32. Despedida (parte 2)
Espera solo un segundo que yo no sé
¿Cómo quieres que sea fuerte si te perderé?
Deja ya de empacar si contigo no me llevaras
Aun no terminaba el día, el sol aun brillaba. Alec y Magnus estaban de nuevo en los columpios. Jace, Clary, Simon, Isabelle, Aline, y Helen seguían jugando, solo se escuchaban sus gritos y risas.
– ¿Recuerdas la última vez que estuvimos aquí? – preguntó Magnus, de repente, volteando a ver a Alec. Aun podía recordar su mirada ese día. Y pudo notar la diferencia, ahora se veía más relajado, libre y feliz.
– ¿Por qué me besaste? –
– ¿Disculpa? – Alec levantó una ceja y Magnus no pudo evitar soltar una risita. – Tu fuiste el que me besó. –
– Mentira, – dijo Magnus aun riendo. – Tu te inclinaste primero. –
– Bueno, para no discutir, fuimos ambos al mismo tiempo. –
– Mmm, eso suena como algo que diría el que se inclinó primero, – dijo Magnus fingiendo pensarlo.
– Pero no lo soy, – dijo Alec, girando los ojos pero sonriendo. – Lo siento, – dijo de repente, mirando a Magnus con culpa.
– ¿Por qué rayos me pides disculpas? – Magnus preguntó confundido.
– Por huir así, – dijo Alec, meneándose en el columpio, sin mirarle a los ojos.
– Woah, – Magnus se levantó del columpio y se paró frente a Alec, obligándole a verle a los ojos. – No es algo de lo que debas disculparte jamás. Lo entiendo. Quizá no en ese momento, pero ahora lo hago.
Alec se quedó en silencio en un momento, sin apartar su mirada. – Te amo, – dijo suavemente. – Y ya no tengo miedo. –
– Yo también te amo, – Magnus sonrió. – ¿Nos vamos a casa? – dijo dándole la mano a Alec para que se levantara del columpio. Al avisarle a los demás, rápidamente comenzaron a discutir quien iba a manejar, Alec obviamente ganó el derecho de manejar "su" camioneta, e Isabelle y Jace se enfrascaron en la pelea más acalorada de piedra, papel o tijera. Isabelle resultó ganadora y a Jace le tocó ir con Magnus y Alec.
– ¿Por qué eso es un castigo? – Alec preguntó, mirándoles divertido.
– ¿Por qué es ir casi una hora entera viéndoles hacer manitas y mirándose con ojos de cachorrito? – Jace hizo cara de asco. – Probablemente terminaré vomitando. –
– Perdiste, – Clary le dijo, sonriendo inocentemente. – Tienes que ir con ellos. –
Con Jace en la parte de atrás, y sabiendo que debían comportarse un poco, solo iban susurrándose cosas, bien pegaditos y tomándose de la mano, deseando poder llegar a la casa para tener tiempo a solas.
– ¿Pueden parar? – Jace preguntó, amargamente. Y para molestarlo, Magnus se acurrucó más contra Alec, haciendo gruñir a Jace. – Cuando lleguemos a casa no me voy a separar de ustedes, asegurándome de que no tenga tiempo a solas para que no puedan estar de calientes. –
*
Desafortunadamente, Jace no bromeaba. – Lárgate Jace, – Alec gruñó.
– No. –
Jace estaba sentado al otro lado de la puerta, cantando canciones, pensando que eso iba a evitar que se liaran. Pero que equivocado estaba. Alec sonrió malévolamente y le lanzó una sexy mirada a Magnus, inclinándose para comenzar a morder su cuello, haciendo que Magnus gimiera.
– Ew, – Jace golpeó la puerta. – No tienen permitido tener sexo mientras estoy sentado aquí. –
Magnus soltó una risita y Alec continuó trabajando en el cuello de Magnus. –Te amo tanto, – susurró sin aliento, enrollando sus brazos en la cintura de Alec, y besando sus labios.
– Yo más, – masculló Alec, tomándole del cabello y apresando el cuerpo de Magnus contra la puerta, azotándola.
