XX. College.
Taehyung.
La escuela era lo último en lo que pensaba, sinceramente. Después de haber salido de la preparatoria, el hecho de que iba a ir a la universidad no se me pasó por la cabeza hasta que mi madre comenzó a hablar de ello con la madre de Jimin.
Cuando eramos pequeños, Jimin y yo les dijimos a nuestras madres que queríamos asistir a un internado cuando fuéramos mayores.
—¡Mira, Taehyung! ¡Ya casi llegamos! —gritoneó a un lado mío Jimin. Me sacudió y apuntó por la ventana hacia un campus no tan alejado.
Y bueno, tal parece que se cumplió.
Pero se había agregado alguien más.
—Tae, ¿ves aquel edificio? Creo que será ahí donde estaremos —observó Hoseok, al otro lado mío.
Sí, naranjita se sumó.
También creo que Yoongi asistiría allí mismo. En concreto, todos ibamos.
Bueno, menos Jungkook. Él le había prometido a sus padres estudiar su universidad en Busan, así que tuvo que regresarse.
Cuando se fue, estuvimos los tres en el aeropuerto, despidiéndolo. Creo que es más que obvio que estábamos tristes (yo también lo estaba, aunque en ese momento nadie me creyó).
Sí, Jimin estaba más triste que Hoseok y yo juntos.
Sí, Jimin lloró.
Sí, Jimin moqueó mi suéter y la chaqueta de Hoseok.
Sin embargo, la carta de aprobación de la Universidad lo logró alegrar (más el hecho de que hablaba por Skype con Jungkook, literalmente, a diario).
La universidad...
Decir que los primeros meses no fueron los mejores sería mentir. Es decir, fue lo único que logré disfrutar, porque después todo fue yéndose a la deriva.
Hoseok y yo no compartíamos clases, ni una sola. Pero sí habitación. Al principio, nos ofrecieron un cuarto triple para Jimin, naranjita y yo, pero ¡oh, sorpresa! Jimin se negó y terminó yéndose con los de su fraternidad.
Lo cual, si me preguntan, fue una pésima idea. En lo personal, prefiero mil veces soportar los gérmenes de una sola persona que los de varias más, pero fue su elección (¡Mal, Jimin! ¡Muy mal!).
Así que solo éramos Hoseok y yo en la habitación. Eso sí era algo bueno, puesto que, como ya mencioné, no compartíamos clases y el vernos al final del día era algo reconfortante.
O al menos lo era para mí.
Al principio, todo fue bien, como siempre. Hoseok dormía conmigo, hablábamos de nuestro día y los viernes nos quedábamos juntos a ver alguna película en vez de salir a alguna fiesta (las cuales abundaban).
Bromeábamos, salíamos con Jimin, y hacíamos cosas juntos.
Pero eso poco a poco, fue cambiando.
Estaba acostumbrado a que Hoseok llegara tarde a dormir, pues se quedaba estudiando en la biblioteca (lo cual nunca entendí, siendo sincero). Siempre amanecía a un lado mío, abrazándome (esto suena más cursi de lo que pensé, Dios mío), murmuraba un: "buenos días, Tae" y se preparaba para sus clases. Yo perdía la mayor parte de la mañana escogiendo el suéter que usaría en el día, y él siempre se reía de eso.
Ahora que lo pienso, suena mucho a matrimonio.
Ew, matrimonio.
Pero, retomando lo anterior, esa era nuestra pequeña rutina. O bueno, al menos a mí me gustaba. Era linda como...un pequeño conejito.
Pero tal parecía que a Hoseok no le gustaban las rutinas, puesto que decidió romper aquella.
Una mañana desperté, y Hoseok estaba en su cama. Su cama.
Lo cual suena bastante normal desde cualquier punto de vista. Le resté importancia, cada quien en su cama por una noche no era malo, varias veces estuve a punto de decirle que sus abrazos de medianoche casi me asfixiaban pero nunca lo hice, no quería que se sintiera mal.
