Capítulo II
-¿Aún estás en shock? -la pregunta de Candy me sobresalta y hace que la burbuja en que estaba sumergida se reviente. Parpadeo rápidamente enfocándola.
La rubia me mira espectante y se inclina hacia mi, recargando su peso sobre sus antebrazos.
-Dime, ¿eres homofóbica? -cuestiona con tono mordaz adoptando una actitud suspicaz.
-Candy, yo sé que no nos conocemos pero, ¿en verdad crees que sea homofóbica? -cuestiono.
-Candy, ¿cómo preguntas algo así? -le cuestiona Leonelle, bateando su cabeza de un lado a otro en reprobatorio.
-¿Qué? Solo es una simple pregunta -se defiende encogiéndose de hombros.-como te veías tan sorprendida, pero déjame decirte que aprecio mucho a Nat, y por él haría cualquier cosa.
-Yo no tengo ningún problema con que Nat sea gay.
La rubia asiente, convencida. Linch se acerca a la mesa y deja las meriendas sobre esta.
-¿Y Nathan? -pregunta, extrañado de no verlo.
-Huyó -responde su novia sin poder evitar que su voz saliera divertida y se inclina, con actitud descomplicada agarrar lo que había pedido.
Su novio estrechó sus ojos a su dirección.
-¿Qué le hiciste? -le pregunta Linch. La rubia abre la boca y mira indignada.
-Te-tengo que irme, mi clase va a empezar -habla Leonelle, agarra su bebida y le da una pequeña sonrisa al pelirrojo.-gracias Linch.
Miro mi reloj, faltan diez minutos para que empezara la siguiente clase.
-¡Uff! A mi también se me está haciendo tarde para mi próxima clase -anuncio colocándome de pie. Leonelle ya se había ido.- fue un gusto conocerlos, espero que sigamos cohíncidiendo.
-No te olvides de tus papas -dice Linch agarra las frituras y me las tiende, las agarro y nos sonreímos.-y para nosotros también fue un gusto conocerte Chernóbyl, y espero que podamos relacionarnos como amigos, estoy seguro que si le caiste bien a Nat entonces eres de los nuestros -explica sonriente.
-Y aquí vamos a estar, así que cuando quieres puedes volver -añade Candy también sonriente.
Sonreí porque si fueran otros tiempos la sola idea de hablarles era prácticamente nulas, seguramente los vería como inalcansable. Por naturaleza soy demasiado solitaria, Jimin me repite mucho que soy antisocial sin embargo, creo que esa palabra es demasiado incluso para mi aunque reconozco que desde hace mucho, mucho tiempo que no sé lo que es tener amigos, a mi me gusta la soledad. Pero le prometí a papá que por lo menos este año iba a tratar de hacer amigos, intenté no pensar mucho en aquella promesa en el verano porque estaba demasiado enfrascada en estudiar para el exámen de ingreso pero debo admitir que estaba aterrada con la idea de hacer amigos, ahora ya no estoy tanto; solo espero que que más adelante pueda volver a reunirme con ese pequeño grupo peculiar.
Me alejé de ellos a paso rápido, afortunadamente encontré el salón de la siguiente clase, la profesora que ya se encontraba en el auditorio es la única en el salón. Ésta me miró de sosleyo y volvió a enterrar su mirada en la pantalla del computador.
No tuve más remedio que acomodarme y esperar que la clase se llene.
Al acabar la clase fuí a buscar a Luka en su oficina. Según sus indicaciones, su oficina la encontrabas en la habitación del cuarto piso, el la primera que veías al subir la escalera.
Abrí la puerta sin tocar, Luka se encontraba inmerso en una pila de hojas. Apenas es el primer día de universidad, ¿qué tanto puede hacerse?.
Me cruzo de brazos.
-Creo que alguien se le olvidó que tiene que llevarme de vuelta a casa -digo, asustandolo. Luka alza la cabeza y nuestras miradas se conectan.
Su ceño se suavisa y me mira arrepentido.
