Capítulo 1

    Despertar de inmediato sabiendo que era tarde para ir a la escuela era una cosa, pero ir corriendo como podía era otra. Ah si, sus cabellos en una coleta tan despeinada se notaban, llevando el suéter en la mano que no le dio tiempo de ponerse mínimo. Su estomago gruñia y ella solo había olvidado desayunar lo que su padre había preparado esta mañana para ella. Al menos podría comer algo después de entrenar.
    —¡No llegó! ¡No llego! —exclamaba mirando el portón de la escuela sonriendo, casi cerraban este en unos cuantos minutos. Ventajas de ser rápida para ella: alcanzo llegar a tiempo cruzando esta antes que el policía cerrara esta—. ¡Gracias!
    —¡Oye, mocosa! —exclamó Bird, así se apellidaba el guardia.
    Subió las escaleras como pudo ignorando al guardia de seguridad, casi brincandolos de dos en dos. El tener un retardo de la clase iniciando ciclo escolar, probablemente le terminarían aplicando un examen directo o la llevarían a detención iniciando el semestre. Ella no quería eso y mucho menos para salir. Cansada y aún corriendo atraveso los pasillos de la escuela. Se escuchaban sus pisadas contra las losetas de estas, buscaba mi salón recordando el camino con cierta rapidez, era una ventaja de ser una atleta en aquella escuela también.
    Quedando frente al salón que correspondía a la clase de las siete, abrió la puerta y para mi sorpresa y milagro para ella, no había llegado nadie. Tercer día de inicio en el semestre y ya estaba por tener una terrible jaqueca por levantarse tarde.
    Jadeante, tomando aire con cierta dificultad para respirar, camino hacia su lugar correspondiente. La azabache se sentaba junto a sus amigos, en el que solían hablar o hacerse bromas entre sí, típico de adolescentes. Esta vez no le habían prestado mucha atención a la chica de ojos marrones, agradecía en su interior aquel acto, temía que la observaran tan desareglada con unos jeans, un top color gris con una cara sonriente y unos tenis; muy despeinada que solo se hizo una coleta como pudo y ni pudo desayunar.
    —Y tarde otra vez —comento Andrew Wild, su mejor amigo y confidente. Tenia en manos su teléfono donde jugaba un buen rato videojuegos—. En serio, a este paso te expulsaran del equipo de Flag o peor.
    Andrew era un chico que media casi uno ochenta y siete, cabello en un corte largo y negro, ojos cafés oscuro, jugaba para el equipo de la escuela y hasta incluso los mejores equipos de la NCAA lo querían. Su complexión fuerte solía intimidar a algunos chicos de la escuela; cuidaba su alimentación y vida deportiva.
    —Callate —reprocho sentandose en su respectiva butaca, sacando de su bolso su delineador. Estaba dispuesta a arreglarse por la falta de tiempo que tuvo para aquel día.
    —Idiota, para la otra levántate más temprano, si el profesor Smith hubiera llegado algo temprano, serías mujer muerta —comento Connie Springer, un amigo cercano. También tenía en manos su teléfono, posiblemente todos jugaban Call of Duty en aquellos momentos.
    Connie tenía el cabello gris por herencia pero solía raparse algunas veces, ojos claros color miel, media uno ochenta, en si siempre se enfocaba en pasar sus materias a últimas. Estaba en el equipo de básquetbol, era muy fuerte pero aún así no tenía intención alguna de representar a la escuela.
    Chasquear la lengua era un defecto que tenía cuando estaba por molestarse. Delineaba sus ojos de forma rapida, aún se preguntaba el porque cuando casi no tenía tiempo le salía a la perfección el delineado, pero cuando tenía tiempo no sucedía esta situación. Muchas chicas pasaban esto en algunas situaciones con prisa.
    En eso, se escucharon pasos, por lo que la chica había terminado con el delineado a tiempo. Sin embargo, no presto mucha atención y se dispuso a enchinarse las pestañas y ponerse rápidamente rímel, era una carrera contra el tiempo cuando se trataba de arreglarse en el aula de clases.
    —Buenos días, estudiantes —saludo alegre el profesor Smith mirando al grupo, mientras que los chicos le devolvían el saludo grupal.
    El grupo de amigo dejo de realizar sus actividades, a excepción de la chica azabache, quien se propuso a terminar de maquillar discretamente sus cejas. El poco conocimiento acerca de los cosméticos le ayudaban bastante en apuros como este, sumando que su estado de ánimo de dicho día le ayudaba bastante.
