33 | Entrenamiento
BLACK
Mientras me dirijo a la salida, escucho que alguien habla y me detengo.
—¿Vamos sin los autos? —Es Blazer.
—Es entrenamiento, no se necesitan los autos.
Al salir tengo que entrecerrar por un momento los ojos para que se acostumbren a la luz del sol. Los demás ya están detrás de mí.
Estos días he estado averiguando sobre qué sorpresas nos tiene Loriam y cerca de la guarida localicé un sitio perfecto para practicar nuestros tiros.
Los demás se colocan a mi lado, esperando instrucciones. Pongo mi pulgar en el disco y este se transforma. Aunque el día está soleado, no se siente en el traje porque se hizo con un material especial que impide asfixiarnos.
Empezamos a trotar. Después de unos metros, aumento la velocidad hasta que veo a lo lejos el lugar que estaba buscando. Se trata de un sitio plano lleno de rocas grandes.
—Hemos llegado —informo a mis compañeros—. Vamos.
Avanzo hacia el centro con el arma colgada al hombro. Diecinueve parece darse cuenta de mi plan.
—¿No se supone que tendríamos que traer protección para esto? —pregunta.
—Cuando estemos en acción no nos podemos dar el lujo de cargar protección. Es pesado, te hace lento. Con los trajes será más que suficiente, además, Doble B dijo que nos protegería —respondo.
—Pero si quieres nos regresamos todos para traerte protección, así no te lastimas —habla Blazer, sarcástico.
—Estas balas duelen teniendo protección —comenta Alessandro—, pero está bien, las balas que posiblemente recibamos serán mucho más dolorosas. Capto tu punto, Black.
Agradezco que tengo el casco puesto para que no vea que lo estoy observando.
—Gracias —respondo, seca—. Bien, somos cinco y necesitamos hacer dos equipos.
—¿Cómo será? —habla Diecinueve.
—Yo digo que los dos expertos en estas situaciones sean los capitanes y que ellos escojan su grupo —opina S.
—Exacto, así que: Black y Blazer, escojan.
Volteo a Blazer y le doy el privilegio de escoger primero.
—Bien, ummh... Al.
Alessandro, antes de irse a su lado, voltea a verme.
—Quédate con ellos dos, es lo justo —comenta.
Veo a los restantes y asiento. Sé que serán de mucha ayuda, o al menos lo intentarán. Se nota que nunca han disparado un arma, pero por esto decidí hacer esto, solo para que sepan defenderse si es necesario.
—Tenemos diez minutos para formar una estrategia, desde aquí nos separamos. —Camino con mi grupo detrás de una roca—. ¿Alguna vez han disparado o agarrado un arma?
—Nunca —confiesa Diecinueve y por primera vez estoy de acuerdo con Blazer, es demasiado inocente.
—Ejem. —Es S—. ¿Vale en los videojuegos?
Dudo con mi respuesta.
—Ya veremos. Al menos saben las señas que hacen los soldados, ¿no?
—Oh, sí —habla Diecinueve—. Puño cerrado, paren; índice y anular extendido, avancen; esos mismos dedos y girando la muñeca, rodeen el perímetro.
—Más o menos —respondo.
—Los sé —habla S.
—Bien, faltan cinco minutos para que pasen los diez —comunico.
—¿Cuál será nuestra estrategia? —pregunta el chico.
—Ustedes intenten que no les disparen y yo ataco.
—¿Qué? —pregunta S—. Se supone que veníamos a practicar, eso no nos ayudará en nada. No me gusta la agresividad, pero supongo que tengo que aprender a defenderme.
—Estoy de acuerdo con ella —coincide Diecinueve.
Pongo los ojos en blanco y pienso.
—Bien, entonces ustedes encárguense de cubrirme mientras yo busco un lugar para escabullirme y atacar.
Ambos asienten. Ya han pasado los minutos, así que avanzamos detrás de varias rocas y nos detenemos para estar atentos a cualquier sonido, pero solo se logra escuchar las exageradas pisadas de quien me sigue. Volteo y noto que es S.
—Perdón. —Se disculpa y empieza a caminar de puntillas—. Los nervios.
Les pido que se coloquen detrás de mí. Aprovecho que hay silencio para escuchar de nuevo, pero esta vez hay una respiración agitada.
—Lo siento —habla Diecinueve.
Escucho de nuevo, pasan varios segundos y como no capto nada, salgo poco a poco de detrás de la roca.
—Atentos —ordeno.
Suena un disparo muy cerca de nosotros y entro de nuevo a toda prisa.
—¿Te dieron? —pregunta preocupado Diecinueve.
—No. De seguro el que disparó fue Alessandro, por su mala puntería.
Busco una estrategia para saber dónde se encuentran.
—A ver —pido atención—. Que dos cubran mientras otro avanza hacia la roca de enfrente. Están muy cerca, por el sonido del arma, están a nuestro alcance. Después, el que pase nos cubre desde esa roca para que podamos avanzar.
—¿No será peligroso?
—Lo que haremos después lo será mucho más. A la cuenta de tres, sale S.
Ella asiente y empiezo a contar con los dedos. Uno... diecinueve y yo recostamos nuestra espalda en la roca. Dos, S se alista para correr. Tres, me asomo por el otro lado de la roca para cubrir a mi compañera.
—¡No seas tonto! —grito a Diecinueve y ese es mi terrible error, pero él ha salido detrás de S, para disparar, exponiéndolos a ambos.
—¿Qué? —preguntan ambos, deteniéndose.
Y sé de inmediato que es otro terrible error.
Diecinueve ha dejado de disparar para voltear. Salgo corriendo al lado del chico y lo único que puedo hacer con mi mano libre es jalarlo del brazo para que regrese a la roca.