-Lo siento, me quedé revizando unos exámenes -se disculpa, se apresura a guardar los papeles en su maletín; se levanta, agarra su saco y se lo colocas.
Hago una mueca.
-¿No crees que es demasiado pronto para exámenes? Con razón Nathan te tiene miedo -le cuestiono, pero al llegar a la parte del castaño, fatizó cada palabra y hasta hago que suene inocente.
Pero mis palabras hacen efecto. Luka detiene por algunos segundos sus movimientos pero rápidamente sigue guardando papeles. Al acabar, avanza hacía mi.
-¿Tú no eras la que te habías doblado el tobillo? -me pregunta alzando la ceja y mirándome serio pero también evadiendo el tema.
Intentó pasar por alto su evasiva y su acusación.
-¿Sabes? Hoy conocí a un grupo de personas que me cayeron muy bien -cuento adoptando así su misna forma de evación.-de hecho, ¡tu los conociste!, es el grupo de Nathan -prosigo porque los labios de mi hermano se apretaron. Éste no está dispuesto a soltar nada.- Por cierto, tengo un montón de tareas por hacer, ¿me ayudas? -pregunto batiendo la pestañas a su dirección.
Luka lanza una risilla baja y avanzamos en medio de platicas.
-Fuera de la universidad solo somos hermanos, así que deja de sacar provecho -me regaña.
Hice un puchero. Luka al verme niega sonriente, extiende su mano libre y la pasa por mi rostro.
-¡Ey! -me quejo, alejando su brazo.
Llegamos al parqueadero y caminamos hacia su porsche. Ya afuera, las miradas son menos desimuladas que las que teniamos dentro del recinto, incluso hay muchos más murmullos. Luka le quita el seguro al vehículo y nos adentramos a este.
-¿Qué quieres de comer? -me pregunta mientras enciende el vehículo. Da reversa y conduce fuera de la universidad.
-Quiero pizza.
Luka gruñe.
-Mejor comemos algo más saludable.
Hago una mueca.
-¿Desde cuando eres tan saludable? -cuestiono, seria. Luka se ríe.
-Habló de algo más casero -aclara.
-Pero nos tomaría horas esperar que se cocine y no tengo paciencia.
-¿Qué tal pasta con queso y jamón? -no lo pensé dos veces. A veces Luka sabe como convencerme.
-Esta bien, me convensiste.
Bajo la ventanilla y dejó que el aire entré al auto. Pese a que el clima es fresco también es un poco frío, pero no pude evitarlo, en dos meses de estar viviendo en Santa Mónica no había tenido tiempo de explorar el lugar, demasiado recluida en mi habitación para estudiar para el exámen de ingreso, pero ahora, con un poco menos de presión puedo darme el lujo de vivir estos momentos. Luka gruñe. Me giro a verlo.
-Cierra la ventanilla, se va a salir el aire -se queja, mirandome de reojo.
-¿Qué hay del discurso de todo natural? -le pregunté, pretendiendo usar el mismo tono de reproche que usó antes.
-Mi aire es muy puro. El aire acondicionado es lo más puro de mi vehículo -asegura orgullozo.-ahora, cierra la ventanilla -ordena serio.
Le obedezco frustrada y me cruza de brazos, fundo mi espalda en el espaldor de la silla mirando hacia la ventanilla. Afuera el clima parece estúpendo. Por lo general de camino a casa el ambiente tanto en la mañana como en el medio día es demasiado ruidosos sobretodo porque son horas en que los universitarios salen u entran de su lugar de acogida y sabiendo que el camino de universudad a casa esta plagado de casas universitarias la vista es mucho mejor. Luka se ríe.
-Que niña berrinchuda te has vuelto, Jimin no a sabido ponerte en cintura -bromea.-¿qué a hecho contigo?.
-Querrerme -le respondo, mirándolo y le saco la lengua.
-Consentirte es el termino correcto -aclara.
