1.- Persona ★⳻
⚠️ Contenido fuerte y explícito: mención de sangre, abuso sexual e infantil, así como el activador/reforzador de un trauma. Se es pedida discreción.
La primera vez que fui consciente de mi infancia, fue entre sábanas de seda pintadas de un charco de sangre y un dolor de cabeza incesante que logró bloquearme el habla por años.
Mutismo selectivo, le había nombrado mi primer y último psicólogo a esa edad, diciendo que hablaría de sentirme cómodo en mi entorno. Y aquello nunca pasó... desilusioné a mis padres, tal vez, pero no era que no pudiese sentirme cómodo con ellos, lo estaba, más no lo suficiente y no sabía porqué. El chirriar de las puertas me tensaba y no podía conciliar el sueño por más que lo intentase, y la tina me daba un ansia inexplicable, así como un terror de sólo pisar su azulejo.
Me recetaron medicinas gracias a ello, y fui creciendo, bloqueando cada mala experiencia y negando a todo deseo de salir corriendo, y de pronto, llegó a Seúl: HYBE LABELS, y comencé a pasear tras salir de la escuela, admirando la estructura de una empresa que había visto crecer cercana a casa, a unas cuantas calles, y podría decirse que yo era un fan, quizá. Pero no era por ello que le veía con la paciencia que un artista miraría a su musa, no.
Y es que, por más que buscase de tacharle como frívolo y malvado, una ligera envidia recorría a cada una de las partes conformantes de mi cardio, pues, anhelaba una vida que, de ser mía, habría sido mejor vivirla. Porque mantener la máscara de alguien que todos consideran perfecto, habría sido un sueño, de no ser porque las expectativas en esa persona te serían impuestas.
Park Min-Hyuck era mi maldición, y no, no decía que a causa de yo sufrir por su nombre, minimizara el de él. Fue algo a lo que uno no estaría dispuesto nunca, algo que detestaba, las críticas, palabras, y señalamientos por todo lo que hicieras y dijeras. Su vida era un dilema, pero no quitaba que era un camino que él había decidido, yo, en cambio, no habría buscado mi tranquilidad de saber todo lo que pasaría.
El claxon de un auto captó mi atención en lo que la vibración viajaba por el oído derecho hasta interceptar mi cerebro y volver a lo vívido que me eran los alrededores, la brisa del viento, misma que elevó hebreas en mi cabello irrumpiendo mi visión al caer los hilos de nervios minúsculos y rojizos por el rostro. Soplé de forma torpe buscando alejarlos, y cuando lo vi como misión fallida, los alejé con la ayuda de mis manos, peinando tras mis orejas en un intento inservible de que dejasen de escapar. Sería imposible, mi cabello no era lacio, sino montañas suaves y rebeldes que detestaban seguir las normas que un cepillo indicase, y yo lo entendía, reflejaban lo que era, y al mismo tiempo, no me gustaba que lo hicieran.
Era hijo de dos culturas que, a primer vista, son casi desconocidas, Corea y México surcaban por mis venas bajo la piel aperlada, dos tonos más "oscura" a lo que esa sociedad llena de dogmas veía indispensable y puro. Yo chasqueaba la lengua contra los dientes ignorando verles cada que sus ojos perfectamente rasgados se mantenían más tiempo del necesario mirándome. Sabía que no cumplía con lo que querían, pero qué podría hacer, nada. Sólo era yo.
—Minhyuck. —Helé por la voz gruesa hablando, directo a mi encéfalo, taladrando en memorias que a segundos me eran borrosas, pero indicadoras de la misma emoción: miedo. Un hombre en su cuadragenario año, rodeado de otros dos más altos y fornidos, con lentes oscuros y ropa del mismo tono, me miraba, sonriente, o eso aseguré mirando alrededores, y sí, era a mí—. ¿Qué haces fuera? Jeong-Dae avisó que estarías temprano, pero no te he visto dentro.
