➳xii ;

—¿Y desde cuándo conoces a Bill?

Ambos castaños estaban sentados sobre el sofá, después de que ingresaron a la cabaña y se tiraron exhaustos sobre la comodidad del cojín.

Los obsequios que Bill le dio a Dipper estaban colocados con suma sutileza sobre la pequeña mesa frente al sofá,  a excepción del oso de peluche, el cual la chica lo tenía abrazado con fuerza desde su regazo.

Desde que entró a la cabaña, Bill se consumió en un profundo silencio que no era para nada característico de él. Dipper notaba lo tenso que se encontraba y como miraba a todos lados con demasiada curiosidad, aunque quisiera disimularlo no le salía tan bien.

—Lo conocí después de que el supuesto asesino entrara a mi oficina la primera vez que me instalé en la comisaría de Stanley —comenzó su relato, dibujando una pequeña sonrisa en sus labios rosados—, es como si fuera un milagro. Mientras me veía trabado en mi investigación, él llegó y se ofreció a ser mi mano derecha.

—Ya veo —dice, luego de morder su labio inferior—. ¿No te parece sospechoso?

Dipper borró inmediatamente su sonrisa ante esa pregunta que su hermana susurró sobre su oído. Bill, quién estaba situado a unos metros de distancia examinando todo a su alrededor, se detuvo en seco, agudizando su oído.

—¿De qué hablas? —preguntó en el mismo tono ligero, alzando una ceja expectante.

—Es decir, me parece bien que tengas un compañero y todo, pero —volvió a mordisquear su labio antes de continuar—, llegó después de que vieras al asesino.

—¿Y eso qué?

—Eres más listo que eso, Dipper. Te haré una simple pregunta. ¿Lo habías visto antes caminar por las calles del pueblo? ¿Estar en los discursos que da nuestro alcalde? ¿Comprar en las tiendas más populares de por aquí?

El castaño vaciló un poco antes de negar con la cabeza.

—Bien, porque yo tampoco —susurró, entablando sus ojos color chocolate en los de su hermano—. Conozco a todos de Gravity Falls, menos a él.

—Eso no prueba nada —le respondió, inclinándose de modo que quedaran sus codos sobre sus rodillas y las manos sobre sus mejillas—. Me dijo que se acababa de mudar a una cabaña no muy lejos de aquí, es un turista.

—¿Y por qué un turista querría meterse en asuntos policíacos?

No respondió, pero se rehusaba a darle la razón a Mabel.

Una tos falsa se escuchó al otro lado de la pequeña sala, perteneciente al rubio que estaba parado incómodamente frente a los dos gemelos.

—Iré a usar su baño, con su permiso —anunció, dedicándole una pequeña sonrisa a Dipper y luego destruyéndola al ver a Mabel.

Dipper solo atinó a asentir, mirando como el rubio de marchaba por entre uno de los pasillos.

—¡Bill! —le llamó.

—¿Si?

—El baño esta del otro lado —rió, señalando con su pulgar la dirección contraria a la que iba.

El otro chico rió entre dientes, cambiando dudoso de dirección para irse a donde el menor le había indicado. Cuando estaba fuera de vista, Mabel le dio un codazo en el costado a Dipper.

—¿Ahora me crees cuándo te digo que debes sospechar de él? ¿A dónde crees que iba? No conoce estos pasillos, Dipper —murmuró, mordiendo una de sus uñas, arruinando el esmalte sin su consentimiento.

—Si él en verdad fuera el asesino no me estaría ayudando por todo este tiempo —dijo con obviedad.

—Sólo dices eso para creer otra cosa.

—Mabel, debes entenderme a mi —se quejó, levantándose de golpe del sillón para mirar con frustración a la chica—. Bill es el único amigo que tengo hasta ahora y me siento cómodo a su lado. Él cree todas las teorías que le digo y no piensa que son absurdas.

—Tú eres como un amigo para mi, y llevo alrededor de todos estos años a tu lado brindándote mi apoyo, ¿por qué no puedes creer en mi?

—¡Tú dudaste de mi en cuanto entre al caso!

—Lo hice para protegerte, ¿qué crees que haría si no volviera a ver a mi hermano luego de su día de trabajo? —preguntó con angustia, dejando que su voz temblara—. Eres el único en el caso, Dipper.

—No soy el único, está Bill —musitó, ofreciéndole la mano a la castaña para que la tomara—. Y se que juntos obtendremos la victoria.

Mabel tomó su mano y se paró, dejando que su hermano la envolviera en un cálido abrazo.

Mientras tanto, Bill estaba recargado en la pared fuera del baño, sintiéndose un poco desmotivado al escuchar toda la conversación que tuvieron los hermanos. Mabel le estaba metiendo ideas a Dipper, y por más que lo deseara, no eran para nada erróneas. Y sobre todo, le dolía que Dipper tuviera grandes esperanzas en él, después de la supuesta apuñalada en la espalda que estaba por darle a él y a sus seres queridos.

A decir verdad, desde que entró al lugar tuvo que agudizar su oído al extremo para poder oír cada esquina de la cabaña y así encontrar el escondite de Ford. Y cree saber dónde podría estar, pero le sería difícil llegar si ambos castaños estaban al pendiente de él. También ya no sabía que hacer, le estaba demasiado pescando cariño a Dipper como para arruinarlo todo.

