39.- Seguridad ★⳻

⚠️ Mención leve de temas como problemas de confianza, sexualidad y reacciones a un trauma❗️ Se es pedida discreción.

Seong-su dejó caer el abrigo sobre mis hombros, ese que yo había jurado olvidar después de replanteármelo en el camino. Le agradecí en silencio, colocándolo mejor para cubrirme del frío, y mi guardaespaldas extendió su mano hacia mí para tomarla. Lo hice sin miedo alguno, aún considerando a la gente que podría estar viendo.

Pero antes de dar otro paso lejos del vehículo, Seong-su colocó un gorro de lana sobre mi cabeza—. Adoro tu valentía, corazón, pero queramos o no, tienes una reputación que cuidar.

Yo gimotee sin quererlo, escuchándolo reír antes de que jalara de mi mano para avanzar. Acomodé el gorro, descubriendo que era el regalado por mi madre, uno gris y con orejitas tejidas como las de un gato, o por la forma, las de un zorro.

Completamente protegido ahora por la lana y la tela, avancé al lado de Seong-su, disfrutando de la coordinación entre nuestros pasos y los tonos negro y café que las diferenciaban, además de su material, claro. Yo usaba las botas policiales de mamá, y él botas que se notaban de marca, cafés. Sonreí ligeramente comenzando a saltar un poquito, por la alegría más que nada.

Las miradas entonces no importaban mucho, con el cubrebocas puesto, gorro y ropa extra siendo una de las razones, pero la mayor de ellas por el chico a mi lado... Yo era paranoico, desde siempre, me alertaban miradas con duración de tres segundos, me incomodaban los olores externos y artificiales, o no muy de mi agrado, vivía con la mirada al suelo y en movimiento, en alerta.

Siempre en alerta, como hacían las presas...

Pero con Seong-su no sentía necesidad de ocultarme, era mi igual y de algún modo mi contrario más grande. Desde el primer día había sido esa fortaleza que necesitaba. Un sólo agarre de su mano en la mía y sentía que no importaban las miradas prejuiciosas, porque sólo eso eran. Juicios mal hechos por cosas que no conocían, que ni yo conocía, y es que, una parte era mi instinto y otro, mis temores...

Y de haberlos...

—Dan, habla ya. —Parpadee, confundido y algo adormilado, soltando el brazo de Seongsu cuando sentí que me dormiría de nuevo como en el carro—. Estuviste en silencio desde que la chica nos saludó antes de pedir las palomitas.

Fruncí las cejas ligeramente, hastiado. La muchacha había pasado cada tres segundos suspirando y halagando a Seong-su, y quizá era infantil, pero me había molestado. Demasiado.

—No es nada... Sólo que- Que la gente parece sentirse muy con el derecho de ser fastidiosa —troné mi cuello, sin siquiera entender mi propia molestia y parlotear sin sentido, y cierta parte se avergonzaba, porque yo no era así—. Ni siquiera sabe ella si tienes pareja y se la pasó todo el rato con ojos de borrego, y meneándose, que no crea que no noté como se alzaba el pecho. Y no me molesta, pero fue incómodo, mucho, ¡ni me escucho cuando pedí lo mío y lo repetí como idiota!

La mano de Seong-su apretó mi cintura, haciéndome parar de hablar para mirarlo. Y de pronto, sentí la realidad caer de golpe, mis mejillas acumularon sangre y yo replanteé mi hablar.

"¿Había sido grosero?"

"¿La había insultado, ocupó ir a pedir disculpas, o a él le ha molestado?"

—No vuelvas a insultarte. —Ninguna de mis ideas.

—¿Qué?

—Ya me oíste... Toma las palomitas, y no vuelvas a hablarte de ese modo. Tienes razón, la chica fue grosera, y agradezco que me dijeras —besó mi cabeza antes de abrir la sala "número 7" a la que los boletos indicaban—. Lo avisaré al jefe del local.

Eso me crispó. Dejé de andar en la sala aún iluminada, mirándolo—. No es necesario, son cosas mías. No puede corregirse a todo el mundo sólo porque hace algo incorrecto, seguro no lo hizo con mala intención, ella no sabía. Yo mismo no escucho en ocasiones cuando-

—Dan , entiendo tu punto. —Él tomó de mis hombros, impulsándome a andar para dar la vuelta a las escaleras hacia nuestros asientos—. Y será exagerada mi reacción, pero estoy seguro que no se puede ser tan sugerente en el trabajo... Tu viste sus acciones, yo escuché sus palabras. Créeme, cualquiera que trate a sus clientes sin siquiera estos haber mostrado algo que lo justifique es suficiente para ser tomado como reprimenda de los superiores. Puede ser incómodo y poco ético, incluso ser tomado por acoso. Así que, tengo lo suficiente para no ser sólo un capricho de mi pareja.

