15.- Cortadas ★⳻
⚠️ Mención de contenido fuerte, quizá, con descripción sensible, detallando temas como el suicidio, las autolesiones, pensamientos intrusivos y ataques de pánico, así como la mención de otros como lo son la violación y negligencia adulta. Pido discreción, y ante todo: NO NORMALIZAR ninguno de los actos aquí planteados.
De pasar por alguna de estas situaciones, recuerden: no están solos. 💜
Atte. BDM, a cualquiera que lo necesite... No fue tu culpa 💌
Papá y mamá volvían a discutir cómo era costumbre desde mis seis años, tiempo suficiente para acostumbrarme a que nada en esa casa estaría completamente arreglado. Siempre habría un vaso roto que a cualquiera de los dos los sobresaltaría, y eso ya no me importaba.
O al menos, me había vuelto bastante bueno en esconderlo.
—¿Dan?
—Dan... Dan —golpeó la puerta con sus pequeñas manos, cerré los ojos, dejando de lado cualquier aspecto semi muestro sobre la cama y me levanté de la misma para dirigirme a la entrada al cuarto.
Entre todo el bullicio siempre había dos voces que lograban recordarme la realidad en la que estaba, donde no había porque esquivar las grietas, sino enfrentarlas por más que aquel no fuese mi trabajo.
—¿Demasiado ruido? —susurré al abrir, viendo a las dos bolsas de carne que, desde abajo, abrazaban los peluches desgastados entre sus manos, rogando. Suspiré, rodando los ojos y haciéndome a un lado—. Entren. Rápido.
MinJi y Junnie estuvieron en pocos segundos sobre mi cama, sonriendo como si lo mejor de sus vidas fuese estar a mi lado, y las miré un segundo antes de cerrar la puerta cuando mamá grito con más fuerza de la necesaria el nombre de papá por "no entenderla".
—Bien, ¿por qué me acosan esta vez, eh? —me acosté en la cama, sin importarme ser brusco al provocar sus risas con mi caída sobre el colchón, haciéndolas saltar.
—Teníamos miedo... —respondió Junnie, con su cabello rizado y enmarañado, haciéndome consciente del mío más largo que, ahora, rozaba mi mandíbula.
—Sí, de que Dan-Dan se hiciera daño.
Eso enmudeció a ambas, y a mí mismo también. Me levanté hasta mi escritorio, sacando crayones y hojas viejas—. ¿Quién quiere dibujar?
Ambas chillaron, haciéndome sonreír hasta acomodar los puff en mi cuarto, donde se sentaron y comenzaron a garabatear sin sentido alguno sobre las hojas. Yo me eché sobre la silla giratoria en la esquina, alejada del escritorio de madera blanca al haberla alejado con anterioridad por estar dando vueltas sin sentido alguno antes.
Fijé mi vista en sus manos, pequeñas y frágiles rayando, y suspiré para mirar al techo que entre salpicaduras simulaba a un cielo estrellado. A veces pensaba en renovarlo.
—Please let me go, go, go... —cerré los ojos reteniendo las ganas de discutir con mi propia mente, recordando el porqué de que ignorase esas voces tras lo ocurrido con esa psicóloga hace años.
Tengo sueños donde hombres me llenan de sangre, aún si yo grito no quererlo.
Mis amigos me ayudan: Elena, Dori y Kyle. Hablamos muchas veces, en mi mente, susurran que debería matarme.
Era extraño defender diciendo que, por cosas así, no me correrían. La mujer razones tenía, y por ello no había querido hablar con más nadie, ni de ningún sueño, ni de esos tres adefesios.
—Dan-Dan, ¡mira! Eres tú como un gatito —Miré el dibujo de MinJi, sonriendo levemente ante sus ojos inocentes, apartando todo rastro de alegría y cerrando los ojos de nuevo cuando ambas niñas se perdieron en discusiones de lo que me era mejor representativo como animal.