Se quedó pensando en lo precioso que sería tener una relación con él, una en dónde no importara la raza que fuera y que no le criticaran por estar con un humano. En donde puedan estar juntos en completa tranquilidad. En lo fascinante que era la idea de pasar el resto de los días del mortal a su lado y verlo florecer. De protegerlo, mantenerlo siempre bajo su supervisión y asegurarse de que su deslumbrante sonrisa permaneciera siempre en su rostro.

Pero a fin de cuentas sabría que eso no sería posible, aunque muy al fondo de su marchito corazón, sentía un pequeño rayo de esperanza por cada vez que pasaba un segundo más junto a él, que casi sentía que volvía a latir. Sería completamente difícil para él confirmar que estaba perdiendo en su propio juego, y que, en lugar de enamorar al otro chico, se estaba enamorado él perdidamente.

El amor era algo que temía y que no quería volver a experimentar después de un trágico pasado. Pero algo dentro de él le decía que todo sería una historia diferente con Dipper, una en donde habría un final feliz.

Se percató de algo húmedo rozar su mejilla, y alzando su mano para ésta, se dio cuenta que sus ojos se habían humedecido. Dando un fuerte respingo, talló con cierta rudeza sus ojos con su brazo. Llevaba décadas sin llorar, y el hecho de que lo volviera a hacer le partía el alma.

—Se supone que ya había superado completamente mi pasado, ¿por qué después de tanto tiempo me sigue doliendo? —vociferó, terminando de secar sus párpados y suprimiendo las ganas de seguir.

Con mirada pérdida, comenzó a razonar y a abrirse paso a nuevas ideas. Sus propias ideas. Ya no quería cumplir órdenes, ya no quería sentir una correa sobre su cuello, ya no quería seguir con los planes de Gideon.

Volvió a encontrar el amor y no dejaría que nada ni nadie se lo arrebatara, aunque le costara conseguir la confianza del contrario.

Se reincorporó sobre la pared al escuchar una serie de pasos aproximándose a él, y al alzar la mirada notó a cierto castaño asomándose con curiosidad por el pasillo.

—¿Bill? —preguntó, entrecerrando un poco los ojos pues el pasillo estaba completamente a oscuras.

—Aquí estoy, Pino.

Bill podía ver perfectamente cada movimiento del chico, puesto que sus sentidos estaban completamente desarrollados a un nivel inhumano. Ver en la oscuridad no era del todo un problema, era como ver de día.

—Nunca puedo encontrar el interruptor de este pasillo, creo que es otro misterio más de Gravity Falls —balbuceó.

Estando a pocos centímetros del rubio, Dipper a duras penas movía sus manos por cada rincón del lugar hasta tocar su brazo, alzando su cabeza y notando aquellos llamativos ojos en la oscuridad. Bill se rió ante las mil disculpas que lanzaba el castaño y como retiraba rápidamente su mano.

Con una sonrisa ladina, lo tomó de la mano para acercarlo a su cuerpo.

—¡Si tanto querías estar cerca de mi, me lo hubieras dicho! —exclamó, ensanchando su sonrisa.

—No seas tonto, juraba que el interruptor estaba justo detrás de ti.

—Buena excusa, Pino, buena excusa —rió, soltándole.

—Como sea, la cena está lista y me preguntaba si...

—¿Me estás preguntando por una cita? Dipper no me lo creo de ti, y yo pensaba que era el que avanzaba rápido en esta relación —llevó una mano a su pecho, aparentando sorpresa.

—¿Relación? Pero si no estamos en ninguna relación —dice, jugando con sus manos con evidente nerviosismo.

—No sí aún no me lo pides —le comentó, guiñándole un ojo.

—¡Dipper! ¡La cena se enfría! —gritó Mabel desde otra habitación.

Dipper le hizo un ademán con la cabeza para que caminara, y cuando Bill se movió de su lugar, el castaño le picó al interruptor que si estaba ahí.

—Te lo dije —murmuró, y Bill se quedó sin palabras al notar el hermoso carmín que adornaba las mejillas del castaño.

El rojo del sonrojo de Dipper ahora era su nuevo color favorito, remplazando instantáneamente la sangre.

—Vamos al comedor antes de que me digas tu sermón de "te lo dije".

Dipper rodó los ojos, antes de avanzar hasta quedar a su lado. Sintió como una mano se posaba sobre su espalda baja y sonrió.

—¿No que era yo el que avanzaba rápido en esta relación? —se burló, mirando expectante al mayor.

—¿Estamos en una relación? 

Dipper se sonrojó de golpe, desviando su mirada.

—Bueno... Yo... —tosió un par de veces para disminuir su vergüenza, ganándose una cálida risa por parte del rubio.

—No hay que ir rápido, Pino. Hay un tiempo para todo y estoy dispuesto a esperarlo con tal de estar contigo.

Se quedó sin palabras, no muy seguro por cual camino sin retorno estaba dando esa conversación.

Su mente se despejó cuando escuchó una risa familiar desde el comedor, y una sonrisa surcó sus labios.

—Bill, te quiero presentar a alguien.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top