    —Muy bien, antes de que inicie con la explicación acerca del cómo se evaluará este semestre, quiero felicitarlos porque están en su última etapa educativa como preparatorianos —todo el grupo agradeció como siempre, era un profesor agradable para todos y más que la mayoría de los estudiantes le encantaba la clase del profesor Erwin Smith—. No obstante, les pido una disculpa, me encontraba en la oficina del director Zackley y supervisando clases como esta, puesto que tendrán un nuevo compañero y le mostraba la escuela. Sean amables con el, proviene de otra institución y puede que sea diferente para el.
    El rubio dirigió su mirada a la puerta, donde un chico castaño entró por esta con ciertas carpetas. Tenia el cabello castaño recogido en un moño despeinado, ojos verdes tensos en el que mostraba una mirada arrogante, ah si, no le importaba lo que sucediera. Vestido con unos jeans negros ajustados dejando ver parte de sus muslos bien formados, una camisa azul celeste y encima una sudadera negra abierta portando ligeras zapatillas deportivas. Parecía en su actitud del momento que fue obligado a usar dichas prendas de ropa, de no ser así, simplemente el lo habría elegido para sentirse el mismo.
    Comenzaban los murmullos en clase de posiblemente: sus facciones tan definidas y detalladas, pómulos perfectos que cualquier chica podría tener envidia, incluso sus labios: gruesos como a las chicas podrían gustarle, el grosor de sus cejas podría dar la impresión de que era un tipo serio con la escuela y ese semblante misterioso.
    —Presentate ante la clase, no creo que tengas problema —el mayor le dedico una sonrisa amplia, mientras que el castaño se observaba que no era de muchas palabras.
Nix prestaba atención a lo que sucedía. Agradecida con haber terminado su maquillaje, miraba con atención aquellos ojos verdes que la cautivaron hace unos minutos atrás. Sin embargo, esa mirada tan arrogante mostrando frialdad se fue hacia ella, quien solo desvió la mirada bufando un poco.
    —Me llamo... Eren. Eren Jaeger —hablo con cierta seriedad el castaño provocando que algunas chicas en el salón pudieran emocionarse por su voz tan profunda que tenía.
    Mientras tanto, Eren no mostraba interés alguno en aquellas, miraba de reojo a aquella que no le quito la mirada de encima hace minutos atrás. ¿Tenía un problema con él siendo nuevo? Primer día para él y ya parecía que se lo iban a comer vivo.
    Nix simplemente ignoro a aquel chico que le devolvió la mirada con un poco de nervio en ella. No era buena con los chicos nuevos ni mucho menos comprendiendo la frialdad de esta persona nueva. ¿Quién era?

• • •

Estar fuera de la escuela preparatoria era un alivio para muchos estudiantes, para otros era inicio de sus talleres y deportes. Para el grupo de amigos era el último respiro de sus "vacaciones" que tuvieron, más porque los chicos estaban aspirando para obtener una beca deportiva con la NCAA, era el objetivo principal de Jean y Andrew este año en el Football. Marco Bott trataría de estudiar para irse a Cambridge; mientras que Nix aún buscaba la Universidad para ella y Connie solo empezaría a estudiar cuando fuera el momento justo.
    El grupo de amigos fuera de las puertas de la institución observando a los chicos salir y entrar de esta misma. Connie y Marco miraban sus teléfonos con interés por la página escolar en Facebook por noticias recientes y les gustaba la parte de las historietas semanales junto con las recomendaciones de algunas series por parte de los estudiantes que escribían esta página; Andrew, Jean y Nix por su parte solo observaban tomando una calada de su cigarrillo. Exhalaban el humo con cuidado mirando a los chicos de nuevo ingreso junto con los veteranos.
    —Última semana de aprovechar estos "lujos" —hablo el castaño rompiendo el hielo mirando al estacionamiento frente suyo bajo los escalones de la escuela con el cigarrillo en esos labios algo finos—. Y eso que en la junta del equipo dijeron que habría una fiesta el viernes.
    Esto hizo que los otros dos chicos observarán con atención a los demás del grupo. Andrew, solo se rio un poco exhalando el humo y paso su mano libre entre sus mechones de cabello largo y negro.
    —¿Una fiesta? ¿Antes de empezar la temporada y a final de pretemporada? —pregunto cínico—. Suena bien, pero no los voy a cuidar está vez.
    —Con eso que ya tienes novia, es notorio y la vas a cuidar —dijo burlón el chico de ojos miel mirando a sus amigos—. Yo al menos me cuido.
    —Connie —hablo el pecoso sonriendo nervioso rascándose la mejilla—, siempre acabas pidiendo ayuda.
