43.- Habitaciones

Habían pasado unos días desde que visitamos a mis compañeros, y ahora nos encontrábamos en la UA, frente al "1-A ALLIANCE", con maletas y cajas llenas de nuestras pertenencias. Frente a nuestro nuevo hogar.

- Antes de nada, alumnos de 1A... - dijo Shota - Estamos muy agradecidos de que estéis aquí todos, sanos y salvos, juntos de nuevo.

- Nosotros agradecemos que esté bien, Aizawa-sensei, kero - contestó Tsuyu - Mientras veíamos la rueda de prensa, creímos tristemente que no estaría más con nosotros, kero.

- También estoy sorprendido, la verdad. Bueno, han pasado muchas cosas, niños - respondió, rascándose la nuca - Os voy a dar una breve explicación de cómo funciona lo de los dormitorios. Pero antes... Esto es importante, así que escuchad. Todoroki, Kirishima, Midoriya, Yaoyorozu e Iida.

Los mencionados se tensaron al segundo.

- Esa noche, vosotros 5 fuisteis a ese lugar, para rescatar a Shayumi y Bakugo - continuó Shota, el resto de los alumnos se miraron entre ellos, estupefactos - A juzgar por vuestra reacción, todos vosotros erais conscientes de sus intenciones. He estado dejándoos pasar muchas cosas, pero voy a decir esto bien claro. Si All Might no se hubiera visto forzado al retiro, os habría expulsado a todos, excepto a Bakugo, Shayumi, Jiro y Hagakure. Independientemente de los motivos que tuviéseis, eso no cambia el hecho de que habéis traicionado nuestra confianza. Os agradecería que la restauráseis. ¡Eso es todo! Ahora, todos dentro, a paso ligero.

Ninguno nos movimos del sitio. Había un enorme sentimiento de incomodidad entre nosotros, todos cabizbajos y con una mueca de disgusto y pena.

- Ven aquí - dijo Bakugo mientras se alejaba, arrastrando a Kaminari con él.

- ¿Qué? Suéltame - contestó mientras forcejeaba.

Lo llevó detrás de un arbusto, bajo la atónita mirada del resto de alumnos. De un momento a otro, unos rayos iluminaron el arbusto, haciéndonos temblar a todos. Justo después, Kaminari salió, con el cerebro electrocutado. Jiro explotó a reír, yo trataba de ocultar una sonrisa, otros preguntaban a Bakugo qué había hecho. Una vez las tensiones fueron liberadas, entramos en el edificio.

Las instalaciones eran enormes, más de lo que había imaginado. Shota nos explicó de qué estaba provisto el edificio, así como del reparto de los dormitorios. Mi habitación se encontraba en el 3° piso, justo junto a la de Jiro. Las cajas de nuestro equipaje fueron llevadas a las respectivas habitaciones, y todos empezamos a decorar nuestras nuevas estancias, así que me vestí con el uniforme deportivo y me puse manos a la obra.

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Al cabo de unas horas, ya arreglada la habitación, salí y me dirigí al ascensor. En cuanto este se abrió, aparecieron el resto de las chicas, excepto a Tsuyu.

- Hola... - susurré, mientras me acercaba a Uraraka - ¿Me puedo apoyar en ti? Estoy hecha polvo...

- Claro, sin problema - contestó con una sonrisa.

Me abracé a ella y apoyé mi cabeza en su hombro.

- Aizawa, ¿estás bien? - me preguntó Jiro.

- No sé qué contestarte... Hace días que apenas duermo...

- ¿Es por lo del secuestro? - cuestionó Ashido.

Me limité a asentir, apretando un poco más a Uraraka.

- Ya ha pasado, estás a salvo - dijo Uraraka, acariciándome el pelo.

- Claro, el jefe está en Tartarus - añadió Yaoyorozu - Dudo que puedan hacer algo sin él.

- Gracias por intentar animarme, de verdad - suspiré en voz baja - Pero no es tan fácil...

- Si te sientes más segura, puedes quedarte esta noche en mi habitación - ofreció Jiro.

- ¡Podríamos hacer una fiesta de pijamas nosotras tres! - propuso Hagakure.

- Lo tendré en cuenta...

Las puertas del ascensor se abrieron, así que solté a Uraraka, y salimos hacia el salón. Casi todos los chicos estaban allí, ya fuera de pie o sentados en los sofás.

- Chicos, ¿Habéis acabado de amueblar vuestras habitaciones? - preguntó Ashido al llegar.

- Sí, ahora estábamos descansando - contestó Kaminari.

- Y... ¿Qué os parece si hacemos un competición entre nuestras habitaciones? - propuso Ashido.

La idea recibió una respuesta mayormente afirmativa, excepto por algunos chicos, así que nos encaminamos a la primera habitación de la segunda planta.

- ¡Esperad, esperad, no, por favor, no ent-! - exclamó Izuku, siendo completamente ignorado por las demás.

En cuanto abrieron la puerta, se pudo ver como la habitación estaba llena de merchandising de All Might. Pósters y figuras de acción con la cara del héroe adornaban las paredes.