Sus "buenos días, Tae" seguían presentes.
Lo que no me esperaba es que desde esa noche, fuera así todos los días.
Después de dos semanas me di cuenta que extrañaba sus abrazos asfixiantes de medianoche. Una noche, inclusive me quede despierto solamente para ver si mágicamente se daba cuenta que su cama era horrenda y venía de nuevo a la mía.
No pasó.
Ni esa noche, ni ninguna.
Sus "buenos días, Tae" comenzaron a deformarse en "buenos días" hasta que llegaron a ser la nada. Ya no recibía unos buenos días de su parte.
Eso claramente hacía que mis días no fueran buenos.
Nunca me alarmé. Pensaba que todo eso era normal. En mi mente siempre estuvo ese pensamiento en el cual estaba presente que mi relación con Hoseok, tarde o temprano llegaría a un punto malo.
Y bueno, llegó.
Traté de arreglarlo. Le había dejado Big Hero 6 envuelta sobre su cama con un pequeño recado en el cual solo se leía un "¿Pasa algo? T. x."
Pero, al ver la película aún envuelta, junto con el recadito en ella, tirada en el basurero de la habitación, me di cuenta que me había visto tan estúpido como aquella persona que trata de arreglar una grieta en su pared con cinta adhesiva.
Y también me dolió más de lo que pensé.
Porque Hoseok era como mi felicidad. Es decir, no sonreía mucho antes de conocerlo, y mucho menos reía.
No me gustaba que mi felicidad se comportara así conmigo.
Mi pregunta constante era: ¿habré hecho algo malo? ¿Si me disculpo volverá a ser como antes?
Sin embargo, no podía disculparme sin saber que había hecho.
Estuvimos así por unas cuantas semanas más, hasta un viernes por la noche. Me había atrasado en mi última clase y lo único que quería era llegar y acurrucarme en mi cama, estaba muy frío.
Pero al abrir la puerta del cuarto, solo logré encontrarme con Hoseok, en mi cama, besando a una chica pelirroja (¡Mal teñida!)
¡Oh! ¡Ahora sí quería mi cama!
¡Bastardo!
Habían tirado el único peluche que llevé a la Universidad.
El señor Chanyeol yacía muy solito en el suelo, así que entre, lo levanté, les lancé un zapato a los dos adolescentes hormonales que estaban sobre mi cama y, antes de que pudieran quejarse, salí de allí.
Caminé tranquilamente abrazando al señor Chanyeol en medio del frío hasta la casa donde se encontraba Jimin. Sabía que él estaría allí porque los viernes por la noche hablaba con Jungkook en vez de salir con sus compañeros.
Toqué su puerta tiritando de frío y por fin caí en lo que había hecho Hoseok.
Besó a una chica.
En mi cama.
En mi presencia.
Y con su pelo mal teñido.
¿Contaba como engaño?
Apreté más a la pequeña jirafa y Jimin abrió la puerta, su ceño estaba fruncido.
—¿Taehyung? ¿Pasa algo? —preguntó. No contesté—, joder, está helado afuera, pasa —se hizo a un lado, dejándome entrar—, espera, Tae —me miró fijamente—. ¿Estás llorando?
—No... —murmuré, lo cual sonó estúpido. Sentía mi cara mojada y no estaba lloviendo. Estaba llorando.
Joder.
—Estás llorando, mierda, Taehyung —maldijo y me llevó hasta la sala. Estaba repleta de mandos de videojuegos y bolsas de papas fritas—. ¿Qué paso?
—Hoseok...ya no me quiere —susurré. Realmente, esa era la verdad.
El brazo de Jimin estaba alrededor de mis hombros, su ceño seguía fruncido. Sus ojos denotaban confusión y preocupación.
—¿A qué te refieres?
—Yo... —hipeé. No podía dejar de llorar y me sentía tan patético—, yo...lo encontré besando a una chica. En mi cama. Ahora que lo reitero, eso es asqueroso.
