BLACK

Estos días me han servido para pensar y analizar lo que ha pasado y en cómo se puede resolver.

Sé que ella lo hizo, Madeline. ¿Quién más aparte de ella? Teniendo en claro la marca que dejó en el incidente, pero también tengo que averiguar a fondo si ella tiene algo que ver con lo que pasó hace años.

Así que ya tengo dos motivos para empezar a seguirle los pasos, pero tengo que darle la razón a Erick. Necesito un equipo. Si no hubiera sido por aquel chico, me hubieran descubierto en los días que estuve en Loriam.

Maldición, me cuesta admitirlo, pero es la verdad.

Mientras mis pensamientos vagan, le marco a Doble B para pedirle que nos reunamos en la casa de Erick.

Paso la mayor parte del día sola hasta que llega la hora de la reunión. Llegando a la casa, veo el auto de Doble B estacionado en frente. Aparco y salgo dirigiéndome hacia la entrada.

Cuando toco la puerta, sale a encontrarme Erick, quien me envuelve en un abrazo. No dice nada en ese momento, así que yo soy la que empiezo a hablar.

—Estoy bien, no se preocupe.

Asiente.

—¿Cómo está él? —pregunta.

—Mucho mejor.

Al notar la presencia de Doble B, le sonrío en forma de saludo. Cuando entramos, la puerta es cerrada y nos sentamos en la sala para poder conversar.

—Seré breve ya que esto es algo... —. Busco la palabra correcta—, complicado. No tengo idea de cómo hacerlo.

—Suéltalo.

—Los casi tres días que estuve cerca de esa mujer pude darme cuenta que es muy poderosa y eso a la vez la hace peligrosa —continúo—. La investigación de Alessandro es correcta y eso provoca que sospeche más de ella.

—¿Y? —pregunta Doble B, siendo impaciente como siempre.

—Me dieron problemas estos días, son muchos hombres los que tiene a su cargo y por lo que pude ver, son de la Seguridad Élite, los mejores entrenados.

—¿Y qué tal te fue?

—Es realmente vergonzoso contar esto, pero necesario. —Empiezo a narrar lo sucedido, hasta lo del casino.

—Un adolescente salvó tu vida —repite Doble B, con tono burlón.

—Pero gracias a él también pude saber un asunto importante que no estaba en la investigación de Alessandro.

—¿Qué es? —preguntan al unísono.

—Hay un hijo de por medio. Un Bonnedetti más.

Ambos se quedan sorprendidos.

—¿Y por qué no dijiste nada antes? —cuestiona Erick.

—Con todo lo que tengo en la mente se me ha pasado.

—Bueno, hay que lidiar con un Bonnedetti más —comenta Doble B—. Aunque ¿por qué siento que no es todo lo que querías decir?

—Así es. Lo he pensado tanto y le tomaré la palabra a Erick.

—¿Y eso quiere decir que...?

—Que necesita un equipo —responde Erick por mí.

—¿Es en serio? —pregunta Doble B, desconcertado.

—Sí y cuanto antes mejor.

—¡Vaya! Black necesita ayuda.

—Es que esta vez sí se me complican las cosas. Necesito de expertos.

—Y ese es el problema —explica Erick—, que no hay profesionales en los que se pueda confiar.

Doble B se queda pensando por un momento.

—Tal vez los haya. ¿Qué necesitas?

Pienso bien en la respuesta. Necesito algo y alguien que realmente me funcione, que sea de utilidad.

Poniéndome de pie, camino alrededor de la sala, pensando. Cuando ya sé lo que voy a decir, hablo:

—Necesito a alguien que sepa de armas.

—Pero si tú ya sabes muy bien de eso.

—Lo sé, pero siempre se necesita alguien mejor o igual.

Doble B asiente.

—También alguien que sepa de tecnología.

—¿Para qué alguien así?

—Siempre es útil por las cámaras, seguridad, etc.

—No sé qué tramas con esto, Adria, pero dame tiempo. En unos días tengo respuesta. No es fácil localizar a personas que se han mantenido en la oscuridad por mucho tiempo.

Le agradezco a ambos por colaborar en mi decisión.

—Tendremos un largo día —comunica mi compañero.

Bien, bien y bien. Lo bueno está apunto de empezar. Sé que les encantará porque fue una de mis partes favoritas al escribir esta historia.

Empezaremos a conocer nuevos personajes que pueden que los amen o los odien, eso ya depende de cada quien. De eso se trata, la cosa es sacar emociones al lector.