    Esto hizo reír a Nix y al grupo; a excepción de Jean, solo se limito a sonreír de lado con cierta burla en su mirada.
    —Solo fue una vez —se excuso.
    —¿Estás seguro? —añadio Nix en un tono burlón—. Puedo mencionar la vez que te caiste ebrio a la piscina de los hermanos Stovell, cuando casi te golpea Fred Baker, cuando vomitaste con la chica que según querías conquistar; son muchas anécdotas.
    El chico mencionado y burlón solo se aclaró la garganta, poniendo los ojos en blanco recordando cada situación que vivió bajo sustancias nocivas para su salud.
    —Lo único que agradezco es que en el equipo de básquetbol no son muy exigentes como ustedes, Jean, Andrew —se estiró un poco al hablar mirando a ambos chicos.
    Jean tiró su colilla en el porta extintores que estaban fuera de las puertas de cristal de la institución. La parte de arriba tenía parte de granitos de arena para poder apagar los cigarrillos.
    —Te exigen pero como defensivo eres más agresivo y no ser banqueado porque eres uno de los mejores no te exigen, cuidado —mencionaba este con cuidado en sus palabras—. Aparte, sirve que nos divertimos un poco, ¿No? Andrew es el único que tiene novia, faltamos la mayoría de este grupo.
    Nix dejo de prestarles atención porque apagó su colilla del cigarrillo pero su mirada se había fijado al estacionamiento: reconocía con facilidad esa motocicleta, una Harley Davidson Sportster 1200 2016; ese chico encima mirando a todos en el manubrio sin una palabra, ni siquiera saludaba a todos los que pasaban frente suyo. Suspiro al reconocerlo y en parte le alegraba verlo.
    —Esforzarte no tiene nada de malo cuando se trata del deporte y más si mantienes tu lugar como titular y no en la banca —hablaba Wild al chico de poco cabello sobre no dejar de esforzarse para la temporada de este año del deporte que practicaba su amigo—. Siempre y cuando no te presiones mucho, recordemos las lesiones.
    Nix fue interrumpida por sus pensamientos y miraba a sus amigos medio debatiendo de dicho tema. Arqueó una ceja mirándolos hablar sobre lesiones y solo miro su rodilla con nostalgia: esta temporada no podría jugar debido a su lesión que tuvo tras varias caídas en el tocho bandera y una conducta antideportiva por parte del equipo contrario que le habían hecho. Usaba una ligera rodillera por encima de su pantalón, no era algo que le gustará usar mucho en el tiempo que le faltaba por órdenes del doctor Cole.
    —Tierra llamando a Ónix* —llamaba el pecoso a la azabache moviendo una mano frente suyo sacándola de sus pensamientos soltando un pequeño respingo—. Pregunta Jean si pasamos por ti para la fiesta del viernes.
    Una sonrisa cálida se dibujo en el rostro fino de Marco, pero Nix solo suspiro en respuesta.
    —Les aviso en la semana por mensaje, chicos, dudo que papá me deje, el sábado me toca ir a ver a mamá y los niños. Ya saben, el fin de semana irá de viaje y no quiere que esté sola —contesto Nix con una mueca ligera recordando las tareas que posiblemente estaría haciendo el fin de semana y estaría con su madre ayudando.
    No puso atención a la idea de Jean, su mente estaba más enfocada en su exnovio. El ir a saludarlo de manera educada le causaba cierta ansia por el sentimiento que ahora tenía por el. Quedar bien como amigos ahora era de cierta manera muy bueno para la relación que tenían. Al verlo de nuevo, solo provoco que sus amigos soltaran una risa ligera.
    —Con razón no nos prestas atención, estabas viendo a tu viejo galán —solto coqueto Andrew mirando a su amiga con las cejas levantadas—. Eres una loquilla.
    La chica de ojos marrones solo se rió.
    —Pues me es extraño verlo ahora, se supone que sus clases en Harvard ya iniciaron pero estamos en San José, bastante lejos diría yo, sumando la motocicleta que siempre trae —señalo con la mirada mirando a su exnovio empezando a bajar los peldaños de las escaleras.
    Los chicos se miraron entre ellos extrañados y luego a su amiga.
    —¿A dónde vas? —alzo la voz Connie viendo a su amiga girarse a verlos mientras caminaba en reversa de igual forma.
    —¡Sería de mala educación no irle a ver un momento! ¡Solo somos amigos! —grito de alguna forma la azabache que los chicos solo escucharán.
