V. El intruso

Este día, por mucho, es el más tranquilo que había tenido Holly por lo menos en la última semana. Solo tuvo tres clases en la universidad, y para su suerte, ninguna de las clases fue con el odioso profesor Fernsby, por lo que había estado teniendo un humor de maravilla. Cuando llegó a casa la recibió su pequeña hermana, quien no había asistido a clases ese día, y a pesar de que estaba sonriendo le fue imposible a Holly evitar notar la tensión en sus hombros, detonando la creciente ansiedad por la que pasaba Jacqueline.

En otra situación Holly se habría preocupado, pero Jacqueline había mencionado con anterioridad que, junto a su mejor amiga, las habían invitado a una pijamada, su padre no cabía en su felicidad al ver como su hija menor poco a poco iba haciendo amigos en su escuela, Holly tambien se alegro por su hermana, aunque muy en el fondo de su ser no podía evitar que el sentimiento de angustia estuviera presente, haciendo que se comportara más inquieta de lo normal, después de todo, era la primera vez que Jacqueline pasaría la noche fuera de casa sin la compañía de su hermana mayor. Holly sabía que no podía estar detrás de su hermana toda la vida, que tenía que darle su espacio, pero el instinto de protección que tenía era demasiado fuerte, demasiado para ser bueno. Aun así acreditó que el estado intranquilo de Jacqueline se debía a la nueva experiencia que tendría.

Holly sonrió, como solía hacerlo siempre, con el único propósito de pasar lo mejor posible lo que quedaba de la mañana y tarde con Jacqueline, por lo menos hasta que ésta se tenga que ir a encontrar con sus amigos.

La mayor lo medito por unos segundos, tenía que relajar a Jacqueline o de otra forma terminaron ambas demasiado intranquilas para su propio bien. Se dirigió a la cocina sin pensarlo mucho, no muy segura de lo que buscaba, revisó los estantes de la cocina y el refrigerador, con una sonrisa volteo a ver a su hermana quien la había seguido hasta la cocina.

— Horneemos panecillos— le dijo Holly, quien solo vio la sonrisa genuina de Jacqueline al mencionarlo.

La repostería, por varias razones, no es una de las actividades preferidas de Holly, la principal razón es que nunca podía calcular bien el tiempo en relación a la temperatura del horno, si no quedaba crudo por dentro terminaba totalmente carbonizado, por suerte, Jacqueline era una experta, Holly estaba casi segura de que su hermana tendría su propia tienda de repostería, así como alguna vez la tuvo su madre.   

Aun así, a pesar de las pocas habilidades reposteras de Holly, decidió que era la mejor actividad para pasar un agradable tiempo entre hermanas, tenía que hacer ese pequeño sacrificio y  ser participe en una de las actividades que más ama hacer su hermana, así como lo hacía Jacqueline cuando la acompañaba en sus maratones de películas, cuando leía libros que no eran de su género predilecto para tener más de que conversar con su hermana e incluso cuando escuchaba la música de los cantantes y bandas favoritas de su hermana mayor que, en palabras de Jacqueline, eran demasiado ruidosas para su gusto. Habían crecido juntas, criadas de la misma manera, y sin embargo eran totalmente distintas.

Como era de esperarse, la cocina terminó siendo un desastre, en su momento Holly pensó que iniciar una guerra de harina era una buena idea, seguro no pensó en quién recogerá después aquel desorden. Una vez metieron los panecillos al horno recogieron un poco el desorden que habían causado, claro que con ciertas distracciones, Jacqueline a veces menciona que Holly bien podría tener TDAH¹, Holly piensa que solo está exagerando.

Sus risas resonaron en las paredes del hogar, y por un momento ambas hermanas volvieron a ser esas pequeñas niñas, haciendo travesuras por la casa, causando dolor de cabeza a sus padres.

No se dieron cuenta de lo rápido que pasó el tiempo, pero cuando finalmente terminaron de recoger, los panecillos ya estaban listos para sacarlos del horno. Con mucho cuidado de no quemarse, Jacqueline sacó la bandeja en la que se encuentran los panecillos del horno y los colocó dentro de una canasta. Holly se permite deleitar aquellos panecillos grandes y redondos, eran tan esponjosos, crujientes por fuera y suaves por dentro, acompañados del olor tan increíble que caracteriza a los panecillos recién salidos del horno, se le hizo agua en la boca, intentó tomar uno, sin embargo tuvo que apartar la mano casi de inmediato, estaba aún muy caliente.

