54 | El infiltrado

ALESSANDRO

Las últimas semanas me he sentido de la mierda. Ya no sé qué hacer y no sé si puedo confiar en alguien. No tengo ni idea de cómo reaccionaría Adria al enterarse de la verdad. He intentado hablar con ella, pero siempre pasa algo que lo impide. O es Doble B junto con Erick que presienten algo y no quieren que Black se entrometa más en esto, o Diecinueve que siempre anda detrás de Adria.

La cuestión es que cada vez me siento más vulnerable y se está acabando el tiempo. Siento que en cualquier momento...

El tono de llamada del móvil me hace salir de mis pensamientos. Bajo la mirada hacia la pantalla y cuando veo el nombre de la persona que llama, cierro los ojos con miedo a contestar y a la vez de no hacerlo.

Así que después de todo hiciste lo que querías —habla Madeline—. Eres y serás igual que todos, solo se interesan por ellos mismo y no piensan en las consecuencias.

—¿Qué querías? —hablo, con la cabeza gacha y recostada en una de mis manos—. No pude hacer nada en ese momento, me hubieran matado a mí también.

¿Y tu hermano qué? ¿Él sí puede morir? Era la última oportunidad que tenías, Alvez, así que ni se te ocurra hacer algo, porque te arrepentirás. Ni siquiera tendrás la oportunidad de despedirte.

Me levanto de inmediato con el corazón martillando en el pecho.

—No te atrevas. —Mi voz apenas es audible—. Si le sucede algo te arrepentirás.

¿Eso crees? No pueden conmigo, por más que Black es considerada la mejor asesina, no puede conmigo. Hace días estuvo a punto de morir gracias a tu información, pero si no fuera porque les llegó ayuda, todos estarían muertos.

—Necesito otra oportunidad —pido.

Se queda en silencio y después cuelga.

Guardo el celular en uno de mis bolsillos y me acerco a la puerta para salir de la habitación, sostengo la manecilla, pero me detengo, pensando qué hacer.

No sé si Adria me ayudará o cómo tomará esto. No tengo idea si me creerá, pero tengo que arriesgarme, necesito su ayuda ahora más que nunca. La conozco y sé que no me dejará de lado.

Ahora sí, abro la puerta y salgo. Empiezo a caminar por el corredor y me dirijo hacia la última habitación. Toco con los nudillos y como no abre, entro y busco con la mirada, pero no hay nadie.

Bajo las escaleras y, cuando llego a la sala, le pregunto a Blazer, ya que es la única persona ahí.

—¿Sabes dónde está Adria?

—Dijo que tenía algo que hacer y salió.

—¿A dónde?

—No lo sé. —Se encoge de hombros y empieza a caminar hacia el patio trasero—. Llevan tiempo afuera. No te preocupes, S está con ella.

—¿Y los demás?

—Por ahí han de estar.

Saco el celular y marco el número de Adria. No contesta. Llamo varias veces, pero nada. Dejo de intentarlo y decido buscar a Doble B para hablar con él.

Me detengo cuando escucho una notificación llegar y no dudo en leer el mensaje:

M. B.

Últ. vez hoy a las 09:43

¿En serio quieres otra oportunidad? Si es así, ven de inmediato. Mismo lugar de siempre.

¡Ahora!

Espero que esta vez no me decepciones.

Guardo de inmediato el móvil y salgo de la casa. Estoy mucho más decidido en hacer lo que me pida Madeline con tal de salvar a mi hermano, sin importar lo que tenga que hacer.

Me subo a uno de los autos que estaban en la guarida y salgo de inmediato a la misma dirección que he ido siempre.

Llego al sitio y bajo del auto, pero antes, oculto un arma en mi cintura. Me he colocado el traje de protección cuando salí de la casa, ya que necesito estar protegido lo más que pueda.

Veo la entrada y camino hacia ella. Al llegar, me topo con un hombre, guardia de Madeline. Este solo me observa, pero no dice nada, así que sigo avanzando.

No hay nadie más en cuanto estoy dentro, voy hacia el patio trasero y distingo a una persona de espalda a través de las puertas de vidrio.

—Aquí estoy —hablo.

Se voltea y me da una sonrisa. En sus manos sostiene una copa con alguna bebida en ella.

—Que bien, porque estaba a punto de perder la paciencia.

—¿Qué es lo que quieres?

—Darte otra oportunidad.

—¿De qué se trata ahora?

