50 | Señal satelital
BLACK
Erick está muy asustado, se escucha en su voz. Yo también lo estoy, pero trato de no demostrarlo. Me sacan de la habitación y el hombre me empuja cada vez que me detengo. Tengo que proteger a Erick a toda costa, antes de que le hagan daño.
Antes de salir, nos colocan una bolsa de tela en la cabeza para que no veamos el camino. Sé que estamos afuera cuando siento una brisa.
—Detente —ordena.
Me detengo solo porque no sé dónde estoy parada. Agarra mis dos muñecas y las pasa a mi espalda. Intenta amarrarme las manos, pero empiezo a sacudirme para impedir que lo haga. Estoy a punto de quitarme la bolsa de la cabeza, cuando siento un golpe que provoca que me caiga en mis costados.
—Quieta. —Es la voz de otro tipo—. Si no quieres que le pase algo a este viejo, has lo que te piden.
Mierda, no lo había pensado.
Me levantan y dejo que me amarren las muñecas, entro a donde sea que me estén llevando y siento que Erick está a mi lado. Lo sé por su aroma.
—¿Está bien? —pregunto.
—He estado en peores situaciones —responde—. No te preocupes.
Por el espacio que siento a mi alrededor, presiento que estamos dentro de una furgoneta.
—Arranca y síguenos. —Es la voz de Madeline.
Escucho que la puerta es cerrada y el auto empieza a ponerse en movimiento.
DIECINUEVE
Después de obtener la información de Doble B que, según él, alguien que trabaja para Madeline —desconocido— está de nuestro lado proporcionándonos información, pienso en Black, que ahora sé que estos días ha estado secuestrada por la familia Bonnedetti.
Espero que todo esto acabe pronto y podamos seguir viviendo una vida normal, si se le puede llamar vida a lo que tenía antes. Pero sé que podría vivir en paz sabiendo que se ha hecho justicia.
Hace unos días, los mismos que Black ha estado secuestrada, Doble B ha estado con nosotros planeando lo que tendremos que hace para sacarlos de donde están. Aunque está muy preocupado, ha sabido manejar la situación.
En estos momentos nos dirigimos hacia Ketrian, que, según la información dada, es dónde se encuentra Black. La información de las coordenadas la tiene S, experta en ese tipo de cosas.
Estamos en uno de los aviones privados de Doble B y, por lo que pude escuchar, un tal Antonio, amigo de Black, es quien lo pilotea.
Solo espero que ella esté bien, aunque de la familia Bonnedetti se puede esperar lo peor, pero no quiero pensar en eso.
Alguien ha estado raro y es Alessandro, lo he notado más distante del grupo y nervioso. O tal vez son imaginaciones mías, pero estoy dudando.
BLACK
Hago el intento de ver a través de la tela, pero es imposible. Procuro hablar con Erick, pero los tipos nos lo impiden.
—Ya es momento. —Escucho que alguien dice en un mormullo.
—Estuardo no nos ha informado.
—Todos saben que es muy peligroso, ¿no?
—Somos mucho más que ellos. Son solo cuatro en estos momentos y no tienen a su mayor arma.
—Tres —corrige uno de ellos—. Recuerda que el otro solo finge.
Ya sé, por las diferentes voces, que hay cuatro trabajadores de Madeline en total acompañándonos.
DIECINUEVE
Antonio nos ha informado que pronto llegaremos, S ha sacado su laptop e informó que está intentando entrar a una señal satelital, pero que no es fácil, menos estando en un avión; Blazer se está encargando de alistar las armas y municiones. La relación entre él y Black mejoró bastante cuando lo rescatamos de la mansión; Alessandro continúa raro, lo único que ha hecho en todo el camino es ver por la ventanilla. Asumo que es por Black, ya que tengo entendido que era su pareja sentimental antes de que todo esto iniciara.
Y yo... no sé qué mierda hacer, no tengo cabeza para pensar en algo más que no sea Black y en nuestras posibilidades de salir con vida y rescatarla.
Por fin aterrizamos y, cuando ya todos estamos en tierra, algo me inquieta. Alessandro recibe una llamada y cuando ve la pantalla, guarda de inmediato el celular.