    Se giró nuevamente a observar la calle que no pasaran autos, la preparatoria Lincoln se encontraba en una cerrada que solo llegaban los autos a aparcarse unos minutos en la acera frente a esta -si es que se trataban de los padres de familia que solo recogían a sus hijos de forma rápida- y se retiraban, algunos chicos ya tenían sus automóviles y solo usaban el estacionamiento de enfrente. Sin embargo, sudo frío y empezaba a dudar lo siguiente: ¿Desde cuándo empezó a hablarle al chico nuevo? ¿Anteriormente le hablaba y no le contó?
    No lo sabía pero pronto lo descubriría.
    Acercándose poco a poco viendo cómo dentro de la reja hablaban el chico nuevo y su ex novio que se encontraba fumando un cigarrillo de tabaco, también se llevaba miradas y susurros por parte de las chicas que estaban a su alrededor en el estacionamiento; haber dejado a Levi Ackerman se volvió tan popular la noticia desde antes de las vacaciones que hasta la fecha aún estaban al pendiente de ambos o solamente de él.
    Levi Ackerman no se trataba de un chico tan extravagante: con tan solo veinte años termino la preparatoria y quedó en la universidad más atesorada en los Estados Unidos de América; era popular con las chicas por ser ese tipo de chico rudo y frío que todas quisieran, incluso muchas lo comparaban con Patch Cipriano. Si pudieran alistar su físico: la altura era lo de menos, pero esos ojos azules oscuro sumando la tez blanca y su cabello negro lacio era lo llamativo, sumando sus llamativos tatuajes en los brazos y cuerpo cuando se tomaba fotografías mientras que en su oreja, labio y ceja mantenía perforaciones vistosas ahora. Todas las chicas podrían agradecerle si el las llegará a observar con desprecio.
Nix asombrada por el cambio, sonrió amplio acercándose a la motocicleta negra de su exnovio, provocando que el castaño y el azabache dejarán de hablar cuando recién llegó. Levi le dedico una sonrisa pequeña. Había un pequeño silencio incómodo entre los tres, el chico castaño solo se dedicó a mirar su teléfono.
    —Creí que estarías en Massachusetts —hablo Nix rompiendo el hielo mirando al azabache.
    —¿Ya no puedo venir a ver la escuela y los demás, acaso? —cuestiono el contrario haciéndose el ofendido.
    La chica solo sabía que Levi tenía ese lado que demostraba sus sentimientos con los demás si estaba con alguien muy unido a él, agradecía que aún veía ese lado suyo. Miro de reojo a su acompañante que estaba a su lado: estaba tan alto y su coleta tan elegante le hacía pensar que era una persona especial en algunos tratos pero no debía juzgarlo, las apariencias engañan la mayor parte de las ocasiones.
    —No —respondio la chica sin quitarle la mirada discreta al castaño—, solo digo que me es extraño verte aquí. Y eso es un vuelo de camino hasta allá.
    Levi suspiro exhalando humo.
    —Tu ganas: algunas cosas no traje porque no iban a caber en el avión y regrese por ellas. Le diría a Kenny pero es un día de camino en auto, dudo que lo hiciera.
    La azabache sudo frío al escuchar de nuevo el nombre del tío de Levi, Kenny Ackerman, un hombre de temer en los barrios debido a su carácter duro y más que no era dejado por nadie. Con ella siempre fue una buena persona.
    —Me tengo que ir, Ackerman, fue un gusto verte de nuevo por acá —contesto el castaño chocando las manos con el azabache despidiendose con un leve abrazo—. Tengo que llegar a casa, ya sabes.
    —Fue un gusto de nuevo, Eren, estaré disponible cuando gustes —solto Levi dejando de abrazarse.
    —Nos vemos tu... —trataba Eren de recordar el nombre de la azabache cosa que está solo arqueo una ceja cruzando sus brazos—. Nos vemos en clase, mejor, nos ahorramos el nombre.
    El tono tan serio y cortante de él chico de ojos verdes fue tan notorio que la chica solo frunció el seño observando como se iba dando grandes zancadas.
    Levi se percató de esto y solo chasqueo la lengua.
    —Aun te molesta los modales, no me sorprende viniendo de Eren —señalo el azabache apagando el cigarrillo con su bota. Saco con cuidado una caja metálica rectangular pequeña con el logo de Harley Davidson Motorcycles, en el que al abrirla metió la colilla junto con otras que tenía—. Comprendelo: es nuevo, carne fresca. De hecho, ha cambiado mucho desde que se mudo de San Francisco. Dale tiempo.
    La chica de ojos marrones entendía ahora un poco más al chico nuevo. Al girarse solo observaba aquella coleta moverse mientras desaparecía entre los arbustos que había fuera del estacionamiento.
