1. Un cadáver sobre el altar
Cualquiera diría que era un asesinato ritual. Podría tratar de algún loco religioso o alguien que estuviera en contra de aquel templo, no sería extraño con las innumerables denuncias de acoso y abuso sexual hacia el líder de aquel templo que ahora se sospechaba se encontraba sobre el altar desollado con las manos entrelazadas sobre el pecho, atadas por listones blancos y un loto negro sobre la boca.
Luo Binghe, detective de la oficina de investigación de ciudad Cang Qiong desde hace 5 años, era solo otro de los asesinatos de a quien la prensa había apodado "Loto Negro". Para Luo Binghe era "Shizun", alguien con tanto talento solo podía ser llamado maestro.
Nunca lo diría en voz alta. El Loto Negro había sido una pesadilla para la oficina de policía desde hace dos años, a veces podían pasar meses hasta encontrar un nuevo cadáver, posicionado en la misma posición, con las manos atadas con un lazo blanco y un loto negro sobre la boca, a veces desollado, a veces quemado, simplemente deformados para dificultad su reconocimiento, pero siempre dejados en un lugar que fuera emblemático de la víctima y que quedara a la vista de todo el mundo.
Nadie entendía como era capaz de salirse con la suya. Nunca habían grabaciones, no había testigos, no había pistas. Simplemente era un genio que Luo Binghe no podía evitar admirar en secreto.
- No encontrarás nada, es el Loto - susurro Luo Binghe mientras veía como Shang, del equipo forense, trabajaba en encontrar alguna pista alrededor del altar. Tomaba muestras de todo lo que encontraba, buscaba huellas en la alfombra o partículas en los alrededores, sobre las bancas, el altar o el cuerpo. Nunca había nada.
- Algún día cometerá un error. No puede ser tan listo.
La comisura de su labio se elevó ligeramente, trato de ocultar aquella atractiva sonrisa fingiendo un ataque de tos. Shizun era verdaderamente muy inteligente y muy hábil. Sabía que era su trabajo, pero al mismo tiempo deseaba nunca encontrarlo, seguir admirando su trabajo hasta el final. Y quizás era porque él y Shizun tenían algo en común, ambos odiaban a esas personas... Personas millonarias que podían salirse con la suya por tener dinero, personas que eran la escoria de la humanidad pero todos los veían como héroes o santos.
Jin GuangShang, líder del templo religioso de LanLing, heredero de una enorme fortuna que había sido cultivada por muchos años a través de aquella secta religiosa que se había convertido en el credo principal de aquella región hace solo 50 años. Muchos lo conocían por las obras benéficas, pocos lo conocían por las orgías que organizaba en el sótano de aquel templo y por ser un maldito imbécil. No sabía cuántos hijos tenía para ese entonces, mucho menos las víctimas a las que había contagiado con un cultivo de enfermedades venéreas para ese entonces. Solo unos años atrás el escándalo de un hijo ilegitimo que había sido empujado por su propio padre por las escaleras tuvo que ser callado por cualquier otra noticia que llamara la atención del público, los creyentes seguían diciendo que aquel chico de 15 años en ese entonces era un farsante que solo quería llamar la atención y su madre una prostituta mentirosa. Lo cierto... era que ese sujeto estaba mejor muerto.
- ¿Lo han identificado? - pregunto Jin Zixuan, el único hijo legítimo del líder del templo, heredero de toda aquella fortuna. El único decente en el clan Jin si preguntaban a Luo Binghe, técnicamente había abandonado a su clan después del escándalo de su medio hermano, se había casado y tenía un hijo que pronto cumpliría un año. Conocía los crímenes de su padre, lo detestaba y asqueaba.
- Aún no tenemos una confirmación - admitió Shang Qinghua - el laboratorio analizará el ADN.
- Atraparemos a quien hizo esto - prometió Luo Binghe, una promesa vacía, se había acostumbrado tanto a ellas que ahora las soltaba sin darse cuenta.
- No... ¿eso es lo que hace, cierto? El Loto Negro, asesina personas como... él. Algo que la policía no hace.
Sin respuesta. La opinión del Loto Negro en la comunidad era contradictoria. Para aquellas personas que conocían la oscuridad que ocultaban sus víctimas era una especie de salvador, un héroe que hacía la tarea que para la Policía era imposible. Para el resto de personas era simplemente un asesino que iba detrás de personas poderosas, alguien que deseaba llamar la atención, que atemorizaba a la población. La verdad... es que era simplemente una pesadilla para la policía.