Hace como si pensara un momento, después, me observa.

—Te doy la oportunidad de salvar la vida de tu hermano. Luchar por ella —responde por fin.

Volteo mi vista hacia otro lado. Estamos solos en estos momentos, o al menos eso creo. Podría sacar el arma que traigo, matarla de una vez y ahorrarle todo esto a Adria.

Sé que vendrán sus guardias en cuanto escuchen el disparo, y eso provocará que maten a mi hermano tanto como a mí, así que será en vano. Tengo que pensar muy bien las cosas.

—¿Qué dices? —cuestiona, captando de nuevo mi atención.

—¿Y cómo sé que no le harás algo después? ¿Y si ya le hiciste algo? Todo este tiempo no me has permitido verlo.

—Tienes mi palabra en que no le ha pasado nada. —Toma otro trago.

—Quiero verlo —exijo, antes de aceptar—. Necesito verlo.

—¿Estás dispuesto a pelear por él?

Asiento, viéndola directo a los ojos. Voltea a ver hacia el segundo piso y da una orden hacia el balcón. Hay un hombre en la esquina del cual no me había percatado.

Al poco tiempo se escuchan pasos venir, volteo hacia la entrada y observo que uno de los tantos guardias trae de jalones a un chico con el rostro cubierto. Es mi hermano. Se tambalea en cuanto lo sueltan, su ropa está hecha un desastre.

Camino de inmediato, apartando al tipo y le quito la bolsa de tela que tiene en la cabeza.

—¡Alessandro! —suplica, con voz débil.

Su voz suena extraña y de inmediato lo acerco a mi pecho. Levanto su cabeza, le veo los ojos inyectados de sangre y me destrozo por completo.

—¿Qué le hiciste? —cuestiono, con la voz entrecortada—. ¿Qué te ocurrió?

Solo suelta una pequeña risa.

—Hiciste las cosas mal, ¿sabes? —responde Madeline.

—¿Qué le hiciste? —Vuelvo a cuestionar, enojado.

Ignora mi pregunta y empieza a caminar hacia la casa, aprovecho la oportunidad que está de espaldas y saco el arma de mi cintura. Le apunto, sin soltar a Christian y vuelvo a exigir una respuesta.

—¡¿Qué mierda le metiste?!

Escucho el jadeo de Christian. Madeline voltea a verme, ve el arma, pero su rostro no demuestra absolutamente nada. Es más, vuelve a tomar un trago.

—Pasó muchas cosas aquí mientras te la llevabas de héroe con otra gente —responde—. Si no estaba dopado se iba a volver loco, o peor, iba a morir.

Volteo a ver de nuevo hacia Christian.

—No quieres hacer eso —continúa—, mucho menos enfrente de él. Saquen a ese chico de aquí.

Otros hombres salen de la casa y arrebatan a Christian de mis brazos. No puedo hacer nada, estoy en un completo trance, solo lo observo alejarse con lágrimas en los ojos.

—Baja el arma, Alessandro —pide—. De aquí no saldrás vivo.

—¿Por qué tan segura?

—Porque los errores se pagan —responde y, poco a poco, se acerca sin temor alguno en su rostro—. Deseas con toda tu alma que el chico viva, no hagas estupideces.

Bajo el arma, aún tengo lágrimas y las dejo correr por mi rostro. Madeline me la quita de las manos y se aleja, entrando a la casa. Al llegar a la puerta de vidrio, voltea a verme.

—Tengo un mejor plan para ti.

—¡Dijiste que lo dejarías en paz si aceptaba tu trato!

Salen al jardín otros dos hombres y me sostienen de los brazos para hacerme caminar.

—No te preocupes, no son los únicos que entran en el plan. —Escuchar eso me pone alerta—. Black también entrará en el juego y sus vidas dependerán de ella. Haremos que se sienta culpable de lo que aquí pasó.

Me guiña uno de sus ojos, para después desaparecer de mi vista.

Algunas personas pueden hacer lo que sea, para salvar a los que aman. 

Justificación aceptada, Alessandro. No iba a ser tan cruel para que alguien enamorado traicionara a su ser amado, tenía que ser una justificación clara y aquí lo hemos visto.

El capítulo siguiente viene fuerte, de una vez lo advierto y también es uno de los más importantes en esta historia y verán por qué.

Estamos por culminar, así que a partir del siguiente capítulo empezaré a hacer el conteo para que tengan noción de cuánto falta y se motiven más.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top