– Esto es traumatizante. –
– ¿Sigues aquí? – Alec besaba a Magnus entre cada palabra, deteniéndose para quitarle la playera. Alec se detuvo de nuevo, viéndole con adoración, haciéndole sentir querido y amado, de esa forma que solo Alec lograba hacerlo sentir.
– ¿Estás bien? – preguntó Magnus, susurrando, para que Jace no escuchara.
Alec trazó los abdominales de Magnus con sus dedos, causando que Magnus temblara. – Estoy bien, – susurró. – Solo quiero recordar. – Alec pausó y su voz se llenó de dolor. – Recordarlo todo, – dijo con sinceridad. Magnus escuchó como Jace se paraba y se iba, probablemente notando la situación. Y Magnus lo agradeció internamente. – ¿Vamos a terminar, cierto? –
– Siento que es lo mejor, – dijo Magnus, y Alec le miró con profunda tristeza. – No es por ti, simplemente no quiero que esto sea algo que termine por teléfono o por distancia. –
– ¿Y por qué tendría que terminar? –
La pregunta de Alec se quedó en el aire. Cuando Magnus le miró a los ojos supo que Alec no necesitaba una respuesta. Ambos sabían que sus caminos estaban a punto de separarse y no había forma de saber si volverían a juntarse.
– ¿Y si me quedo? –
– ¿Qué? – Alec pestañeó, viendo a Magnus sin poder creerlo.
– ¿Qué tal si no me voy? – Magnus dijo rápido. – Podemos vivir aquí por siempre, en este pequeño pueblo. Tu puedes seguir siendo granjero, o lo que sea que tu familia haga, y yo puedo poner una tienda de ropa, la mejor tienda de ropa del pueblo y....–
– Magnus, – Alec le cortó. – Tienes que irte. Tienes una vida, una vida que te está esperando en Nueva York. Tienes amigos, familia, un futuro. Aquí no hay escuelas de moda. Aquí no hay nada de lo que tu quieres...–
– Estás tu. –
– No puedes abandonar tus sueños por mi. –
– Si puedo, – Magnus susurró, sintiendo como caían las lágrimas en sus mejillas. Alec no dijo nada, solo besó las lágrimas que caían. – Te amo. –
– Te amaré por siempre, – Alec prometió, respirando las palabras sobre la piel de Magnus y luego besándole, primero suavemente y luego con más necesidad, como queriendo tomar todo de él. El tiempo se les acababa y Magnus aun no estaba listo para ello. Magnus se deshizo de la playera de Alec mientras caminaban hacia la cama, memorizándose el uno al otro, disfrutando de lo que sería su última noche juntos.
*
Era más de media noche, ninguno de los dos quería dormir, disfrutando la presencia del otro. De repente Magnus rompió el silencio.
– Ni siquiera he empacado, – Magnus dijo, y Alec le miró incrédulo. – Iba a hacerlo ayer, pero tu llegaste usando esa camisa que se te ve tan sexy, y una cosa llevó a la otra y bueno ya sabes lo que paso, comenzamos a...–
Alec le cortó con un beso, ambos riendo, con sus frentes juntas. – Tienes que empacar. – Alec dijo, y ambos se levantaron de la cama, comenzando a guardar todas las cosas de Magnus, en silencio, sintiendo la tristeza con cada cosa que guardaban.
Al final se fueron a dormir a la habitación de Alec, porque Alec no podía soportar ver las maletas de Magnus en la puerta. En la habitación de Alec, podían pretender por esa noche que Magnus nunca se iba a ir, y que estarían juntos por siempre.
*
La mañana siguiente, Magnus se despertó viendo los hermosos ojos azules de su novio. Por última vez. De ahora en adelante iban a ser puras llamadas y conversaciones a través de un aparato electrónico.
– Bueno días, – Alec susurró, enterrando su nariz en el cabello de Magnus, quien sonriendo, se acurrucó más.
