27.- Complacer ☆⳻

Sin duda alguna, otoño era mi estación favorita, y después estaba invierno, pero su intermedio, eso era lo que más amaba. Los presagios de copos de nieve cayendo sobre el asfalto, sobre las hojas secas en tonos cafés, anaranjados y amarillos de las copas de árboles desnudos y ramificados de forma delgada con olores desprendidos. Aquello lo amaba, incluso la vista grisácea del lugar, porque aún con un paisaje muerto, había calor, un sol alumbrando a lo que sea que tocase sus rayos, y aquello lo hacía hermoso.

—¿Sabes? En muchas ocasiones soy demasiado obsesivo con las coincidencias o "exclusividades" —Seongsu miraba a mi rostro y al camino mientras empujaba de la silla, y yo agradecía poder hablar con él confiando en que me gustaría—, porque hoy es 31, y no de cualquier mes, sino de octubre, y a la mayoría de la gente le gustaría hacer otras cosas que tener una salida con un inválido. ¡No me estoy menospreciando! —defendí cuando detuvo el andar sobre el puente cercano a mi casa, contrario a la empresa—. ¿Sólo estoy poniendo los puntos claros?

—Puntos claros, puntos claros... —murmuró y reí sin evitarlo por su reclamo a falta de palabras.

—Quiero decir, que en verdad no creí que estarías conforme con la idea de pasar tu único día libre conmigo, con ello de que siempre lo haces y... —el chico que alguna vez había visto a su lado llegó a mi mente, y entonces fue extraño pensar en que quería algo conmigo—. ¿No hay nadie que te interese?

—Además de ti, no —respondió, así, tan sencillo y directo que de pronto la idea de aquel chico me fue incierta.

—¿En serio? —fruncí las cejas, notándolo a él hacerlo al mismo tiempo, deteniéndose de nuevo—. ¿No hubo, antes, alguien? ¿Una novia, o novio?

Sonrío después de un rato, dirigiéndome cerca del barandal del puente, y con ayuda del mismo me ayude a levantarme, recargándome un poco para mirarlo, pareciendo que le disgustaba mi acción al no pedir su ayuda, sonreí en burla por ello y voltee a ver el agua, esperándolo.

—Así como con mascotas, no, no tengo a nadie, son cosas que ocupan tiempo y sentimientos, y no creo estar apto para ello. —Lo miré, confuso, entendiendo que no le molestó mi señalamiento a una relación homosexual–. Soy bisexual, y no hubo nadie tampoco, antes sólo eran burlas de gente grosera, gente que me forzó a forjar barreras y a ser "el lobo en la historia", así que imaginarás que no habría tiempo de relaciones si soy el villano del que todos se alejan.

Acaricie la pulsera en mi mano, el dije de zorro entregado por Kwang-sun y me fijé en el chico a mi lado. Había múltiples cicatrices en su piel, cerradas, dejando sólo restos de lo que fueron, pero aquello me lo indicaba, él sólo era máscaras. Así que no había novio alguno, nadie que le gustara, nadie a quien él creyera que podía amarle.

Tomé su mano sin pensarlo mucho, notándolo fruncir el ceño ligeramente mientras seguía viendo a la costa y me forcé a dejar de lado todo signo de celos que me desconcentrase de entenderlo—. ¿Qué cambio entonces? —Seongsu apretó el gesto, volteando su mano para tomar la mía y así tener piel contra piel entre nuestras palmas unidas, volviendo a mi corazón loco por tan mínimo gesto.

—A veces me pregunto si en verdad me escuchas —sonrió de lado, mirándome al fin—. Lo he dejado como palabras a medias y discursos baratos, así que tal vez por ello no lo haz captado, pero es tan simple como ver que no quiero ser sólo tu guardaespaldas, que quiero cuidarte y mimarte diariamente.

—Oh —desvié la mirada, detallando el claro del agua con el sol reflejando sus rayos en cada molécula transparente y un tanto verdosa. Un lago bello siendo afectado por gente irresponsable.

—Así que, dime tú —sentí su aliento chocar en mi oreja, incluso juré que sonreía divertido—, ¿quién crees que hubo antes?

Sentí la sangre bombearme en un subidón rápido, cubriéndome el rostro y casi tropezando cuando mis músculos sintieron que podían relajarse, el brazo de Seong-su tomando mi cuerpo y apretándome al suyo.

