65.- El final de la batalla

Izuku y yo nos lanzamos hacia Chisaki, aprovechando las estacas y fragmentos sueltos para impulsarnos. Nos acercábamos a él, pero creó cuatro estacas desde el suelo, que se dirigian a nosotros. Una de ellas le dio a Izuku en el costado izquierdo, y a mí se me clavó en el muslo. Izuku golpeó el suelo con todas sus fuerzas, rompiéndolo y haciendo que los pedazos saltasen por los aires. Acumulé todo el aire que pude entre mis manos y lo solté hacia las rocas, impulsándolas hacia Chisaki, pero él las evitó. Este trató de agarrar a Izuku, pero saltó y evitó el ataque. Después, se impulsó contra el suelo y bajó a toda velocidad, en un intento de golpearle con un "Manchester Smash". Por desgracia, el ataque fue esquivado con gran facilidad por Chisaki.

- Tal vez seáis rápidos - dijo con una voz ronca - Pero, comparados con los otros dos... Puedo veros venir a un kilómetro de distancia.

Apoyó sus manos sobre el suelo, cráneo un gran número de estacas bajo nuestros pies. Me impulsé todo lo que pude para intentar esquivarlas, pero no sirvió de nada. Una de las estacas se me clavó un par de centímetros en el abdomen haciéndome escupir sangre, y otra me desgarró la espalda desde el omóplato derecho hasta la zona lumbar. Aterricé a duras penas, Izuku a mi lado; Una estaca se le había clavado en el tobillo izquierdo, y otra en el antebrazo derecho.

- ¿Estás bien? - le pregunté, jadeando - ¿Puedes moverte?

- Eso debería preguntarte yo a ti... - respondió.

- ¡Ugh! - masculló Chisaki - Tal vez pueda curarme, pero todavia me duele cuando me exploto. ¡Ya es
suficiente!

- ¡Todavía no...! - exclamó Izuku, intentando levantarse.

- Ah, Lemillion era así de tenaz... - continuó - El potencial de aquellos que se niegana rendirse es asombroso.

Se paró un momento, y después alzó uno de los brazos derechos, dejando ver una boca en la palma de este.

- ¡Eri! ¡Estas serán más muertes en tus manos! - exclamó - ¿¡Es eso acaso lo que quieres!?

Se me heló la sangre. Eri no sería capaz de volver, ¿Verdad?

- No quiero esto... - dijo la pequeña, con voz temblorosa, saliendo del agujero en la pared.

- ¡No, Eri, vete! - le advertí.

- ¡Quédate con Mirio! - dijo Izuku.

- Eri... Míralos, ahí, solos... - volvió a hablar Chisaki - ¿Crees que tienen alguna oportunidad de ganar?

- No lo creo... - contestó.

Izuku estaba blanco del pánico. Teníamos que sacarla de allí, costara lo que costase.

- En tal caso... ¿Qué deberías hacer? - le preguntó Overhaul.

- Volver contigo... - respondió, temblorosa, el miedo impreso en su rostro - ¡Y a cambio...! ¡Haz que todos se recuperen!

- Tienes razón... En vez de dejar que toda esta gente salga herida... Es más sencillo aceptar todo el dolor tú sola - le dio la razón, y se dirigió hacia nosotros - Lemillion aún le daba esperanza. Pero ese pequeño halo de esperanza está por los suelos. ¿Aún no lo habéis comprendido? ¿Lo que ella considera una carga? ¡Ella no quiere vuestra ayuda!

Esto no podía estar sucediendo. No habíamos llegado tan lejos para nada. Teníamos que salvar a Eri, para que toda esta catástrofe tuviera sentido.

- ¿¡Y qué más da!? - exclamó Izuku, arrancándose la estaca de la pierna y poniéndose de pie - ¡Incluso aunque nos estemos metiendo donde no nos llaman...! ¡Estás llorando, Eri!

- ¡Vamos a salvarte, no nos rendiremos! ¡Saldremos de aquí! - grité, levantándome también.

- ¡Nadie va a morir hoy! - finalizó, rompiendo la estaca en pedazos.

De repente y sin previo aviso, el techo empezó a crujir, y se vino abajo. Por el agujero, cayeron Ryukyu en su forma dragón, peleando contra Katsukame, además de Ochaco y Tsuyu.

- ¡Ryukyu! ¡Chicas! - exclamamos Izuku y yo al unísono al verlas.

Ryukyu y Katsukame se chocaron contra el suelo.

- ¡Espera! ¿¡Deku!? - se preguntó Uraraka al verlo - Entonces, ¿Quién era el otro Deku...?