Volví a sentir la sangre enloquecer en mi sistema, y no sólo hacia mis mejillas. Hubo un cosquilleo, algo extraño que me llevó a agradecer cuando tomé asiento y él a mi lado, apretando los muslos y mirándome a mí mismo como si pudiera responder lo que ocurría.

—No somos pareja —susurré, avergonzado, notando a la gente que comenzaba a llegar y a los pocos que eran.

Aún. —Seongsu rio, haciéndome mirarlo—. Además, eso era, ¿no? Frente a ella y frente a todos, con o sin un título entre ambos, te debo respeto. Esto es mutuo, y no comenzaré a dejar pasar lo que te incomode. Lo dije: "yo te invito, te complazco."

Otra vez algo burbujeó, en el pecho, en mis mejillas, en el vientre, y sólo dejó de ser tan abrumante cuando comenzaron los anuncios estridentes, llevándome a apretar un poco los labios. Seong-su lo notó—. ¿No quieres que vayamos en medio? —Yo negué.

—No es necesario, los boletos ya están comprados y puede que otra gente los ocupe. Además... —miré al rededor, a mi espalda y a un lado, las puertas estaban abiertas—, de asustarme lo suficiente puedo salir corriendo más fácil. Tiene sus ventajas.

Seong-su me observó unos segundos, yo a él, no importaba si las luces se iban por momentos, las pequeñas de alrededor seguían encendidas, y entonces creí que, gracias a la iluminación ahí dentro: el rojo le quedaba bien. Hermoso...

Tragué, nervioso, cuando cierta intensidad se notó en sus ojos, la misma que siempre se encontraba.

—Dan, ¿puedo... preguntarte algo? —Tan sólo asentí, él suspiró—. Yo comprendo lo que pasa con eso, las puertas, pero... ¿qué hay de mí? —Lo miré, confundido, y pareció entenderlo—. Me refiero, ¿por qué conmigo la puerta está cerrada?

Voltee a ver la pantalla, la misma terminaba de mostrar una de las promociones de las películas y comenzaba otra. Estimaba, era la última.

Acomodé la caja de palomitas en mis piernas, y pedí a Seong-su mi refresco de manzana para colocarlo en el reposabrazos a mi derecha, y el que estaba en medio de ambos, desocupado, lo alcé, acercándome hacia él con algo de indecisión hasta reposar la cabeza sobre su hombro. Él dudó, hasta que con su mano me rodeó, acariciando ligeramente. Sonreí.

—Eres paz... No lo sé con exactitud, el por qué de tu pregunta, pero desde el primer día he notado muchas cosas sobre ti. —Los focos se apagaron finalmente por indicación, y la pantalla igual, por unos segundos, decidí callar en lo que el ruido volvía a llenar la sala—: Eres paciente conmigo, y cuidadoso, también muy atento. Tú... siempre eres calma, incluso hueles a menta, y a cosas que me gustan —sentí mis mejillas volver a calentarse y suspiré, intentando ordenar lo que quería decir—. Es como cuando me duermo entre mis peluches, en mi cama, con mis cosas, cuando estoy solo, o lo estaba... es distinto a como ocurre con Yue, porque eres todo eso y muchas otras cosas que me confunden un poco, pero eres todo eso seguro para mí.

Él sonrió con levedad, y sentí cierta amargura, mirándolo—: Cariño, sé lo que quieres decir, pero...

—Pero nada —refuté, entendiendo a lo que quería llegar—. Tú eres bueno, mi pecho... Yo... desde el primer día sentí que mi corazón estaba unido a ti, me gustas. No sólo tu físico, eres... —apreté los labios, agachándome para ocultarme en su cuello—. Me gusta todo de ti, eres seguridad, eres todo eso que me hace sentir seguro, y no te tengo miedo. Confío firmemente en eso, tus ojos lo dicen, lo dicen todo. —Lo señalé, amenazador—. Nunca fallo en esas cosas.

—No puedes conocer por completo a la gente desde el primer día.

Eso me molestó—. No, no puedes. —Pero admitía que había cierta razón—. Conoces a la gente día con día, pero hay cosas que advierten cómo son realmente. Tú, por ejemplo, te diviertes sacándome de mis casillas.

Sin evitárselo, Seong-su rió con algo de fuerza, aún si en la escena ocurría algo de lo más común. Seguramente la gente nos vería como a dos locos.