—Estás loco —susurré, sintiendo mis vellos erizados así como la piel, siendo extraño el aire calándome aún con el abrigo y las dos capas de playeras y pantalones que traía puestos—, ni siquiera nos conocemos tanto. ¿Cuánto ha pasado? —me detuve, contando en silencio—. ¿Seis meses? No es suficiente y...

—¿Cuánto tiempo necesitas para aceptarlo? —Voltee a verlo, deteniendo mis palabras—. ¿Qué te impide hacerlo?

—¿Realmente lo sientes cierto? —él enmudeció, no por mentir, sino por no entender el miedo que yo mismo profesaba—. Han pasado cientos de cosas en mi vida que ni siquiera sé si estoy en el punto correcto para amar a alguien, ¿tú lo estás?, ¿quieres hacerlo? Porque yo ni siquiera estoy apto para ello —pedí que se alejara, volviendo a sentarme cuando el dolor caló en cada músculo, pidiendo por el medicamento que adormecería toda sensación—. Me lleno de miedos, de pesadillas, sobrepienso cada cosa y no soy nadie, al menos, mírame... —me señalé—, ¿te soy suficiente? Tú eres tú, y yo... No sé cocinar, ni nadar, porque detesto los ruidos estridentes y detesto los lugares cerrados con tanta gente, y estoy aquí, deseando ser idol, soñando en absurdez, ¿y que cuando la realidad llegue de golpe? Cuando comiencen los ataques de pánico, cuando desee matarme porque, ¡joder! Estoy loco y siempre lo estaré. No soy el tipo de persona que alguien quiere, ¡no lo seré! No para ti, no soy lo que quisieras, nadie, no...

El tacto en mi mano me calmó, sin notar que había comenzado a llorar hasta que manchó su piel. Lo miré—. ¿Por qué te empeñas tanto en alejarme? —Mordí mi lengua a consciencia, sintiendo el aire ser un poco más ligero aunque no había reparado aún en mi dolor de cabeza—. Haz enumerado cada cosa que crees un defecto, ¿pero qué es lo que crees que quiero? ¿Un robot?

Sorbí la nariz, haciendo un puchero—. Alguien como tú... —sin vacilar, eso era lo que quería y él rio.

—¿Y entonces por qué estoy aquí? Si quisiera a una máquina, alguien como yo —señaló, tomando mi mentón—. Escucha, sé que quizá no lo he dicho con toda esa cursilería, sé que pides por esas ocho letras, pero... no es algo que salga de mí, –al menos no ahora–, soy más de demostrarte aquello con atenciones, con hablarte cada día y sentirlo todo por dentro. Yo tampoco soy perfecto, y no quiero a alguien así, sólo quiero poder sentir sin pensar que hago mal, y contigo eso es lo que ha pasado, pero... de no querer nada así, no necesitas alejarme tachándote del malo, sólo, pídelo, y haré caso.

"—Sin importar la razón, mi prioridad eres tú, aún si no lo entiendo."

Entonces, sus palabras cobraron sentido. Seong-su estaba casi, o más metido en esto que yo, y ninguno de los dos se creía suficiente para mostrarlo, ambos teníamos temores, lo decían sus ojos nerviosos detallando mi rostro, lo decían mis manos heladas y cada vez menos fuertes.

No había cosas como perfección en el amor...

—Un año de prueba —sentencié, tomándolo desprevenido—. Eso te daré, si no estoy listo, ni tú, cuando ese tiempo culmine entonces...

—Entonces no habrá más de estos mareos —finalizó, de acuerdo, y sonriendo de forma débil—. Lo entiendo. Será como mandes, cariño.

Me sentí capaz de contagiarme de él, de su sonrisa y dejar que el día continuase.

Y fue incluso jodido cómo nuestras formas de ser, aún distintas, congeniaron. Yendo de lado a lado, comiendo de puestos, yo amando lo dulce y él lo salado, aunque, admitiendo, que de no tener diabetes comería dulces hasta reventar.

Incluso conocí aquel lado infantil y de bromas absurdas que no imaginé de primer momento en un rostro tan serio, ni que a cada instante de soltar alguna risa él buscara mirarme, avergonzándome. Y es que la emoción era distinta, porque aún si creía que los temas de conversación acabarían, no lo hacían, y de hacerlo, el silencio no era molesto, no había presiones, sólo risas, miradas tontas y charlas donde deseaba poder estar mejor para tomar de su mano.

