Ya olvidarás.
Ella no estaba derrotada, ella no moriría de esa manera, no en ese lugar.
Su rostro estaba hinchado de un lado y la sangre de su abdomen no paraba de brotar, al parecer la lanza estaba hecha para matarla si no fuese así, sus heridas ya se hubiesen cerrado.
Se puso de pie como pudo y sacó la lanza de su estómago, fue doloroso. Agudizó su oído y pudo escuchar Cómo el rubio gritaba "¡Ya voy!" Antes de abrir la puerta, tenía que hacer algo, moverse.
Se movió de golpe y comenzó a correr, pudo sentir como dejaba un rastro de sangre bastante grande a sus espaldas.
Tackleó de la cintura a su atacante justo antes de que Naruto abriera la puerta, el rubio al no ver a nadie, decidió volver a la cama.
Yumei y el forastero terminaron tirados en el piso, la peliazul se puso de pie con sangre saliendo de su boca, no resistiría por mucho tiempo.
-Veo que te has levantado, veamos que puedes hacer- dos hileras de dientes afilados formaron una sonrisa-
Ambos comenzaron a emanar un extraño chakra. El chakra de Yumei era de color blanco como humo de tabaco, mientras que el chakra de la otra persona era grisáceo.
Yumei no quería pelear y que alguien saliera herido en la aldea, por eso golpe tras golpe, aunque le costara su integridad física llevó a su atacante hasta las afueras de Konoha.
Algunos ninjas llegaron al lugar y estaban preparados para atacar al extraño, pero había órdenes de no hacerlo, Hiruzen Sarutobi tenía información que los demás no.
Nadie estaba contento con la decisión del Hokage, todos deseaban ayudar a la peliazul y aún más cuando la chica no dejaba de sangrar y tambalearse.
-Cinco minutos, es lo único que haz podido darle, tiempo- de nuevo mostró sus dientes afilados-
-Le daré más de cinco minutos- limpió la sangre de sus labios y corrió directo hacia su rival- Le daré toda una vida-
Un estruendo dejó a todos con el cabello de punta.
Yumei lo había arriesgado todo, su mano atravesaba el pecho del hombre, mientras en su propio pecho otra una mano ajena también la atravesaba. Era la única manera.
-Estas muriendo- su voz se entrecortaba-
-Jamás tuve la intención de salir viva de esto- Yumei sonrió burlonamente-
-Yo ta... tam... tampoco-
-Que patética se escucha tu voz...- la peliazul tosió sangre-
Ambos cayeron de rodillas aún con su brazo en el pecho del oponente.
-Deja de decir tonterías-
-Tú deja de hablar... se... nota que no pu...edes-
-Mira... quien lo dice-
Ambos sonrieron.
-Nunca...tuviste intención.... de... hacerle daño a la aldea- Yumei estaba agotada-
-Deja de hablar... Onee-san...- cayó de lado llevándose consigo a la peliazul-
La chica se limitó a observar, había hecho lo que prometió. Salvó a su hermano, ella lo hizo.
-¡Yumei!- un grito alertó a la chica-
Cierto rubio corría directo hacia la chica mientras gritaba su nombre una y otra vez, gotas saladas quedaban en forma de pequeños destellos detrás del chico.
Yumei sintió que su vista se volvía borrosa, su pecho se contrajo y no debido a la herida que había en el.
Le dolía ver a Naruto de esa manera, eran como hermanos, de distintos padres, pero unidos por un lazo más fuerte que el de la sangre.
-Espero que olvides el doloroso recuerdo en el que me convertiré-
Yumei cerró los ojos exhausta, salvó a su hermano, el tipo que estaba junto a ella, muerto, y a salvo.
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