Pongo los ojos en blanco y cierro la ventanilla. Luka reduce la velocidad puesto que ya estamos en nuestro vecindario.
-¿Te quedas está noche en casa? -le pregunto. Luka ya habia aparcado el vehículo en la acera.-dale, ¿si? Hace mucho que no compartimos como una familia -salimos del coche, mi cuerpo se estremese pese a que estoy envuelta en la gruesa tela de esta sudadera.
El aire pese a que es frío también picoso al olfato, tanto que mi nariz pica hasta el desespero única razón por la que salgo muy poco afuera, supongo que son desventajas de vivir cerca al mar. Como también supongo que pronto me acostumbraré.
-¿A ti, quién te puede decir que no, eh enana? -cuestiona llevando sus manos hasta mi cabeza y revolviéndome el cabello.
Me encojo de hombros satisfecha. Atravezamos el jardín hasta llegar a la entrada de la casa. Muy por el contrario de las casas de Santa Mónica, grandes y elegantes, la nuestra es muy pequeña solo cuenta con una planta y no tiene recibidor. En la parte frontal, en el extremo derecho se encuentran la cocina y el comedor y en el izquierdo la sala, todas conectadas entre si para mayor acceso a cualquiera de estas áreas. En la parte de atrás las habitaciones; dos muy pequeñas pero con sus respectivos cuartos y un cuarto de lavado.
La casa aún no está amueblada. En los meses que llevamos ocupandola apenas y hemos puesto las camas y organizado un poco la cocina. Entre papeles y preparación para el exámen nuestros tiempos se se redujo a intentar no morirnos de inhanición así que todo está amontonado en la sala, esperando a su uso.
Al entrar a la casa encontramos a papá con brocha en mano, pintando la pared del comedor. Lucía ropa lijera, muy vieja, unos jeans gastados color marón y una camiseta salmón, ambas prendas manchadas con la pintura.
Por lo menos el odioso color bronce que adornaban las paredes estaba muriendo. Un espantoso color bronce.
-¡Ya estan en casa! Pensé que se iban a tardar -habla papá, volteando la cabeza y mirandonos. -hay pizza en el refrigerador -Jimin vuelve la cabeza hacía la pared. Sonrió feliz ante sus palabras y Luka resopla. Jimin hunde la brocha en el balde de pintura y la vuelve a sacar, llevandola a la pared.
-Ustedes son tan parecidos -dice Luka después de soltar un pesado suspiro, caminando hacía la cocina.-voy a calentar la pizza.
-Iré a cambiarme y te ayudó, ¿okay, papá? -digo y camino con dirección a mi cuarto.-¡al fin nos libramos de ese espantoso color! -exclamo entrando al cuarto. Tiro la mochila en la cama, camino hacía el maletero y con mis manos lo alzó y lo coloco encima de la cama.
Suspiro y abro la maleta.
Al igual que el resto de la casa, mi habitación está sin hacer. Ni siquiera e sacado la ropa de las maletas, pero sé que tengo que hacerlo porque este hogar no es provicional sino definitivo. Ya no nos iremos.
Saco una blusa azul oscuro y un short dejándolos sobre la cama, cierro la maleta y lo vuelvo a poner en el suelo, al lado del resto. Rápidamente me deshago de la ropa que traía puesta y la dejó sobre el cesto de la ropa sucia. Me visto y camino de regreso al comedor recogiendome el cabello en un moño alto. Luka está centrado desconchando unos mangos. Me detengo y vuelvo a suspirar.
-Muy bien, ¿en qué te ayudo? -le pregunto.
Jimin me entrega la brocha que estaba ocupando y agarra otra.
-Tu termina está parte y yo comenzo con esa -señala la pared que da con el jardín. -debemos opacar este color lo más pronto posible -gesticula moviéndose a la pared que señaló.
Empiezó a pintar con cuidado, de arriba abajo para no desentonar. Exhaló satisfecha al notar que el color blanco empieza a opacar al anterior.
