° Capítulo 3 °

Salgo de la ducha con una toalla envuelta y otras en mis hombros, con una de mis manos tomo una punta de esta y seco mi cabello de un lado y Luego hago lo mismo del otro lado. La ducha a relajado mucho mis músculos tensos. Pero aún no se me quita la necesidad que tengo de dormir. Es por eso que me visto y me recuesto en mi cama. Miro al techo esperando a que el sueño me Venza pero en mi mente hay un solo pensamiento, Espero que la niña no se despierte si yo no estoy a su lado. Siento que ese pensamiento me perturba. ¿Y si ella se despierta y no estoy allí? ¿Se asustaría?. Suelto un resoplido y me incorporo, traigo una manta y una almohada conmigo y sin más salgo de mi habitación a pasos apresurados. Apenas paso por el corredor dónde estan las puertas cerradas de las habitaciones y cuando paso frente a la de Yolanda. No escucho nada, así que supongo aún está con mi padre. Bajo las escaleras y miro las pinturas de mi madre, las fotografías en las que sale sonriente y radiante. Hasta las dos últimas en las que ya no puedo ver ese brillo en sus ojos y esa sonrisa radiante y feliz es remplazada por una forzada, temerosa y acompañada de ojos tristes. Salgo de mis pensamientos cuando escucho los gritos y alaridos y las súplicas de Yolanda hacia mi padre. No es cierto eso de que la venganza es solo dulce... También es exquisita. No pude evitar soltar una carcajada. Te dije que pagarías por chismosa Yolandita.

  Cruzo por la sala de estar hasta llegar al cuarto de lavado y la última puerta a la derecha queda la habitación más lejana de la casa, allí la pusieron. Por lo menos no la dejaron en el sótano. Me detengo frente a su puerta y respiro profundo hace un poco de frío así que voy al termómetro digital de la habitación y activo la calefacción central de la habitación, tengo que mentalizarme, no me gusta verla así de frágil y malherida. Abro la puerta y cierro a mis espaldas, ella está en la misma posición que la dejaron aún no tiene casi color. Suspiro al ver su brazo roto y sin esperar más me acerco al sillón que está a un lado de ella pongo la almohada de un lado y me acuesto sobre el sofá. Por lo estrecho que es tengo que ponerme de lado mirando hacia ella, así que no tengo otra visión más que el de la niña en la cama, la pequeña ventana con marco blanco y las cortinas casi traslúcidas de color crema, las sábanas de la niña son blancas con una de color azul marino. Tiene una vía endovenosa en su muñeca derecha la cual le pasa el tratamiento que el doc le dejo. Se ve tranquila. Y sin que quiera dejar de verla... Siento que los ojos me pesan y es aquí cuando el sueño me gana y me duermo.






Narra la niña:




Corre corre, pero ¿A dónde? ¿Donde puedo esconderme del mounstro? No puedo hacerlo en la casa de la señora Olga ya ella no está en su casa, se encuentra de viaje. Y si... ¡Oh sí la calle! Puedo llegar a cualquier otro lugar...


Pero primero tengo que salir de mi escondite, abro lentamente la puerta del closet y escucho los gritos y las palabras mal sonantes del monstruo, salgo con cuidado y cierro de nuevo la puerta del closet. Miro de un lado a otro mientras siento que mi corazón se me salira en cualquier momento por el miedo que siento, estoy cansada y me duele todo mi cuerpo por la palizas anteriores que me dió el monstruo. Abro la puerta del cuarto rezando por qué no haya escuchado el sonido de la puerta. Asomo mi cabeza y veo todos los lados del cuarto. Miro la puerta de afuera que da a la carnicería y tomo valor para correr a ella y así huir del feo monstruo, aunque sus gritos me causan tanto miedo que no paro de llorar y rogar a Dios y al cielo por está vez ser más rápida que el. Miro mi objetivo y tomo una respiración profunda, mientras me doy ánimo para poder salir a correr rápido. Corro sin mirar atrás y Cuando voy a abrir la puerta el monstruo se atraviesa entre la puerta de salida y yo.  Trago la saliva que tenía en la garganta y lloro con fuerza, el gano de nuevo. Yo perdí. Soy débil. Lo mire con dolor y terror tratando así de que se apiadará de mi pero su asquerosa cara y su mirada de perro rabioso me daban a entender que el no tiene sentido de piedad y compasión.


— Adónde crees que vas basura?. — Siempre me llama de ese modo. La señora Olga dice que es una palabra mal sonante, y que por ningún motivo mi nombre es basura. O escoria. — Quién se comió el pan de la alacena?


Trago en seco y comienzo a negar con la cabeza por el miedo que me recorre el cuerpo trato de mover mis piernas pero estás no seden. Sin que pueda impedirlo me toma por el cabello y me arrastra por el pequeño departamento hasta la cocina y me empuja de vez en cuando por las esquinas de las paredes. Me duele mucho todo mi cuerpo y....


