Capítulo 5:

- ¿Y cómo piensas hacerlo? - me preguntó Alice.
- Le tendré que pedir su número a la directora.
- Supongo que volverás a tu actitud de no hacer nada.
- Exactamente. Sí el no cumple su parte del trato, yo tampoco.
- No es su culpa.
- Me da igual.
- ¿Entonces nos vemos mañana?
- Supongo.
Había pasado el fin de semana y el Martes me tocaría volver a la clase con Jackson. Si pretendía terminar el curso me tocaría ir pero no tenía forma de contactar con Jackson para preguntarle por la hora y el sitio. ¡Y desde luego no pensaba preguntarle a Regina! Me despedí de Alice y cuando ella se dirigió a la salida, yo me fui al despacho de la directora. Llamé y entré cuando oí la invitación de la directora.
- Perdona que la moleste. Necesitaba pedirle... - empecé a decir.
Entonces vi a Jackson sentado frente a su madre.
- Ay que casualidad. Justo Jackson me estaba pidiendo tu número porque al parecer se le han perdido algunos contactos. ¡Esta tecnología! - se rió.
Sonreí incómoda. ¿Y qué decía yo ahora?
- Bueno, ¿qué necesitas?
Mierda.
- Eh... pues yo... - intenté pensar en algo rápido - Es algo similar. Jack no me dio su número y esperaba a que me escribiera para la clase de mañana.
- Bueno pues ahora que estáis los dos aquí podéis solucionarlo. Y cielo, no llegues tarde a piano.
- Adiós - dijo dándole un beso en la mejilla.
Le seguí cuando salió del despacho.
- Al menos veo que no piensas saltarte la clase - me dijo con una sonrisa.
- ¿Podrías dejar de ser tan amable? - bufé.
- ¿Qué tiene de malo?
- Eres insoportable - respondí poniendo los ojos en blanco.
- ¿No será que te gusto? - me preguntó con una sonrisa malvada.
Estallé en una carcajada y seguí andando hasta dejarle atrás.
- Sigo necesitando tu número.
Saqué el móvil del bolsillo y se lo entregué para que marcara su número. Se llamó a si mismo y cuando mi número apareció en su pantalla colgó y me devolvió el móvil.
- ¿Entonces mañana a qué hora? - le pregunté cuando salíamos del edificio.
- ¿A las 4? Como la última vez.
- Vale. Adiós.
Estaba a punto de irme cuando vi a Regina fulminándome con la mirada. Me di la vuelta y miré a Jackson con una sonrisa.
- ¿Qué tramas? - se rió.
- Nada nuevo.
Me acerqué a él y le di un beso en la mejilla muy cerca de la comisura de los labios.
- Hasta mañana - dije imitando el tono chillón de Regina.
Jackson se echó a reír y no pude evitar pensar que era realmente mono. ¡Pero seguía siendo un niño mimado al que no quería soportar!
- Deberías espabilar o llegarás tarde a piano - le dije mientras andaba de espaldas para mirarle.
Pareció despertarse de su ensimismación y sacó las llaves de su coche. Le vi pasar corriendo por mi lado y el olor de su colonia me invadió. ¡Dios mío que maravilla! Cuando pasé junto a Regina la sonreí triunfante y ella apartó la mirada y siguió hablando con Natalie y un chico de otra clase. Estaba en la parada del bus cuando noté el calor en el pecho. Miré a mi alrededor y corrí hasta un callejón.
- No es un buen momento. Estoy al lado del insti. ¡Alguien podría verme!
- No soy yo quien lo elige.
- Mierda. Kithiana - murmuré mirando a mi alrededor como una loca.
Una luz oscura me envolvió. Ahora tenía un problema y es que debía esconder la mochila. Trepé hasta el techo del instituto y la dejé junto a uno de los bancos que había en la azotea. No sería raro si alguien la encontraba ahí.
- ¿Cómo sé a dónde ir?
- Instinto. Y antes de que preguntes, no. No es una broma.