- ¡Esto es horrible, psicópatas! - oímos a alguien gritar desde arriba - ¡Fui un idiota al pensar que entre los dos quizás tendríais un buen corazón!

Reconocí fácilmente la voz de Mr. Compress, y me giré para verlo, solo para encontrarlo junto a Toga y Twice.

- ¿¡La Liga de Villanos..!? - dijo Ryukyu.

- ¿Qué está pasando...? - se preguntó Ochaco.

- ¡Uravity! - la llamé.

- ¡Pon a NightEye a salvo! - exclamó Deku, y corrimos hacia Eri.

Chisaki manipuló el suelo, creando un pilar bajo Eri que la lanzó por los aires, y unas estacas emergieron del suelo hacia nosotros. Logré esquivarlas por los pelos, pero una le desgarró el brazo izquierdo a Izuku.

- ¡Chisaki! - gritó con todas sus fuerzas, desde el fondo de sus pulmones.

Chisaki se encontraba encima de otro pilar, y agarró a Eri en el aire con uno de sus 4 brazos.

- ¡Lo habéis destrozado todo, pedazos de escoria! - exclamó desde lo alto.

- ¡Ni lo sueñes! - bramó Izuku, y saltó hacia ellos acumulando una gran fuerza en las piernas.

- Que persistente... - masculló Chisaki.

Una roca, con los restos de la capa de Togata, pasó cerca de Eri y Chisaki. Eri la agarró, y su cuerno empezó a brillar. Los cuerpos de Chisaki y Nemoto se separaron, y Eri empezó a caer. Izuku agarró el otro extremo de la capa, cogió a Eri en brazos y la abrazó contra sí.

- No... ¡No te volveré a dejar escapar! - dijo Izuku.

- ¡Devuélvemela! - bramó Chisaki, intentando alcanzarlos.

Creó cinco estacas gigantes que se aproximaban peligrosamente hacia ellos, pero Izuku propinó una patada al aire, y salieron volando por el impacto. El golpe causó varios estragos, y su onda expansiva me tiró al suelo. Ryukyu utilizó sus alas para protegernos de los escombros que caían del techo.

- ¿Qué ha sido esa onda de choque...? - preguntó Ryukyu.

- ¡Ha sido Deku! - exclamó Uraraka.

- Es por esto que nunca la toco... - farfulló Chisaki, alzándose y acercándose a Katsukame - Nunca le enseñé a utilizarlo, pero aún así, de alguna forma... ¡Eri! Mala, niña mala... Todavía eres mía... Por el sueño del anciano... Todavía te necesito, Eri.

- ¡Oh no! - exclamó Ryukyu.

- Estaréis... Bien... - susurró NightEye, sin fuerza - Al menos... Él no va a por vosotras... Por ahora... Se dirige... A la superficie... En busca de Midoriya y Eri... Ahí es cuando... ¡Mata a Midoriya!

Sentí mi corazón dar un vuelco. ¿Chisaki iba a matar a Izuku? ¿No podíamos evitarlo? ¿NightEye lo había visto en el futuro? No... No era posible...

Chisaki tocó a Katsukame y se fusionó con él. Más que un hombre, parecía un monstruo.

- ¡No, él no pue-! - dijo Ochaco mientras echaba a correr, pero cayó de bruces contra el suelo.

- ¿Has previsto esto...? - le preguntó Ryukyu - No podemos quedarnos aquí, sin hacer nada, después de escuchar esto...

- En el estado en el que os encontráis... - volvió a hablar - Incluso aunque le alcancéis... No podréis ganar...

- ¡Entonces, ¿Se supone que no podemos hacer nada?! - reclamé - ¿¡Solo esperar a que muera sin remedio!?

- ¡No hay forma de saber lo que nos depara el futuro! - exclamó Uraraka.

Sir NightEye pareció pensárselo un momento, antes de hablar de nuevo.

- Mirio debería estar... Más allá de aquel agujero en la pared... Protégelo, Froppy. Black Alchemist, tienes que encontrar a Eraserhead... No le queda mucho tiempo... - continuó - Uravity, Ryukyu. Llevadme... ¡A la superficie!

Asentimos y Tsuyu se marchó por el agujero. Ochaco se subió al ala de Ryukyu, con NightEye en brazos, y Ryukyu les impulsó hacia fuera. Miré a mi alrededor. Shota y Kurono debían estar en alguna parte, no demasiado lejos, o Chisaki no habría podido ocultarlos tan rápido. Cogí aire y transformé el suelo para dejarlo en su estado original. Cada metro que transformaba implicaba un nuevo pinchazo en la sien. El agotamiento y la falta de sangre me privaban de hacer un uso completo de mi kosei.

