47 | ¿Dónde estoy?
BLACK
A penas puedo abrir los ojos y cuando lo intento, lo único que puedo visualizar son paredes. Me siento muy débil, hay un terrible dolor en la parte trasera de mi cabeza y puedo escuchar una voz a lo lejos, alguien que intenta despertarme.
—¡Black, Black! —Es un susurro—. ¡Despierta, vamos!
Vuelvo a cerrar los ojos.
Esta vez logro despertar por completo y noto que estoy en una pequeña habitación. Es de un tono gris pálido y son la única que está dentro. Intento menear mis piernas para levantarme, pero no puedo porque están atadas en las patas de una silla. Con los brazos es lo mismo, pero estos en el respaldo.
No sé cuánto tiempo he estado así, porque mis extremidades ya están dormidas. Sacudo mi cabeza de un lado a otro para salir del aturdimiento y empiezo a inspeccionar la habitación.
Tres, cuatro paredes con la que está detrás. Solo hay eso.
Al levantar la vista, veo una cámara apuntando hacia mí, sé que está encendida por la luz que suelta.
—¡Eh! —exclamo—. ¿A qué se debe todo esto?
No logro recordar lo que pasó para estar aquí, lo único que sé es... es... ¿salí de la nueva guarida? Sí, porque recibí una llamada de Doble B, pidiendo que regresara a Wedram. Luego, algo con Erick.
—¿Qué mierda es esto? —Empiezo a retorcerme y me detengo de golpe cuando recuerdos vienen a mí.
Es el mismo sueño que he tenido antes, el que me atormenta, pero ahora es mucho peor al estar encerrada en esta habitación.
Empiezo a visualizar sangre en el suelo y las paredes; musgo nacer por ellas y el sonido de unas pisadas con zapatos de tacón que vienen a la habitación.
Sé que no es real, quiero creer que no es real, pero mi mente me engaña. Vuelvo a sentir el mismo miedo que sentí hace diez años.
Mi respiración empieza a agitarse. Necesito salir de aquí, sé que lo hicieron a propósito. Me retuerzo más al escuchar que alguien se acerca y, al ser abierta la puerta, veo a un hombre que me devuelve los recuerdos.
—¿Erick?
La llamada de Byrlem, la casa destruida, Madeline en la fábrica abandonada, la explosión.
—¿Qué pasó? ¿Dónde estamos? —cuestiono—. Sácame de aquí, por favor. Ayúdeme. No quiero volver a pasar por lo mismo. Ayúdeme de nuevo, por favor.
Las torturas, volver a presenciar la muerte de alguien querido, la falta de aire en la habitación, pasar sed y hambre. Todo viene de inmediato y no puedo controlarlo.
Erick se acerca con una mirada de preocupación, quizás también recordando cómo me encontró en esa cabaña, a punto de morir.
—Tranquila, estoy aquí. —Sostiene mi rostro mientras habla.
—Sáqueme de aquí, ¿quiere? —Siento lágrimas correr por mis mejillas—. No quiero... no quiero que vuelva a suceder.
Voltea hacia la cámara y niega con la cabeza.
—Son unos malditos —dice.
Un hombre entra a la habitación de repente y trae consigo una jeringa. Me asusto más cuando siento el pinchazo en el brazo.
Cuando abro los ojos, me doy cuenta de que ahora estoy en una habitación más grande y limpia. Esto ya no es un problema como el de antes, aunque sigo estando encerrada, al fin y al cabo.
Puedo verme de pies a cabeza en un espejo que se encuentra enfrente y observo que estoy vestida de negro. Al momento, me doy cuenta de que en realidad es una cámara de Gessell, una de esas habitaciones que usan para interrogatorios.
No sé qué hacer, así que empiezo a caminar por la habitación.
Al escuchar que la puerta es abierta, me pongo alerta, pero me relajo cuando Erick es el que entra.
—Hola —saluda.
Le doy una sonrisa de boca cerrada y pregunto:
—¿Me puedes decir qué hago aquí?
Dirijo mi vista hacia el espejo unilateral, pensando en que alguien está observándonos del otro lado.
—Estamos secuestrados, Adria.
—Espere —pido—, pero cómo es que usted está caminando libremente.
—Ya soy un viejo —responde—, ya no soy bueno con las armas, mucho menos peleando. También se me hizo extraño, pero me di cuenta que es un plan de Madeline. Quiere que te convenza. Pero todo tiene un límite, siempre estamos vigilados, saben a dónde voy y qué digo por las cámaras. Sabrán si queremos tramar algo y si lo hacemos, nos matarán.
—¿Cuánto tiempo llevamos aquí?
—Tres días. Has estado desmayada por dos y hoy se cumple el tercero.
Se ve tan cansado, esta situación no le ha favorecido. Estoy por decir algo más, cuando somos interrumpidos por un hombre que entra. De inmediato me coloco frente Erick para protegerlo.
—Basta de tanto hablar, ya acabó la hora de la visita.
—¿Cuándo puedo hablar con tu jefa? —pregunto—. No creo que tenga miedo de venir y enfrentarme.
Erick da un paso adelante, quizás para evitar problemas, y con un par de pasos que no me esperaba, el hombre se acerca para sostener a Erick. Está a punto de agarrarlo del brazo, cuando lo intercepto para que no lo toque.
—No te atrevas —advierto, pero me detengo cuando pone una navaja en mi cuello.
—Adria, por favor —pide Erick.
—Pronto podrás verla.
Cierra después de salir, dejándome sola de nuevo.
Ya han vuelto a pasar dos días y gracias a Erick no he perdido la cordura. He estado encerrada en esta habitación por todo el tiempo, con el mínimo contacto.
—¿Entonces no hay salida? —pregunto con voz muy baja.
—No, todo está monitoreado.
Después de eso, se marcha. Me gustaría poder salir de aquí para ayudarlo a buscar una manera de salir.
De nuevo estoy caminando en círculos, pensando en algo para poder sacarnos de aquí. No puedo quedarme encerrada aquí, sin hacer nada. No tengo idea si mi grupo sabe lo que me ocurrió o piensan que los abandoné.
—¿Cuándo podré hablar con ella? —pregunto hacia la cámara—. Esto es una estupidez, ¿por qué me tienen aquí?
Después de un rato de no obtener señales de que me escuchan, se me ocurre algo.
—¿Cuál es el trato, Madeline? Quiero saber tus motivos, escucharé lo que tienes por decirme.
Me quedo nuevamente en silencio y cuando estoy por darme por vencida, la puerta es abierta. Me volteo para saber de quien se trata y veo a dos hombres entrar, armados. Se quedan de pie al fondo y solo me dedico a observarlos, porque no sé qué está a punto de ocurrir y mis sentidos están alerta.
Después, alguien se acerca y reconozco muy bien esos pasos. Tacones. Cada vez se escuchan más cerca y mi corazón empieza a acelerarse, no por el miedo, esta vez no, sino por la emoción de volver a ver a Madeline y poder encararla.
Cada vez mi venganza se aproxima.
Lo siento por tantos saltos, pero no iba a poner relleno en lo que los días pasaban, así que fueron necesarios. Bien, ¿cuál creen que será el trato que le hará Madeline a Black? ¿Hay algo más detrás de todo esto?
En este capítulo no habrá adelanto porque quiero que todo sea sorpresa.
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