49 | Retrocediendo para conocer el inicio

MADELINE

Quién iba a imaginar que todo esto empezó por una simple historia trágica de amor. Quién iba a pensar que la mayor mafiosa y asesina en masa se convirtió en esto por un hombre.

Cuando estoy por contarle lo que pasó a Black, los recuerdos vienen a mi mente.

—Todo empezó hace más de veintiséis años —comento, recordando—. Cuando conocí a Adrián Kemper, tu padre.

Tienes que hacerte cargo, Madelinehabla mi padre, con una nota de voz enferma. No quisiera que alguien como tú lo hiciera, pero ya no tengo más hijos.

Mi padre empezó a enfermar hace meses, pero no pensé que cayera en cama tan pronto. A penas tiene sesenta años, pero se ve más viejo a causa de su enfermedad.

No, no me da lástima o remordimiento verlo de esa manera porque él no sintió nada de buenos sentimientos por mí. Solo he recibido desprecios de su parte.

No te preocupes por esorespondo con, un muy notable, falso cariño. La empresa estará bien en mis manos, para eso estudié lo que querías.

El viejo asiente.

Cásate con alguien que te ayude, alguien digno.

¿De verdad cree que una chica de veinte años está lista para este tipo de cosas? Ni siquiera me ha dejado vivir por hacer lo que él quiere que haga. Aun así, quiero cumplir su último deseo.

Conocí a Adrián en persona cuando empecé a meterme más en asuntos de la empresa, cuando mi padre comenzó a enfermar y estaban por firmar un contrato. Ya había escuchado de él en las noticias o lo había visto en revistas, pero no me imaginaba que iba a enamorarme tan perdidamente de ese hombre con su voz de tono sarcástico al hablar, la sonrisa coqueta que siempre tenía para regalar y con ese porte que, a pesar de su corta edad, demostraba que él sí estaba capacitado para manejar una empresa millonaria como lo es B&K.

Él también tuvo que ejercer como presidente de la empresa de su padre a una edad muy temprana, pero ya poseía más experiencia que yo y supo aprovecharse de eso.

Veinte y veinticinco años, supo manipularme muy bien en todo ese tiempo que estuvimos juntos.

Me siento encantada al ver que por primera vez alguien se preocupa por mí, sea atento, sea delicado y que le importe. O al menos alguien que finja hacerlo.

Cuando lo vi por primera vez, siendo alguien tan joven y exitoso, supe que era la mejor opción que tenía para cumplir el sueño de mi padre, aunque estaba empezando a pensar que no era para cumplir su capricho, sino algo que yo quería. Que deseaba.

Pero no todo es color de rosa para las personas exitosas. Nunca lo es.

Por fin, después de un tiempo de conversaciones que fueron más allá del trabajo, hemos empezado una relación, pero me ha pedido que no se lo diga a nadie, ni siquiera a mi padre. Quiere que lo mantenga en secreto y, como la enamorada que soy —o tonta, digo entre mis pensamientos— he aceptado su propuesta.

Pasa más de un año y, felizmente, me caso con él. En el transcurso del compromiso y la boda, mi padre está demasiado enfermo para enterarse de lo que está sucediendo. Hubiera estado muy feliz al saber que me he casado con alguien digno y saber que pronto tendrá un nieto al que podrá dejar toda su herencia.

—Todo, de repente, se jodió en unos segundos —continúo hablando con Black y solo observo que tiene la mirada baja, analizando cada palabra que digo—. Tu padre tenía todo planeado, Adria. Su empresa estaba a punto de irse a la quiebra, la herencia de sus padres se estaba acabando y se vio obligado a casarse con alguien que no amaba para salvar todo.

Veo a Estuardo colocarse a mi lado y continúo narrando.

—Tenía un amor lejano y esa era la razón por la que no quería que nadie se enterara de nuestra relación. Pasaron unos meses y todo el tiempo en que Adrián pasaba fuera se me hacía sospechoso. Su comportamiento había cambiado radicalmente desde que nos casamos: era distante, enojado, irritable. Mi padre ya había muerto cuando mi embarazo ya se notaba. Adrián pidió que me quedara en casa, dijo que se haría cargo de la empresa.

» Jodió mi vida por completo, hizo que todos sus movimientos ilegales cayeran a mi nombre por ser la dueña de la empresa. Supe al poco tiempo que nuestro matrimonio fue falso y llegué embarazada a presión, a mis veintiún años.

—Al enterarse que todo fue planeado por Adrián, nuestro padre, mi madre intentó contactarlo, pero, como era de esperarse, fue imposible —dice Estuardo por mí, al ver que recordar todo eso aún me afecta.

—Mi única esperanza era la vida de mi hijo —continúo—. Quería huir, no quería que sufriera a causa de mis errores. Tuve que aliarme con personas poderosas para poder tener libertad. Así es como por fin pude comunicarme con Adrián. No sabes todo lo que sufrí en ese tiempo, el miedo de perder a mi hijo a causa de otros.

» Pasé por muchas cosas para llegar a dónde ahora estoy. Después de un año de mi labor de parto. —Desde esta parte ya me cuesta hablar, pero me recompongo porque no quiero que me vean de esta forma. Nadie—. Vi algo... a alguien, mejor dicho. Era tu padre saliendo de un buen restaurante, estaba dispuesta a hablar con él e incluso perdonarle porque aún lo amaba, pero entonces algo me detuvo.

—Eran ustedes —comunica Estuardo—, tú con él y tu madre con tu hermano.