La cabeza comenzaba a dolerme y sólo me hacía regresar al día en que había terminado llorando frente a los chicos. Mi cabeza había borrado cada cosa referente a ese día, y actualmente todo me era más monótono, robótico, una rutina que no cambiaba y al mismo tiempo parecía hacerlo, pero cada una de esas ideas eran insuficientes para que mi cabeza las recordara.
—Niñas, bajen a comer —gritó mamá después de un rato donde el silencio siguiente me hizo entender que habían finalizado de discutir.
Miré a las niñas arrodilladas en los puffs con hojas repletas de colores y figuras abstractas que mi mente veía tan nítidamente como ellas hacían, y me levanté, abriendo la puerta para ellas dándoles la excusa de que dijeran a mamá que ya había comido en la empresa, porque no sentía apetito alguno, pero eso no sería algo que les diría...
Avancé al posicionamiento de su arte tras cerrar la puerta nuevamente, asegurándome de que la misma pudiese abrirse y me senté en el suelo, recogiendo cada hoja, detestando el ambiente helado que recorría a mi cuerpo aún con la dulzura que mis ojos veían.
Era yo en cada uno de sus paneles, y respiré con fuerza, reclinándose sobre las hojas para abrazarlas con fuerza cuando la primer gota salada cayó desde mis ojos. Comencé a temblar, y entonces detesté escuchar aquellos mismo susurros.
"Insuficiente, ¿crees que algo como tú es lo que necesitan?"
"Incluso esos chicos, ¿qué opinarán ahora después de tu escenita?"
"Nada más que la verdad, lo mismo que todos piensan, eres un error. Una fractura, lo que nadie desea."
—Cállate, cállate, no hables, por favor —dolió sentir mi garganta arder en petición de agua, dolió cerrar los ojos por la presión que parecía destruir mi mente, fue horrible la sensación de marcas sobre la piel—. Lo prometí a ellas, son lo único que me queda, por favor...
"Son lo único, y aún así tomaste un cuchillo ese día"
Jadeé, sollozando. Tenía nueve, había escuchado lo ocurrido con Saem y no lo había pensado bien ni un poco. Desobedecí a lo mandado por mis padres, dejé el teléfono, y aún así, me dirigí a la cocina, lo había tomado...
"Eres tan débil que al primer corte lloraste, pero fue por mí que continuaste. Entonces no son tan importantes..."
—No, no es verdad... no es verdad —sollocé, detestando empapar las hojas entre mis manos, encontrando las marcas en mis muñecas.
"Él lo dijo: los niños buenos nunca mienten."
Así que deja de mentirte, Dan...
☾⇠ 🪐🦊 ⇢☽
7 años atrás, mayo 10 2016
Lee Saem había muerto por acontecimientos que estaban fuera de su control, del mío, y aún así esas razones parecían ser irrelevantes, golpeando con fuerza en mi cráneo, culpando. Y es que, ¿qué tanto podía cambiar con una respuesta?
De haber dicho que sí, ¿él habría estado aquí, en otro lado tal vez? No habría tenido que toparse con ese chico inmaduro y su novia que, aunque nada tenía que ver, tendría que terminar con ese chico que, por suerte, estaría en la cárcel pudriéndose... o al menos, eso quería yo.
Jugaba con el teléfono en mis manos, sin dejarlo ni alejarme del pasillo que daba a las escaleras frente a mi cuarto. Mamá seguía calmando el llanto de Junnie, y papá estaba discutiendo con MinJi por el hecho de seguir con el cabello enmarañado y nada seco.
Yue había mandado un mensaje...
Vi eso en redes, ¿estás bien?
Quise llorar sin tener idea de cómo me sentía, de pronto el mundo había caído silenciado y frío, y aún así, había una garra sobre mi garganta, quemando y provocando cenizas que de apoco salían, siendo mi mente quien más colapsaría.
