70.- Empezamos a prepararnos

Al día siguiente, mis compañeros salieron de clase rápidamente para empezar a organizar el concierto. Los de los Estudios de Trabajo teníamos clases suplementarias, así que nos uniríamos a ellos después. Nos habíamos despedido de ellos, pero antes de irnos, oí a unos del Departamento de Estudios Generales. Uno de ellos era el chico al que me encontré cuando fui a ver a Hitoshi a su residencia.

- Al parecer, la clase 1A va a hacer un show en vivo - masculló, hablándole a su compañera - Siempre quieren ser el centro de atención.

Me iba a acercar a cantarles las cuarenta, pero Uraraka se metió en mi camino.

- Shayumi, déjalo estar... Vámonos o llegaremos tarde.

Agarró mi antebrazo para tirar de mí y reunirnos con los demás del grupo de clases suplementarias, pero le golpeé en la mano para que me soltase. Cuando me di cuenta de lo que acababa de hacer, se me heló la sangre.

- Perdón, Uraraka, no sé qué ha pasado - traté de disculparme - No tenía intención, ha sido como un acto reflejo. De verdad, lo lamento mucho.

- Tranquila, no te preocupes - dijo con una sonrisa.

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Cuando volvimos a las residencias tras las clases, nuestros compañeros estaban en la zona común, repartiendo las tareas del concierto.

- ¡Hey! - saludó Kirishima al entrar.

- Ahora que han acabado nuestras clases suplementarias por hoy, podemos participar, kero - anunció Asui.

- Jiro, vasa cantar, ¿No? - preguntó Uraraka.

- Oh, no, aún no lo hemos... - trató de hablar, pero fue interrumpida por Mineta.

- Si se trata de la voz, ¡Yo me encargo! - exclamó - ¡Seremos un éxito!

- Aparte de ser la bola de discoteca, puedo cantar - propuso Aoyama.

- ¡Bien! ¡No puedo tocar ningún instrumento, pero si es cantar, puedo hacerlo! - se animó Kirishima.

Izuku me dio un leve codazo en el brazo, dando a entender que me proponía que lo intentase. Suspiré y negué con la cabeza, e Izuku se encogió de hombros. Uno por uno, los chicos que se habían ofrecido nos "deleitaron" con una demostración de su talento vocal; La voz de Kirishima dejaba bastante que desear, Mineta solo berreaba y, aunque no tenía mala voz, el falsete de Aoyama no nos iba a servir de mucho.

- ¡Pienso que Jiro deberia ser quien cante! - exclamó Hagakure - Hace rato, cuando estaba enseñándome en su cuarto, ¡Cantaba genial!

- Tienes razón - apoyé - Jiro tiene una voz increíble, sería perfecta.

- Oíd... No hagáis las cosas más complicadas... - habló Jiro, acercándose al micrófono.

- Está bien, está bien - dijo Hagakure.

- Ignorar los gritos de nuestras almas... - se quejó Mineta - ¿Qué clase de personas sois? ¿¡Qué es esto!?

- ¡Quiero escuchar a Jiro cantando! - animó Kirishima - ¡Contamos contigo!

Jiro agarró el micrófono y empezó a cantar. Su voz inundó rápidamente toda la zona común, deleitando nuestros oídos con su hermoso sonido. Cuando dejó de cantar, toda la clase empezó a gritar.

- ¡Mis oídos están en el cielo!

- ¡Que voz tan ronca y sexy!

- ¡Es unánime!

- Vale, eso es todo... ¡Ahora, vamos a necesitar dos guitarristas! - dijo Jiro, completamente sonrojada, y
se giró hacia mí - Shayumi, ¿Te apuntas?

- No, lo siento - me negué - El pánico escénico y las actuaciones no son una buena combinación.

- ¡Yo quiero hacerlo! - exclamó Kaminari - ¡Tocar un instrumento es genial!

- ¡Dejadme hacerlo! - gritó Mineta.

- Creo que ya he tenido bastante con instrumentos de cuerda - comentó Kirishima.

- ¡Da igual que quieras hacerlo! - le chilló Bakugo a Kaminari - ¿¡Tienes las agallas necesarias!?

- ¡Sí, sí y sí! - respondió, guitarra en mano y rasgando las cuerdas de golpe - La guitarra es el centro de la banda, ¿No?

Mineta intentó, sin éxito, coger la guitarra correctamente, pero el tamaño de sus brazos se lo impedía, así que la dejó en el suelo mientras se alejaba de forma dramática, con lágrimas en los ojos. De fondo, Sato, Ojiro y Sero hablaban sobre sus funciones y papeles deseados en el concierto. Tanto Sato como Ojiro querían bailar, y Sero prefería encargarse de el escenario y los efectos. Sin que nadie se lo esperara, Tokoyami agarró la guitarra que Mineta dejó en el suelo y tocó un punteo, simple pero lúgubre y sofisticado a la vez.

- ¿¡Tokoyami!? - exclamó alguien.