Intento hacer lo mismo con S, pero cuando ya estoy cerca, se escucha el sonido del arma y al instante veo a S caer al suelo, sosteniéndose el muslo. Yo ya he regresado a mi puesto anterior.
—Mierda —gruñe—, duele.
Noto en su voz que está a punto de llorar porque nunca ha recibido una herida de tal magnitud.
—Has la señal para saber que está fuera de juego —ordeno a Diecinueve.
Eleva el arma y da dos tiros seguidos. S esta fuera.
—Mierda, mierda, mierda. —Continúa maldiciendo—. El desgraciado de Blazer me las va a pagar.
—Perdón, fue mi culpa —exclama Diecinueve.
Por un momento me dan ganas de golpearlo, pero recuerdo que solo es entrenamiento y, además, fue mi culpa por confiar en que entendió mis órdenes.
—Déjalo, para esto quise hacer la actividad, para aprender de nuestros errores.
Estoy a punto de agregar que igual no iban a disparar un arma de verdad, pero no quiero volver a ofenderle de esa manera.
—Sigamos —comunico.
Está vez estoy más alerta. Veo a lo lejos a S, quien se encuentra sentada en una roca alta, ya sin el casco puesto.
—¿Qué hacemos ahora? —pregunta Diecinueve.
—Buscarlos, a cualquier movimiento sospechoso, avísame o dispara, pero no a mí —remarco ya que lo que acaba de pasar me ha dejado en claro que tengo que ser más precisa en lo que diga con él.
Necesito dejárselo claro. Asiente, y continuamos. Posiblemente Blazer y Alessandro tomaron otro rumbo, lo mismo haría yo.
Se escucha otro disparo y nos ocultamos en otra roca.
—Se escuchó desde esa roca. —Señala la que está a unos metros de nosotros.
—Rodeemos esta y avanzamos para llegarles al lado.
Alisto el arma al empezar a caminar y cuando veo un casco asomarse por la roca que Diecinueve mencionó, disparo. Es más rápido y se oculta. Empiezan a disparar.
—Lo están haciendo a ciegas —aviso—. Recarga si es necesario y avancemos a las de enfrente, no dejes de disparar.
—Bien.
Las rocas están mucho más lejos de cómo se veían, siento que, a pesar de que solo es entrenamiento, pasa todo de manera lenta.
Corro y disparo al mismo tiempo, llego de primero y volteo a ver a mi compañero para saber si no tiene complicaciones. También corre y dispara, pero antes de llegar, noto que Alessandro sale de otra roca, dispuesto a dispararle a Diecinueve.
Alisto mi arma y apunto a mi oponente, pero no es necesario apretar el gatillo, ya que pasa lo siguiente:
Diecinueve tropieza con una roca y empieza a caer. Al llegar al piso, se escucha su fuerte gruñido y el sonido del arma dispararse. El balín cae en el hombro de Alessandro y veo que es impulsado hacia atrás ante el impacto.
Diecinueve tiene tanta suerte, que, al momento de caer apretó el gatillo y el arma estaba apuntando el hombro de Alessandro.
—¿Viste eso? —pregunta, también sorprendido.
Llevo la mirada por encima de su hombro al notar una sombra salir y apuntarle. Estoy a punto de decirle que se agache, cuando Blazer dispara. Directo a Diecinueve.
Se queja y cae de rodillas, lentamente. Sostiene su hombro izquierdo —donde fue disparado— y cae al piso, arrastrándose para llegar hacia mí.
—No exageres —pido, porque eso está haciendo.
—Duele mucho. —Recuesta su espalda en la roca.
Apunto al aire y disparo para informarle a Blazer que ha dado en el blanco. Hace lo mismo por Alessandro.
—Déjame aquí. —Empieza Diecinueve—, descansaré por un momento.
—Eso te enseñará a no bajar la guardia, aunque pienses que ya estás seguro —informo y él vuelve a soltar otro lamento.
Río, es la primera vez, después de mucho tiempo, que lo hago de verdad. Le digo que igual iba a dejarlo y Blazer interrumpe su respuesta ante el grito que suelta.
—¡Quedamos únicamente tú y yo, Black! ¡Resolvamos los asuntos pendientes, te demostraré de lo que soy capaz estando sobrio!
—¡Ya supera la paliza que te di! —Devuelvo.
No obtengo respuesta, así que avanzo.
Llevo como diez minutos buscándolo. Arriba, abajo, entre las rocas y nada. Supongo que está de la misma manera porque si supiera donde estoy, no dudaría en disparar.
Escucho sonidos encima de las rocas y noto la sombra de alguien caminando sobre una de ellas. Al disparar, la sombra se agacha.
—¡Te tengo! —exclama.
Llevo el arma hacia Blazer, apunto y disparo.
No pasa ni un milésimo de segundo, cuando él hace lo mismo. Siento el impacto y ante la fuerza me tambaleo hacia atrás y me sostengo con mi mano libre y veo que Blazer cae sentado ante el impacto de mi balín.
Los dos recibimos el disparo al mismo tiempo.
Ambos equipos pierden.
Me entretuve más de lo esperado escribiendo y editando este capítulo :) así que supongo que también entra en uno de mis top 5.
Al fin Blazer y Black resolvieron sus asuntos, o puede que todavía tengan que pasar algunas cositas para que eso termine. Hay que averiguarlo en los siguientes capítulos.
El adelanto de este día será:
"—Soy demasiado débil para esto. Ustedes se ven tan fuertes y valientes. Hasta Diecinueve, que, aunque se ve todo tierno y eso, es mucho más valiente que yo.
—Todos somos débiles, S, en algún aspecto lo somos".
Ay, que razón tiene.
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