Jimin no rió como solía hacer cuando soltaba un comentario así. Estaba serio. Enojado.
—¿Por qué haría algo así? —volvió a preguntar. Suspiré.
—Ha estado distante...las últimas semanas. Creo que es normal...
—Taehyung, maldición, eso no es normal —volvió a maldecir. Sí, estaba enojado.
—Yo creo que sí —confesé—, ya sabes, somos muy diferentes. Y la mayor diferencia es que, bueno, él sabe socializar. Él ya tiene más amigos, él conoció más gente y se dio cuenta que un estupido chico junto con su estúpida forma de vestir no era lo que él necesitaba.
—Taehyung... —ahora lucía triste. Pensé que la conversación había muerto ahí, y por más que quise que no preguntara algo más, Jimin lo hizo—. Taehyung, ¿hace cuánto no llorabas?
Abrí mis acuosos ojos y suspiré—. Desde que él se fue...
Él era mi padre. Puede que siempre éste haciendo bromas sobre su ida, pero en su momento, su partida me había dejado destrozado.
Era tan solo un niño el cual admiraba a su padre y el que éste me haya abandonado solo me dio a entender que no me quería.
Lloré demasiado aquella vez.
Cuando salí del jardín de niños, todos los padres estaban felicitando a sus hijos, con grandes peluches y globos llamativos. Mi papá no estaba allí, cabe destacar, mi madre había llegado tarde. Pero ese día, me llevó a comprar mi regalo, y escogí un lindo suéter morado con una flor en medio.
Sí, ahí empezó todo.
—Jimin —lo llamé—, ¿por qué la gente que quiero se va?
Eso le había sorprendido. Lo vi en su cara. Me abrazó y empecé a soltar más lágrimas por el simple hecho de que nadie lo había hecho en semanas.
Soy un desastre.
Esa noche me quedé con Jimin a dormir. Él dijo que su compañero de habitación no volvería hasta la mañana así que podía ocupar su cama. Y aún así no pude conciliar el sueño.
Me sentía mal. Sentía una opresión en el pecho, me dolía la cabeza y mis ojos ardían.
Estaba por cerrar los ojos cuando la puerta se abrió. Asomé mi cabeza de entre las sabanas y por la poca luz que la ventana dejaba entrar, vi a un chico moreno de cabello extravagante. Su cabello era lila con destellos de blanco o gris. Sus ojos estaban hinchados y se sorprendió al verme. Supuse que era Namjoon, el compañero de Jimin.
Me iba a levantar, pero antes de poder hacer algo, el chico habló—: no. No..., no te muevas. Podemos compartir la cama —su voz se escuchaba cansada y me hice a un lado. Namjoon cayó a la cama, exhausto.
Le di la espalda y me sorprendí al seguir escuchando su voz cansada.
—Mi novia me engañó esta noche —giré para verlo. Él me miraba fijamente, expectante.
—¿Sabes? Mi novio también me engañó esta noche —susurré.
—Suena muy triste.
—Lo es —concordé—, ¿sabes qué hora es?
Parpadeó—, alrededor de las tres de la mañana.
—Nunca me había quedado despierto tan tarde... —murmuré.
—Yo tampoco —susurró—, solo hay dos tipos de personas que se quedan despiertas hasta las tres de la mañana —dijo—, las enamoradas y las solitarias.
—No puedo decidir cuál es el peor —finalicé. Namjoon sonrió.
Poco tiempo después de haberme quedado dormido, sentí como Namjoon me abrazaba. Tal vez soñaba con su novia y no me opuse. También hacia semanas que nadie lo hacía y lo extrañaba.
Extrañaba a...Hoseok.
༝ ༝ ༝
¿Lo disfrutaron? Yo sé que sí.
Para que se hagan una idea del cabello de Namie.
Nos vemos. (๑•᎑•๑)♡
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