Cuando la sala estuvo despejada, utilicé mis cascos y les subí el volumen para tratar de captar sus ritmos cardíacos. Tras unos segundos logré escuchar dos ritmos, uno de ellos muy ralentizado. Seguí el sonido, buscando su origen, hasta que lo hallétras varios metros al otro lado de una pared. Luchando contra las náuseas, abrí un agujero en el muro, divisando a Shota tendido en el suelo y Kurono a su lado, observándolo.

- Parece que le está llevando bastante... - dijo Kurono, sin haber notado aún mi presencia.

Su tono parecía preocupado, pero igualmente mantenía el semblante serio. Me moví lo más rápido que pude y me situé entre los dos.

- ¿Qué tenemos aquí? Has venido a salvarle? ¿Si apenas te puedes mantener en pie - comentó al verme - Has dictado tu sentencia de muerte bajando aquí, vistas tus heridas. Un acto muy noble, pero inútil.

Se lanzó hacia mí, cuchillo en mano, dispuesto a apuñalarme. Esquivé su ataque tan rápido como pude y le golpeé en el estómago con el codo.

- ¡No debo perder el tiempo aquí, os mataré de una vez por todas! - dijo - ¡Primero acabaré contigo, y después con este imbécil!

Se repuso muy rápido, ya que el golpe no pudo ser muy fuerte debido a mi fatiga. Volvió a intentar apuñalarme, y pese a que le golpeaba para defenderme, no servía de nada. Acabé tropezando con algo, y cayendo de espaldas al suelo.

- Espero que hayas tenido una buena vida, porque voy a terminarla ahora mismo proclamó, alzando su cuchillo.

Algo puntiagudo atravesó el antebrazo de Kurono, haciéndole soltar el cuchillo.

- Kurono, supongo - habló Amajiki, desde el marco de la puerta, y con el brazo convertido en un pez espada - Ríndete de una vez... Estamos conscientes de tu kosei y su activación.

Amajiki entró por la puerta, con la cara cubierta de sangre y Togata sobre el hombro, acompañado por un grupo de agentes que apuntaban a Kurono con sus pistolas.

- ¡Somos la policía! - exclamó uno - ¡Es inútil que te resistas!

Suspiré profundamente y me acerqué a Shota para quitarle la venda de los ojos.

- ¡SunEater! Gracias a Dios... - dijo Tsuyu, llegando por el pasillo - ¿Lemillion está bien?

- ¿Cómo están las cosas por tu parte? - le preguntó Amajiki.

- Van mal... - respondí, mientras me levantaba y cargaba a Shota a la espalda.

Él seguía bajo el efecto del kosei de Kurono, por lo que no podía moverse a una velocidad decente.

- Deku está... ¡Venid conmigo! - respondió Tsuyu.

Empecé a caminar hacia el agujero por el que entré en la habitación, cojeando un poco por la herida del muslo.

- Black Alchemist, ¿Puedes seguir? - me preguntó un agente - ¿Necesitas ayuda?

- No, voy bien... - respondí - Deku se está enfrentando a Chisaki, y puede que necesite ayuda.

Volvimos a la habitación contigua, en la que se encontraba Ryukyu, y nos ayudó a salir a Amajiki, Togata, Tsuyu, Shota, un agente y a mí.

- ¿Cuál es la situación? - preguntó Ryukyu a Ochaco, que ya se encontraba fuera.

- ¡NightEye está conmigo, y pedimos una evacuación para los ciudadanos de la zona! ¡Y Chisaki ha sido derrotado por Deku! - contestó - ¡Pero...! ¡Algo no está bien!

En mitad de la calle, Izuku estaba en el suelo, con Eri sobre su espalda. Eri gritaba, su boca abierta de par en par, y los ojos en blanco. Miles de rayos salían de sus cuerpos. Eri estaba usando su kosei de forma descontrolada, y si no paraba, iba a acabar borrando a Izuku de la existencia.

- ¡Deku usó un gran poder para derrotarlo! - trató de explicar Uraraka - ¡Pero ahora está sumido en un inmenso dolor!

Noté como Shota se movía y alzaba levemente la cabeza. Activó su kosei, borrando los de Eri e Izuku en el acto. Eri se desplomó sobre Izuku, que tenía la mano sobre la cabeza de la pequeña y respiraba con dificultad.

- ¡Confirmen si hay víctimas a los alrededores! ¡Llamen a tantas ambulancias como puedan! - exclamaban los policías - ¡Los miembros de la Liga de Villanos pueden seguir por aquí!

Suspiré. Se había acabado, lo habíamos conseguido. Todo se volvió oscuro en apenas un segundo.

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