06 | La cita
ALESSANDRO
—Suerte para la próxima semana —habla Marck, en cuanto salimos de la oficina.
—Gracias, lo necesitaré.
—Te acostumbrarás rápido —anima—. Bien, nos vemos el lunes.
Lo observo hasta que llega al ascensor y cuando se cierran las puertas, decido bajar por las escaleras acomodando la chaqueta que llevo puesta por el aire fresco que se siente en el ambiente.
Estoy a mitad de las escaleras, cuando escucho que un mensaje llega a mi celular. Lo saco del bolsillo y me doy cuenta que tengo varios chats sin leer.
Mamá
Últ. vez hoy a las 19:40
Me gustaría que viniera pronto para celebrar junto con tu padre. Te esperamos para el fin de semana.
Felicidades por tu ascenso, ¡te queremos!
Le respondo que es más probable que llegue el domingo ya que estoy ocupado y que también los quiero.
Salgo de la conversación y veo que tengo otro chat, pero este de mi hermano.
Christian
Últ. vez hoy a las 19:42
Qué suertudo, ya quisiera tener un trabajo así para ser famoso entre las mujeres... mis papás están de necios en que vengas. Recuerda, hice lo posible para convencerte 😉😉
Sonrío y continúo leyendo mensajes de familiares y amigos, pero el único que realmente me interesa es el que acaba de entrar.
Adria K. ♥
Últ. vez hoy a las 19:50
A las nueve, ni un minuto más ni uno menos.
Doble B también está aquí, te esperamos...
😊😊
Vuelvo a sonreír y con cuidado de no dar un mal paso, sigo respondiendo. Estoy por llegar al final de las gradas, cuando el teléfono suena a causa de una llamada entrante.
Número desconocido, me apresuro a contestar.
—¿Hola?
—Ocho y media en los contenedores abandonados. —La voz suena extraña, es como si estuvieran distorsionándola para que no sea reconocible.
—Estoy en camino —respondo.
—Si no vienes solo, no podrás encontrar lo que buscas.
La llamada termina.
Camino hacia el auto y saco las llaves para abrirlo, entro al coche y lo arranco. Coloco mis cosas en el asiento del copiloto y, en lo que el auto calienta, hago una llamada.
—Hola —responde al primer tono.
—Hola. ¿No crees que un "a las nueve" es demasiado seco para alguien tan romántica como tú? —bromeo.
—¿Qué...? No empieces, estoy preocupada. Eso es todo.
—Te dije que confiaras en mí, ¿no?
La escucho suspirar.
—¿Ya listo para el lunes? —Cuestiona Adria, rindiéndose ante mi necedad.
—No lo sé, estoy muy nervioso a pesar de que falta un par de días.
—Tú relájate, sé que lo harás excelente.
—Gracias.
—¿Y cómo vas?
—Ya voy para allá, solo tengo que asegurarme que no estés siguiéndome.
—Claro que no —ríe—. Dijiste que confiara y eso haré.
Escuchar su risa hace que sonría. Me encanta ese sonido que no tan a menudo tengo el privilegio de escuchar.
—Te llamo cuando termine —aviso.
—Cuídate...
Sé que está por decir algo más, pero parece que sus palabras se traban en su garganta.
Adria se ha comportado muy extraño desde que cometí el error de confesarle mis sentimientos. No es de extrañar, sabiendo lo que sufrió, que le cueste expresar lo que siente. No es fácil para ella confiar en cualquiera.
A veces me sorprendo al darme cuenta que le tengo muchos celos a Doble B, ya que con él he notado que es más libre. Y es de esperarse, ya que él es una de las pocas personas que estuvieron junto a ella en esos momentos difíciles.
Quisiera haberla conocido mucho antes, no cuando ya estaba metida en ese papel de Black.
Veo la hora, son las 20:10, tengo buen tiempo para conducir y llegar a los contenedores.
Por este lado no pasan muchos vehículos y la noche está nublada, así que enciendo las luces. La carretera se siente muy solitaria y oscura, como la prefiero, ya que me da tiempo para pensar. Aunque en estos momentos mis pensamientos no son los mejores.
«¿Qué pasa si realmente es una trampa? ¿Arriesgarme por información que ni yo quiero que salga a la luz? Vale la pena. Realmente vale la pena por Adria».