Cerré los ojos y respiré hondo. Sin saber muy bien cómo, sabía a donde dirigirme. Corrí a una velocidad de vértigo hasta el campus de la universidad. Varios estudiantes huían despavoridos mientras gritaban de terror.
- No veo nada raro - dije buscando el origen de aquel escándalo.
Detuve a un estudiante.
- ¿Qué ocurre? - le pregunté.
- En la Biblioteca. No he visto nada pero todo volaba por los aires - contestó a toda velocidad antes de seguir corriendo.
Me dirigí a la Biblioteca y esquivé varios libros que había salido disparados hacia mí. De nuevo busqué al culpable pero salvo varios alumnos asustados, no vi nada.
- ¡Todos fuera! - grité.
Ayude a todos los alumnos a salir. La Biblioteca se quedó en silencio.
- ¿Puede ser un error?
- Las Reliquis mágicas con miles de años de antigüedad no cometen errores. Estate alerta - me dijo Kithiana
- ¿Llego tarde? - preguntó una voz a mi espalda.
- Para nada, rubiales - le respondí.
- No veo a nadie.
- Pues tenemos un problema. Yo tampoco.
Una estantería cercana se balanceó y cayó sobre nosotros. Mi compañero me apartó y ambos caímos al suelo. Miré en dirección a la estantería pero de nuevo nada.
- No quisiera ser descortés pero, ¿podrías apartarte?
Me giré hacia mi compañero y me di cuenta que había caído sobre él. Su rostro estaba muy cerca del mío y algo en esos ojos verdes me era familiar. Estaba segura de que alguna vez le había visto pero como Kithiana me había explicado, no sabría quién era a no ser que me desvelara su identidad. Me aparté y me puse en guardia.
- ¿Que será?
Le mandé callar con un gesto y traté de escuchar con atención. Me pareció percibir una presencia y traté de acercarme. Una estantería cayó de nuevo pero la esquivé sin problemas. Oí murmullos fuera y me fijé en que varios estudiantes miraban por la ventana y grababan con los móviles. Me concentré de nuevo en la posible criatura.
- Creo que es como un camaleón - le indiqué a mi compañero.
Tenía el arco preparado por lo que coloqué una flecha para la siguiente. Oí unos pasos y detecté algo sobre una de las estanterías cercanas. Tensé la cuerda y disparé. La flecha explotó en un humo negro que golpeó una figura humana.
- Ey, rubiales. ¿Haces los honores?
Sacó una de sus espadas y saltó sobre la estantería. Aunque trató de escapar, algunas partes habían quedado teñidas de color negro y mi compañero pudo seguirle la pista con facilidad. Atravesó el cuerpo con la espada y cuando volvió a su forma orginal recogió el cuerpo de la chica.
- Es escalofriante como puedes cortarle la cabeza o cualquier otra barbaridad y no les hace nada - murmuré viendo el cuerpo intacto de la víctima.
Algo se lanzó sobre mí y caí al suelo.
- Raven - gritó el chico de la máscara.
Golpeé el aire con el arco hasta que di con algo.
- ¿Vamos a usar esos nombres en serio? - pregunté acercándome a él.
- ¿Por qué no? Aunque veo que le has cogido cariño a lo de rubiales.
- Supongo que tendremos que acostumbrarnos.
De nuevo se acercó pero de alguna manera le sentí llegar y le esquivé. Saqué una flecha del carcaj y la clavé en algo invisible. Soltó un gemido y mientras trataba de quitársela, White Fang le clavó una de sus espadas.
- ¿No podías dejármelo a mí? Tú tienes a la chavala en brazos.
- No iba a dejar que te llevaras todo el mérito.
- Hay que sacarlos de aquí y llevarlos al hospital - dije acercándome a la otra chica.
- Sabes que después de la transformación se recuperan sin problemas - contestó.
- ¿Qué hay de eso de ayudar y salvar a la gente?
- Touche - se rió.
Cuando salimos del edificio unos sanitarios cargando un par de camillas se acercaron. Dejamos a las víctimas en el suelo y se encargaron del resto. Varios alumnos aplaudieron y vitorearon.
- Debo decir que esto me gusta más - le susurré a mi compañero.