— Se está haciendo tarde— Jacqueline habló captando de inmediato la atención de su hermana— quede de verme con Erica en su casa antes de las cinco, me quería mostrar algo— explico cuando noto el ceño fruncido de Holly, quien había olvidado por completo que su hermana se iba de pijamada.

— Oh, lo había olvidado.

— Ya tengo mis cosas listas, solo iré a cambiarme— dijo Jacqueline mientras salía de la cocina.

Holly escuchó cómo subía al segundo piso, y finalmente entraba a su cuarto, Holly regresó su mirada a la canasta, eran nueve panecillos, tres para Jacqueline, otros tres para su padre y los tres restantes para ella, Holly pensó que tal vez su hermana querría compartir con su amiga, así que, con mucho dolor, tomó una bolsa de papel y metió cinco panecillos, ahora su padre y ella tendrían menos en la repartición.

Holly conoce a Erica desde hace bastante tiempo, desde que su hermana había empezado a ser su amiga de hecho, con el tiempo le agarró cariño y, al igual que lo hacía con su hermana, intentaba protegerla de los demás, pues era constantemente rechazada por sus compañeros. Holly confía en que ambas se cuidarán entre sí, y que no habría nada de qué preocuparse.

—¿Quieres que te lleve a la casa de Erica? —preguntó a la menor cuando bajó por las escaleras con una mochila en su espalda.

—No, está bien, me gusta caminar —rechazó la oferta de manera gentil— además no es muy lejos.

— Está bien— aceptó Holly acompañándola a la puerta— ten cuidado, mándame un mensaje cuando estés con ella.

Por un momento Holly pensó en ofrecerse a acompañarla caminando, pero entendió que tal vez su hermana quería espacio, así que se limitó a abrazarla en la entrada de la casa.

— Toma, aquí metí cinco panecillos— Holly le entregó la bolsa— le mandas mis saludos a Erica.

Jacqueline solo asintió, ya estaba caminando por la acera cuando volteó su cuerpo— ¡Te amo!— le gritó, no muy fuerte a su hermana, Holly se lo repitió, mientras se quedaba un rato más viendo como se alejaba su hermana.

Holly disfrutaba viendo la película ghostbusters² en la sala de estar, comiendo uno de los panecillos con un poco de mermelada, el sol estaba comenzando a descender, aún no estaba oscuro pero no faltaba mucho para que lo fuera.

Arrugó su rostro al notar que había olvidado acercar algo para tomar, la película ya había empezado y, a pesar de no ser ni por poco la primera vez que la veía, no quería perderse de nada. Agradecida con estar en su casa y no en un cine, le puso pausa y se dirigió a la cocina.

O al menos ese era su plan, a mitad de camino escuchó unos extraños sonidos provenientes  del segundo piso de la casa, por un momento pensó que podrían ser fantasmas, que por alguna razón del universo se habían puesto de acuerdo para asustarla justo cuando iba a ver una película sobre fantasmas.

Se regañó a sí misma, como era posible que siempre que pasaba algo extraño su mente automáticamente lo adjudicaba a un hecho totalmente imposible, podría ser un ladrón… o a lo mejor era un gato intentando subir hasta el techo, podría llamar a su padre y contarle de la situación, seguro vendría, pero si solo resultaba ser un gato lo preocuparía por nada, primero tendría que investigar.

Si hay un ladrón en tu casa, lo último que tienes que hacer es buscarlo, no sabes si está armado, pero una vez la idea cruzó por la mente de Holly no pudo detenerse, su padre les había enseñado a sus dos hijas defensa personal básico, además Holly no llevaba las manos vacías, había tomado un bate de metal que se encontraba debajo de las escaleras, ¿Y de quién es el bate? Bueno, el bate es de su padre, el departamento de policía de Beacon Hills promueve el deporte entre sus trabajadores, y su padre pertenecía al equipo de softball de la policía, de vez en cuando hacían partidos amistosos.

El sistema nervioso de Holly empezó a excitarse, estaba comenzando a sudar, sus pupilas se dilataron y finalmente su estado de alerta aumento al máximo, su corazón latía cada vez más rápido y fuerte, podía escucharlo en sus oídos, exhaló aire y cerró sus ojos un instante, tomó con fuerza el bate entre sus manos y obligó a su cuerpo a subir por las escaleras, fue despacio, apenas haciendo ruido.

Holly se detuvo abruptamente, el ruido provenía de su habitación, era un ladrón, maldijo en sus adentros al notar que su teléfono lo había olvidado abajo, justo donde antes había estado el bate, ideó un plan en su cabeza, lo golpeaba y, al estilo Rapunzel, lo amarraba con la soga que estaba debajo de su cama, abandonada después de que casi se rompe el tobillo al saltar la cuerda, y después llamaría a su padre.