Por un lado, realmente estaba haciendo su trabajo, la mayoría de policías parecían admirarlo aunque fuera solo un poco por deshacerse de aquella escoria, quienes se quejaban eran aquellos que dejarían de recibir un soborno porque uno de sus clientes había muerto a manos del Loto. Por el otro, seguía siendo un asesino. Tener un asesino serial rondando en tu ciudad siempre era mala publicidad.
*
- ¿Qué encontraron esta vez?
La pregunta del Sargento Liu resonó en toda la comisaría. La respuesta era simple: nada. Nunca encontraban nada. Liu Qingge supo leer el ambiente por una vez en su vida, Luo Binghe nunca entendía como aquel hombre con la sensibilidad de una piedra había llegado a ser Sargento de Policía y, peor aún, su jefe. Cuando lo conoció cuando era apenas un joven y muy ilusionado oficial lo admiraba hasta cierto punto, era un hombre justo que siempre defendía a los más débiles, cuando subió de rango trató de mantener sus principio por delante de todo... pero el poder estaba corrompido, había cosas en las que no podía interferir. Ellos aún estaban muy abajo en la cadena de mando como para poder hacer algo en contra de aquellas injusticias.
- Si me lo preguntas, a veces creo que sería mejor que nunca lo atrapemos - soltó Luo Binghe mientras apagaba el cigarrillo que había estado fumando al lado de la ventana.
- Si el comisionado te escuchara decir eso estarías en la calle, Luo. - gruño.
- Que extraño que el comisionado Wu esté tan interesado en atrapar al Loto, parece que es más una piedra en su zapato que un peligro real.
- Es un asesino.
- Hace el trabajo que nosotros no podemos hacer.
- ¿Qué pasará cuando termine con su lista? ¿no crees que comenzará a asesinar policías porque nos considera como aliados de aquellos a los que él odia?
- Oh... ¿acaso el sargento tiene miedo de estar en la mira del Loto? - se burló.
Liu Qingge gruño, no agregó nada más a la conversación, cerró con un "termina tu trabajo" y regresó a su oficina.
Luo Binghe nunca se había llevado bien con Liu Qingge, era solo unos años mayor que él, cuando ambos eran cadetes solían competir en cada cosa, Luo Binghe ganaba la mayoría de las veces, estaba en una mejor condición física y era más inteligente, pero cuando falleció su madre tuvo que retirarse por un tiempo, estaba en una muy mala condición después de la muerte de su madre y no pudo regresar en mucho tiempo. Cuando regresó, Liu había subido varios puestos, lo que también lo hizo cambiar. Liu Qingge como cadete era un aficionado a la justicia, creía que el mundo debía ser justo, cuando se convirtió en sargento... se convirtió en uno más de ellos. Aún trataba de hacer lo mejor que podía (Luo Binghe podía ver y admitir eso, quizás ese sentimiento de justicia permanente en su compañero era de las pocas cosas que quizás admiraba solo un poco de él), pero había cosas a las que él sabía debía hacer la vista gorda y otras de las que estaba obligado a encargarse.
Él no era una blanca paloma, por supuesto que no. Mucho antes de la muerte de su madre quizás lo había sido, tenía esa idealizada de la justicia en la que los malvados recibía su castigo y los buenos ganaban siempre, idea que había surgido de la ficción de algunas novelas que leía en la biblioteca pública o las series policiacas que pasaban en televisión pública los fines de semana por la mañana. Antes de la muerte de su madre nunca había pensado en recibir un soborno, fue después de ella que descubrió el oscuro mundo en el que estaba envuelto y dejó de importarle cualquier cosa. Al menos hasta la aparición de Loto.
*
Después que terminara su turno se dirigió a un bar.
Había tomado esa costumbre desde la muerte de su madre, necesitaba beber algo para poder dormir sin tener pesadillas. Cada noche, recordar las circunstancias en las que su madre había muerto, todo lo que había descubierto después de su muerte y, aún así, tener que continuar con su trabajo en el departamento de policía al que poco después fue involucrado en el primer caso del Loto. Su rutina después del trabajo era la misma desde ese primer caso, terminar el trabajo, ir a un bar cercano, conocer a alguna mujer (de vez en cuando algún hombre) y llevarla a casa para pasar una noche con ella. A veces se odiaba tanto. Sabía que su madre estaría muy decepcionada si supiera en lo que se había convertido.
- Hola, quiero una Demons Realm, gracias - escuchó la voz a su lado, una voz suave pidiendo cerveza barata.