—No... No soy él, señor —susurré, comenzando a temblar, y no porque me angustiase su confusión, si era algo a lo que me enfrentaba día con día, sino su cercanía, su avanzar tranquilo que se distorsionaba en esporas negras que buscaban alcanzarme, retrocedí, y él lo notó, parando.
—¿Estás bien, Min-Hyuck? ¿Necesitas que llamé a alguien?
Quise volver a negar a la iniciativa de sus hombres acercándose, manchando con sus gotas, oscuro sobre mi piel, sangre, la cuchilla del vidrio bajo mis pies y el olor nauseabundo de la droga en el paladar, cerré los ojos, angustiándome, un desmayo no sería nada bueno de querer salir corriendo. Uno de los hombres me tocó, me estremecí y entonces chillé, mi voz quebrando presa del pánico—. ¡No soy él! —Todo paró, se dejó la cercanía invasora, y los síntomas del silencio taladraron fuertemente en mi cerebro, avisando de la vergüenza que me parecería todo después—. No soy Min-Hyuck, me llamó Dan. Jeon Dan —aclaré, reverenciando después y trastabillando hacia atrás, obedeciendo a mi deseo por espacio y nada más.
—Oh, ¿Dan? —susurró y pude abrir los ojos para notar su escrutinio, que no hizo más que empeorarlo todo otra vez—. Ya puedo verlo —habló, notándose arrepentido y moviendo con levedad su rostro anguloso—, lo siento, Dan. No te desee incomodar, pero su parecido es-
—¿Puedo irme? —interrumpí, pareciendo rogar, y el hombre no hizo más que mirarme fijo antes de asentir, accediendo y parando su hablar.
Yo no desaproveché, obedeciendo al latir acelerado del corazón que sólo me pedía descanso, siendo consciente de que lo tendría sólo cuando estuviese lejos, de aquellas manos, de las voces, de aquel hombre que se alumbraba por encima de las figuras que me rodeaban y no reconocía. Jadeé, sintiéndome sin aire, parando hasta apoyarme sobre la estructura de madera del café cercano a la empresa, mis piernas temblaban y no tenía fuerza, quería derrumbarme, pero claro que no podría hacerlo estando expuesto.
—¿Estás bien? —Tensé, mirando tras de mí, y ojos caoba siendo lo primero con lo que me topase.
—Yo... No. —No entendí el aturdimiento sobre mi propia voz, el tropiezo en la lengua ni tampoco lo fácil que fue soltada respuesta por mi boca—. Lo estoy.
No había miedo, y era extraño, el corazón dejó de sentirse galopante y el mundo pareció estabilizarse. Era una sensación extraña, porque era un chico, uno de piel morena y ojos rasgados muy lindos, pintándose por alrededores de tonos brillantes y vivos.
—¿No lo estás, o sí lo estás? —aún con la ligera en su voz, sentí derretirse el pecho debido al murmullo y ligero fruncimiento en sus cejas, como si estuviese realmente preocupado por un extraño.
Un extraño. Eso hizo suficiente para despertarme, sacudiendo la cabeza hasta marearme un poco y lograr entenderme completo—. Sí, bien... Yo estoy bien, gracias. Debo irme.
Tropecé con mis pies al retroceder, y la figura de traje oscuro pareció buscar agarrarme, yo no se lo permití, volteándome para seguir caminando.
Caminando y no huyendo.
Me confundió lo que sentí para ese momento. "¿Quién era él?" "¿Qué fue toda esa estupidez de espectáculo?". "Necesito dormir."
Chisté por lo rápido que mi cabeza pareció ir, saltando entre pensamientos, pero sí. Aún con la linda sensación de la cercanía de ese chico, que dudaba volver a ver, seguía aún la marca de los recuerdos borrosos latiendo profundamente.
Me abracé, parando cerca de la parada del autobús, y tragué con fuerza tras notar a los hombres y mujeres esperando. Respiré con fuerza, "estaría bien".
