad el que era capitán de uno de los mejores escuadrones de Espíritus Guerreros —menciona Alice sorprendida.
—Así es Alice, el hombre que me cuidó y crió de niño es ese hombre; viví cada día de mi vida entrenando, así que la próxima vez que apuntes tu espada de esa manera piensa antes de hacerlo —respondo de forma egocéntrica.
—¿Me estas amenazando Tristán?
—No, solamente es una advertencia para evitar problemas —confronto.
—Puedo terminar...
—Si, padre.
—La realidad es que debes sentirte demasiado orgullosos de ellos, aunque no lo recuerdes. Ellos eran Espíritus Guerreros y ese día cuando te encerraron en el sótano, ellos fueron al campo de batalla para intentar retener el ataque enemigo.
¿Mis padres eran Espíritus Guerreros? Por más que intente recordar, no tengo recuerdo alguno de ellos que salieran de casa a cumplir alguna misión o combatir en esos cinco años.
—Lo sé, suena raro porque los Espíritus Guerreros viven en sedes, pero ellos llegaron a un acuerdo con la Base Central de Defensa, para poder quedarse en esa ciudad y hacer su función ahí.
—Entonces como quien dice, estuvieron ahí para criarme en un lugar fuera de peligro —añado serenamente.
—El ataque de hace quince años, fue un ataque masivo, a todo el Imperio, por parte de los portadores demoníacos y un demonio. Ese día hubo demasiadas víctimas y los Espíritus Guardianes se encontraban en una misión, a excepción de mi hijo Kaal.
—¿Por qué se quedo Kaal? —pregunto mirándolo fijamente.
—La Reina Lilith se encontraba enferma de cáncer y por eso Kaal se quedó aquí para cuidarla; en cierta forma la enfermedad de la reina salvo al reino, porque gracias a eso, mi hijo se quedó y enfrento a Amon.
—Mi madre también peleó esa batalla, y por culpa de ese desgraciado, mi mamá murió tratando de salvarme —responde Alice, llena de ira apretando su mano.
Eso explica el porque se puso así conmigo en el momento de enterarse de que tengo un demonio como pacto, los dos perdimos a alguien especial para nosotros y tenemos un mismo odio por culpa de estos.
El traje que tengo ya me está molestando por el calor que guarda, nadie puede usar esto por mas de cuatro horas sin sudar, —veo la hora en mi reloj y apenas son las 7:30 de la tarde—, es realmente temprano para todo lo que hemos hablado y lo peor aún es que tengo hambre todavía.
—¿Conoces la magia de Kaal? —me pregunta el Rey.
—La verdad no tengo idea alguna, pero para ser el Espíritu Guardián y Guerrero más fuerte de Europa su magia deber ser especial —respondo pensativamente.
—Kaal tiene magia de espacio-tiempo.
—¡Un momento!, ¿eso de verdad es posible? —comento sorprendido
—Aunque detesto decirlo, mi hermano es más fuerte que nosotros dos juntos.
—La magia de espacio la tiene de nacimiento y la de tiempo por el Arcángel con el cual tiene un pacto.
Para que Alice deje su orgullo de lado y diga que alguien la supera, debe ser demasiado fuerte y más si es su hermano.
—Ese día Kall detuvo el ataque de la Capital, creando una zona fuera de realidad donde podía enfrentarse sin problema alguno a Amon, en ese lugar lo pudo matar y evitar más daños a la ciudad.
—¿Qué pasó donde vivía? —pregunto de nuevo.
—Cuando los refuerzos llegaron todo el lugar ya estaba destruido y fueron pocas las personas que sobrevivieron.
Eso lo recuerdo claramente, pocos sobrevivimos ese día de agonía, pero nunca llegué a pensar que mis padres pelearon contra los portadores demoníacos.
Mi estomago vuelve a sonar, indicando que necesito comer algo y no dudo que mi glucosa esté algo baja por no comer nada; la conversación me está dando respuestas a muchas preguntas que tengo, pero la verdadera información está por venir y es la que ahora mismo más importa.
—Iré un momento al baño por favor eviten discutir —menciona el Rey levantándose para ir al baño.
Cuando el Rey ya no se ve, el ambiente se volvió demasiado incómodo y es algo que no debe pasar ya que en dos días estaremos viviendo juntos en el mismo lugar.
—¡Perdón, por haberte presionado tanto hoy!
—¡Eh! —digo lo primero que me viene a la cabeza.
—Dije que me perdones y si…
—No hay problema y también me disculpo por la forma en la que me dirigí a ti, capitana Alice —añado relajadamente.
Esto es lo mejor que debe pasar, no quiero tenerla como enemiga, sino como una aliada en la cual pueda confiar mi espalda en un combate contra un enemigo.
—¡Veo que ya se reconciliaron jóvenes!
—Lo hacemos por el bien del escuadrón “nada mas”.
—Coincido esta vez con Alice —afirmo
El Rey se sienta de nuevo en el sillón y suspira profundamente, para después decirnos:
—Ya que se aclaró de cierta manera ese tema es hora de que vayamos al tema importante, ¿verdad?
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