42.- Visitas
Al día siguiente me dieron el alta, abandoné el hospital y volvimos a casa. Nada más entrar, escuché unos maullidos y sentí algo peludo rozar mi pierna.
- ¡Lune! - exclamé, y me agaché a recoger al gato - ¿Me has echado de menos? Yo a ti sí...
Me dirigí al salón, me senté en el sofá y lo coloqué sobre mi regazo. Empecé a acariciarle, pero con los guantes no era lo mismo.
La doctora me había mandado utilizar todo el tiempo unos guantes especiales para evitar cualquier problema con las cicatrices.
- All Might y yo tenemos que visitar a tus compañeros para informar de los internados, y tu padre se va a ir a patrullar - avisó Shota - ¿Te puedes quedar sola?
- Preferiría que no... ¿Puedo ir con vosotros? Así podré ver a mis compañeros, y saber si están bien...
Le puse ojos de cordero degollado, y pese a que al principio se mostró algo escéptico, acabó cediendo.
- Está bien... Sube a tu habitación y arréglate, tenemos que ir formales.
- Ahora mismo voy.
Me quité al gato de encima y subí corriendo a mi habitación. Me duché rápidamente y me vestí con un vestido gris con finas rayas de manga larga blanca, y unos botines negros. Me volví a poner los guantes, me arreglé un poco el pelo y me maquillé lo bastante como para ocultar mi palidez y mis ojeras.
Una vez lista, bajé al salón. Shota ya estaba ahí, vestido con un traje y parte del pelo recogido en un pequeño moño.
- ¿Ya estás? All Might nos está esperando en la UA.
- Sí, vamos - asentí.
Salimos en coche hacia la academia. Frente a esta, pudimos divisar al ya ex-héroe #1 frente a la puerta. Shota paró delante de él, y All Might se metió en el coche, en el asiento del copiloto.
- Gracias por llevarme, Aizawa - dijo.
- De todas formas, no puedes conducir con el brazo roto - contestó mi padre.
- All Might, lamento lo de tu retiro... - comenté desde el asiento trasero - Siento haber sido una carga...
- Lo importante es que tú y el joven Bakugo estéis bien - contestó con una sonrisa - Ya me acostumbraré a no ejercer de héroe con el tiempo. Además, era inevitable que esto pasase tarde o temprano.
Empezamos a movernos de una casa a otra, hablando con los padres de todos sobre el internado. Algunos de mis compañeros se alegraron de verme, otros se lanzaron a abrazarme, así como Uraraka, Kaminari o Ashido.
Llegamos a casa de Jiro, y sus padres nos abrieron la puerta.
- Buenas tardes - saludamos.
- Pasen, por favor - se apartaron un poco dejándonos espacio - Kyoka, ¿puedes traer té para los invitados?
- ¿Los invitados? - la chica se asomó desde el pasillo - Ah, Aizawa-sensei y All Might.
- ¡Te olvidas de mí! - dije con un tono fingido de queja.
- Vaya, hola Aizawa, no te había visto - contestó con una sonrisa - ¿Vienes conmigo a la cocina? Así podemos hablar sin molestar.
- Sí, claro.
Mientras los adultos se quedaban en el salón, Jiro y yo nos dirigimos a la cocina.
- ¿Cómo has estado? - pregunté - Me contaron que el gas venenoso del bosque te dejó inconsciente.
- Sí, a mí y a Hagakure. La verdad es que tampoco recuerdo demasiado. Sé que nos atacaron los villanos, empecé a oler a quemado, el humo nos rodeó... Y luego me encontraba en una camilla de hospital - explicó - Al menos fue rápido. Tú sí que debiste pasarlo mal... ¿Lo llevas bien?
- Bueno, me voy "haciendo a la idea".
- ¿Y tu kosei?
- En principio, bien. Me dejaron usarlo en el hospital de forma excepcional, solo para comprobar que siguiera pudiendo usarlo - aparté un poco la mirada - Pero tardé más de lo normal en transformar una simple hoja de papel... Todavía no sé cómo conseguí apañármelas para salir de allí...
- No te preocupes, en poco tiempo lo podrás usar perfectamente, como siempre.
- Eso espero - suspiré con una leve sonrisa ladeada.
Salimos de la cocina, Jiro llevaba una bandeja con dos bebidas.
- Tranquilos, senseis - dijo Jiro mientras se acercaba a la mesa - Mis padres ya decidieron lo del internado en el mismo momento que nos llegó la carta. Al parecer, el viejo vio la batalla de All Might y se puso: "¿¡A mi hija le da clases un tío tan genial!? ¡Eso es Bryan the sun nivel de alucinante!"
No pude evitar soltar una risa, el padre de Jiro no paraba de gritar, y esta no hacía más que meterle pullas una tras otra.
Al final salimos de ahí, y nos dirigimos a la siguiente casa. La casa de los Bakugo. Si alguna vez me planteé de dónde sacó Bakugo su mal genio, ese día lo descubrí.
