52 | El reencuentro
BLACK
Falta poco de diez metros para que la camioneta se acerque. Salgo de los arbustos viendo hacia el frente para percatarme que no estén cerca los hombres de Madeline.
Cuando ya estoy en medio de la carretera, volteo mi cuerpo al vehículo, apuntando el arma hacia el frente.
La camioneta frena de golpe, poco tiempo después me doy cuenta de que nunca había visto una igual, así que supongo que no es de Madeline. No puedo ver quién va conduciendo porque los vidrios son polarizados. Sigo apuntando cuando me estoy acercando al lado del conductor. Escucho que una puerta es abierta y le apunto a la persona que sale del lado del copiloto.
Bajo el arma de inmediato cuando veo a S. Ella se acerca y me da un abrazo, aplastando entre nuestros cuerpos mi mano lastimada. Suelto un quejido de dolor que ella ignora.
—¡Black! —habla, emocionada—. ¿Estás bien?
—Sí —respondo mientras disimuladamente me alejo de ella para que no siga aplastándome.
Se abre la puerta del conductor, lo mismo con la corrediza. Del auto salen mis demás compañeros.
—Joder, ¿qué te pasó? —cuestiona Blazer, observándome.
—Larga historia.
—Nos lo cuentas en el camino, si quieres —continúa hablando—, pero tenemos que seguir para terminar con esta mierda de una vez. Me está cansando.
—No tengo ni idea de dónde pueda estar —comunico.
—Nosotros sí —habla Diecinueve—. Gracias a S.
—Sí, encontré un campo a un par de kilómetros de aquí, suponemos que ahí estaban por llevarte —responde ella—. Tenemos armamento, Black, lo suficiente para acabar con ellos.
—Hay hombres buscándonos... —Por la impresión de encontrar a mis compañeros, he olvidado que no estaba sola.
Volteo hacia atrás y busco con la mirada los arbustos donde está escondido. Los veo, está de pie, viéndonos.
—¡Está todo bien! —grito y estoy a punto de ir junto a él, cuando siento un mareo.
Alessandro logra sostenerme.
—¡Ve por él, Diecinueve! —dice—, yo me encargo de Black.
El chico obedece y ayuda a regresar a Erick.
—¿Segura que estás bien? —Me pregunta Alessandro.
—Un poco mareada —confieso—, es por el golpe en la cabeza.
—¿Quién es él? —pregunta Blazer en voz baja cuando Erick se asoma junto con el chico.
—Soy Erick. —Se presenta—. Digamos que alguien importante en la vida de Black.
—¿Erick Fricdoar? —pregunta S.
Asiente.
—¡¿El mismísimo Fricdoar?! —Blazer está extasiado—. No sabe cuánto admiro su labor. Es... es impresionante.
—Gracias, muchacho, aunque ya no me dedico a eso.
Dejo que ellos hablen tranquilos y me concentro en Alessandro.
—¿Te ocurre algo? —pregunto, ya que está inquieto.
Guarda silencio por un momento y eso me inquieta. Pienso en lo que me dijo el hombre en el bosque.
—Necesitamos hablar —dice, por fin.
Capto lo que quiere y hago el esfuerzo para levantarme y caminar hacia la parte de atrás de la camioneta. Ahora que ya estamos alejados, espero a que hable.
—Adria, ocurre algo... —intenta comunicar, pero no lo dejo terminar.
Se escuchan voces y pasos. Sé de quienes se tratan, los guardias de Madeline. Camino de prisa hacia mis compañeros, pero en el intento estoy a punto de caer.
—Quédate aquí —ordena Alessandro—. Nosotros nos encargamos de esto.
Niego y saco el arma que llevo en la cintura.
—Este es mi problema —digo—, me vienen siguiendo a mí.
Me retiro poco a poco de su agarre y avanzo hacia mis compañeros. Blazer y Diecinueve ya están alerta. Erick y S están cerca y, al estar a la par, les hablo.
—Manténganse detrás de nosotros, cúbranse y tengan armas listas.
—Black —habla Erick—, no estás en condiciones para hacer esto.
—Pero tengo que hacerlo, Erick. No dejaré que nos maten aquí ni en ningún lado.
—Yo también saldré —protesta S, con los ojos llorosos—. Tampoco permitiré que nos hagan daño.
Erick asiente mientras se acerca a la camioneta para agarrar armas, le entrega uno a cada uno y todos nos cubrimos detrás de la camioneta para empezar a disparar.
