29 | Nos presentamos de nuevo
BLACK
—¿Hacia dónde vamos? —pregunta el chico dentro del auto.
Ha estado en silencio hasta ahora que ha notado el rumbo fuera del centro.
—A tu nuevo hogar, al menos por un tiempo, hasta que esto termine. Si quieres colaborar, tendremos que estar lo más cerca posible.
No habla y sigo conduciendo con tranquilidad. Cuando ya veo la entrada a lo lejos, aumento la velocidad, de reojo noto la confusión del chico. Estamos en medio de la nada y es comprensible.
Hago el procedimiento de abrir las puertas, estaciono el auto en donde se encuentran los demás y bajamos.
—¿Cómo es posible hacer tal cosa? —pregunta, sorprendido.
—Tecnología —respondo.
El sonido de pasos en las escaleras me hace saber que mis compañeros se dirigen hacia acá, los veo aparecer.
—¿Son los demás? —pregunta el chico.
Asiento. Ambos lo observan, desconcertados.
—¿Hola? —Carlos es el primero en hablar—. ¿Hay necesidad de presentarnos o solo viene de pasada?
—Primero pasemos —indico, pidiendo que caminemos hacia la sala.
Obedecen y me quedo hasta atrás con el rubio.
—¿Cuál es tu nombre? —pregunto, ya que me he olvidado.
—Pasemos —sugiere—, me presento junto con los demás.
Ya que todos estamos en la sala de reuniones, nos sentamos en el sofá. El único que se encuentra de pie es Carlos, quien se sirve una copa.
Me prometo mentalmente ayudarlo con su alcoholismo el tiempo que estemos trabajando juntos, tiraré las botellas ya que no es buena idea tenerlas a la vista con alguien en su condición.
—Y bien —reacciona este—. ¿Quién eres y qué haces aquí?
—Primero quiero saber quiénes son ustedes —contesta el chico.
Suspiro y hablo, porque pienso que es correcto cumplir con su pequeño capricho por la forma en la que lo traté a pesar de que me ayudó.
—Ella es Triana, la encargada del área de tecnología.
—¿Hacker o algo así?
—Más que eso —habla ella—. Dame alguna máquina que no te sirva, yo la arreglo, la remodelo y mejoro.
—Él es Carlos, experto en armas.
—Y el que estuvo a punto de matarte.
—Supéralo.
Escucho su risa y le cedo la palabra al nuevo.
—Pues bien. ¿No tienen apodos o algo así?
—A alguien que conozco muy bien le dicen semental —comenta Carlos.
—¡Qué asqueroso! —exclama Triana.
Hago una mueca de desagrado y Carlos empieza a reír y a decir que solo fue una broma.
—¿A qué te refieres? —pregunto, ignorando la risa nerviosa de Carlos.
—Que necesitan un seudónimo para no ser reconocidos. No podemos hablar de forma telepática.
Veo a mi equipo y ellos a mí. No se me había ocurrido de tantas cosas que tengo en la cabeza. Puede que el chico tenga razón.
—Deberíamos —acepto—, piensen en un seudónimo. No correrán tanto peligro para que sepan sus identidades.
Nos quedamos en silencio, ayudo a mis compañeros a pensar en algunos nombres.
—¿Tú por qué escogiste Black? —pregunta Triana.
—No fui yo, fue la gente quién lo hizo. Trabajaba sin nombre al principio ya que no quería tener ningún mérito con lo que hacía.
—Espera, espera, espera, espera —interrumpe el chico—. ¿Cómo que Black?
Mierda, se me fue.
—No me digas que... —habla Carlos.
—Lo olvidé.
—Tú eres... ella es... —El chico no termina de asimilarlo.
—Soy Black y pido disculpas por no decirlo antes.
El rostro del muchacho cambia a uno de esperanza. A comparación de los demás, no tuvo miedo al enterarse.
—¡Ahhhh! —Suelta un chillido—, eso quiere decir que tenemos muchas más posibilidades de acabar con esa familia.
—Todos los que estamos aquí tenemos una habilidad —comento—, cada uno aporta una gran esperanza.
—Adria. Bueno, Black, ahora sí que estás loca.
Recuerdo lo que dije en el restaurante de comida rápida: "¿De qué hablas? Ni que estuviera loca para acercarme a esa mansión". Me hace gracia y no puedo evitar soltar una pequeña sonrisa.
—Lo del apodo —continúa el chico—, Black es negro y de alguna forma es similar a oscuridad, sombra o maldad. La gente empezó a decirte así porque cuando andas en las sombras y ese traje completamente negro nadie es capaz de verte.
