55.- Verdad, reto y revelaciones (Pt. 3)
- Puedes, pero es muy largo de contar y no quiero agobiarte.
Negó con la cabeza.
- Tengo todo el tiempo del mundo.
- A ver... Durante la secundaria, cuando tenía 14 años, había una chica en mi clase llamada Akira - expliqué - Era preciosa, con unos penetrantes ojos rosas y el pelo rubio siempre en un recogido elegante. Estaba coladísima por ella, la admiraba muchísimo, su seguridad, autoestima, carácter.... Ahora me doy cuenta de que aquello era solo eso, admiración, pero mi estúpida mente lo confundió por amor. No llegué a hablar con ella en todo el tiempo que estuvimos en clase antes de salir con ella. Así que, ilusa de mí, decidí escribirle una nota declarándome y dejársela en la mochila. Cuando volvimos a clase, ella abrió su mochila y leyó la nota, no pude hacer otra cosa que taparme la cara para evitar que ella me viese tan sonrojada. Finalizaron las clases y me llamó para que esperase a la entrada de la escuela. Estaba tan nerviosa que entré en crisis mientras se lo contaba a Inasa. Me reuní con ella, los nervios a flor de piel. Apenas llegamos a mediar palabra, ella tiró de la corbata de mi uniforme y me besó. Empezamos a salir un tiempo, yo me desvivía por ella y hacía todo lo que me pedía, sin siquiera plantearme su comandas. Inasa me advirtió una y otra vez que Akira solo me utilizaba para que le hiciese los deberes, pagara sus caprichos o le pasase las respuestas durante los exámenes. Pero estaba demasiado ciega como para darme cuenta, y cada vez que le comentaba algo, me callaba con un beso. Le conté a mis padres que empecé a salir con ella, se alegraron por mí. Obviamente, omití todo el tema de los "favores".
Paré de hablar para mirar a Izuku, el cual mantenía la vista fija en mí, atendiendo a toda la historia.
- Un día, Inasa le echó todo ello en cara a Akira, ella le provocó y empezaron a pelear - continué - Inasa iba a golpearla, pero me metí en medio justo antes, protegiendo a Akira. Empecé a gritarle que si se había vuelto loco, que la dejase en paz y que se alejara de mí. Su rostro tenía un semblante destrozado, pero se marchó sin mediar palabra. Estuve semanas sin hablar con él, ignorando sus mensajes o no haciéndole caso en clase. Un tiempo después, fui a buscar a Akira para ir al parque, así como una cita. Pero la encontré tras la escuela, besándose con otro chico. Pude escuchar de qué hablaban, Akira estaba saliendo con él y solo me utilizaba, nunca sintió nada por mí. Joder, si ni siquiera le gustaban las chicas... Eché a correr hacia mi casa, tratando de aguantar las lágrimas. Me sentía horrible, como si fuera un simple objeto de usar y tirar. Cuando llegué, esperaba encontrar allí a mis padres, pero estaban trabajando. Dejé la mochila en mi habitación y me tiré a llorar sobre la cama. Pero no quería estar sola, así que fui a casa de Inasa. Cuando llegué, su madre me abrió la puerta y me dejó pasar. Subí a la habitación de Inasa y llamé a la puerta. Cuando abrió, nos miramos por unos segundos sin llegar a mediar palabra, pero rompí a llorar. Inasa me abrazó con fuerza, dejándome llorar sobre su pecho. Ni siquiera me hizo falta contárselo, él ya sabía lo de Akira y su novio, porque eso fue lo que dijo para provocarle. Pasé el resto del día y la noche en su casa. Dormimos en su cama, te ruego que no lo malpienses, abrazados. Cuando nos despertamos, estábamos muy cerca el uno del otro. Y, por algún estúpido motivo, nos besamos. Apenas duró un segundo, fue una estupidez. Yo estaba con el corazón roto, y él tenía curiosidad por dar su primer beso. Tras eso, decidimos ignorar que eso había pasado, ya que aclaramos que ninguno sentía nada por el otro. Seguimos siendo amigos, dejando eso a parte.
Suspiré profundamente.
- Y eso es todo.
- ¿Por qué no me contaste todo esto antes? - preguntó.
- No vi ninguna razón. Normalmente, una no va contando como la engañaron y le rompieron el corazón.
- Ya, pero también me has contado otras cosas.
- Sí, cosas que venían a cuento con la situación, no tus caprichos y celos.
- Shayumi, entiéndelo, no me sentía cómodo tras todo eso…
- Creo que necesito un tiempo, Izuku.
- ¿Para qué?
- Para pensar en lo nuestro. Una relación se basa en la confianza, y se ve a la legua que tú no confías en mí.
- ¡Claro que sí!
- Si confiaras en mí, no me habrías hecho explicarte por qué no te hablé de mi sexualidad, o sobre mi relación con Inasa.
- No te he obligado.
- No, pero te has ofendido por no saberlo. Yo confío en ti, pero se ve que tú no en mí.
- Pero yo te quiero…
Intentó acercarse a mí de nuevo, pero le detuve.
- Izuku, no.... No me siento cómoda ahora mismo - suspiré mientras le apartaba.
- ¿A qué te refieres? - me miraba anonadado.
- Creo que deberíamos tomarnos unos días, para pensar en todo esto…
- No entiendo…
- Debo pedirte que te vayas.
- Pero…
- Por favor... - susurré, con la voz quebrada.
- Es-stá bien... - se acercó a la puerta y la abrió con cuidado - Nos vemos mañana.
Me quedé en silencio, y vi como salía de la habitación. Me senté sobre la cama, me quité los guantes y la gargantilla y me tumbé, ecogiéndome todo lo que pude. Esa noche apenas pude dormir, pues sentía un enorme nudo en la garganta.
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Por otro lado, justo antes de jugar a verdad o reto:
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¡Gracias por leer!
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