    —Tu vivías ahí.
    —Si, nos conocimos, éramos vecinos hasta que mamá decidió mudarse con Kenny y acabe cuidándote, mocosa.
    La azabache se rio al escuchar eso volteando a ver a aquel chico que llegó a ser su novio alguna vez.
    —Y yo acabe abriendo tu corazón tan frío que tenías y siempre se lo decías a Hange tan nervioso —se burló la chica haciendo que el azabache desviará la mirada algo sonrojado.
    —En eso tienes razón. Ahora que te encuentro, ¿Te llevó a casa? Nunca llegabas tarde a casa porque te llevaba en las tardes, pero tú lesión es de preocuparse. Solo te acercaré a tu calle, si es que no quieres una entrada incómoda con tu padre —se subió al Sportster 2016 y miro a la contraria sin expresión alguna expectante a su respuesta.
    Nix se subió sonriendo ampliamente abrazándolo por detrás. Levi nunca llevaba un casco, siempre era cuidadoso con su motocicleta y con el mismo con respecto a su higiene y salud física. Nunca tuvo un accidente registrado hasta el momento.
    De algún modo, terminaron hace dos meses. Nix no había aprendido a ser solitaria de alguna forma en el sentido de tener una pareja, por algo desde que rompió con ese chico de ojos azules y cabello negro solo pensaba en sexo. El primer mes fue bastante doloroso para ella y el, llorar por una relación de dos años era lo fuerte, y más si fue un amor mutuo y muy limpió. No obstante, Levi supo que hacer para lidiar con esa soledad y trataba de superarlo por el mismo, aún no amara a Nix como antes eran amigos. En cambio, la azabache era un desastre y no sabía cómo estar en la soledad con respecto a eso, solo ayudaba a su satisfacción y apetito sexual usando algunos chicos para eso. No tenía nada de malo, pero siempre buscaba no decir el nombre de su exnovio o tocar ese tema cuando los chicos lo decían antes de tener sexo, podría a tender a llorar o ya no querer nada con el.

    Al llegar a casa, bajo de la Sportster 2016 y miro sonriendo a su ahora amigo. El la observaba sin expresión alguna pero se sentía ligeramente nostálgico a su lado: la mujer que alguna vez amo ahora estaba soltera.
    La chica de cabellos azabache se giro y le sonrió amigable como el día que se conocieron. Era un pequeño silencio incómodo hasta que Nix decidió hablar:
    —Gracias por traerme, hace mucho olvide cómo era que tú me trajeras.
    Nix suspiro con suavidad y se encogió de hombros. Una relación de casi dos años si era doloroso por el tiempo que habían pasado juntos, sumando todo lo bueno que fue. La universidad era prioridad de su exnovio igual que la de ella el ver en cuál quedarse para estudiar.
    —No lo hagas, quería ver una última vez tu casa y los alrededores de San José antes de irme otra vez a Massachusetts —respondio Levi ladeando la cabeza a un lado. En eso se giro y su semblante cambio a una curiosa—. ¿Se están mudando al 548?
    Dicho esto, Nix se giro a observar la casa de enfrente de la calle cerrada en la que vivía: hombres de mudanza bajaban cajas pesadas de distintos tamaños. Una pareja entraba a la casa con un sillón con un tapizado color vino muy peculiar; los empleados que llevaban cajas salían del hogar sumamente sudados y cansados. Al parecer estaban casi terminando, porque una señora vestida con una falda color marrón hasta los tobillos, una playera de manga larga color rojiza y unas alpargatas color negro estaba firmando ciertos documentos con el portapapeles. Nix al no llevar sus lentes puestos, solo distinguía poco de las acciones. ¿Quienes serían los nuevos vecinos de la avenida Mayelle?
    —Ni sabía hasta ahora que lo mencionaste, no creí que usarán la casa del viejo Seth desde que falleció —comento la chica bajando sus brazos y miro de nuevo al azabache—. Tal vez después sepa quienes son.
    —Si, claro, con eso que eres a veces muy social —sumo en un tono burlón el chico de ojos azules mirando a su exnovia—. Solo ten cuidado, ¿Si? Yo me retiro, en unas horas es mi vuelo.
    Nix se rió levemente dándole la razón al contrario. Se acercó a el para despedirse de un beso en la mejilla y lo miro sin borrar su sonrisa amigable.
    —Con mucho cuidado, me avisas cuando llegues a Harvard —se despidió la chica separándose escuchando un "Lo haré, Nix" de parte del contrario.