-Papá, ¿por qué no contratas a unos profesionales? Así ocupas tu tiempo en otras cosas -sugiere Luka desde la cocina. -sin ofender, pero ustedes no son profesionales y pueden tardar meses para terminar toda la casa.
-No es necesario. Aquí donde me vez yo solito pinté un barco de extremo a extremo. ¿O acaso se te olvida quién fue el que pintó tu cuarto de pequeño, eh muchachito? -gruñe Jimin sin detenerse a mirarlo.
Ahogo una risilla.
-Lo digo porque la casa se esta cayendo del mugre -señala lo obvio. Tanto papa como yo bufamos. Luka continuo hablando, ignorando los cambios de humor de papá.-sino les gustaba la pintura de la casa, la hubiesen pintado antes de mudarse.
-Ya, ya. Me gusta hacer mis cosas y no necesito que nadie intervenga -vocifera Jimin, impacible.
-Yo estoy de acuerdo con papá. Además, arriesgarnos a tener personas extrañas en casa no es seguro.
-¿Y de blanco? ¿no puede ser otro color menos cliché? -revira.
Escucho el chasquido irritado de papá a punto de perder la poca paciencia que posee.
-La pizza está caliente -le pregunto a Luka, tratando de aligerar el ambiente pesado.-muero de hambre.
-Ya casi está, faltan tres minutos.
La mirada de Luka y la mia se encuentran, alzo una ceja mientras sonrió. Me debes una hermanito y la forma de saldar la deuda es colaborar con las tareas.
Vuelvo a centrarme en terminar de pintar la pared. Nadie volvió hablar hasta que la pizza estuvo lista. Los tres comimos en silencio y al acabar, cada uno regresó a lo que estaba haciendo.
Jimil y yo volvimos a la pintada, mientras Luka lavo los utencilios utilizados, también intentó poner un poco de órden en las habitaciones pero tanto papá como yo nos negamos, primero matariamos ese color, después ya nos preocuparemos por lo demás. A Luka no le quedó más remedio que rendirse, pero entonces se ofreció a lavar la ropa sucia. Ante aquellas palabras no nos negamos. Entonces una pequeña montañita de un metro adornaba el cuarto de lavado.
Luka no se quejó pero su expresión atónita no pasó desapercibida. Con ayuda de Luka desocupamos la cocina y pudimos pintarla, afortunadamente la pintura se adhirió rápido y solo tuvimos necesidad de pintar dos veces más.
Esa tarde quedó totalmente pintado, y al fin, puedo sentir pertenencia por la casa.
Chocamos las manos manos al observar nuestra obra.
Para el final del día, todo los muebles que estaban en la sala habían sido mudados para el comedor, colocados de manera estratégicas para que no se mancharan. El salón estaba vacío y viéndolo de cerca es bastante pequeño comparado con el comedor.
Luka nos insistió en que dejaramos el salón para mañana puesto que ya era tarde y la hora habitual para cenar ya se había pasado. Efectivamente era cierto, ya eran las 7:45 p.m y normalmente cenamos a las 5 p.m.
Cenamos en el patio. Luka armó un comedor improvisado con la mesa del juego de muebles y un par de cojines.
Esta noche es una de las muchas que vendran en familia. Jamás me había puesto a pensar que cenar los tres se sintiera tan cálido pese a que la noche es bastante fría.
Aunque el frío se quita abrigandose de la cabeza a los pies, así como estamos, este sentimiento en mi pecho no. ¿Papá o Luka sentirán lo mismo que e sentido yo en estos últimos días? ¿cómo comodidad?. El sonido de la brisa y el mar es realmente tranquilizador tambien.
-¿No queda más pasta? -preguntó, inclinándome hacía el tazón. Hago un puchero al observarlo vacío.
-Papá se acabó lo poquito que quedó -comenta Luka con tono de burla.-llegaste tarde, hermanita.
Jimin gruñe dandole una mirada sumamente molesta, pero sin dejar de masticar. Luka ríe a carcajada, mi risa es mucho más controlada.
