19. Violet (Parte 1)
Advertencia de contenido Capitulo 19 y 20: Mención y uso de drogas y violencia.
(19)
HACE UN AÑO
VIOLET
Pongo pie dentro de la casa al final de nuestra calle, esa casa casi en ruinas que nadie se atreve a mirar o que fingen que no ven. No me sorprende la semioscuridad y la música. El olor a marihuana me hace arrugar la nariz. Hay un sofá con unas cuantas personas sentadas ahí y eso es todo, y sé que los cuartos están igual de vacíos, no es un lugar para vivir, es un lugar para venir a hacer cosas ilegales.
Lin emerge de una puerta y me sonríe con tristeza al verme.
—Hola, gracias por venir. Él está en ese cuarto. —Lin me pasa un Gatorade—. Lo va a necesitar.
—Gracias por avisarme, Lin.
Le agradezco porque sé que lo ha hecho porque soy yo y porque es Black. Él nos ha visto crecer en este barrio. De otra forma, a Lin le da igual quien hace y deshace en este lugar.
Entro en la habitación y lo único que hay es un sofá individual muy acolchado en el que está tirado Black, su cabeza echada hacia atrás como si sus ojos estuvieran en el cielo. Cierro la puerta y me acerco a él. Su camisa negra está toda arrugada y sus vaqueros tienen manchas de bebidas en la parte de los muslos. Su cabello es un desastre y está todo sudado.
—Black.
Mi voz parece sacarlo de su ensoñación y endereza su cabeza para observarme.
—¡Viii! —me sonríe de esa forma que me hace querer olvidar la tristeza que me da verlo así.
Me inclino sobre él y sus ojos oscuros ojean cada movimiento que hago.
—¿Estás...? —la dilatación de sus pupilas es obvia y aprieto la mandíbula—. Me tienes que estar jodiendo.
Él se lame los labios antes de sonreír como idiota.
—¿Qué haces aquí, Vi?
—¿Qué hago aquí? Honestamente, no lo sé, Black —digo exasperada—. Vamos, te llevaré a casa.
—Estoy bien.
Suspiro.
—Black.
Su sonrisa se desvanece.
—No tengo casa, Vi —suelta como si nada—. Papá me echó, quiere que me vaya con mamá. Mamá no quiere recibirme... así que...
Se encoge de hombros.
—Así que, ¿se te ocurre la maravillosa idea de drogarte para lidiar con ello? —Casi lo aplaudo.
—Aw, estás preocupada por mí, que linda.
Volteo los ojos y le agarro la mano para obligarlo a ponerse de pie. Black se tambalea, pero se recupera.
—Nos vamos.
Black me sigue obediente mientras lo saco de ese lugar. Vuelvo a agradecer a Lin y comenzamos a caminar a mi casa. De ninguna forma, podré meterlo a mi casa, pero dejé abierto el garaje y no sería la primera vez que Black pase la noche ahí.
Entramos y estiro mi mano para bajar la puerta corrediza del garaje con cuidado. Black enciende la luz antes de lanzarse en un sofá de dos puestos que está en la esquina, donde nos reunimos a veces con el grupo. El silencio de la noche nos acompaña hasta que Black saca su celular y me hace un gesto para que me siente a su lado. Él sigue viéndose terrible, su cabello se pega a su frente y a los alrededores de su cara por el sudor y aún así lo encuentro adorable, en especial cuando me da una sonrisa tonta.
—Gracias por ir por mí, Vi siempre al rescate.
Yo suspiro y me recuesto de lado en el sofá para tomarle la mano con cariño.
—Todo va a estar bien, Black. Siempre saldremos adelante porque somos...
—Como cucarachas —termina por mí—. Sobrevivimos a todo, ¿no?
Black observa nuestras manos unidas por unos segundos y me acaricia el interior de la palma con delicadeza.
—Estoy un poco... drogado, Vi.
—¿Tú crees?
Él bufa antes de usar su mano libre para usar su celular.
—Quiero cantar.
—Bien, pero no muy fuerte —le advierto al verlo darle play a una canción en su celular y lanzarlo entre nosotros: Es Moondust de Jaymes Young.
Black sigue jugando con mi mano, pero levanta la mirada para verme directamente a los ojos.
—Vamos, canta conmigo, Vii —empieza a cantar—: I'm building this house, on the moon. Like a lost, astronaut— estoy construyendo esta casa en la luna, como un astronauta perdido —Looking at you, like a star. From the place, the world forgot —viéndote, como una estrella, desde el lugar que el mundo olvidó.
—And there's nothing, that I can do. Except bury my love for you.