—No tenía idea.
Me sonríe y me veo obligada a corresponderle.
—Cada quién debería de tener un color, ¿no? —comenta.
Lo que me quedaba de sonrisa se desvanece de inmediato.
—No somos los Power Rangers —corto de inmediato—. Eso está muy fuera de nuestras propuestas.
Escucho la risa de Triana a mi lado.
—Por mí está bien que me sigan diciendo S; como soy conocida normalmente.
—¡Mierda, no puede ser! —Vuelva a exclamar el nuevo integrante—, ¿eres S? El famoso hacker que ha saboteado muchas de las cuentas bancarias de los mafiosos y lo ha donado a instituciones. Me parece maravilloso lo que haces.
—Gracias.
—¿Por qué S? —decido preguntar.
—¿S de qué? —habla la chica—. Serpiente, Samanta, sapo. Nadie sospecharía que mi verdadero nombre empieza con T, buscarían nombres con S.
No entiendo nada, así que volteo al próximo que habla.
—A mí llámenme Blazer —dice Carlos—. Es mi arma favorita, además, me identifico con ella. No pregunten por qué.
—Suena bueno —confieso—. Ahora es tu turno, chico.
—Soy Ted, pero mejor conocido como Diecinueve. Es mi número de la suerte desde siempre.
Pienso en los tres nombres: S, Blazer y Diecinueve.
—Bien, si eso es lo que quieren, el chic... Diecinueve será nuestro guía.
—¿Conoces esta ciudad? —Pregunta S.
—Mejor que nadie —contesta.
—Mañana tenemos algo importante por hacer —comunico—, les sugiero que descansen.
Camino hacia las escaleras, pidiéndole a Diecinueve que me acompañe para mostrarle su nueva habitación después de hacer un breve recorrido.
Lo que más le ha sorprendido es la habitación de armas, aunque tuve que recordarle que solo es nuestro guía y no hay necesidad en que sepa cómo usarlas.
Ya estamos en la entrada de su habitación, con suerte está equipada con lo necesario y le he pedido a Carlos que le preste un conjunto de ropa en lo que llega la que solicitaré a su medida.
—¿Qué pasará mañana? —pregunta, sosteniendo el pomo de la puerta.
—Conocerás a alguien más del grupo.
Lo dejo tranquilo y me dirijo a mi habitación. En cuanto estoy sentada en la cama, le llamo a Doble B.
—Hola, Black, ¿qué tal los primeros días como líder? —pregunta.
—No soy la líder, pero estos días han ido... bien.
—Bueno, ¿qué te digo?
—Necesito un favor —comunico.
—Claro, dime.
—¿Puedes traer ropa para chico?
—¿Te quieres disfrazar o algo así?
—No, es que... disculpa por no haberlo dicho antes, pero hay un nuevo integrante.
—De acuerdo, ¿qué talla?
—Uff, no lo sé. Es como Alessandro, pero menos fornido. Apenas es un chico de diecisiete años. Creo.
—Ya, veré qué puedo hacer.
—Gracias. Y... ¿Sabes cómo sigue Alessandro?
—Hace poco se le dio de alta, su familia no se ha separado de él después de lo que sucedió.
La tristeza vuelve a mí. Es lo mejor para él. Me ha dolido ver su sufrimiento, la mirada que me lanzó la última vez y la decepción en su voz.
Para que tenga una buena vida, necesito terminar con esto.
—Ok, hablamos después.
—No creas que no me debes una explicación.
Después de eso, termina la llamada.
Tengo que confesar algo... :( La verdad, esto es un fanfic de los Power Rangers...
Son bromas, son bromas, aunque no estaría mal, ahora que lo pienso...
Bueno, oficialmente hay un nuevo integrante en el grupo y es nuestro (si ustedes así lo quieren) bebé Diecinueve. Ajá, tal vez no se recuerden pero, cuando lo integré a esta historia y se presentó con Black ¿Se acuerdan que les dije que recordaran el apodo porque iba a ser algo importante en la trama más adelante? Bueno, pues aquí está la respuesta.
Sí, no es algo sorprendente o que cambie por completo el sentido de la historia, pero es importantes porque a partir de ahora, que ya se hicieron oficiales los seudónimos, solo así los nombraré. Recuerden:
Black: la asesina/protagonista
¿Ya puse esta imagen?
Diecinueve: el guía/el niño
S: hacker/ingeniera (?)
Blazer: experto en armas/francotirador
¿Qué tal, eh? Guapillos todos, ¿no?
Nos hablamos en el siguiente capítulo :)
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