—¿No vas a responder? —Me atrevo a preguntar.
—No es nada importante. —Continúa avanzando.
Después de un par de segundos, vuelve a sonar, pero está vez es un mensaje. Lo lee y ahora sí parece importarle.
—Ya los alcanzo —dice, alejándose del grupo.
Lo observo mientras puedo y veo que hace una llamada. Levanta su vista hacia mí y no la aparta, me incomoda y decido alcanzar a mis compañeros.
Saber que éramos los únicos en la guarida cuando Estuardo escapó, me inquieta.
—¿Alguna novedad? —pregunta S mientras camina y teclea algo en el portátil.
—No —respondo—, asunto privado.
Llegamos a un almacén donde Doble B está esperándonos.
—Bien, ahora que ya todos están aquí —. Nos observa y espera a que Alessandro termine de acercarse—, debemos actuar rápidamente. Los minutos que hablamos aquí es un gran desperdicio, pero debemos hacerlo.
—Pero necesitamos la ubicación —digo, volteando hacia S.
—La ubicación ya la tengo —contesta—, lo único que quiero es tener una vista satelital para poder ubicarlos con más precisión.
—Aún no han llegado —informa Doble B—, están en camino.
S asiente y se acomoda en uno de los asientos del sitio.
—Bien, continuando con el plan —habla Doble B—. Este será su transporte.
BLACK
Acaban de quitarnos la bolsa de tela y todavía estoy entrecerrando los ojos para adaptarme a la luz que entra por el vidrio de atrás. Volteo hacia Erick y lo noto muy preocupado. Ya sabemos el motivo por el que nos llevan a saber qué lugar. No quise colaborar y ahora se desharán de los dos.
Presiento que Erick no es su mayor objetivo, lo usarán como última estrategia para su conveniencia.
Bien, ahora, ambos —Erick y yo— estamos rodeados por cuatro tipos. Tres me son desconocidos, pero el último... lo recuerdo claramente. Es el hombre que acompañaba a Madeline hace años, cuando fui secuestrada por primera vez.
Lo observo fijamente y él evade la mirada.
Ya hemos avanzado por mucho tiempo y no tengo idea hacia dónde nos dirigimos. Esta parte es totalmente desconocida para mí. Paso de nuevo la mirada hacia Erick y espero que entienda que le quiero decir que todo estará bien. Lo entiende, porque me sonríe.
DIECINUEVE
—¡Lo tengo! —grita S—. ¡He entrado!
Nos acercamos a ella de inmediato y la rodeamos para observar lo que sucede.
—¿Ven esto? —Señala la pantalla con el puntero—. Es el sitio de las coordenadas, es un campo bastante abierto para ser un blanco fácil.
—Pero con esa máquina —habla Blazer, señalando nuestro transporte—, no seremos el objetivo.
—Lo extraño es que solo hay una camioneta —continúa ella—. No hay ningún movimiento por esa zona hasta el momento.
—¿En los caminos? —pregunta Doble B.
—A eso iba —responde.
El mapa se mueve por la pantalla y aparece un gran bosque.
—Aquí está visualizado posibles caminos que lleven al lugar, tampoco hay movimiento.
—¿La información está mal? —cuestiono.
—No lo creo, el tipo se escuchaba muy convencido de lo que hacía.
—¿Y si no tomaron esos caminos? —Por fin habla Alessandro—. Tomaron algún atajo o hicieron camino dentro del bosque.
—Podría ser, pero, mira, es demasiado boscoso. Sería muy difícil pasar por vehículo.
—Difícil, pero no imposible —contradice—. Inténtalo, miremos hasta el más pequeño rincón.
S asiente y empieza a teclear. Algo que hace provoca que cuatro nuevas ventanas dividas aparezcan en la pantalla. Cada quien ve para captar algo y...
—Acércate a esta —pide Alessandro. Ella obedece y la imagen se amplía—. Por ahí puede que haya algo.
Efectivamente, se capta un movimiento.
—Tres camionetas —habla Doble B— y, si seguimos el camino que están tomando, irán hacia el campo.
—Entonces es hora de irnos —comunico—. Actuaremos rápido.
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