Y no hay que pueda hacer más que enterrar mi amor por ti.
Black se me queda mirando y yo trago con dificultad. El ambiente entre nosotros cambia y controlo mis emociones porque soy consciente de mis sentimientos por él, pero estoy resignada a nuestra amistad y nada más. Me he mantenido a raya. El coro de la canción llena el silencio entre nosotros:
"The brightness of the sun, will give me just enough
To bury my love, in the Moondust
I long to hear your voice, but still I make the choice
To bury my love, in the moondust."
—No quiero irme, Vi —murmura.
—Encontraremos una manera.
Black solo me mira, y por unos segundos me pierdo en la oscuridad de sus ojos hasta que su mirada baja a mis labios y los lamo por instinto.
—Necesitas descansar —le recomiendo.
—No.
—¿No?
—No es lo que necesito. —Su mirada se mantiene sobre mis labios y la tensión crece así retraigo la mano para separarla de la suya.
—De verdad, necesitas descansar, Black, así se te pasará todo esto.
Black bufa y estira su mano para acunar mi mejilla. Todo rastro del Black juguetón desaparece, su expresión se endurece, la tristeza apagando sus ojos.
—¿Estás bien con que me vaya de aquí? ¿Con no volver a verme?
Hay un hilo de desesperación en su voz que no puedo ignorar y recuerdo que en el fondo, este chico sentado frente a mí tiene un gran miedo al abandono, a no ser amado, no ser extrañado porque ni siquiera sus padres lo han hecho sentir querido. Me acerco a él hasta que nuestros rostros quedan a escasos centímetros, hasta que el fuerte olor a alcohol emanando de él llena mi nariz. Levanto la mano para acariciar su mejilla, Black cierra los ojos al contacto.
—Claro que te extrañaré, eres mi mejor amigo —Black abre los ojos antes esa afirmación y arruga sus cejas—. No estaré bien si te vas, yo—Black me suelta de golpe y quita mi mano de su mejilla.
—¿Qué pasa?
Él se pasa la mano por la cara.
—Nada.
Él se recuesta sobre el sofá y se pone el antebrazo sobre los ojos.
—Necesito descansar.
—Claro —digo, poniéndome de pie—. Te traeré una manta.
Él resopla, pero no me dice nada. Confundida, voy por la manta y cuando vuelvo la pongo a su lado en el sofá.
—Aquí está —le doy una palmada a la manta y cuando voy a retirar mi mano, Black baja el brazo que ocultaba sus ojos y me agarra la muñeca. De un jalón, caigo sentada a su lado, mi pierna rozando la suya—. ¿Qué haces?
Black solo me mira, su agarre se vuelve más fuerte.
PRESENTE
Mi mente vuelve al presente y me encuentro con la cara recostada a la espalda de Black mientras maneja por la autopista. Después del helado, hemos decidido dar una vuelta y por alguna razón, mis recuerdos me han invadido.
Hace un año, esa noche lo cambió todo entre nosotros y mi perspectiva respecto a las drogas era muy diferente en ese entonces porque Black solo lo había hecho pocas veces, no era adicto. Así que yo creía que las drogas no eran gran cosa, porque él lo hacía con poca frecuencia sin volverse adicto a ellas. Y luego mi hermana se convirtió en una adicta y entendí que para algunas personas solo se necesitaba una vez para que se convirtiera en una pesadilla eterna. Y jamás volví a subestimarlas.
Paramos en una de las gasolineras solitarias para abastecer la moto. Black se va dentro del local a pagar y yo me quedo viendo la autopista y como los autos pasan a toda velocidad ya con las luces encendidas. El cielo está gris y oscuro, no falta nada para que anochezca.
—No es una vista romántica.
Me congelo y toda melancolía me abandona y es reemplazada por miedo absoluto. Quiero encontrar mi voz y no puedo así que suelto una bocanada de aire para poder hablar:
—Depende de a quien le preguntes.
Giro el rostro y me encuentro con Treyvon de perfil, parece absorto en la vista. El tatuaje de una llave antigua en su mejilla que baja hasta el cuello que tiene cubierto de tinta se ve cada vez mas opaco. Lleva esos vaqueros desgastados y una franela blanca que dejan al descubierto sus brazos y parte de su pecho, toda su piel tatuada a montón. Finalmente, él me mira y yo trago con dificultad al ojear a los alrededores. En el estacionamiento lejano, veo un grupo de chicos de su banda que observan todo.
—¿Qué quieres? —pregunto directamente. Y echo un vistazo al local, rogando que Black no salga todavía. Treyvon sigue mi mirada.