La puerta estaba abierta, podía ver al hombre que acaba de entrar por la ventana de su habitación, estaba de espaldas a ella, era un tipo grande y musculoso, pero no dejo que eso la intimidara, aparentemente estaba buscando algo, Holly no espero más, aprovecho la distracción de aquel hombre y lo golpeó justo en la cabeza con el bate, cayó al suelo, sin embargo no lo noqueó, Holly no espero más, y lo volvió a golpear con mucho más fuerza justo en el mismo lugar, está vez pareció noquearlo, sin pensarlo mucho tomó la soga y derribó los peluches que estaban arriba de la silla dentro de su habitación.

Tal vez Holly debió pensar mejor su plan, era pesado, no podía subirlo a la silla, por lo que solo lo amarró a los pies de la silla, mientras lo estaba amarrando lo reconoció de inmediato, es Derek Hale el que se había colado en su casa, para especificar, a su habitación.

Hale se se estaba moviendo bajo las sogas, y su respiración se había acelerado consideradamente, estaba despertado, Holly se alejó de él por instinto y volvió a tomar el bate preparada para atacar, estaba nerviosa, se había recuperado rápido, demasiado rápido para ser normal, no pudo evitar recordar en la rápida recuperación de su hermana, era evidente que si él había hecho sanar a su hermana tan rápido él podría auto sanarse de la misma manera, demonios pensó, ni siquiera pude bajar por mi teléfono.

Finalmente Hale se incorporó con aparente totalidad, lo primero que vio fue a la chica enfrente de él sosteniendo, casi aferrándose, a su bate, frunció el ceño con molestia, está no era Jacqueline, la joven que se había convertido en su beta días atrás.

— ¡No te muevas!— exclamó Holly cuando vio que había hecho un ademán de pararse.

Derek luchó por no cambiar el color de sus ojos al rojo escarlata característico de los alfas, hoy sería luna llena, estaba más irritable de lo usual, y la mujer en la habitación no ayudaba para nada en su estado de humor.

— ¿Y tú quién eres?— la pregunta salió demasiado tosca de la boca de Derek.

— Pregunta el que acaba de cometer allanamiento de morada— dijo entredientes Holly sin la intención de que el otro escuchará, aunque de igual forma lo escucho— tu eres Derek Hale ¿Cierto?— preguntó finalmente, era un poco tonta su pregunta, tomando en cuenta que estaba segura de que si lo era, pero nunca está de más confirmar.

— ¿Y tú quién eres?— volvió a preguntar ignorando por completo la pregunta de Holly.

— En todo caso, ¿Qué haces en mi casa?— Derek empezó a impacientarse al no tener respuesta a su pregunta— acaso ¿estabas buscando a Jacqueline?

En un parpadeo Derek se levantó rompiendo la soga que tenía como objetivo detenerlo, y se acercó de manera intimidante a Holly, quién debido a la sorpresa, solo atino a intentar volver a golpearlo, Derek interceptó el bate a medio camino, tomándolo con fuerza para lanzarlo hacia el otro lado de la habitación, Holly aún sorprendida retrocedió, sin embargo él ya la había tomado por los hombros.

— ¿Quién eres?— estaba molesto, muy molesto, por un momento Holly se arrepintió de haberle quitado la importancia a su pregunta, pero él era el que se había metido a su casa, ella debería estar haciendo las preguntas, con una nueva oleada de valentía pateó la espinilla de el hombre, haciendo que esté diera un paso atrás, eso le dio tiempo suficiente para tomar de su escritorio un pequeño botecito negro, el gas pimienta que guardaba en su habitación.

— Tu eres el intruso aquí, tu respondes preguntas primero— decreto Holly apuntándole en la cara con su gas listo para disparar.

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¹ Transtorno de Déficit de Atención e Hiperactividad.
² Los Cazafantasmas.

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Notas del autor

Reviví

Se que paso un tiempo pero miren, es el capítulo más largo de la historia.
Hay portada nueva, muy linda por cierto, me la hizo AraMei18 ❤️

Ahora, yo solo espero terminar esta historia, por lo menos la temporada, así que no se preocupen si me desaparezco, intentaré actualizar más seguido.

Voy a volver a dedicar esto a las dos personitas que me ayudan y recuerdan que tengo que actualizar AraMei18 alirxa2 las amo ❤️

Viejos y nuevos lectores, agradezco sus votos y comentarios, muchas gracias 😩❤️

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