- Sí, lleváoslo - dijo la señora Bakugo, mientras le daba una colleja a su hijo.
- ¡No me golpees, vieja bruja, o te estampo contra el techo! - gritó el menor.
- ¡Cállate! ¡A ver si te pones al día, te atraparon y pusieron a mucha gente en un aprieto por tu debilidad! - respondió la mujer.
Me encogí mientras me hundía en el sofá del salón. No podía evitar sentirme incluída en ese último comentario, ya que era cierto.
El señor Bakugo trataba de calmarlos, sin llegar a nada. Algo horrible debía haber hecho en otra vida para tener que soportar eso, pensé. Finalmente, la madre de Bakugo acabó agradeciendo a Shota por defender a su hijo ante la prensa y a All Might por rescatarle, además de afirmar que estaban de acuerdo con el proyecto de los internados.
Salimos de la casa en dirección al coche, pero Bakugo llamó a All Might.
- All Might - habló - ¿Qué es Deku para ti?
No pude evitar girarme al oír aquello.
- Un estudiante... Un pequeño aspirante con un prometedor futuro - contestó - Así como tú.
La señora Bakugo le gritó para que volviese, ya que los policías no le dejaban salir de casa. Yo tampoco lo tenía permitido, pero al ir acompañada de un héroe y un ex-héroe lo dejaron pasar.
- Lo capto - dijo Bakugo, mientras se daba la vuelta - Si no quieres decirlo, está bien... Gracias.
All Might no respondió, y volvimos al coche.
- Si no os importa, podríamos separarnos para visitar las casas restantes - dijo All Might - Así acabaríamos antes.
- No hay problema - contestó Shota - Te llevamos a la siguiente casa y nos marchamos.
El ex-héroe asintió, y emprendimos rumbo hacia el destino designado. Cuando llegamos, All Might bajó del coche y se encaminó hacia el edificio, por lo que aproveché para sentarme en el asiento del copiloto.
- ¿Puedo saber a quién está visitando All Might? - pregunté.
- Si no lo apunté mal, aquí viven los Midoriya.
- Ah...
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Al cabo de unas pocas horas, cuando ya habíamos visitado la mitad de las casas restantes, volvimos a casa. Subí a mi habitación, me limpié la cara de maquillaje y cambié mi ropa por algo más cómodo. Me puse unos pantalones verdes de estampado militar y una camiseta negra.
Unos minutos después, sonaron unos golpes en mi puerta.
- ¿Sí?
- Me toca patrullar - dijo Shota mientras abría la puerta - Recuerda, no puedes salir de casa. Intenta descansar, estos últimos días han sido demasiado intensos.
- Claro, sin problema. Nos vemos luego, supongo.
Se acercó a mí, me dio un beso en la cabeza y se marchó. Me puse a jugar con Lune, hasta que el móvil empezó a vibrar. Cogí el aparato, y en la pantalla se veía una videollamada entrante de Izuku. Acepté la llamada y me tumbé en la cama, sosteniendo el móvil frente a mi rostro. Sus enormes ojos esmeralda, sus alborotados rizos verdes y sus pequeñas pecas se adueñaron de la pantalla.
- Hola
Hola, Shayumi. Me dijeron que habías salido del hospital -
Asentí.
- Así es. He acompañado a mi padre y a All Might para informar de los internados.
¿En serio? A mí sólo me visitó All Might -
- Ya, es que él nos pidió que nos repartiéramos el resto de las visitas, y él fue a tu casa.
Qué pena, me habría gustado verte... -
- ¿Por?
Nada, chorradas mías... Mi madre ha estado a punto de prohibirme volver a la UA -
- ¡No jodas!
Ya, pero All Might la ha convencido de lo contrario -
- Menos mal.
De repente, Lune pasó por encima de mi brazo, interponiéndose entre el móvil y yo.
- ¡Lune!
¿Ese es tu gato? -
- Sí, lleva mimoso todo el día. Más de lo normal. Creo que está en celo, pero llevo un descontrol del tiempo tan exagerado que no sé en qué día vivo.
Me aparté un mechón de pelo de la cara, dejándolo detrás de mi oreja.
¿Tienes piercings? -
- Ah, ¿no los habías visto?
Bueno, siempre llevas el pelo suelto cuando nos vemos, así que no se te ven -
- Cierto.
Te quedan bien. ¿Hace cuánto que los llevas? -
- Um, unos dos años, casi.
¿Sabes cuándo iremos a la UA? -
- Creo que en un par de días.
Podríamos quedar un día de estos -
- Me temo que no va a ser posible. No tengo permitido salir de casa sin compañía de alguno de mis padres.
¿Arresto domiciliario? -
- Recomendado por la policía. Supongo que nos veremos en la UA.
Sí, puede ser... Quería hablar de algo importante contigo, pero prefiero decírtelo en persona -
- Tampoco falta mucho para que nos veamos.
Entonces, esperaré -
- Si no te importa, voy a intentar dormir.
Claro, sin problema. Buenas noches -
- Buenas noches.
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¡Gracias por leer!
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