Luo Binghe se giró para ver a quién pertenecía aquella voz, una mujer muy delgada con el cabello largo negro hasta la mitad de su espalda, lacio como una cascada y gafas redondas sobre sus ojos de un profundo verde, llevaba una camisa negra sin mangas debajo de un suéter grande verde olivo. Mentiría al decir que no escapó un suspiro por sus labios cuando le vió. Quizás había pasado demasiado tiempo viendo a aquella persona que esté giró, una sonrisa se dibujó en sus labios rosados.
- No deberías beber eso, es muy mala. Es como beber orina con alcohol.
- Sí, es realmente muy mala - se burló mientras tomaba asiento a su lado - pero... no conozco nada mejor, es lo que hay de donde vengo.
- Oh... ¿primera vez en la ciudad?
- No realmente, llevo... algo de tiempo aquí. Pero no conozco a muchas personas, así que... no había tenido ninguna razón para salir a beber algo.
- Deja que te invite a algo mejor - Luo Binghe llamó al bartender - dos Emperor's Smile, pongalas en mi cuenta.
El bartender asintió, no tardó demasiado en traer ambas bebidas y retirar la cerveza barata que había servido antes, Luo Binghe frecuentaba ese bar, era claro lo que iba a suceder esa noche. La mujer de ojos verdes volvió a sonreír y agradeció en silencio.
- Así que... ¿qué te trae hoy por aquí? ¿una ocasión especial para celebrar?
- Podría decirse que sí - sonrió mientras se recostaba de la barra, haciendo que el suéter que llevaba resbalara un poco por sus hombros, mostrando su blanca piel y la línea de la clavícula. Luo Binghe estaba babeando al verle. - soy fotógrafo, no muy importante a decir verdad... bodas, eventos y esas cosas... ya sabes, para sobrevivir y pagar alquiler, pero... por fin logré conseguir una exposición.
- Es genial - sonrió Luo Binghe - Quizás... pueda ver algo de tu trabajo después.
- Suena bien - sonrió de vuelta - y... ¿qué te trae a ti aquí, oficial?
- ¿Oficial? ¿qué te hace creer que soy policía?
- Tienes la pinta de serlo. Tengo... una especie de don para leer a las personas... y tu placa se asoma por tu pantalón.
Luo Binghe se burló de sí mismo, al mismo tiempo se sintió más interesado por la mujer frente a él, porque si se había fijado en la placa que apenas se asomaba por debajo de su camisa, sujeta en su cinturón, significaba que se había fijado en otra parte de su anatomía, por la sonrisa juguetona y la mirada de la desconocida parecía que estaba en lo cierto.
- Detective. - corrigió.
- Detective - sonrió la desconocida, repitiendo lentamente a la vez que llevaba su bebida a sus labios y tomaba un sorbo, hizo un gesto cuando sintió el sabor - no está mal, aunque prefiero las cosas dulces.
- Es curioso que lo digas cuando habías pedido una bebida que es más fuerte.
- ¿Qué te hace pensar que no me acerque aquí solo para hablar contigo?
- ¿Es así? En ese caso... lo lograste.
- Casi siempre cumplo mis objetivos, detective.
- Y... ¿piensas ir a otro lugar después de salir de aquí? - preguntó, estirándose un poco en su lugar, la mirada de la desconocida se paseó lentamente por él, un efecto que casi siempre lograba en las mujeres después de un tiempo de conversación. - Yo... podría acompañarte, si quieres.
- Es una propuesta muy arriesgada, detective - habló, inclinándose un poco hacía donde él se encontraba, con sus largas manos jugaba con el borde del vaso que aún estaba sobre la barra. - ¿realmente te gustaría jugar este juego?
- Puedes apostar.
- En ese caso... salgamos de aquí y continuemos esta conversación... en algún lugar más privado.
Luo Binghe sonrió. Pagó la cuenta y ambos salieron, apenas habían puesto un pie en la calle cuando la desconocida se lanzó hacia él y comenzaron a besarse, sus labios eran dulces con el lejano sabor del alcohol en su aliento, bajo para besar su cuello mientras le empujaba contra la pared de ladrillo del bar, respiró el suave aroma a lavanda de su piel, bajo dejando algunas marcas, escuchó los suaves suspiros que su pareja de esa noche soltaba y sus manos comenzaban a pasear por debajo de la ropa de la desconocida.
- No tan rápido - le detuvo, tomando el rostro de Luo Binghe con ambas manos - hablemos en un lugar más privado ¿sí?