Y sólo porque a ella le tenía confianza, escribí sin ideas...
Tan sólo tengo ganas de cortarme la garganta, de hacer que sangre y ser nada más que polvo, quizá él no habría sufrido de ser así. Tú misma no tendrías que sufrir con tus padres de no ser por mí...
El mundo se manejaba entre acciones y reacciones, así era su lógica, y para mí era lo mismo. Dentro de mi mente todo pendía de una cuerda que se encendía esperando al impacto de las flamas con la pólvora, una bomba. Así me sentía, no por enojos ni palabrotas, era una bomba al estar pendiendo mi vida y mi mente de cualquier cosa, de todo desequilibrio que mostrase el mundo vulnerable y colorido que pintaba a mi alrededor.
Nada era soñador. Todo el mundo era una mierda, la gente lo era, y aquello me agotaba. Me cansaba tener que serlo todo y al hablar, ser el malo. Siendo así, ¿qué sentido tenía esperar a lo que todos llamaban el sueño eterno?
¿No era mejor?
Fuiste mi mejor amiga, Yu.
Sonaron las doce en aquel reloj de madera, y la decisión se tomó. Mi mente se apagó, toda emoción igual.
"—Cariño, el hermano Alonso jamás haría algo como eso —dijo mi abuela al escuchar a mi madre reclamarle que me obligase a seguir en la iglesia—, seguro es una confusión de la criatura, como con sus ideas de ser un... un niño. Eso- eso sería un pecado muy grande."
No importaba cuántas veces lo intentase, mi vida parecía estar llena de fracasos. Cada paso que daba por mí era otro que provocaba el caos en las vidas ajenas.
"—A papá le dió por interesarse en mi vida sólo porque sí —mencionó mi mejor amiga, mirando al atardecer que caía sobre el mar del puente seongsu, aquel cercano a su hogar—, algo de que quiere obligarme a ser doctora, como él —rodó los ojos—, sólo porque estuve contigo ayer."
Yo era una grieta que sin importar cuántas veces avanzase, sería de mala suerte. No había nada que lo cambiase por más que lo intentara.
"—Sadis... mi Sadis —lloraba mi abuela paterna, abrazando la fotografía de su hijo antes de echarla al fuego con las lágrimas cayendo de sus ojos—, ¿por qué tuviste que ser un diablo?"
Sollocé cuando el filo del metal atravesó mi piel, temblé, notando la gota de sangre, y de nuevo esa sensación de agua sucia sobre mi piel. La misma que sentía cada mañana al despertar desde ese día en el hospital "porque un vaso se había caído".
"—Eres un buen niño"
Respiré con fuerza, el aire siendo más denso a cada segundo, pasando de forma pesada, llevándome a tomarlo con más anhelo, con rapidez hasta ser solo jadeos desesperados por vida que se derretía entre mis manos en forma del líquido rojo que caía, que mareaba. Que manchaba.
"—¿Ayudarás a que me sienta bien? —Una caricia en mi mejilla, agua sucia, ¡sucio!—. Bien, entonces, no importa que tanto duela, no morderás y dejarás que esté todo en tu boca. En ti, porque eres bueno."
Hundí la hoja con más fuerza, sollozando y gritando a medias ante el ardor. La cabeza gritando por continuar, mi teléfono sonando, la televisión pareciendo aumentar su ruido, mamá bajando las escaleras. El suelo cubierto de rojo.
"—Los niños buenos, lo sufren todo."
Al momento en que corte del otro lado, sintiéndome molesto y la profundidad entre mis cejas al fruncirse, sentí a mis manos hormigueares y escuché a mamá gritar antes de arrodillarme sobre el suelo.
Jadeando, llorando.
Sonriendo.
Un viejo amigo de la infancia tomó mi mano cuando me acurruqué en el suelo, sobre la sangre, entre el olor y sucumbiendo al mareo. Se acostó a mi lado.