-Por cierto -continua hablando Luka.-¿vas a dejar el patio abierto? Puede que ahora el número que turista sea muy reducido pero pronto no cabrá ni un alma en esa playa.
-Eh pesando en cercar e instalar cámarras de seguridad -dice papá.-ya contarté a una agencia y para mañana habrá cámaras en los alrededores de la casa.
Luka traga lo que tiene en la boca y toma de su vaso.
-Me avisas cuando vayas a poner la cerca para ayudarte.
Papá asiente.
-Ah, Cher, se me pasó preguntarte, ¿por qué llegaste tarde hoy?.
Papá y yo compatimos una rápida mirada. Observé el momento exacto en que éste pasa saliva, jamás lo he visto tan perturbado como luce ahora.
-Es que... El viejo chavy se apagó -explicó.
-Hay que cambiarle la bateria -habla papá.
-¡Eso fue lo que dijo el técnico! -prosigo.-¿cuándo se la cambias papá? -le preguntó deteniendo mi mirada en el perfil de Jimin.
-¿El sabado? ¡El sábado! Ya hice la cita.
Papá se llevó una gran cantidad de pasta a la boca con el fin de no hablar en los próximos cinco minutos.
-Ya va siendo hora de que guardes al chevy -comenta serio.
El ambiente se volvió difícil de respirar. El chevy es como ya lo mencioné una reliquia familiar y el último recuerdo de mamá y como una integrante más de la familia. Pero lastimosamente las cosas no duran para siempre por más que te aferres desesperadamente a ellas.
-No hablo de deshacernos de ella, sino de aguardarla. Al paso que va puede -se detiene.-causar un accidente.
La indecifrable mirada de papá se mantiene sobre Luka y la de mi hermano igual, ninguno de los dos luce como si fuera a rendirse. Aquella escena me divertiría si no estuvieramos hablando de un asunto tan serio. Papá traga lo que esta masticando y se levanta, llevandose el plato.
-Ire a dormir -anuncia tosco y se adentra a la casa dejandonos solos.
Luka suspira y niega lentamente con la cabeza, él empieza a recoger los utencilios en silencio hasta que esta. La brisa y el sonido de las olas del mar es lo único que perturba el silencio. Papá no volvió a salir del cuarto y Luka tuvo que dormir en el sillón.
El despertar fue agotador, mi cuerpo duele como si hubiera corrido una maratón con mis manos y al más mínimo movimiento un calambre se apoderaba de toda la zona.
Jamás me hubiese imaginado que pintar es tan doloroso para el cuerpo pero tampoco soy tan activa como el resto de las personas de mi edad. La monótonia esta atrofiando mis musculos.
El agua relajó bastante la tensión de mis musculos, no se cuanto tiempo estuve bajo el agua pero mi piel empezó arrugarse. Salgo de la ducha a paso lento, peri ya no tan adolorida como cuando entré.
Voy a empezar acerle caso a papá y lo acompañaré a correr apartir de... mañana, hoy me levanté con la hora exacta para alistarme e irme a la universidad.
Agarro la maleta y la dejo sobre la cama, de esta saco el pantalón de una sudadera gris, después rebusco hasta encontrar una blusa negra, por último un buso del mismo color del pantalón. Dejó todo en la cama y dejó la maleta en el suelo.
Me apresuro a cambiarme, recogo mi cabello en una cola de caballo. Salgo de la habitación encontrandome a Luka en la cocina preparando el desayuno.
-Buen día, ¿y papá? -saludo y me siento en una de las sillas de la mesa del comedor.
Luka se giró, me mira y sonríe.
-Buen día, papá está tomando una ducha. Desayuna rápido, en cinco minutos salimos.
Mientras hablaba me tiende un tazón de cereal con leche y un vaso de jugo de naranja. Le sonrió agradecida y me llevo la cuchara a la boca. Hago un sonido agradable desde el fondo mi garganta. Trago.
-¿Me llevarás hoy?.