- Conozco un lugar.
*
Su departamento no estaba muy lejos del bar. Ambos entraron a tropezones al apartamento mientras se besaban desesperadamente como una bestia que no ha comido en semanas y había encontrado el banquete más delicioso, sentía el pantalón demasiado apretado desde que salieron del bar, la ropa comenzó a volar, a pesar del clima frío de la ciudad, sentía tanto calor como si hubiera entrado al infierno.
El colchón crujió cuando el peso de ambos cayó sobre este, el suéter olivo y la camisa negra habían terminado olvidados en algún lugar del suelo del apartamento al igual que su propia chaqueta, camisa y pantalones, bajo besando el abdomen de su compañera, acariciando sus piernas por sobre el apretado pantalón negro. Se deshizo del cinturón y bajo los pantalones, se detuvo por un momento. Volvió a sonreír y burlarse de si mismo al ver la sorpresa que guardaba su conquista de esa noche.
- ¿Qué ocurre, detective? - preguntó en una voz seductora, una sonrisa juguetona se formó en sus labios mientras se apoyaba sobre sus hombros - ¿no le gustan las sorpresas?
- No tengo problemas con las sorpresas.
Inmediatamente, volvió para bajar la ropa interior de su compañero y lamer el pene semi erecto del otro, más suspiros escapaban de sus rosados labios mientras sus manos sujetaban con fuerza las sábanas negras de su cama, Luo Binghe había introducido el miembro de su compañero en su boca, sintiendo el sabor salado del pre semen, succionando mientras disfrutaba de los sonidos de placer de la boca del desconocido a la vez que comenzaba a juguetear con la rosada entrada de este. En el pasado había estado con hombres por curiosidad, descubrió que disfrutaba tanto del sexo con hombres como lo hacía con las mujeres.
Tomo de un cajón una pequeña botella de lubricante y un paquete de condones nuevo, mientras estaba haciendo eso sintió como su compañero desconocido se inclinaba y comenzaba a pasear sus manos por su miembro. Luo Binghe soltó un largo suspiro de placer al sentir como las pequeñas manos de su compañero lo tocaban y masajeaba de arriba hacía abajo.
- Tiene un arma impresionante, detective - bromeó - no estoy muy seguro de si entrará.
- Haré lo que pueda. Te sentirás bien, confía en mí.
El desconocido de ojos verdes volvió a sonreír, se recostó de nuevo, con sus piernas abiertas, Luo Binghe lamió sus labios al ver el apretado orificio rosado. Uso un poco del lubricante entre las piernas de su compañero mientras volvían a besarse, el desconocido continuaba jugando con su miembro con una de sus manos.
Tal vez Luo Binghe tenía esa mala costumbre de acostarse con cualquiera que le llamara mínimamente la atención, pero al menos podía presumir que todas sus parejas casuales habían sido satisfechas después de pasar una noche con él. Podía decir que por las expresiones y los gemidos que su compañero reprimía contra su boca, lo estaba haciendo bien. Cuando comenzó a introducir su miembro en la entrada de su compañero, no pudo reprimir soltar un gemido, había pasado mucho desde la última vez que el sexo se sintió tan bien, pensó que quizás se debía a que su compañero de esa noche era alguien curioso, realmente le atraía más de lo que cualquier otro de sus compañeros casuales lo habían hecho. Comenzó dando estocadas lentas, disfrutando del momento, disfrutando de los gemidos y las expresiones de su compañero de ojos verdes que de vez en cuando abría los ojos y lo veía, con una sonrisa juguetona en su rostro.
En algún momento, el desconocido comenzó a tomar el control, empujándolo sobre el colchón y montándolo, con sus manos sobre su abdomen mientras se impulsaba arriba y abajo, tomando el ritmo. Luo Binghe miraba maravillado como el de ojos verdes lo montaba, sus rosados labios ligeramente abiertos y sus ojos verdes brillosos por el placer. La luz que entraba por la ventana, ligeramente azulada, le daba un toque etéreo que lo enloquecía.
- ¿Ves... algo que te gusta, detective? - preguntó de forma pícara, con esa sonrisa que comenzaba a encantarle.
- Mucho... algo que... me gusta mucho.
Esa noche, después de llegar al clímax, volvieron a hacerlo un par de veces más. Lo suficiente para quedar agotados.
*
Cuando Luo Binghe despertó, el delgado desconocido de ojos verdes ya no estaba en su apartamento. Había dejado una nota sobre la mesa al lado de la cama, una frase simple:
"Fue divertido. S."