—¿Sabías que te pareces tanto a ella? —cuestiono.

Black solo levanta la vista, observándonos.

—Pero también sacaste mucho de él. El cabello negro, los ojos oscuros...

Guarda silencio por un momento y la espero con mucha paciencia, hasta que por fin habla.

—Si tanto odio le tenías a mi padre —pregunta—, ¿por qué ahora quieres formar un trato conmigo?

—Porque sabemos que no tienes la culpa de los errores de tu padre.

—¿Y mi familia sí la tenía? —reclama, alterada—. Mi hermano, mi madre, ¿ellos sí tenían la culpa?

—Quise ofrecerle un trato a tu padre. —Trato de razonar—. Quise que entendiera, que sintiera al menos un poco de lo que me hizo pasar. Me quitó todo, ¿no lo comprendes?

Sus manos están temblando y presiento que es de rabia.

—Malditos enfermos —maldice—, locos de mierda.

Me saca de quicio porque sé que no sabe de qué hablo. No sabe por todo lo que sufrí, así que aprovecho que está viendo hacia el suelo para acercarme y darle una cachetada. Tal vez así reaccione y no se quede de esa manera tan vulnerable.

—Cuida tus palabras —replico—. Tengo tu vida en mis manos, por mí sigues con vida, así que tenme respeto.

—El respeto se gana —replica con desprecio—, y eso nunca lo obtendrás. ¿Por qué no solo me matas y ya? ¿Cuál es la necesidad de tenerme con vida?

—Mi madre no solo piensa en venganza, como lo haces tú —habla Estuardo—. Tenemos poder, tendrás poder si te unes a nosotros. Seremos invencibles si juntamos nuestras capacidades.

—¿En eso es lo único que piensan? —cuestiona—. ¿Cómo? Matando a inocentes para causar miedo. ¿Quieres usarme de arma para protegerte de tus enemigos?

Suspiro, mi paciencia se está agotando. No puedo soportar verla tanto tiempo. Se parece tanto a su madre, Blanca Grace.

—Has hecho eso por bastante tiempo, Black —comunico, pensando que ya no puedo hacer nada para convencerla—. Porque asesines a unos cuantos de nosotros no cambiarás el mundo. Piénsalo. Juntos, ya nadie se metería con nosotros, mucho menos con Erick o tus compañeros. Los dejarían en paz, yo me haría cargo de eso.

Se queda analizando todo lo dicho y, por un momento, noto la duda en su mirada.

—No es de pensarlo mucho. —Ayuda Estuardo—. Imagina todo el poder y el respeto que causaríamos. Sin que nadie, completamente nadie, te moleste.

Por fin nos observa y pienso que ya la hemos convencido, así que doy mi última jugada del día.

—¿Qué es lo que quieres? Dejaremos en paz a tus amigos. A Erick, a Berne.

—A tu amado Alessandro. Podrían empezar una nueva vida.

—¿Qué quiero? —pregunta y da un paso hacia adelante.

Los hombres levantan sus armas y levanto una mano para que se detengan.

—Lo único que quiero —continúa—, es asesinarlos aquí mismo.

Y, entonces, no mide las consecuencias. Se lanza directo a mí, así, sin más. En el poco movimiento que logra hacer, Estuardo me empuja hacia atrás y, el arma que tiene en la cintura, la saca para insertarle un golpe en la nuca a Black, quien se detiene de inmediato y cae, inconsciente.

—Déjenla aquí de nuevo —habla Estuardo—. Si no quiere colaborar, la haremos entrar en razón.


BLACK

Ya llevo un rato intentando tranquilizarme. Erick está del otro lado de la puerta, pero simplemente no puedo, necesito salir de aquí lo más pronto que pueda o las cosas empeorarán.

A Erick le parece extraño mi repentino silencio.

—¿Black? ¿Estás bien? Creo que llamaré a alguien.

—No. —Lo detengo—. Quédese aquí. Necesito de su ayuda.

—Está bien, si eso te tranquiliza.

—Escuche —comunico—, necesitamos salir de aquí lo más pronto que nos sea posible. ¿Usted sabía... sabía lo de Madeline y mi padre?

Otro momento de silencio, esta vez de su parte.

—No, Adria, de haberlo sabido no te lo hubiera ocultado. Era un joven aprendiz igual que tu padre, no me daba cuenta de lo que sucedía en esa familia.

—¿Cree que sea cierto?

No responde y me preocupo, hasta que escucho que hay otra persona en el pasillo.

—¿Qué ocurre? —pregunta Erick.

—Si no quieren colaborar con nosotros, lo mejor será deshacernos de ustedes —responde el hombre.

—¿A qué te refieres? —pregunto, alterada, sabiendo que Erick se encuentra solo con ese hombre.

—Ya no son de mucha ayuda. Nos han pedido asesinarlos.

"El mundo es oscuro, egoísta y cruel. Si encuentran incluso el más leve rayo de sol, lo destruyen".

—Enredados

Nada te justifica, Madeline.

Pero vean con qué nos acabamos de encontrar, dos sorpresas seguidas en estos dos capítulos. Muchas emociones que procesar en tan poco tiempo.

Todo villano merece su historia, merece un capítulo para que nos cuente sus motivos y aquí está el de esta historia. Sentí algo escondido en este capítulo, no sé ustedes, cierto... miedo y no de parte de Black.

Sí, es pequeño Spoiler.

Adelanto para el siguiente capítulo:

No encontré ninguno que no contara todo lo que va a pasar, así que por ahora solo deslicen, jeje.

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