-Papá tiene que hacer unos tramites y no sabe cuanto se tardará, así que me pidió el favor de llevarte. Apura, no quiero llegar tarde al trabajo.
Me llevo nuevamente la cuchara a la boca, mastico y trago. Repito ese mismo procedimiento hasta acabar. Después de despedirnos de papá salimos con rumbo a la universidad. En el camino nuestra conversación es amena.
-Hermanita, ¿cuándo vas aprender a conducir? Ya estas apunto de cumplir dieciocho, yo a tu edad ya conducía el chevy -comenta mirándome de reojo.
Suspiro. Aquella conversación ya la había tenido con papá antes. Cuando tenía catorce. Aquel entonces no lo había pensado y dije que si, pero después de estrellar nuestra reliquia contra un poste papá no volvió a insistir en que aprendiera a conducir y yo tampoco me apresuro.
Vuelvo a suspirar.
-Siendo sincera me siento bien tal cual como estoy ahora -le digo.-para mi no hay ningun problema que papá o tu o cualquier otra persona me lleve y traiga.
Luka frunce el ceño y en su mirada brilla la incredulidad.
-Eres rara. Yo a tu edad estaba cansado del dominio de papá.
Sonrió posando la vista al frente.
-Bueno no todos los seres humanos somos iguales. Además, yo disfrúto estar con papá.
-Más bien sos como un pollito que corre tras el gallo cada que algo te asusta -bromea riendo a carcajada.
-Ja, ja, ja -gesticulo reprimiendo el enojo. -¿sabes? En estos días, ahora que estoy de regreso estuve pensando mucho en aquella familia. Hmm -hago una mueca y me quedo en silencio, buscando entre mis memorias el apellido de aquella buena familia. -¿te acuerdas este amigo mio de la infancia? -le pregunto, después de hacer una mueca al no poder acordarme del apellido pero teniendo sus rostros frente a mis ojos.
-¿Quién? ¿Damón? -pregunta de inmediato.
Ante sus palabras y tras la mención de su nombre mi mente automaticamente se ilumina.
-Damón Namsuk -menciono su nombre feliz. Mi pecho se llena de alegria y mi mente de inmediato proyecta una imagen. Aunque es borrosa.
Un niño pequeño, de tez blanca, pelinegro y rasgos definidos y aburrido, casi serios e intimidantes. Pero por más que lo intento no pudo recordar el color de sus ojos.
-¿Sabes qué fue de la familia Namsuk? ¿del señor David y la señora Meredith? -le vuelvo a preguntar saliendo de la burbuja en el que me había sumergido.
-Desde que nos mudamos no mucho -responde para mi pesar.-pero creo que todavía viven en Malibú. Con respecto al joven Damón... de él si te vas a sorprender cuando te cuente.
Sus últimas palabras le dan esperanza a mis pensamientos. Desde que me mudé de Malibú, perdí completamente la comunicación con mi amigo y ahora que solo estamos a pocos kilometros de distancia tuve la loca idea de buscarlo. Conectar nuestras vidas de nuevo, retomar nuestra amistad desde donde la habíamos dejado pero el asunto de la universidad captó toda mi atención y enfoque todo mi ser en pasar ese exámente. Ahora puedo retomar mis planes.
-Pero voy a dejar que lo descubras por ti misma -agrega Luka para mi desgracia.
Parpadeo y lo miro enfurecida.
-No es justo.
Luka se encoje de hombros y reduce la velocidad al estar cerca de los parámetros de la universidad y también porque el tráfico esta muy lento.
-La vida no es justa hermanita -su mano se posa en mi cabello y lo frota despeinándome.-¿sabes qué? Creo que te vas a enterar pronto por eso no te lo sigo ahora.
Hago una mueca, me aparto de su toque y me bajo del vehículo.
-Eres un mal hermano -gesticulo y cerrando la puerta de un golpe me alejo del auto. A mis espaldas escucho la queja de mi hermano, pero la ignoro y avanzo.
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