- ¿¡Y ese sonido tan triste!?

- ¿¡Tocas!? ¿¡Por qué no dijiste nada!?

- Tenía que librarme de la carga del acorde Fa primero - explicó Tokoyami.

- ¿Y cómo llevas el Si? - comenté - Porque a mí me cuesta bastante más que el Fa.

- No me lo recuerdes... - suspiró, y se giró hacia Mineta - Si no vas a tocar, rasgaré las cuerdas que te tocan.

- Entonces hazlo tú, maldita sea - se quejó, encogido en una esquina - Esto es una mierda. Festival Escolar, termina ya... Malditos, malditos, malditos, malditos,...

Uraraka y Ashido se miraron a los ojos un momento, y después la pelirrosa se acercó a Mineta.

- ¡Mineta! ¿Bailarás si te damos una parte harem? - preguntó.

De un momento a otro, el rostro de Mineta se iluminó.

- Por supuesto - dijo con lágrimas en los ojos - Festival Escolar, ven ya.

Seguimos un rato para organizar cada uno de los grupos, hasta que ya eran las 10 de la noche y había anochecido.

- Todos los roles... ¡Están decididos! - exclamó Iida, con unas ojeras increíblemente pronunciadas bajo los ojos.

Jiro, Bakugo, Yaoyorozu, Tokoyami y Kaminari se encargarían de la música. Todoroki, Aoyama, Sero, Kirishima, Koda y yo haríamos los preparativos del escenario y los efectos visuales. Shoji, Ojiro, Sato, Asui, Uraraka, Ashido, Iida, Mineta, Hagakure, Aoyama (él estaría en ambos grupos) e Izuku serían el grupo de baile.

- ¡Y ahora, todos a descansar, mañana será un día muy largo! - ordenó Iida.

Subimos cada uno a nuestras respectivas plantas. Entré a mi cuarto, me puse el pijama y le mandé un mensaje a Izuku.

Esperé un poco y salí de mi habitación haciendo el menor ruido posible. Bajé al segundo piso y llamé suavemente a la puerta de Izuku, que abrió al momento para dejarme pasar. Enterré mi cabeza en su cuello y rodeé su torso con mis brazos, mientras él cerraba la puerta.

- ¿Pasa algo? - preguntó en voz baja, con la voz más suave del mundo.

- Nada, en realidad - contesté, escapándoseme un bostezo - Solo quería estar contigo.

- Pues vamos a dormir, anda.

Nos tumbamos en la cama, Izuku tras mi espalda. Besó delicadamente mi nuca, bajando lentamente hacia la parte alta de mi espalda, para después hacer su camino hacia mi hombro. El suave contacto de sus labios en mi piel mandaba leves impulsos nerviosos a través de mi columna, causándome escalofríos.

- Izu'... Por mucho que me atraiga la idea de pasar toda la noche entre besos y caricias, necesito dormir... - susurré.

Subió su mano hacia mi cabeza, colocando un par de mechones de pelo tras mi oreja.

- ¿Estás segura? - susurró en mi oído.

Su voz sonó algo más profunda de lo normal, proporcionándole un tono "sexy".

- Me tientas... - respondí, suspirando - Pero lo digo en serio, necesito dormir...

- Entendido - contestó.

Bajó sus manos a mi cintura para atraerme hacia él, pero se paró en seco.

- What's wrong...? (¿Qué pasa?) - pregunté, medio dormida.

- Eres más ligera, estás más delgada... - comentó.

- So what...? (¿Y qué...?)

- No es normal...

- ¿Porqué? Solo he bajado unos kilos, ya está... - suspiré, algo más despierta.

- Es que, teniendo en cuenta toda la actividad física que hacemos en clase, deberías estar ganando masa muscular y, por tanto, algo de peso, no perdiéndolo...

- No es nada, déjalo estar... - suspiré - Además, tengo fácilmente tanta masa muscular como tú, ¿Recuerdas?

- 'Yumi, ¿Estás bien? ¿Pasa algo?

- No pasa nada, y estoy perfectamente... - mentí.

- ¿Me lo juras? - insistió.

Dudé un momento antes de responder.

- Te lo juro... No tienes por qué preocuparte.

- Está bien...

Me apretó contra sí, y al poco tiempo, se había dormido. Su respiración regular se colaba entre mis cabellos. Podía notar su ritmo cardíaco en mi espalda, y aunque fuera algo incómodo por culpa de mi cicatriz, no me importaba. Tomé una de las manos que rodeaba mi cintura y la subí hasta la altura de mi pecho.

- Te preocupas demasiado - susurré - Pero gracias...

Besé suavemente sus nudillos, y me aferré a su brazo.

- Te am- - empecé a hablar, pero me callé al instante.

"¿Es muy pronto?", "¿Puede oírme?", "¿Sentirá él lo mismo?",... Esos y más pensamientos danzaban en mi mente, poniéndome nerviosa. Decidí alejar esa idea por aquella noche, no era el momento.

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¡Gracias por leer!

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