- Si han llegado las ambulancias no le debe quedar mucho a la policía. Deberíamos irnos.
- Un placer trabajar contigo, Fangs.
- Lo mismo dijo, Raven - contestó con una reverencia.
Bufé algo divertida y corrí a algún lugar sin tanto espectador. Recuperé mi forma habitual y regresé al instituto. Subí hasta la azotea por ls escaleras y recuperé la mochila de la que me aseguré que no faltaba nada. Volví a casa y entré a la panadería donde tenían puestas las noticias.
- Estos nuevos héroes no solo han devuelto a la normalidad a los estudiantes demonizados, sino que además se han asegurado de que recibían la atención médica necesaria. Han sacado los dos cuerpos de las víctimas y los han llevado hasta los sanitarios - explicó la presentadora -. Varios estudiantes han compartido sus testimonios.
La pantalla cambió y salió el chico al que le había preguntado que ocurría.
- Estaba alejándome de los que habían dmeonizado y me crucé con ella. Con Black Raven. Me preguntó dónde estaban. Había algo realmente reconfortante en ella. En cuanto la vi supe que todo se arreglaría.
- Habíamos quedado atrapdas en la biblioteca y Black Raven nos ayudó a salir - dijo otra alumna cuando apareció en pantalla.
- Es cierto. ¡Y no solo a nosotros! Éramos varios los estudiantes que seguíamos allí encerrados. La puerta estaba bloqueada pero la abrió como si nada - añadió el chico a su lado.
De nuevo cambió la pantalla y salió una chica muy bajita y delgada con la melena pelirroja.
- Yo vi a White Fangs. Como la policía dijo que no eran de confianza, dudé. Pero él me salvó. Con el escándalo, muchos estudiantes corrían a empujones y me caí. Él calmó a todos y me ayudó a llegar a un lugar seguro. De no ser por él podría haber acabado pisoteada.
Un grupo de tres estudiantes se convirtieron en lo protagonistas.
- Les vimos por la ventana.
- Fue alucinante.
- Eran unos demonizados invisibles. No sé ni como pudieron con ellos.
- No sé de donde han salido pero parece que lleven toda la vida luchando juntos.
- La policía no tiene ni idea. Ellos están ahí solucionando el problema y ayudando a la gente. Son unos verdaderos héroes.
- Como siempre, el jefe de policía, el Sargento Hawkins, ha declarado que estos supuestos héroes no son más que civiles y deberían apartarse. Sin embargo, todos los habitantes de Blue Lake parecen de acuerdo en que llevan a cabo una labor fundamental - volvió a decir la presentadora.
- Cariño, ya estás aquí - dijo mi madre.
- Me dejé la mochila en el insti y tuve que volver.
- Como mañana tienes clase con Jackson, he llamado a su madre para pedirle que sea en su casa. No quiero que corráis riesgos. Ha estado de acuerdo, por lo que Jackson te recogerá a la salida del instituto para llevarte.
Gruñí exasperada.
- Sé que no te hace gracia pero tengo algo que te animará.
Me guió hasta la cocina de la pastelería y me enseñó dos bandejas.
- Hemos hecho estos nuevos dulces.
Ante mí encontré unas plumas negras y unas colmillos blancos. Miré a mi madre alzando las cejas. Mi padre que se encontraba allí limpiando una encimera, se rió ante mi reacción.
- A mi también me ha parecido algo excesivo - se mofó.
- La gente adora a estos nuevos héroes. Es una oportunidad de oro.
- ¿Qué son?
- Las plumas son de caramelo y los colmillos de praliné bañado en chocolate blanco.
- Uh. Delicioso - dije cogiendo una pluma para probarla.
Desde luego estaba riquísima.
- Me encanta.
- Las empezaremos a vender mañana pero esta tarde vamos a regalar algunas para promocionar.
- ¿Puedo coger otra?
Mi madre me tendió de nuevo la bandeja y cogí otra pluma.
- Gracias - contesté dándole un beso en la mejilla antes de ir hacia las escaleras para subir a casa.

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