05 | La cena
BLACK
Ya han pasado unos días desde el incidente. Las cosas se están relajando poco a poco, pero la policía no da señales de querer parar el caso, pensando que esta es la única oportunidad que tienen para atraparme.
El sol se ha ocultado hace más de una hora y he invitado a Alessandro a cenar. Cada vez que viene siento que todo tiene que estar impecable, así que me he puesto un vestido no tan formal, pero sí delicado y provocador para esta velada.
Quiero que sea especial.
Esta noche me toca cocinar a mí, ya que él lo hizo la última vez. He hecho el intento a pesar de que no es una de mis especialidades, pero gracias al internet, puedo ver tutoriales para mejorar este aspecto que no se me da muy bien.
Escucho las llaves en la cerradura y sé que se trata de él.
Acomodo las últimas cosas y salgo de la cocina para recibirlo. Mientras camino, aliso mi vestido y al llegar al vestíbulo lo primero que veo es un hombre alto y guapo, con pantalones de tela que le quedan ajustados en los lugares adecuados. Lleva puesta una camisa de manga larga en un tono celeste que combina con sus ojos.
No trae corbata ni saco, lo que lo hace ver más atractivo.
Al solo verlo, sonrío y siento una extraña sensación en el vientre.
—Sabes que no acostumbro a utilizar este tipo de vestuario —habla, incómodo—, pero también sabes que por ti soy capaz de hacer lo que sea. Hasta ponerme un traje.
Aún con la sonrisa en el rostro, me acerco.
—No tienes que venir vestido así si es incómodo.
No responde a eso; en su lugar, extiende los brazos para abrazarme.
—Te vez hermosa —comenta.
—Gracias. Tampoco soy la única que me veo atractiva esta noche.
Descanso mi cabeza sobre su hombro y así puedo sentir el aroma de su perfume: vainilla. Ese olor me encanta.
—Vamos —anuncio—, la cena está lista.
Al llegar al comedor, Alessandro se acerca a mi asiento para deslizar la silla y espera a que me siente antes de volverla a acomodar.
Se dirige a su asiento y no puedo evitar observarlo.
—¿A qué se debe esta celebración? —pregunta.
Dudo en responder porque sé que habrá cierto enojo de su parte. Vacilo, mientras empiezo a servir en cada plato. Él entrecierra sus ojos y me ayuda a servir el vino.
Cuando todo está listo, sostengo la copa y la elevo, dirigiéndola hacia mi acompañante. Él sigue el ritmo, pero de una manera desconcertante, sin saber el motivo.
—Felicidades por tu acenso —digo, esperando su reacción.
Las copas chocan y bebo un trago.
—Pero... ¿cómo? —Se sorprende y sacude la cabeza—. Olvídalo. Quería que fuera una sorpresa, pero te has adelantado.
—Lo siento, arruiné todo.
Ahora me siento culpable.
—No importa, supongo que me ahorraste esas palabras.
Sonríe de lado y baja la vista para ver el plato de comida.
—Huele y se ve rico —confiesa—. ¿Qué es?
—Lasaña griega, y sí, es muy rica.
A la hora de comer, conversamos sobre diversos temas: trabajo, amistades, él de su familia... hasta que hay un breve silencio que termina cuando Alessandro habla:
—Con respecto a la persona de la que te hablé hace días.
Recuerdo la conversación que tuvimos en el sofá.
—Recibí una llamada de un desconocido —continúa—, quien ha pedido citarse conmigo para entregarme más información.
—¿Qué tipo de información?
—No lo sé, ni cómo consiguió ponerse en contacto conmigo. Solo dijo que tiene algo valioso sobre la mujer que estoy investigando.
Su ceño se frunce, indicando la gravedad de la situación.
—¿Vas a ir? —pregunto y él asiente—. ¿Cuándo? Puedo acompañarte.
—Mañana por la noche, y no, no es necesario que vengas. No es seguro que nos vuelvan a ver juntos, ya nos arriesgamos mucho con lo de Frank.
Aunque me resulta extraño que sea de noche, sé que tiene razón. Algo me inquieta, pero no quiero insistir para no ofenderle.
—Vigilaré desde una distancia prudencial, así será más seguro —digo la última opción que tengo.
—Escucha, Adria. —Suelta mi mano, ya que antes había pasado la suya sobre la mesa para sostenerla—. Sé que sabes defenderte a ti misma y a los demás. Te conocí por eso y en el fondo sé que nunca quisiste convertirte en lo que eres; pero no tienes que defenderme siempre. Tendría que ser al revés.