- Le admiro mucho, ¿Vale? - murmuró, sin mirarnos - Es algo humillante...

- A mí no me parece humillante - comenté - Quizás algo pomposo, no humillante.

- ¿T-tú crees?

- Bueno, es el héroe #1, es normal que seas un gran fan.

Seguimos recorriendo las habitaciones de los chicos, y luego volvimos a la tercera planta para ver las de las chicas, empezando por la Jiro.

- Esto es vergonzoso... - suspiró antes de abrir la puerta, y se hizo a un lado.

- ¡Buah, tienes más instrumentos de lo que pensé! - gritó Kaminari.

- Jiro, me los tienes que dejar algún día, por favor - dije impresionada - Tu habitación ha quedado increíble.

- Gracias... Y claro, coge lo que quieras, no hay problema.

- ¿Cuál es la siguiente? - preguntó Ojiro.

- La mía - contesté.

Antes de salir de la habitación, me llegó un mensaje al móvil.

Guardé el móvil en el bolsillo, y nos dirigimos a mi habitación.

- Bueno, no es tan impresionante como las otras... - comenté mientras abría la puerta.

- No es muy colorida - dijo Hagakure.

- Ya, es que soy bastante simple en cuanto a mobiliario...

- Tienes muchas pesas - observó Ashido.

- Sí, mi padre me regaló su antiguo juego de pesas hará casi un par de años.

Una vez vimos las habitaciones de todos los presentes, volvimos al salón, donde Sato fue proclamado ganador. Después Uraraka llamó a Todoroki, Izuku, Yaoyorozu, Kirishima e Iida para llevarlos fuera. Volvieron al cabo de unos minutos, acompañados por Tsuyu, la cual parecía haber llorado. Iba a preguntarle qué le había pasado, pero Kirishima negó al verme como si le restara importancia.

Me senté en uno de los sofás, y empecé a charlar con mis compañeros durante un rato.

- Shayumi... - dijo Izuku, que se acaba de acercar a mí - ¿P-podemos hablar un m-momento? A solas.

- Claro...

Nos alejamos de la zona común, cerca del ascensor.

- ¿De qué querías hablar?

- Verás... No sé si esto está bien, pero desde hace un tiempo no dejo de pensar en ti... Shayumi, ¡me gustas! Solo quiero estar a tu lado, abrazarte, colmarte de cariño, pasar cada segundo contigo... Nunca he sentido esto antes, y en parte estoy asustado - dijo rápidamente - Quise decirte esto el otro día, pero no me pareció adecuado decírtelo por teléfono. Seguramente tú no sientas lo mismo, es normal. Tú eres inteligente, amable, preciosa,... Y yo solo soy un idiota nervioso. No hace falta que me contestes o que me correspondas, no te sientas obligada. ¿P-podríamos seguir siendo amigos?

Con el rostro completamente rojo y sin saber que decir, tiré del cuello de su camiseta y le acerqué a mí, uniendo nuestros labios en un torpe pero dulce beso.

- I-izuku... Tú también me gustas - susurré cuando nos separamos, con una sonrisa un tanto nerviosa.

- Esto no es un sueño, ¿Verdad? - me preguntó Izuku.

- No, esto es real - respondí - Izuku Midoriya, llevo una semana comiéndome el tarro por el mero hecho de que casi me besases en Kamino. Eres un chico inteligente, apasionado, tierno, dulce, y siempre dispuesto a ayudar a los demás. Me gustas mucho, Izuku.

Rodeé su cuello con mis brazos, y sus manos abrazaron mi cintura con delicadeza, como si fuera a romperme. Acercó su rostro al mío, y juntó nuestros labios de nuevo. Mi corazón latía a mil por hora, todo lo que podía hacer era cerrar los ojos y dejarme llevar por todos estos sentimientos.

- Creo que deberías volver, yo voy a ir a mi habitación - susurré - ¿Te importa que mantengamos esto en secreto? Al menos un tiempo... Toda esta situación es demasiado caótica...

- Todo el tiempo que necesites - contestó - ¿Te acompaño? Solo si te parece bien...

- Claro.

Entramos en el ascensor y pulsé el botón del tercer piso. En cuanto las puertas se cerraron, traté de coger su mano, entrelazando nuestros dedos levemente. Era algo decepcionante que tuviera que ser con mi guante de por medio, pero no podía cambiarlo. Las puertas se abrieron y salimos, asegurándonos de que no hubiera nadie en el pasillo. Me acompañó hasta la puerta, todavía de la mano.

- Te dejo aquí, que descanses - dijo, dándome un pequeño beso.

- Buenas noches.

Entré en mi habitación y me puse el pijama. Cerré las ventanas y la puerta con llave, corrí las cortinas, encendí la lámpara que había a los pies de mi cama y me metí en ella, arropándome hasta la barbilla. Recé por no tener pesadillas y cerré los ojos.

Por desgracia, esa noche no fue la excepción.

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¡Gracias por leer!

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