Veo a Diecinueve cuando sostiene algo frente a mí, en su mano. Es el disco del casco. Le sonrío. Lo coloco y se empieza a formar. Mis demás compañeros hacen lo mismo, ellos si tienen sus trajes.
—Quédese lo más apartado de la mira. —digo a Erick—. No nos pasará nada porque estamos protegidos.
—Tú tampoco te expongas tanto —dice Alessandro—. No tienes el traje.
Asiento y vuelvo a ponerme en posición.
En estos momentos solo se escucha el sonido del viento. Pasan unos segundos así, hasta que escuchamos el primer disparo dirigido hacia nosotros, provocando que el blindaje de la camioneta suene.
Salgo de a poco para empezar el contraataque. Le apunto a un guardia, sosteniendo el arma con la mano buena y con la que no tengo mucha puntería. Le doy al objetivo y cae al suelo.
Mis compañeros también atacan, somos nosotros los que llevamos la ventaja.
Le apunto a otro, pero esta vez fallo. Intento sostener el arma con la mano derecha, pero simplemente no puedo. Tengo que recostar el arma en algún lugar para poder sostener el punto. A mi mente viene algo, es arriesgado, pero si no lo hago no saldremos de esta.
Recuesto la mano en la trompa de la camioneta y apunto. Así, agachada, empiezo a atacar. Mis disparos empiezan a mejorar mucho. Los árboles no les son suficientes para cubrirse. Está siento más fácil para nosotros acabarlos.
Tenemos la ventaja del auto blindado que nos protege, pero también son muchos guardias que pocas veces podemos salir a disparar.
Veo que uno empieza a hablar por el radio y sé que está pidiendo refuerzos. Le apunto y disparo.
A mi mente viene lo que dijo el hombre en el bosque: «Deberías de tener cuidado con los compañeros que eliges. Alguien no te tiene la suficiente confianza».
Volteo a verlos.
Diecinueve se encuentra muy enfocado, disparando. No debí subestimarlo, ahora sé que es uno de los más fuertes que estamos aquí. S se ve más decidida, es capaz de lo que sea. Blazer es tan bueno como siempre, no falla y contraataca cuando tiene oportunidad. Voltea a verme y regresa su vista de inmediato para disparar. Hago lo mismo y le doy a otro guardia. Alessandro, quien parece muy tenso, se nota algo nervioso y recuerdo que tenía algo por decirme.
Estoy por concentrarme de nuevo, cuando siento el impacto en mi hombro.
Inmediatamente me aparto y me sostengo donde está la nueva herida. Cierro los ojos ante el dolor y siento que alguien se acerca, los abro de nuevo y veo a Erick.
—Le dieron. —Escucho que comunica a alguien.
S se acerca y empieza a revisarme.
—Es el hombro —menciono, mientras quito la mano—. Y no fue un roce.
—Mierda, mierda —dice repetitivas veces.
—Creo que ya no queda nadie —habla Blazer—. Vayámonos de una vez de aquí.
Se percata de lo que sucede y queda en silencio.
—¿Qué ocurrió? —pregunta Alessandro.
—Recibió un disparo —responde S por mí.
—Tenemos que salir de aquí —dice Diecinueve—. Ya perdió sangre con la herida de la cabeza, no puede perder más con esta.
Todos asienten y estamos a punto de entrar a la camioneta, cuando se escucha otro disparo, esta vez al aire. Todos volteamos a ver hacia el lugar proveniente y observamos a hombres que vienen bajando por una colina que tenemos detrás, apuntándonos con sus armas.
—Si intentan dar algún movimiento, mueren —habla uno de los tipos, mientras los demás se acercan.
Pues muertes no hubieron, al menos por ahora.
Bueno, tal vez no lo aclaro aquí, ahora que me doy cuenta, pero quiero aclarar que Erick, en su tiempo, fue famoso o lo sigue siendo porque fue conocido como el mejor guardia que ha tenido La Seguridad Élite hasta ahora.
Sí, Erick perteneció a esa compañía, donde fue entrenado para convertirse en lo que es conocido y también convertirse en el instructor de Black. No podía poner a cualquiera como su tutor.
Adelanto:
"Sé que no es momento de preocuparte —comunica, mientras observa sus manos—, es sobre lo que pasó en el ataque. Yo... necesito tu ayuda".
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