No pudo evitar reírse. Era extraño ser el que era abandonado la mañana siguiente, normalmente era difícil deshacerse de sus conquistas de la noche anterior, algunas lo seguían hasta que se cansaban, dejando sus números de teléfonos y esperando una llamada a la mañana siguiente. Se sintió un poco molesto, era la primera vez que si estaba deseando volver a encontrarse con uno de sus acompañantes casuales.
Y ni siquiera sabía su nombre.
*
- Llegas tarde - saludo Liu Qingge cuando llegó a la comisaría.
- Si, no te importa - suspiró - ¿hay algo nuevo?
- Te reuniras con el nuevo perfilador para hablar sobre el Loto.
Luo Binghe lo miró con una ceja alzada. Trabajar con los perfiladores siempre era un dolor de culo, nunca tenían nada nuevo. Incluso habían trabajado con una especie de medium que los hizo dar más vueltas de las necesarias para terminar en la nada.
- ¿Uno nuevo?
- Su nombre es Shen Jiu. Fue enviado desde el Distrito Central, es psiquiatra... dicen que tiene un buen curriculum, ha ayudado a la policía del Distrito Central en muchos de sus casos más difíciles, el comisionado Wu cree que puede ser de ayuda para encontrar al Loto... o al menos para ayudarnos con los casos no resueltos.
- No importa que tan bueno sea, el Loto nunca deja pistas.
- Sí, todos sabemos que admiras a ese asesino, pero en algún momento cometerá un error.
Lo dudaba, pero decidió no decir nada. Volvió a tomar la chaqueta que había dejado sobre su silla y salió de nuevo de la comisaría para dirigirse al despacho personal de aquel doctor.
Estaba a una hora de la comisaría, era una clínica en un lujoso edificio del centro, en la recepción había un hombre joven que tenía muy mala cara, Luo Binghe se acercó para presentarse, el hombre, cuya cara se le antojaba muy golpeable, le dijo que esperará, luego marcó algo en el teléfono e informó al doctor Shen sobre su presencia. La recepción estaba muy ordenada, con paredes blancas decoradas con algunos cuadros de paisajes, una planta de bambú decoraba una esquina junto a una pecera con peces koi que nadaban en círculos. Los sillones eran de piel, más cómodos de los que acostumbraban a estar en las salas de espera de los doctores que había conocido.
- Detective Luo - llamó el asistente con mala cara - el doctor Shen lo recibirá ahora. Pase a su oficina.
- Bien - asintió, pasando el escritorio del asistente y entrando a la oficina principal.
La oficina era mucho más grande de lo que había esperado, las persianas estaban cerradas en ese momento, las paredes estaban pintadas de un color crema más oscuro que la sala de espera, la luz era cálida, la habitación estaba apenas iluminada por una lámpara en la esquina de la habitación, había un sillón amplió de color verde oscuro frente a una elegante silla de color negro. El suelo de madera estaba cubierto por una alfombra de color verde oscuro. La pared contraria a la ventana estaba cubierta por un estante lleno de libros, reconoció que alguno de los títulos eran de psicología.
- Esperaba su visita más temprano, detective - habló el llamado doctor Shen que se encontraba dándole la espalda, su largo cabello negro como la tinta caía suelto hasta abajo de su cintura, estaba leyendo algo que Luo Binghe supuso era el expediente de el Loto. - Realmente, odio cuando las personas llegan tarde.
Luo Binghe se quedó congelado cuando Shen se giró para verlo. Era el mismo hombre delgado de ojos verdes con quien se había encontrado la noche anterior, sostuvo la respiración por un momento.
Luego... una sonrisa se dibujó en su rostro.
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Si han seguido mis delirios hasta ahora, sabran que ando corriendo detrás de un fic ShenTwinsxBingge desde hace mucho tiempo, esta idea nace de esos delirios... primero: este es solo... una especie de trailer o muestra si quieren verlo así, me es difícil escribir thrillers pero voy a intentarlo, también me tendré que disculpar de aquí en adelante por las malas escenas de sexo que voy a escribir, simplemente porque no sé escribirlas y posiblemente haya muchas de esas en este.
No daré muchos detalles, como ya dije, este es solo una primera muestra de lo que sería este fic. Es algo un poco diferente a lo que me he acostumbrado a escribir y trataré de alejarme tanto de lo que he escrito como me sea posible simplemente porque quiero experimentar así que... agradezco sus comentarios.
Gracias por leer, espero que les haya gustado esta pequeña muestra 😘
🖤
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