El porqué de enfrentarme a ese mismo lugar tras llegar a casa disfrazando las cosas con molestia, exaltando a mi madre para discutir lo poco que llevaba del día junto a mi familia no lo sabía.
Yo había jurado no pisar el asfalto del lugar tras lo ocurrido esa mañana, y técnicamente, lo cumplía, columpiándome sobre el juego común en el parque frente a la empresa, a una calle que sólo comunicaba con la banqueta a su izquierda que extendía el café donde aquel chico se encontró antes...
No evité mirar el local, buscando algo que sabía, no estaría, y es que era lógico, la mayoría de personas que se conocían día con día, no eran nada. Así que, resignado, suspiré, sintiéndome idiota por un anhelo de algo que no sabía bien.
—Para ser un lugar donde captas muchas miradas, te la pasas mucho aquí. —Miré al hombre de aquella mañana, y le estudié: Si-hyuck, aclaré tras un momento donde por fin me permití ver.
—Y para no querer causar molestias se está muy al pendiente de a quién molestar, ¿no?
No evité responder, mordiendo mis labios para agachar la mirada, pisoteando el suelo cual conejo sólo por la ansiedad que me estaba causando estar solo, con aquel. Como si de repente todos esos casos de Idols siendo maltratados o abusados por sus managers y encargados golpearan de repente, y me forcé a respirar. "No pasaría nada".
Estremecí por el parar de las cadenas movidas por el viento del columpio a mi derecha, y no evité juntar mis piernas y buscar hacerme pequeño e invisible ante la sensación del hombre sentándose en el espacio vacío.
—Tienes razón —murmuró—, pero no pude evitar mi curiosidad. Además de que eres demasiado parecido a él, dudo que no llames la atención.
No dije nada, comenzando a sentir el palpitar en mi sien al pedir en silencio que dejase de hablar—. ¿Qué es lo que quiere? —mi voz salió tensa, siendo forzada a la idea de no gustarme el silencio ni la presión en mi estómago, revolviéndose.
—¿Yo? Nada, estaba caminando y te vi —se hundió de hombros, tranquilo, y permitiendo a la luz de la luna alumbrarle—. Sólo tengo un presentimiento. —No evité voltear a verle, tras sentir el peso de su mirada y observar su sombra por la luna llena que comenzaba a mostrarse.
—¿Y por qué querría saberlo? —apreté las cadenas entre mis manos, para soltarlas de golpe al levantarme, detestando su sonrisa petulante tras descifrar el mensaje en silencio—. Tengo que irme...
—Claro, Dan. Ve con cuidado —accedió, dejando de verme, levantándose y caminando, alejándose hacia una camioneta oscura de donde un hombre con traje le abrió.
"Caminando", sí, ¿cómo no?
Volví a tomar asiento sobre aquel juego de infancia, maldiciendo por lo bajo sin entender lo que pensaba. Había comprendido a su hablar silencioso, no veía en mí más que ganancia. Por supuesto, sería la bomba: "Doble de Park Min-Hyuck captado en cámaras".
Pero esa vida no era la mía. Nunca lo sería.
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"𝟎𝟏: 사람"
(People - August D)
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para visualizarlo.]
¡Hola! De nuevo yo, con "BE" siendo editada en otro libro, porque no me sentía muy cómodo borrando el otro (al menos no hasta acabarlo) ni tampoco dejándolo como está hasta hora.
Todo indeciso yo.
Como sea, esta nueva versión me va gustando un poco más, siendo que hasta la fecha me siento más conectado con el personaje de Dan y creo ya poder entenderlo un poco más. De igual forma, esto no es una versión perfecta ni por el estilo, y espero lo entiendan, tendrá sus fallas y sus momentos "vergonzosos", pero creo yo que de no gustar, se puede dejar de leer y no comentar mal. ^.^
Sin más, espero os guste esta nueva perspectiva de las cosas. ¡Bye! 🦊
Arco
-Paso 1:-
"Memorias Bloqueadas"
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