—Eh... buenas tardes, jovencitos —el hombre de canas con folletos nos detuvo todo andar al ser Seong-su quien me otorgaba una banderilla del puesto que me había quedado mirando—. ¡Oh! Son varón y... varón.

Fruncí las cejas al notar su escrutinio—. Sí, ¿algo le molesta, señor? —no evité ser tosco, tomando de la manga del abrigo de Seong-su, jalando, para irnos—. No estamos interesados en su pancarta, así que mi pareja y yo...

Él se congeló, así como noté a Seong-su erizarse, y era ahí donde recordaba el porqué de mis miedos. Amar no era un tema que se considerara libre por más que aquello lo dijeran tanto.

—"Pareja" —susurró el hombre y bajé la mirada. "Tal vez Seong-su no está a gusto con algo así" "¿Y si él no quería que más gente lo supiera?" "Si no lo acepta, nos vamos, aun si me hiero las manos con las llantas estas..." "No puedo ser tan malo"—. Hablando de eso... s-somos un grupo de apoyo, para gente como... Que tienen cosas de ese estilo. Los ayudamos a salir de la desviación y- Y les aconsejamos que de quererlo...

El hombre extendió los panfletos hacia mí, y aún siendo mínimo, el movimiento llegó a asustarme.

—Si no le es molestia —Seongsu tomó la muñeca del hombre, sobresaltándome, y es que, a todo este rato había creído que el chico ya se había replanteado cada decisión y sólo se quedaría en silencio para luego dejarme—. Está interrumpiendo nuestra cita, y déjeme decirle que es de muy mala educación llamar "desviada" a gente que ni siquiera le ha hecho nada. ¿De qué tipo de cosas "salvan"? Me imagino que no de gente intolerante.

El movimiento fue brusco al alejar la mano del hombre, provocando que cada papel resbalara de sus manos, pero fui muy consciente al detallar el miedo en sus ojos, y entonces busqué verlo, encontrando los ojos suaves y brillantes que parecían disculparse conmigo por su falta de reacción, alejándonos del tipo tras volver a empujar mi silla y reanudar el camino.

Y me sentí confundido, porque Seong-su era tan lindo, pero aquel hombre parecía hacerse encima.

★⳻

—Seongsu —canté, haciéndolo reír con levedad—, ¿sólo caminaremos?

—Técnicamente... —Chisté antes de que hiciera alguna mala broma sobre qué yo no lo estaba haciendo, de algún modo extraño donde me hiciese reír. Y no lo entendía, como si tuviese algún tipo de rictusempra¹ encima cada que estábamos cerca—. Bien, yo sólo quería pasar el tiempo contigo hasta que nos tocara comer en algún restaurante con música, totalmente barato... no es mucho, pero —casi que lo sentí hundirse de hombros y hacer una mueca—, de querer hacer algo más, puedes decirme.

Lo miré sonriente, aún si tenía que verlo hacia arriba, a él no pareció molestarle notarlo para detenerse, poner el freno y arrodillarse enfrente de mí para así no tener que hacer aquello.

—Uhm... eres muy considerado —susurré, no sólo por sus palabras, sino por cada una de sus acciones—. De poder hacer algo, la próxima vez me gustaría ir al cine, tú elegirías la peli, para que fuese sorpresa y... y tal vez esté mejor para entonces y así no tengas que estarme llevando y trayendo, además de que los chicos dijeron que el debut finalmente será en febrero, ¿cuando? Quién sabe, pero...

Guardé silencio cuando sus labios estuvieron en los míos, sellándolos y volviendo una mezcla de emociones y colores mi cabeza. Fue tan sólo un roce, pero yo juraba haberme olvidado de las tablas matemáticas cuando se apartó para mirarme, sonriente.

—No tengo problema con llevarte y traerte a todos lados —acomodó el cabello tras mis orejas, haciéndome punzar la cabeza al emocionarme por tan simple acto—, pero estaría muy feliz de verte mejorando en nuestra próxima cita.

Sonreí como tonto, tocando su cabello y llevando el mismo hacia atrás con una de mis manos, acariciando desde la sien en su frente—. ¿Y eso cuando será?

Él frunció el gesto, pensativo—. Mañana, en tu casa hablando con tus papás sobre mudarte, y en la carretera de camino a tu nuevo hogar.

