Marzo de 2009

Se despidió de la mujer rubia y bajó del autobús cuando le dejaron salir de él. Estaba empezando otro día más, esperaba a sus amigos para entrar juntos a clase en cuanto abrieran las puertas y se sentía orgulloso de llevar en su mochila la exposición bien preparada que tendría a última hora.

El tiempo no acompañaba a su radiante sonrisa mañanera. Estaba nublado, hacia mucho viento y se preveían lluvias a lo largo de la mañana. Hyungwon, previsible, ya llevaba consigo un mini paraguas.

"¡Hyungwon!" uno de sus amigos cruzaba el paso de cebra alzando un brazo para saludarle. También parecía muy feliz. "Buenos días, ¿has traído la exposición? Ah estoy muy nervioso"

"Joohoney tranquilo, es a última hora. Podemos repasar entre cambio y cambio." Sonrió hacia su amigo.

Las puertas se abrieron y todos los estudiantes entraban como una manada dentro del instituto. Claro, sólo pasaba eso cuando hacía días de frío porque cuando el sol de las mañanas, cálido y primaveral, nadie entraba corriendo a clase. Hyungwon se quejó por la tardanza de sus otros amigos y con el peli-blanco a un lado entró a clase.

"Ya llegarán. No nos dejarán tirados porque dependemos de esta nota para la final" le susurró cuando Hyungwon entró a clase un poco menos feliz.

Hyungwon suspiró. "Eso espero honey..."

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"Te lo dije joder. Esos capullos no son capaces de mantener su palabra"

Jooheon estaba tan cabreado por haber suspendido la exposición que Hyungwon no se atrevió a decirle nada porque tenía razón. Desde que los otros dos chicos se pusieron con ellos para la exposición, Hyungwon ya se olía que no acabaría bien.

"Les voy a partir las piernas" Dejó con brusquedad la mochila en la mesa mesa redonda del comedor.

"Tampoco es eso honey... Sí, nos han dejado tirados y no podemos hacer la exposición otra vez pero pero no es plan de matarles" se sentó enfrente suya. "Ya pensaremos en algo para sacar la materia"

Jooheon iba a decir algo más pero unas risas irreconocibles que se acercaban a ellos, hizo que la poca calma que le había transmitido su amigo se fuera por la borda, levantándose furioso y yendo hacia uno de ellos para propinarle un buen puño en la nariz.

"¡Jooheon!" Cuando se quiso dar cuenta, tenía a su amigo peleando contra los dos impresentables compañeros de grupo.

Hyungwon se levantó cogiendo las dos mochilas y corriendo para separar a al peli-blanco con la ayuda de otros chicos que estaban alrededor de ellos.

"De qué coño vas" uno de ellos se limpió el labio de sangre mirando a Jooheon. "Sólo nos queríamos disculpar" miró al otro y este asintió asustado.

"¿Riéndote a carcajadas? No se puede contar con vosotros para nada. No os volváis a acercar a nosotros o tu labio no será lo único que te parta" Se alejó de ellos arrastrando a Hyungwon del brazo sin prestar atención a los murmullos de los demás alumnos.

A este punto ya le daba igual faltar a las tres últimas clases.

"Me vas a arrancar el brazo Joo..."

Hyungwon tiró de él antes de que se pusiera a andar debajo de la lluvia. "¡Para por favor!"

"Lo siento Hyungwon" El peli-blanco le soltó y le miró avergonzado. No le gustaba actuar así delante de él. "No volverá a pasar te lo prometo"

"Claro que no porque no pienso hacer más trabajos con gorilas como vosotros." se cruzó de brazos molesto "ya te he dicho que no le des más vueltas. Ahora te van a expulsar y adiós a tus notas finales"

Jooheon, a pesar de haberse mostrado como le había descrito el alto, agachó la cabeza avergonzado y abrazó a Hyungwon esperando ser perdonado.

"Si ahora arréglalo con un abrazo..." Hyungwon se mantuvo frío los dos primeros segundos pero el cariño que tenía por su amigo no le permitía estar más tiempo enfadado, así que le abrazó con fuerza.

"Oye...¿no crees que hay mucho silencio?"

El coche de su hermano mayor apareció, aparcando frente a las puertas. Hongbin salió corriendo del coche.

"Hyungwon tenemos que irnos" ni siquiera miró al amigo de su hermano pequeño. "Vamos tenemos que darnos prisa" le quitó la mochila de las manos.

"¿Espera que pasa? No podemos irnos, las clases no han terminado y Jooheon no puede volver solo. Recuerda que es Jueves y se queda a comer con nosotros" Hyungwon le miró haciendo incapie en lo último para recordárselo.