He estado investigando a la tipa que suponemos, es quien Adria a estado buscando. Intenté seguir su rastro, pero es complicado, ya que es peligrosa. Con cada cosa que descubro de esa mujer, más temor tengo. No por mí, sino por Adria. Nunca me imaginé lo que es capaz de hacer la gente por poder.
Llegando a un callejón oscuro, estaciono el auto y me bajo de este. Enciendo la linterna del celular y camino hasta llegar a un gran campo que hace años es utilizado para guardar contenedores viejos.
Me detengo en uno de ellos, en el que está lo más iluminado posible por la luz de la luna. Como no veo a nadie, marco el número que me ha llamado para decirle que ya me encuentro aquí.
No contesta. Recuesto mi espalda y saco un cigarrillo para pasar el tiempo. Lo enciendo y lo llevo a mis labios, viendo como el humo empieza a salir de estos.
Estoy a punto de volver a marcar, pero escucho pasos acercarse. Mi cuerpo se pone alerta y volteo hacia esa dirección. Veo la silueta acercarse paso a paso, intento distinguir algo del tipo, pero la poca luz no ayuda.
—¿Hola? Soy Alessandro Alvez, el periodista. —Se nota la duda en mi voz—. Recibí una llamada y...
La silueta se detiene. Por un breve momento, se queda de pie, sin hacer nada, hasta que con una de sus manos que noto, tiene guantes negros, señala en el contenedor que tengo a unos pocos metros.
Camino a esa dirección con la tensión evidente en mi cuerpo. Solo me detengo hasta que siento que piso algo. Coloco el móvil en esa dirección para alumbrar y veo una bolsa trasparente que, a través de ella, puedo ver un sobre.
La levanto y doy media vuelta para ver al hombre. Me alegro que no haya desaparecido, así que empiezo a caminar hacia él, hasta que me hace una seña para que me detenga.
—Ahí está la mayoría de las cosas que buscas. —El tono de su voz es firme.
—¿La mayoría? —pregunto.
Da un paso hacia adelante y noto que lleva puesta una sudadera para ocultar su rostro, pero eso no impide que por un par de segundos pueda distinguirlo. A pesar de que no fue nada relevante, me enfoco más en sus ojos y cabello que sobresale debajo de la capucha.
Sus ojos se me hacen reconocidos por un breve instante por su color oscuro intenso. Al igual que su cabello.
—Lo demás tendrán que investigarlo por su propia cuenta —comunica—, es lo único que puedo darles. Por ahora.
Agacho la mirada para apreciar el sobre dentro de la bolsa y al levantar la vista veo que ya está empezando a alejarse.
—Espera —pido.
No se detiene, pero habla:
—Muy pronto no seremos los únicos en estar en este lugar, si fuera tú, me iría lo más pronto posible. Están por acercarse y no tendrán piedad alguna.
Sus palabras me desconciertan. Volteo a todos lados, pero como no veo nada sospechoso, vuelvo la vista hacia donde se encuentra caminando. No hay señas de él.
La curiosidad me gana y saco el sobre de la bolsa.
Saco unas de las hojas que se encuentran es este y noto que es información: ubicaciones, fotografías y otras cosas. Lo devuelvo a su lugar y empiezo a caminar a paso apresurado hacia donde he dejado el auto.
Me detengo por momentos para ver a todos lados, ya que cada vez me siento más observado. Tengo la sensación de que alguien viene detrás.
Llegando al auto, escucho mi respiración agitada e intento calmarla. Pienso en que es mi imaginación jugándome una mala broma por la tensión del momento.
Con una risa nerviosa, enciendo el auto y me alejo de ese terrible lugar, sin recordar que había olvidado hacer una llamada.
Quién iba a imaginar que esto se convertirá en mucho más que una investigación.
Hola, ¿cómo van llevando sus lecturas —en general, a parte de esta—?
Ya estamos acabando el año y yo no puedo estar más emocionada por eso. Siento que me estoy emocionando de más en las actualizaciones porque entre más rápido termine aquí, más rápido puedo continuar con mi ideas ya que tengo una manía en que primero tengo que terminar algo, para empezar otra. Y sí, eso también cuenta las historias que quiero escribir.
¿Qué opinan de lo que va pasando por el momento?
Por otro lado, me tomé el atrevimiento de realizar una imagen de los dos personajes principales —por el momento—, que me pareció muy tierna. Aquí se las dejo:
Adria y Alessandro en uno de los momentos que pueden ser una pareja como otra cualquiera :')
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