tercer acto

Sábado 25 de agosto, 00:01 a.m. || Casa O'Brien-Sangster.

Thomas se tumbó respirando agitado al lado de Dylan.

—Eso fue... —suspiró el castaño con una tonta sonrisa en el rostro. Thomas se acercó a abrazarlo por un lado. —una de las cosas más sexys que he vivido jamás.

Dylan volvió a suspirar aún alucinando y el rubio frunció el ceño, incorporándose sobre él, —¿Una de las cosas más sexys?

—Obvio, nuestra noche de bodas encabeza la lista, luego está aquella vez en la ventana del hotel y...

No lo dejó terminar, cortando sus palabras con un besito que Dylan prolongó. Lo apretó contra sí y acarició su espalda, dibujando su columna suavemente con sus dedos.

—Mmm... —un beso por aquí y otro por allá, Thomas tuvo que voltear el rostro para poder hablar. —Te amo, Dyl. —susurró como si de un secreto se tratase.

Al otro, una ola de sentimientos lo abrumó, —También yo, eres el amor de mi vida.

Más besos se escucharon, Dylan de pronto estuvo muy conciente del desnudo cuerpo de su esposo sobre él, bajando las manos a las caderas de Thomas hasta llegar a su trasero, apretando las nalgas y jugando con ellas, su pene hinchándose de nuevo. El rubio besaba y chupaba su cuello, justo sobre los lugares más sensibles de este.

—Mierda, Thomas...

—¿Quieres follarme otra vez, Dyl?

—Sí, joder sí, mil veces sí.

—¿Sí?

—Sí amor, siempre. Joder, no tienes idea de cuánto te amo...

Thomas se incorporó sobre Dylan después de eso, sentándose en su pelvis, el castaño gimió ronco y lo observó con ojos brillantes y curiosos. Ah, qué guapo se ve... —Tú tampoco tienes idea de cuanto te amo, Dylan, eres mi alma gemela y todo yo te pertenezco solo a ti. Porque te amo y te amaré hasta el final de mis días. —lamió sus labios y siguió hablando, nunca dejando de ver sus preciosos ojos mieles, —Y te pido perdón por si no te lo digo muy seguido, me gusta asumir que que ya lo sabes... pero supongo es bueno recordártelo, ¿no crees?

Dylan se sintió derretir bajo Thomas, su mirada cargada de amor y deseo aún sobre él. El rubio sonrió y se agachó, escondiendo su rostro en su cuello. —No me mires así, me sonrojo y sabes que odio hacerlo...

—Me gusta verte sonrojado. —su voz salió ronca, —Y gracias, amor, está bien si quieres recordarme de cuando en cuando, sobre todo si será de esta forma...

Una risita y mordida de cuello fue lo que bastó para que Dylan tirara a Thomas contra la cama, posicionándose sobre él. Besó su rostro y pecho entre palabras cursis, sus manos intentando abarcar toda la piel a su alcance.

Más caricias por aquí y por allá, una lengua traviesa paseando en lugares que el sol no alumbra y Thomas ya estaba a punto de turrón, completamente duro y jadeante, su pene goteando y su agujero palpitando, Dylan contempló a Thomas antes de hacerlo suyo. Joder, definitivamente soy el hombre más afortunado del mundo.

No salieron de la cama en todo el día.

Domingo 26 de agosto, 00:00 a.m. || Casa O'Brien-Sangster.

Thomas entra a la habitación caminando gracioso con un pequeño cupcake y velitas sobre él cantando "Feliz cumpleaños" a Dylan, quien muestra una sonrisa mientras lo ve acercarse.

—Pide un deseo Dyl.

Las velitas son sopladas y el pastelito es devorado por ambos, Dylan lo atrae en un beso y lo sienta en su regazo, Thomas se deja hacer, —Feliz cumpleaños, cariño. —Deja un besito en la punta de su nariz y luego un piquito que Dylan intensificó en cuestión de segundos.

—Dyl... —se aleja suavemente y lo mira arrepentido.

—¿Qué pasa, amor?

—Sé que es tu cumpleaños y que quieres tu regalo pero... —Thomas mordió su labio, cohibido, Dylan acarició su cintura instándolo a continuar. —Si lo hacemos de nuevo, dudo que pueda caminar después.

El castaño no contuvo su carcajada, Thomas se sonrojó y desvió la vista, —Lo siento Dyl...

—Está bien, bebé, —besó su frente y acunó su rostro, —justo te iba a pedir que me lo hicieras. Quiero montarte.

No necesitó decir más, Thomas lo besó tierno y demandante, dedos húmedos tanteando su agujero. Se sintió en el cielo, arqueándose cuando su próstata fue masajeada con ímpetu. —Mierda Dyl, estás apretado...

Domingo 26 de agosto, 10:00 a.m. || Casa O'Brien-Sangster.

—¡Feliz cumpleaños papá!

Emma grita entrando a la habitación de sus padres con una tarta de moras, Julia está con ella y le cubre los ojos cuando suelta un grito cuando ve a Thomas semidesnudo sobre Dylan, quien está descubierto por completo. Emma cierra los ojos incluso con la mano de Julia sobre ellos y se voltea asqueada. Su inocencia destruida por completo. Julia se muerde la lengua para no reír ante la reacción de la niña y la tarta no cae al suelo de milagro, —Esperemos que despierten, ¿te parece?

—Necesito lavarme el cerebro con jabón.


Fin.

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