    La azabache observo como el mayor arrancaba la motocicleta y se daba la vuelta, emprendiendo su camino lejos dejandola sola. Si algo agradecía la chica de ojos marrones era que estaba en casa a salvo. El 545 de la avenida Mayelle de San José no quedaba lejos de la escuela que asistía.
    Sin más que hacer, solo saludo de lejos a la señora que vio. Ahora está se encontraba regando el pasto, cosa que está misma le devolvió el gesto de una forma amigable. Nix lo hacía por educación que le habían enseñado desde que era una niña algunas veces, y esa costumbre no se le iba por más que deseara hacerlo.
    Se giró caminando por el pequeño sendero de cemento que daba a su casa y entro a esta con sumo cuidado.

    Entrar a casa, dejar en su cama su mochila y bajar de nuevo porque empezaba a tener hambre era la rutina diaria de Nix. Vivir con un padre paleontólogo no era el problema, sino, cuando tenía que quedarse sola y su madre hacia un gran escándalo por esto mismo.
Caminar por la sala que daba hacia la puerta principal, las escaleras, los sillones grises que hacían dueto con el papel tapiz azul de las paredes hasta llegar al comedor encontró una nota de su padre escrita a mano en un pedazo de papel blanco:

"Nixxie, tardaré un poco en llegar a casa.
De todos modos avísame cuando llegues para salir a verte. También avísale a tu madre. Espero llegar antes de lo esperado".

    Bufo un poco.
    Ser hija de padres separados era algo tedioso en ciertas cosas, según ella, pero a la vez solía ser lo mejor cuando ya no había esa flama, esa chispa cuando sabes que realmente existe amor entre dos personas. Sin embargo, la azabache siempre se preguntaba: ¿cuándo podría tener una comida con su padre a una hora? Justo como antes cuando ella llegaba, su padre llegaba a comer con su madre, sus dos hijos y ella.
    Ahogada entre la nostalgia y melancolía, suspiro haciendo caso a la orden que le habían dicho. Sin embargo, podría sobrevivir sola con hacerse de comer y más lo que había sobrado del día de ayer: algo de pasta y milanesa no sería nada malo. Retocando el tema de sus padres, procesaba el superarlo poco a poco, según las terapias del psicólogo escolar.
    Calentando en la estufa su comida, miraba como la pasta fría empezaba a sonar en la sartén poco a poco, mientras que en otro quemador sonaba la milanesa freírse con suavidad. Al menos la comida le haría estar felíz un pequeño rato.

    —¡Nixxie, ven! ¡Ya llegué! —exclamo su padre desde abajo con cierto entusiasmo en sus palabras.
    Dejando de realizar parte de los primeros apuntes del profesor Evans (el más estricto de la escuela junto con el docente Shadis), solo llego a dar su clase sin presentarse; salió de su habitación para ir con su padre. Dar la evaluación, por parte del docente de Artes, de un sesenta porciento de proyectos y sumando lo restante que sería el examen teórico junto con algunas tareas dejadas durante cada parcial, si era algo pesado para los estudiantes. Nix solo no estaba tan confiada con respecto a la asignatura que enseñaba el profesor Evans: Artes; sería bastante pesado por sus proyectos y más que algunos de estos requerían participar en actividades frente a media escuela o bailes que para la azabache no eran de su interés.
    Bajando las escaleras con cuidado, se fue a la sala encontrando a su padre sonriendo dejando sus cosas en el sofá, como era costumbre de este algunas veces. El mayor portaba un pantalón de vestir color negro, una camisa de cuadros color azul fuerte mostrando y llevaba unos zapatos de vestir; su cuerpo robusto y algo con sobrepeso lo hacía ver cómo una persona tosca, la piel algo morena por parte de las quemaduras del sol por su trabajo y cuando se van de vacaciones la familia entera en el mar. La chica de ojos oscuros sonrió y abrazo a su padre con suavidad, saludandolo de beso de mejilla como lo solían hacer.
    —¿Cómo te fue? —pregunto la chica separándose del abrazo sentandose en el sofá.
    —Bien, algo pesado en el laboratorio, pero genial. De que verás un nuevo fósil, lo verás —respondio su padre felíz.
    —Genial, iré a la inauguración —respondio Nix sabiendo que siempre era así, aunque su sonrisa desapareció después—. ¿Eso tiene que ver con la salida del sábado?
    Su padre negó con la cabeza.