—No estoy aquí por él. —Él da un paso hacia mí, sus facciones tensándose—. Estoy aquí por ti.
—No entiendo.
Treyvon suspira.
—Soy un hombre de negocios, Violet. —Escucharlo decir mi nombre me da escalofríos—. Y no me gusta que me vean la cara de idiota.
—¿De qué estás hablando?
—Valeria.
Se me revuelve el estómago.
—¿Qué tiene que ver ella contigo?
—Al parecer, tiene problemas manteniendo su palabra.
—¿De qué estás hablando?
—¿Violet? —Me doy la vuelta rápidamente para ver a Black en la distancia con una bolsa llena de Doritos y una coca cola. Él se apresura a nosotros y de inmediato, los chicos de Treyvon lo agarran de los brazos, deteniéndolo a unos cuantos pasos de nosotros. Black lucha—. Treyvon.
La amenazada en la voz de Black es clara, pero Treyvon le sonríe.
—Tranquilo, solo estoy charlando con Violet, negocios, nada personal.
—Aléjate de ella. —Black habla entre dientes.
—Black. —Necesito calmarlo—. Está bien, no me ha hecho nada.
—¿Ves? Ella está bien. —Treyvon intenta tomar un mechón de mi cabello, pero doy un paso atrás antes de que me alcance. Él hace una mueca—. Tu hermana vino a mí por drogas, unas las pagó, otras prometió pagarlas pronto y creo no compartimos el mismo concepto de pronto.
Entonces, recuerdo el intento de Valeria de robarle el anillo a mamá, así que era para pagarle a este bastardo.
—Venderle a una menor es bajo incluso para ti —digo con desprecio.
—¿Estás vendiendo drogas en nuestro territorio? —Black pregunta, intentando zafarse.
—No, soy un hombre de palabra. Como dije, Valeria vino a mí.
Y lo entendí.
—Sabías que era mi hermana, y lo has hecho a propósito.
Treyvon se echo a reír.
—Ah, eso es lo que me divierte de ustedes. ¿Creen que mi vida gira alrededor de su grupito de idiotas? Esto es un negocio, es todo.
—¿Cuánto te debe? —Quiero que esté encuentro se termine ya.
—300 dólares, en efectivo y no aceptamos monedas. —Me sonríe con burla.
—Te pagaré, dame un par de semanas.
—Así no es como funciona, verás, ya le di un par de semanas a tu hermana.
—No cargo 300 dólares en el bolsillo como si nada, lo sabes.
—Claro, pero... —Treyvon baja la mirada a mi cuello, mi pecho y mi estómago—. Existen otras formas de pagar.
—¡Treyvon!
Black lucha y logra soltarse un brazo antes de que lo agarren de nuevo.
—Eres un enfermo —murmuro.
Treyvon se lame los labios.
—No sé que has pensado, pero a lo que me refería con eso es... a él. —Él señala a Black—. Hay otras formas de pagar y bueno, hoy es su día de suerte. Me siento generoso.
—¿De qué estás hablando?
—Voy a golpearlo hasta que le cueste respirar y escupa su propia sangre por montón y él me dará su palabra de que no habrá represalias, no habrá pelea entre las bandas porque él simplemente está pagando una transacción con su sangre, y deuda olvidada.
Quiero vomitar y sacudo la cabeza.
—No, de ninguna forma.
—Hecho —dice Black, siento un vacío en el estómago y abro la boca para protestar—. Pero debes dar tu palabra de que nunca le venderás a Valeria de nuevo. ¿Tenemos un trato?
—¿Crees que estás en posición de exigir?
—¿Crees que será fácil controlar a Red para que no vaya por ti cuando vea como me dejaste? —Treyvon se tensa, el nombre de Red es el único que pone miedo en su expresión, aún no sé por qué.
Treyvon une sus manos y traquea sus nudillos.
—Hecho.
—No, no.
Treyvon hace una seña y uno de los chicos va al local de la gasolinera. Mi mirada se cruza con la de Black y sacudo la cabeza.
—No hagas esto, por favor.
Él me sonríe con tranquilidad y lágrimas inundan mi vista.
En pánico, veo con las luces del interior del local se apagan, como sale en el aviso electrónico que la gasolinera 'está fuera de servicio' Claro, Treyvon no quiere testigos. Veo como arrastran a Black a un lado de la pared del local y yo los sigo.
Con el corazón en la mano, y el miedo corriéndome por las venas, los sigo a la oscuridad.
>>
Doble capí, siga leyendo, no olviden votar en ambos capítulos.
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