—Kyle... —susurré, reconociendo a aquel que me había obligado a ya no alucinar por mi mente como un compañero, algo ruin, a veces.
—Lo haz hecho —respondió él a cambio, acurrucándome, y sentí las lágrimas caer por mis mejillas cuando papá bajó y gritó a mis hermanas que no se acercaran—, perdóname por ser brusco al pedirte que lo hicieras. Pero no es justo que nadie te proteja.
—Soy un error —reclamé, sin fuerza, no queriendo cerrar los ojos al verlo tras tantos años—, tú siempre lo repites.
—No lo eres —sonrió arrepentido—, sin ti no existiría, ¿no es cierto? Eres mi vida, deberías ser la de todos, porque lo das todo y nadie te valora...
—Kyle —cerré mi mano, entumecida, fría, sintiendo látigos helados sobre el cuerpo, balbuceando—, los extrañé.
—Nosotros a ti. —Papá pisó el suelo de la cocina, donde el cuchillo reposaba, y la visión de su rostro se esfumó rápidamente, siendo un recuerdo que susurró el viento con su voz—. Descansa ya, por favor.
Dejé que el cansancio en mis párpados ganase, sintiendo como último tacto los brazos de papá, su voz tartamudeante, pero para mí no fue más. Me era incluso imposible la idea de abrir los ojos, porque al fin descansaría.
Estaría con Kyle, con esos amigos imaginarios que me entendían, podría ver a Saem, y la sangre o las manchas ya no serían un problema, ¿verdad?
Porque de existir Dios, los niños buenos iban al cielo.
Y yo era uno de ellos.
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"𝟏𝟓 : 한계"
(The Line - Twenty One Pilots)
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para visualizarlo.]
Arcane me marcó bastante, ¿para qué negarlo? [Alerta "spoilers" a quien no se la ha visto, ¡aviso!]
De igual forma, este fue parte de los capítulos complicados para escribir en mi opinión, y es que, nadie más que Ridiculous_and_blue conoce lo que fue esa parte en mi vida lideando con todas esas cosas y creo que eso es suficiente para entender el nivel de aprecio que le tengo.
De verdad, fuiste todo aquel apoyo que nunca estuviste obligada a ser, y aún así te mantuviste a mi lado siendo que ideas como las que tenía, como las que repetía eran suficientes para ahuyentar y cansar a cualquiera, herirlo, mucho más con lo que tú debiste de atravesar al mismo tiempo, pero continuaste a mi lado...
No creo tener tiempo o palabras suficientes para agradecerte, pero sí vida con la que mostrártelo. A ello mis esfuerzos, mis escritos, mis deseos, –no, si nos alejamos, no voy a dejarlo, al contrario–, velaré por ser la persona que siempre te has visto orgullosa y feliz de decir que es tu mejor amigo. Así que, créeme que de alejarnos, yo no dejaré de alabar a mi mejor amiga.
Así que, sí, eso, aún estando al límite, fuiste la luz en mi vida. Así que deja de preguntarte porque seguimos siendo amigos, no es agradecimiento, sólo eres tú.
Mi Yue. 💙
⭐️✨
Espero les gustara este capítulo, que, como ya saben, nuestro Danonino sigue con vida. No se espanten.
Al mismo tiempo, he introducido a nuevos personajes como lo son los "amigos imaginarios" de Dan y un tal Al... ese. >:(
Puse su nombre real, pero sigue siendo corriente de malos recuerdos todavía, así que si no lo menciono, ya saben.
Y sin más, antes de ponerme a llorar, dejaré esto aquí, recordándoles que, de pasar por algo así, no están solos, me tienen a mí, a sus amigos, familia, pareja, especialistas, pero en especial, a ustedes...
Por lo que sí, esta historia no busca solo relatar mis problemas. Quiero expresarlos y, no concluirlos, transformarlos en sanación.
Así que, sí... ¡los quiero! Y gracias por seguir aquí.
💜🦊
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