    —No, lo de Nuevo México es ir a firmar unos papeles y ver que los siguientes fósiles estén bien preparados para su exportación a Washington. Sé que no te gusta que vaya, pero es parte de esto. Te lo compensare después, Nixxie —hablo su padre mostrándole una sonrisa de lado a su hija poniendo su mano en su hombro. Comprendía el dejarla sola, actualmente no pasaba mucho tiempo con su hija por la situación de viajar a excavaciones, museos, supervisar exportaciones, entre otras cosas más por parte de su trabajo.
    Nix asintió con la cabeza, pero suspiro un poco.
    —Ahora, te iba a decir que antes de algo -su padre se quitó el saco colocando esté en el perchero de la sala—: vamos a conocer a los nuevos vecinos. La señora Phillips me comentó de se mudaron unos nuevos vecinos a la cuadra y que mejor para saludarlos, darles una cálida bienvenida.
    En ese momento la azabache maldijo bastantes veces a la vecina Phillips por pasarle el chisme a su padre, más que no quería salir porque quería acabar con la primer tarea del profesor de Artes y forrar los primeros cuadernos que le habían pedido.
    —Ando un poco ocupada, tu sabes —hizo una pausa haciéndole señas al azabache mayor con sus manos—: tarea aún siendo primer día, forrar mis cuadernos...
    —¡oh, vamos! No nos quitará más de diez minutos, hija. Después llegamos, cenas y haces lo demás. Son las seis con veinte, no tardaremos mucho; solo se amable con los nuevos, recuerda que es por educación y no tener problemas con estos.
    La chica de ojos cafés acabo aceptando la oferta a regañadientes por lo sucedido. Salió junto a su padre de su casa, cruzando la avenida con cuidado. A pesar de que vivían en la cerrada, los carros solían no tener cierto respeto por las personas que cruzaban está algunas ocasiones.
    Ver en la puerta marcada con los números de metal 548 hacía que Nix recordara a la señora que vio hace rato. Llevaba sus lentes ahora sí, cosa que podía ver con mejoría todo, ser miope con un poco de astigmatismo tenía sus desventajas.
    Puso sus manos en su pantalón observando como su padre tocaba el timbre con ligereza. Se escuchaba ruido de cajas abrirse, una linda pareja hablarse tan amoroso que a Nix solo le daban náuseas de esto. Vio a su padre con un gesto de asco por la plática tan melosa que existía. El mayor solo se rió un poco.
    —¡Buenas tardes, deben ser los vecinos, ¿No?! —exclamo una señora de ojos color miel abriendo la puerta esbozando una enorme sonrisa. Se notaba la gentileza de esta en su habla; vestía de una falda color marrón hasta los tobillos, una playera de manga larga color rojiza y unas alpargatas color negro como hace rato, el cabello recogido en una coleta de lado y sin maquillaje por ahora. El cansancio estaba muy presente en su rostro, pero su acento era bastante peculiar—. Tu eres la chica de hace rato, una disculpa si no nos saludamos como es debido, estaba ocupada con la mudanza.
    Nix trago en seco.
    —Disculpeme a mí por no saludarla como es debido, señora, tenía unas cosas que hacer rápido —se excuso rápido la chica apenada poniendo sus dedos en la frente.
    —¡No pasa nada, querida! —anexo la contraria.
    —Un gusto, señora, me llamo Callum Knight, padre de esta jovencita que no saludo hace rato —solto una ligera risa nerviosa el contrario poniendo sus manos en los hombros de su hija y extendió su brazo saludando a la nueva vecina.
    —Soy Nix. Nix Knight —se presento la menor sonriendo extendiendo su mano, dándole un ligero apretón a la señora.
    —¡Un gusto a ambos! Soy Carla Jaeger, nos veremos muy seguido. Pero, ¿dónde están mis modales? ¡Pasen, pasen! —exclamo Carla dejando entrar a sus invitados a la casa.
    Nix se giró a ver a su papá entrando dando a entender que no quería entrar mientras que su padre solo alzo las cejas de hacer caso a los nuevos en la colonia. Esto le hizo suspirar un poco y aguantarse la desesperación de irse a casa.
    —¡Cariño, tenemos visitas! ¡Vamos hijo, baja también! —exclamo la nueva dueña de la casa y sonrió a sus invitados.
    Se escucharon pasos largos caminando desde la cocina hasta llegar al pórtico dónde estaban los invitados.
    —¿Invitados? ¡Genial! —exclamo una voz gruesa entrando a la pequeña parte del pórtico que daba entrada a las escaleras del segundo piso. Era un hombre alto, con una complexión algo delgada, tenía el cabello suelto hasta el cuello, usaba lentes con una camiseta blanca y un pants color negro. El bigote y barba era característico de su rostro de igual forma, sonreía extrañado al ver las visitas—. Soy Grisha Jaeger, un gusto.