—¿Y si es una trampa? —indago, evitando sonar preocupada, pero no puedo hacerlo.
—Pues nada, no podría evitarlo.
Su terquedad me saca de quicio.
—Hagamos algo —propone, luego de ver que estoy a punto de volver a protestar—. La cita será a las ocho y media, no creo que dure tanto. Así que, si no recibes mi llamada a las nueve, entonces preocúpate.
—Ale... —. Mi tono de voz empieza a salir suplicante, pero me interrumpe.
—Confía en mí, ¿quieres? Todo saldrá bien. —Me dedica una sonrisa tranquilizadora.
—Está bien. —Me rindo—. A las nueve, ni un minuto más.
Una mirada divertida se forma en su rostro.
—Como ordene la señorita.
Estiro mi brazo para sostener su mano de nuevo y, cuando ya la tengo le doy un apretón cariñoso.
—Te amo —confiesa.
Mi corazón se acelera a un ritmo emocionante al escuchar esas dos simples pero poderosas palabras.
A pesar de sentir lo mismo, levanto la mirada hacia su rostro sin decir nada. No siento que sea necesario confesarle el amor que también he llegado a sentir en este tiempo que hemos estado juntos. Además, ¿no se da cuenta de cuánto me afecta cada vez que se acerca? ¿Nota eso?
¿No ve mis ojos brillar cada vez que estoy con él? ¿No sabe que solo con él sonrío constantemente?
El momento es romántico, perfecto con una energía cargada de cariño, tranquilidad y paz, hasta que...
No, no sabe que tengo los mismo o más fuertes sentimientos hacia él. No lo sabe porque al no obtener una respuesta de mi parte, se aleja.
Intento enmendar mi error, decirle que para mí no son necesarias las palabras si puedo demostrarlo con mis actos. Pero él se adelanta y se dirige a la cocina con pasos apresurados.
Me quedo sentada, sin saber qué más hacer, hasta que pasan los minutos y él no regresa.
Finalmente, camino hacia la dirección en la que se fue y al entrar en la cocina, lo encuentro preparando café. Al verlo, mi corazón se llena de ternura y el arrepentimiento por no haberle correspondido correctamente se agranda.
Me maldigo a mí misma por mi falta de valentía.
—Preparé el tuyo como te gusta.
Le sonrío en agradecimiento y ambos bebemos mientras estamos apoyados en la encimera. Disfruto del café, ya que está preparado exactamente a mi gusto.
Poco a poco, su rostro comienza a ensombrecerse, y el silencio se torna incómodo.
—¿No te has dado cuenta de que esto empeora cada vez más? —cuestiona.
Dejo mi taza a un lado.
—¿A qué te refieres?
—Esto. Nosotros. En realidad, todo lo que nos rodea —aclara.
Aunque el ambiente sigue siendo tenso, estoy agradecida de que finalmente tengamos algo de qué hablar.
—Sé que lo que tenemos aún no está definido —continúa—, pero no sabes cuánto deseo que todo Gualoriam, especialmente mi familia, sepa lo feliz que soy a tu lado, lo felices que somos cuando estamos juntos, cuando podemos ser una pareja.
Sus palabras me hacen entristecer, pero sonrío porque sé que es cierto. En los pocos momentos que soy feliz, es porque estoy a su lado.
—Lo peor es que todo a nuestro alrededor también empeora —habla—. Las personas, los lugares. Siento que, tarde o temprano, esto terminará mal.
Medito sus palabras y sé exactamente a lo que se refiere:
Todos y cada uno de nosotros. Unos actúan para destruirse entre ellos, otros no hacen nada y pocos intentamos hacer un cambio, pero no de la mejor manera.
—Sé que si sientes algo por mí es verdadero, comprendo que es difícil hablar de tus sentimientos; pero, Adria, no puedes ocultar lo que pasa dentro de ti.
Soy tan débil estando a su lado.
—La próxima semana es mi primer día como presentador, espero no te pierdas el programa.
Los fantasmas del pasado llegan a atormentar para evitar nuestra felicidad y somos únicamente nosotros los que podemos luchar con ellos.
Palabras profundas de parte de Alessandro :()
Hola, ¿qué tal? Aquí de nuevo yo. ¿Qué tal les pareció la historia? La verdad es que ni yo tengo en claro los sentimientos de Adria, ya que en su mente tiene tantas cosas por cumplir o hacer que la atormentan, que tiene más prioridades, pero más adelante conoceremos sus verdaderas intenciones.
Vamos un poco lento, pero seguro, se los prometo, es necesario para que la trama avance a donde lo quiero llevar y sé que los sorprendera.
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