Dos locos que no habían parado de parlotear desde el inicio de lo que, se supone, venían a ver.

—Bien, en eso puedo estar de acuerdo. Es un deleite verte discutirme.

Y lo capté. El cosquilleo en el bajo vientre no eran nervios, ni ganas de ir al baño, ni nada que viese completamente tranquilo.

Estaba excitado.

Con el rostro caliente me acomodé en el asiento, volviendo a colocar la barrera de plástico entre nosotros y sintiendo que la piel me hervía por completo, como si hubiese sido hasta doloroso alejarme de Seong-su. Pero no lo era, no había dolor, sólo... Sólo calor.

Cubrí mi boca, nervioso, ansioso. Yo ya lo había sentido, desde esa primer plática, había sido sólo un pequeño pensamiento, claro. No le había tomado la importancia que debería, y ahora...

—¿Estás molesto? —Me alejé antes de que tocase mi mejilla, y aquello pareció dolerle un poco, lo noté por la mueca en su rostro, y aún así, intento tomar mi mano. Permití que tocase mi meñique, y no porque las sensaciones dejaran de crisparme.

No. De hecho, parecían burbujear de forma más incómoda, acelerando a mi pecho y haciendo parecer que toda respiración se registraba demasiado rápido. Los músculos dolían de forma extraña, y abajo... Abajo era extraño.

Había un dolor raro, presionando, y casi palpitante.

Tragué saliva, ansioso, notando las manos de Seong-su. La piel endurecida por los entrenamientos, por los años, pareciendo incluso rica, piel más tostada que la mía. Mis ojos no dudaron en vagar por sus brazos notando el vello en los mismos, lo impecable de cada poro, sin lunares y tragué con fuerza. Yo estaba pensando de más, mucho, ¡mucho!

No podía ocurrirme que la idea de ver su piel un poco más libre de lunares me estuviese gustando, ni siquiera un tono de piel, ¿era siquiera posible eso? Digo- Entendía que me gustaran sus ojos, sus labios, o su rostro, pero- Pero de ahí a que me gustara la estructura que rodeaban a sus huesos. ¿Qué era eso? ¿Piel sexual? No, de hecho, ni eso. No sólo era su piel. Incluso el recuerdo de los músculos de su espalda parecían empeorar el dolor en mi entrepierna.

Entonces... ¿entonces me gustaba el sistema muscular del chico?

Joder. Si que soy extraño. Lo soy, nadie estaría tan contento por ver a la persona que le gusta estar tomando por una pajilla, ni siquiera por el movimiento en su garganta al tragar, o por el fruncimiento en sus labios al tomar. No, no. Algo en mí no estaba reaccionando bien.

Quizá- quizá me averíe.

Porque incluso los pensamientos que llegaban no eran normales ni propios. Quería sentarme en su regazo, o quizá lamer su cuello, quería... quería...

Quería muchas cosas, y en mayoría aliviar la tensión en mi cuerpo, pero nada de eso tenía sentido si la cabeza me decía que Seong-su era el alivio a esas cosas. Así que, hice lo más sensato...

—Sunnie... —Acudiría a mi segundo lugar seguro después de Seong-su. Él me miró—, te-te... Tengo que ir al baño.

—¿Te acompaño?

—¿Qué? —Habla por cortesía, es por lo que ha pasado, ¡él no tiene ideas raras!—. ¡No! No es necesario. Puedo llegar solo.

Algo pareció frustrarlo un poco, apartando la mirada y regresando a su anterior postura mientras me levantaba—. Bien... pero no tardes, o iré a buscarte.

Negué al gusto mimado que sentía porque me cuidase tanto, porque incluso lo que habría visto bien porque me gustara, ahora era raro. Y llevaba a ideas raras.

Necesitaba calmarme.

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"𝟑𝟗: 욕망"
(Lana del Rey - West Coast)

[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para visualizarlo.]

Ok, para este capítulo no tenía ni la menor idea de que esto acabaría así, jaja Así que se me complicó escuchar canción, -porque últimamente no he escuchado mucha-, y luego recordé mi obsesión por Lana del Rey desde que estoy joven y lo mucho que juraba que entendía lo que pensaba, jsjsj

-Sí, de tener cantante de infancia, diría a Lanita-

⭐️✨

Capítulo inspirado en moi y en cómo noté que mi crush me gustaba ya no sólo de lo lindo. Juro que lloré y me asusté mucho 😭, pero ya estoy intentando aceptar que es normal y que no soy una aberración por sentir algo así. TT

Así que, espero les haya gustado, y nos vemos en el próximo capítulo ~

¡Bye!

💜🦊

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