01 | El veredicto
ADRIA KEMPER
Dieciocho meses después de la desaparición:
—Procedemos a dar inicio a la sesión —anuncia el juez—. La fiscalía general de Wedram ha preparado la acusación y presentado la denuncia, la cual fue leída previamente a la acusada. Fiscal, tiene la palabra.
—Como se detalló anteriormente —. Comienza el fiscal con su argumento—, la acusada Adria Kemper está siendo juzgada por los asesinatos múltiples de Frank Breitkopf, Ricardo Juggtre, Estuardo y Madeline Bonnedetti (madre e hijo), así como de varios miembros de la seguridad Élite. Tras haberse revelado la verdadera identidad de Adria Kemper, también conocida como Black, se le atribuyen todos estos asesinatos cometidos con la apariencia de la asesina más buscada en Gualoriam.
—Después de haber escuchado las declaraciones y revisado las evidencias pertinentes —. Interviene el juez—, tengo una pregunta para usted —. Se dirige a Adria—. ¿Es usted Adria Kemper, también conocida como Black?
Tras un breve silencio, se escucha una respuesta sin ningún sentimiento de por medio, ni siquiera remordimiento:
—Sí, señor juez.
—Dígame, ¿es consciente de los delitos que se le imputan?
—Lo que hice tuvo su razón —responde Adria. Al darse cuenta de que no ha respondido adecuadamente y sabiendo que ya no hay nada por hacer, añade rápidamente—: Claro que estoy consciente de todo, señor juez.
—Entonces responda: ¿Por qué lo hizo?
Adria baja la mirada hacia el suelo. No lo hace por miedo a alguien; al contrario. Solo busca dar una respuesta que haga entender sus motivos.
—¿Alguna vez ha perdido algo muy valioso? ¿Le han arrebatado todo lo que tenía? Y no me refiero a dinero o algo que pueda ser reemplazado fácilmente.
El juez reflexiona sobre sus palabras por un momento y, al darse cuenta de que no tienen sentido para él, niega con la cabeza y desecha la idea.
—¿Acepta entonces los cargos en su contra?
—Sí, los acepto —responde sin titubear.
—¿Y también acepta ante esta corte que es una asesina?
—Sí —responde nuevamente.
—Como fiscal —interviene el otro hombre—, exijo que Adria Kemper sea condenada a pena de muerte, de acuerdo con el artículo cuarenta y tres del código penal de Gualoriam, por asesinato de acuerdo con el artículo ciento treinta y uno; incisos dos, seis y ocho del mismo código, su señoría.
No se sabe qué es lo que pasa por la mente de Adria en ese momento al escuchar esa petición. ¿Miedo? ¿Gracia? ¿Paz? ¿O simplemente nada?
—Acusada Adria Kemper —continúa el juez—, ¿desea agregar algo más a las declaraciones que hizo en la estación de policía y en esta corte? ¿Acepta los cargos que se le imputan?
—Los acepto —responde Adria.
—¿Algo más?
—No, ya lo he dicho todo.
El juez reflexiona sobre los argumentos y las palabras de la acusada durante unos segundos antes de hablar nuevamente.
—Todos de pie —ordena y por un breve momento, se queda en silencio sabiendo, con morbo, que este es un caso importante, tanto, que hasta los medios se encuentran al tanto de la respuesta final.
Da su veredicto, dejando sorprendidos a muchos, satisfechos a otros y a Adria Kemper con una calma con la que se le ha caracterizado en estas últimas semanas.
Bien, empezamos con esto oficialmente. Estaré actualizando lento, pero seguro ya que en estos momentos también estoy escribiendo otra historia que de igual manera estoy publicando ya en mi perfil.
Quiero confesar que me ha constado bastante decidirme si colocar este capítulo como el primero, pero tras darle tantas vueltas al asunto, me decidí que mejor sí. ¿Qué mejor que iniciar el segundo libro con más intriga?
Gracias por todo, nos leemos en el siguiente capítulo. Creo que por el momento es muy pronto para empezar a dar mini spoilers como hice con Black: sed de venganza ya que este capítulo dice mucho, pero a la vez nada.
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