"¡No hay tiempo! Jooheon te vienes también."

Se dio la vuelta para volver al coche con las mochilas de los jóvenes y paró en seco al no oír más pisadas.

"¡Vamos joder!"

Hyungwon y Jooheon se miraron sin entender nada. Decidieron no enfadar al mayor y corrieron junto al él hasta el coche.

No vieron venir lo que estaba apunto de suceder.

⛓️💉

Fueron horas en las que estuvieron huyendo de algo que ni Hyungwon ni Jooheon conocían. Tal vez si Hongbin les contestara a sus preguntas, podrían hacerse a una idea. De pronto, el mayor de los tres aumento la velocidad, poniendo en peligro a todos cuando empezó a esquivar los cientos de coches que se amontonaban en la carretera. Hyungwon se agarró a su cinturón y cerró los ojos, Jooheon no podía apartar los ojos de lo que estaba pasando ahí fuera.

"Hongbin, ¿que está pasando?" preguntó sentándose más cerca de Hyungwon. "¿Por qué la gente pierde el control?

"Os lo explicaré todo cuando lleguemos al bunquer"

Los coches dejaron de ser los protagonistas para cuando se adentaron a un frondoso bosque. Los pinos parecían tocar las nubes grises y el silencio era abrumador. Hyungwon abrió los ojos y se quedó pensativo por unos minutos hasta que reconoció el lugar.

Flasback 2003

ㅡ Hyungwon, cielo, esté es mi rincón secreto. Algun día tú serás quien venga aquí cuando quieras estar solo y desaparecer. Aquí hay suministros y botiquíines como para muchos años, es como una casa con mucha seguridad.

ㅡ Yo no quiero desaparecer papi

ㅡ Tal vez ahora no pero cuando seas más mayor lo comprenderás.

Fin del  Flasback

Hongbin detuvo el coche delante del bunquer e hizo que se bajarán de prisa. Los chicos estaban asustados y desconcertados, cuando vieron como el mayor abría el bunquer con el desbloqueo de huella se quedaron alucinados porque eso siempre aparecía en las películas de ciencia ficción que siempre veían los fines de semana.

Entraron en el bunquer y al instante una voz programada de mujer les dio la bienvenida encendiendo las luces de aquel lugar. Hongbin bloqueó la puerta y llevó a los chicos hasta una de las habitaciones.

"No podemos salir de aquí... Empezará a llover" les dijo tomando asiento en una de las camas. "Hay un virus en la lluvia, en el agua...joder ni siquiera yo lo entiendo"

Hyungwon se sentó a su lado y le dio la mano. "Explicate por favor, nos estas asustando"

"Papá me habló de que esto pasaría algun día. La sociedad para la que trabaja desarrolló un virus que ahora ha empezado a matar. Se presenta en el agua de lluvia y quien la toque empieza a tener combulsiones hasta que muere... Por eso creó este bunquer, para protegernos aunque Jooheon no estaba en los planes"

El mencionado, con lágrimas en los ojos empezó a temblar.

"Eso es imposible. ¿Un virus?. ¿Qué pasa con mi familia? ¿Por qué no la has traído?" empezó a acercarse al mayor muy nervioso.

"Ya lo he dicho, no estabas en los planes. ¿Acaso ves tres camas aquí? No. Si te he traído es por Hyungwon." se llevó las manos a los ojos antes de ponerse a llorar. "No sé qué va a pasar ni que tengo que hacer"

Hyungwon quería llorar porque la historia parecía cierta ya que su hermano casi nunca lloraba delante de él. Pero no podía desmoronarse.

Con un nudo en la garganta miró a sus seres queridos y les sonrio a pesar de no tener fuerzas para ello.

"Si papá creó este bunquer, seguro que hay muchos más por la zona..." suspiró "recorramos este lugar y mantengamonos en alerta ¿vale? Todo...todo irá bien"

Después de hablar, los tres se abrazaron y más tarde cuando la lluvia se empezó a oír con intensidad, se refugiaron bajo las sábanas mientras Hongbin vigilaba la puerta. Jooheon y Hyungwon unieron sus manos y cerraron los ojos. Estaba preocupado por su amigo, ¿y si perdía a sus padres? No soportaría ver a su mejor amigo sufrir de esa manera.

"¿Qué estará pasando ahí fuera Wonnie?" susurró con los ojos cerrados.

"Espero que solo sea una falsa alarma..." se acurrucó más contra el peli-blanco para que así pudieran descansar los dos.

Lo más duro ocurriría a la mañana siguiente de los próximos siete años que les obligarían a estar encerrados en esa pequeña casa a la que pronto se le acabarían los suministros

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