No evité carcajear ante su gesto inocente—. Definitivamente no creo estar sin silla de ruedas para entonces.

Seong-su besó mis manos tras tomarlas—. Está bien para mí, después de todo, te quiero a ti.

Golpee su pecho, comenzando a sentir mi estómago revuelto, extraño, y no por alguna sensación de malestar o hambre, sino por él...

—Yo... creo que tengo hambre —pedí, aún sabiendo perfectamente lo que mi estómago decía.

Porque no eran mariposas revoloteando de forma revoltosa, eran más, flores creciendo de forma armoniosa.

—Mhm, vi un puesto cerca... vamos en seguida.

Mi risa no se detuvo ante su atención, ni tampoco al momento en que me cargó pidiendo urgentemente una mesa para dos ante el pobre hombre del puesto de ttaekbokki, que pareció casi desmayar.

—Que vergüenza —murmuré, oculto en su cuello tras sentir mi cuerpo volver a ser puesto en la silla de ruedas. Seong-su había decidido trasladar a parte—, no había porque hacer tanto alboroto. El hombre casi se cree detenido.

Casi me sentía incrédulo al seguir notando ese miedo en todos hacía Seong-su, siendo que para mí, era como un dulce cachorrito juguetón y demasiado servicial.

—Claro que sí, no te voy a tener con hambre si salimos, debo de atenderte, mucho más siendo una cita. Yo te invité, yo te complazco —defendió cuál niño inocente, bebiendo del vaso de agua que nos tenían para la espera.

—Exageras —debatí, tomando un poco de lechuga para masticar sin vergüenza alguna.

Nos habían ubicado en una mesa al frente de las ventanas en el puesto, aquellas paredes de vitrina que te hacían notar el lugar entero desde afuera. Tan lindo era la iluminación anaranjada de afuera, recordándome a algunas partes del centro en México, Coahuila. Donde hace algún tiempo había vivido...

El pinchazo llegó a mi pecho, recordando lo único bueno del lugar además de sus paisajes...

—Seongsu... —murmuré, escuchando el golpeteo del agua comenzar sobre la vitrina, haciéndome voltear—. ¡Oh! Mira quien es.

Él volteó, sorprendiéndose, y es que un cachorro dóberman nos miraba desde afuera, y no uno cualquiera.

—Es... ese es el cachorro de esa vez —y entendí que no sólo yo había creído conocerle, aunque Seong-su lo estaba afirmando completamente.

Lo miré, notando que había más en sus ojos de lo que alguna vez pensé. Y entonces quise preguntarme si algo entre él y yo podría suceder.

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"𝟐𝟕: 강아지"
(Zaz - Si jamais j'oublie)

[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para visualizarlo.]

Aquí colaremos, ya no sólo el tema de Chung-Seop, también de la iglesia, así que, creo que esto al final será más largo(? Aunque de serlo, lo fucking amo, en serio, me siento tan cómodo con este nuevo formato de la historia que de tener 100 partes, estaré contento. >:3

Por cierto, ya ha llegado nuestro cachorro favorito, finalmente a robar las palabras de mi mente nuevamente. Y también el soulmate pet de Seong-su jsjs 💜

¹ rictusempra: hechizo que causa risas en la víctima, utilizado como distracción en combates. Harry Potter.

⭐️✨

Tenía este capítulo escrito hasta la mitad el día de ayer, y no publiqué nada; admito que me distraje más que nada viendo la película de Klaus (que está hermosa!) y eso que tenía el celular a la mano. Pero ni modo, la historia de mi vida. Así que por ello, he recompensado.

El capítulo del día de hoy no me ha dado por escribirlo, pero prometo traerles dos mañana, y así nos dejamos de deudas(? Igual, espero les guste el nuevo desarrollo del SeonDan, y por cierto, con el tema de la silla de ruedas, me siento incómodo tras ver a cierta gente se*ualizando la condición con temas de ab*so, tipo, ¿como por? 😭

Bueno, les quiero mucho, no hagan cosas que hagan sentir denigradas ni mal a las personas, y de hacerlo, sean atentos para no repetirlo, por fa.

Nos vemos luego, y ya mero es navidad!! 🎄

P.D.: Soy sincero, a mí no me importa la festividad religiosa, me importan los regalos y tener tiempo de darle muchos besitos a mi perrita!

Son tiempos en los que más vale ser sincero que hipócrita, i mean.

Bye!

🦊💜

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