    Extendió el castaño su mano, cosa que el azabache la tomo saludando con una sonrisa leve.
    —Soy Callum Knight, y ella es mi hija, Nix. Somos vecinos —recalco el mayor presentándose.
    —Un placer —saludo la menor sonriendo al contrario.
    —¿Nix? ¿Es bíblico? —pregunto la señora Jaeger mirando a los dos interesada.
    —No, es griego —contesto Callum sonriendo—. Cuando nació le pusimos así, no nos gustan los nombres comunes en parte.
    —Interesante, usted no es de aquí ¿Cierto? —interrogo Grisha.
    El padre de Nix asintió con la cabeza.
    —Soy de Inglaterra pero me mudé aquí con mi familia —el azabache sonrió suavemente—. ¿Ustedes tampoco son de aquí? Por el acento, un poco.
    Nix solo sonreía levemente escuchando de manera atenta mientras pensaba en poner una buena excusa para poderse retirar con su padre, no quería mostrar una mala cara a sus vecinos después de un rato.
    —No, somos de Alemania. Llevamos años en San Francisco pero nos mudamos aquí. Algo mejor para la oferta escolar de nuestro hijo —solto Grisha sonriendo con suavidad abrazando a su esposa de los hombros con un brazo.
    —¿Tienen un hijo? —pregunto sorprendido Callum.
    —Si, solo que no ha bajado aún le haya hablado hace minutos atrás —comento la castaña escuchando pasos bajar con cuidado. Era un muchacho algo, con el cabello recogido en un moño despeinado, llevaba un jogger color gris junto con una playera negra pegada y unas zapatillas deportivas. Se notaba que estaba sudando, posiblemente hacia ejercicio arriba o seguía ayudando con la mudanza—. Oh, llegaste, Eren. Te presento con los vecinos: el es el señor Callum y ella es Nix.
    Nix al ver al más algo de ojos verdes solo trago en seco y desvío discretamente la mirada. Eren repitió el acto, pero se mostró más serio de lo que observo hace rato en su clase de Historia y en la plática que tuvo con Levi.
    —Un gusto, Eren Jaeger —saludo con educación el castaño apretando las manos de ambos—. A ti te vi en la escuela, que sorpresa.
    Nix se limito a mostrarle una sonrisa falsa al contrario, las palabras de Eren fueron tan irónicas que para ella fue incomodo.
    —Seria bueno que fueran juntos a la escuela, digo, es una chica y hay mucha inseguridad en otros sentidos. También sirve que socializas un poco —comento Carla a su hijo, se notaba en las palabras que decía su emoción de que esté hiciera amigos—, siempre y cuando el señor Knight quiera.
    Nix y Eren solo se miraron de reojo cuestionando si la idea era tan buena para ambos ir juntos a la escuela, más que solo llevaban un día de conocerse y sin hablar. Existiría un limbo incómodo entre ambos.
    —Diganme Callum, cualquiera de los tres —comento el inglés sonriendole—. No es mala idea, siempre y cuando ambos vayan con cuidado y no a otra cosa.
    Las palabras últimas del señor Knight eran serías: ¿Porqué su princesa debería ir con alguien que acababa de conocer? Mientras Nix fuera segura y ella se sintiera cómoda, no habría problema alguno de irse con el chico de ojos verdes.
    —No pasa nada, sirve que hace amigos en la escuela -interrumpio Nix como último—. Estaremos bien, siempre y cuando el quiera.
    Eren solo asintió con la cabeza. Para Nix esto era una señal de un chico de pocas palabras y más acción. No le interesaba al castaño saber sobre la azabache, ni siquiera hacer amigos. Solo quería terminar su escuela a como diera lugar.
    Dicho esto, los mayores tendieron a hablar sobre la avenida yéndose a la sala de los nuevos vecinos. Al saber que ambos chicos estaban algo de acuerdo con la idea, hablarían de ello también. No obstante, Nix al caminar un poco, solo vio a Eren subir por las escaleras de madera sin decir alguna otra palabra. Esta acción hizo que Nix solo se fuera aburrida a la sala con los adultos, tal vez no sería tan malo hablar con estos a escuchar monosílabos e ironías salidas del castaño.
    Nix solo quería irse a su casa a acabar sus cosas pendientes que estar escuchando historias de ambas partes del como llegaron a San José.

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Ónix: es una variedad de piedras preciosas que pertenece al grupo de los silicatos, tectosilicato y con variante de calcedonia del cuarzo. Son muchas las propiedades de esta roca, ya sea a nivel esotérico y mineral.

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