95.- Pelea

Me desperté con el sonido de la alarma, a la vez que sentía leves caricias en mi espalda.

- Mhm... - mascullé levemente.

- Buenos días, 'Yumi - susurró Izuku.

- Buenos días... - respondí, bostezando - ¿Ya estabas despierto...?

- Llevo un rato despierto, sí - comentó, sin dejar de acariciarme la espalda con las yemas de los dedos.

- ¿Pasa algo? - pregunté.

- Nada, solo que aún no me creo que te hicieras esta cicatriz - susurró, dibujando la cicatriz de la herida que me hice en la misión de los Preceptos.

- Bueno, ni yo me creo aún que te hicieras todas esas cicatrices - rebatí con una ligera sonrisa.

- Touché - contestó, riendo en voz baja.

Me estiré un poco para besarle, y me correspondió con suavidad.

- Deberíamos levantarnos - suspiré - Tienes que ir a entrenar con All Might...

- Y tú con Kacchan - respondió - Pero... Ahora mismo no me quiero mover de aquí.

Se aferró más a mí, enterrando su rostro en mi cuello, y no pude evitar sonreír, enternecida.

- Te amo - susurró.

- Yo también te amo - respondí.

Nos besamos con suavidad durante unos minutos, hasta que ya supimos que debíamos prepararnos ya. Cuando ya ambos estuvimos listos, salimos de la habitación con cuidado de no hacer demasiado ruido. Una vez fuer del edificio de las residencias, me despedí de Izuku con un beso y cada uno nos fuimos por nuestro lado.

- ¿Cómo te las apañas para llegar siempre tarde? - gruñó Bakugo al verme aparecer.

- Buenos días a ti también, Kacchan - respondí con sarcasmo - Hace una mañana maravillosa, aunque el clima sigue siendo algo frío.

Bakugo emitió una serie de sonidos que parecían gruñidos y maldiciones, pero pronto empezamos a entrenar.

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El día había ido tranquilo, nadie parecía haberse dado cuenta de mis marcas y nadie había mencionado nada. Tras la jornada lectiva fui a las residencias de los profesores, pues ese día me tocaba quedarme con Eri.

Me encontraba tirada boca-arriba en el suelo de la sala común, con Eri encima de mí. La levantaba con los brazos, escuchando su risa cada vez que se elevaba.

- ¡Otra vez, otra vez! - pedía.

- Por supuesto, mi pequeño unicornio - contesté con una sonrisa.

Cuando al fin se cansó, la dejé en el suelo a mi lado y me incorporé, quedando sentada. Shota estaba sentado en uno de los sofás, revisando los informes de All Might de la clase del día anterior, y Midnight se encontraba en la cocina, preparándose un café. Cuando volvió al salón, se acercó a mí, se agachó y me susurró al oído.

- Shayu', creo que deberías arreglarte el cuello de la camisa - me avisó Nemuri - Porque parece que Shota vaya a levantarse para ir a matar a tu novio en cualquier momento.

Me coloqué bien el cuello de la camisa y miré a mi padre, que mantenía un semblante sombrío. Casi había olvidado la marca que me había hecho Izuku esa noche.

- Shayumi Aizawa, ¿se puede saber qué tienes en el cuello?

- ¿Qué dices? - pregunté, fingiendo.

- Tienes algo en el cuello. ¿Qué es? - insistió.

- Nada - respondí.

- Nemuri, ¿te puedes quedar con Eri un momento? Shayumi y yo tenemos que hablar a solas - dijo, sin apartar la mirada de mí.

- Claro - respondió ella.

- Perfecto. Shayumi, ven conmigo. Ahora - ordenó mi padre.

Asentí con la cabeza, un poco asustada. Nos dirigimos al pasillo, que en ese momento estaba vacío, y nos quedamos allí.

- ¿Y bien? - preguntó Shota.

- ¿"Y bien" qué? - inquirí.

- ¿Qué tienes en el cuello?

- No es asunto tuyo - respondí, tratando de parecer lo más segura posible.

- Son chupetones, por supuesto que es asunto mío - contestó.

- Si ya sabías lo que eran, ¿para qué preguntas? - dije.

- No me faltes al respeto - gruñó - ¿Por qué tienes chupetones en el cuello?

- Mi novio me los ha hecho - respondí.

- ¿Por qué?

- ¿Por qué no?

- ¿Acaso os habéis acostado alguna vez?

- ¿A ti qué te importa? No pienso responder a eso.

- Eres muy pequeña para hacer esas cosas - contestó - He estado dejando pasar que siempre durmáis juntos porque te ayudaba con las pesadillas, pero esto no voy a permitirlo. Cada uno dormirá en su habitación a partir de ahora, sin excepciones.

- Esto es ridículo - mascullé.

- ¿Te parece ridículo?

- ¡Pues sí! - estallé - ¡Estoy harta de que me trates como si fuera una niña! ¡Aún no seré una adulta, pero sé cuidarme por mí misma!  ¡Acéptalo de una vez! ¡No me puedes tener encerrada "en tu burbuja feliz" solo porque no quieras aceptar que he crecido!

- ¡Baja ese tono de voz conmigo!

- ¡No quiero! ¡Digo yo que seré lo bastante mayor como para hacer o no lo que me dé ma gana con quién me dé la gana, sobre todo con mi maldito novio! ¡Deja de inmiscuirte!

Me marché de allí rápidamente, volviendo al salón con Eri y Nemuri.

- ¿Pasa algo? - preguntó Eri - Pareces enfadada...

- No, cariño, no pasa nada - respondí, poniendo la mejor sonrisa que pude - ¿Te apetece ir a jugar fuera? Se pueden hacer más cosas que aquí dentro.

Eri asintió con la cabeza, y tras despedirnos de Nemuri, salimos del edificio de las residencias para jugar fuera hasta que tuviera que irme a estudiar.

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Mis compañeros y yo íbamos a empezar a cenar, pero justo cuando me iba a llevar el primer bocado a la boca, mi móvil sonó.

Cerré la conversación y respiré profundamente. Demasiado caos...

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¡Gracias por leer!

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