— Vamos a ver si no fuiste tú la rata que se comió mi pan. — Grita, y me causa terror. Me pone de pie y me sube a la mesa a un lado están los cuchillos y los miro con horror. No quiero que me mate el dijo que si comía de su comida me mataría. — Abre la maldita boca pequeña zorra.


Me abofetea cuando no lo hago, y cuando comienzo a sollozar me da tres bofetadas más. Lo cuál es más que doloroso es insoportable.

— DEJA DE LLORAR MALDITA SEA, Y ABRE LA MALDITA BOCA DE UNA VEZ


No puedo hacer nada tiene mis manos sujetas y soy presa del miedo. Pone sus asquerosas y gracientas manos en mi cuello y luego en mi boca y mis lágrimas fluyen libremente con un dolor horrible en todo mi cuerpo.


— Si no hablaras... Entonces te arrancaré la maldita lengua. — Y como digo jalo de esta pero lo mordí con fuerza y el grito en protesta lo mire con odio y rencor a sus ojos horrendos. Sentí un sabor extraño en mi boca lo que se parece mucho cuando escupo mi sangre. ¿Será su sangre? — Hija del demonio me haz lacerado.


Lo pateó hasta más no poder y ver cómo caía al suelo me dió cierta satisfacción, tomé una olla que contenía pescado y agua y se la tiré en la cabeza, reí entre lágrimas al bajar de la mesa y corrí a la puerta de salida y de allí bajé las escaleras hasta llegar al primer piso donde se encuentra la carnicería y allí mis ojos volvieron a humedecerse...


Las puertas, todas ellas están cerradas. Y las ventanas igual. Tal Vez si me escondo hasta que el vuelva a abrirlas...

— Con que creíste que eras más lista que yo, no escaparas de mi, pequeña escoria yo soy más listo que tú niña tonta.


Me ahogué en mi llanto y trate de seguir huyendo pero no tenía caso el lugar era pequeño. Y en cualquier momento me alcanzaría y eso lo sé. Pero no dejaré de luchar, y de tratar de huir. Yo lo haré. Siempre Reso para que no me alcance y siempre rezaré para poder escapar de él y de este lugar horrible. No quiero volver a estar aquí. Nunca más



Abro los ojos de golpe me siento muy mal y estoy muy asustada, y miro al techo mi corazón está desbocado y tengo miedo. No sé dónde estoy pero si se que me duele todo el cuerpo. Miro hacia una ventana que se encuentra a mi lado y solo veo árboles y un cielo bonito pero nublado. Miro del otro lado y me encuentro con un jóven envuelto en una manta gris oscuro, se ve plácidamente dormido, no sé por qué comienzo a llorar y a hipar pero tengo miedo, tengo frío, y Siento mucho dolor y tengo náuseas. Miro mi brazo y se encuentra una cosa extraña y pesada es una cosa blanquecina envuelta en el pero es blanco y pesado y pica. Mi otra mano tiene algo y me duele moverla y...


—  Despertaste.


Me sobresalto al Escuchar a un lado de mi y veo al jóven ponerse de pie y venir en mi dirección ahora que lo veo de cerca se parece a un ángel. Al ángel que me salvó. Y al ángel que me pidió que me quedara aquí en la tierra. Es él estoy segura. O tal vez fué un sueño pero recuerdos vagos llegan a mi cabeza adolorida no entiendo nada.


Toma una silla y la pone a un lado de la cama y me mira con serenidad y una media sonrisa. Es cálida y sus ojos me traen calma. Me siento extraña ante su presencia y aún siento algo de miedo y desconfianza.


— Don... Donde?....


Me duele la garganta, es un ardor horrible. Funso los ojos y los vuelvo a abrir.  El parece notarlo y busca un vaso y una jarra de agua que está al lado de la cama. 


—Ten pequeña. — me la ofrece con una sonrisa de labios cerrados, pero cuando acerca el vaso retrocedo por instinto, el se ve afectado por mi acción — No me tengas miedo, jamás te haría daño... O bueno no conscientemente. Solo es agua — Lleva el vaso cristalino a sus labios y bebe un sorbo y luego me lo vuelve a acercar — Ves? Y se  que Ahora la necesitas. bebe por favor.

Vuelve a acercar el vaso y tomo dos sorbos pequeños ya que me duele mucho la garganta, el niño frente a mí me mira sin pestañear parece muy atento a todos mis movimientos y eso me inquieta un poco. Lo miro a los ojos y este sonríe. Me alejo un poco de él para mirarlo mejor y el vuelve a acercar el vaso.

— ya... Por favor. — Digo en un susurro. — Dónde estoy?

— Estás en casa. — Dice con tranquilidad y un destello de felicidad se le cruza por la mirada, y un sentimiento extraño se apodera de mi... Me siento bien y segura. Por alguna razón. Pero también me siento confundida.

— ¿Casa?.















Aún no está terminado este cap, es un adelanto gracias por seguir leyendo ❤️


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