– Buenos días, –
Se quedaron así por varios minutos, hasta que Alec habló. – He cambiado de opinión, – dijo suavemente. – No quiero que te vayas. No hay que levantarnos nunca. –
– Creo que necesito una ducha, – masculló Magnus, aunque la idea de quedarse ahí le agradaba demasiado.
– Nah, yo creo que estás bien, – dijo Alec, encogiéndose de hombros.
– Solo lo dices porque eres mi novio. –
– ¿Me estás llamando mentiroso? – Alec fingió sentirse ofendido.
– Quizá. –
– Que malo eres, – dijo Alec, riendo, y besando sus labios, de forma lenta y adormilada. – Te amo. –
– Yo te amo más. –
Alec parecía querer decir algo más, pero fue interrumpido por Isabelle, quien entró a la habitación aun en pijamas. – Imagine que estarían aquí, – dijo ella. – Por favor díganme que están usando algo debajo. – dijo ella señalando sus pechos desnudos.
– ¿Te podemos ayudar en algo? – preguntó Alec, ignorando su comentario.
– El desayuno está listo. Créanme, no estaría interrumpiendo sus actividades sexuales mañaneras si mamá no me hubiera obligado a subir por ustedes. –
– Oh por dios, – Alec gruñó, escondiendo su rostro sonrojado en el cuello de Magnus. – Ya vete. – Magnus solo se reía de su apenado novio.
– En un momento bajamos, – le dijo Magnus, e Isabelle se retiró.
Alec se levantó de la cama, para luego jalar a su novio y arreglarse. El desayuno pasó en silencio, como si nadie supiera que decir. Jace intentaba hacer una que otra broma, pero nadie parecía estar de humor.
Y después Magnus terminó de guardar sus últimas cosas. Se despidió de la habitación donde pasó esos últimos tres meses, llenándose de todos los momentos vividos con Alec.
Dejó el teléfono en el escritorio, y acarició la pantalla, recordando la primera vez que vio a Alec, cuando le dio el teléfono, su primer beso, todos los momentos que le hicieron descubrir lo que era el verdadero amor.
Cuando Magnus cerró la puerta de su habitación, no pudo evitar sentir que era el fin del verano, de todo lo que había pasado y de la persona en la que se había convertido. Era el final de su película, y dolía demasiado.
Alec le estaba esperando en el pasillo, viéndose hermoso y triste al mismo tiempo. "Todo el mundo es más hermoso cuando están tristes" le había dicho una vez Camille, mientras veían Titanic y Tessa comentaba que era imposible que hubieran encontrado a alguien más guapo que DiCaprio para el papel. Y ahora lo entendía. Todo se vuelve más hermoso cuando sabes que es la última vez que lo veras.
– Vamos a ir en mi camioneta, – le dijo Alec, ayudándole con sus maletas. – Los demás nos van a seguir en el auto. – Magnus asintió, sabiendo que todos no incluía a Robert, quien estaba en un viaje de negocios y ya se había despedido de Magnus, diciéndole que había sido un placer conocerle y tenerle con ellos. Había sido algo extraño, pero a la vez Magnus le sintió sincero.
El viaje al aeropuerto fue demasiado corto para Magnus, antes de darse cuenta, ya estaba ahí, despidiéndose de todos. Enfrentando los rostros de las personas que en el curso de ese verano, se habían convertido como en su segunda familia.
– Supongo que este es el adiós, – dijo bajito, tratando de contener las lágrimas que caían de sus ojos. Intentaba no llorar para que los demás tampoco lo hicieran, pero falló miserablemente.
Isabelle fue la primera en lanzarse a abrazarlo, con lágrimas cayendo.
– Mierda, – murmuró a su oído, con la voz rota por las lágrimas. – Realmente voy a extrañarte. –
– Vamos a platicar todo el tiempo, – le dijo Magnus, abrazándola fuerte. – Somos camaradas, ¿recuerdas? –
– Claro que si. –
– Y vas a ser mi modelo. –
– Lo prometiste, – le contestó ella, sin querer soltarlo. Al final se separó, depositando un beso en su mejilla e intentando sonreír.
Acababa de terminar el abrazo cuando rápidamente fue abrazado por un cuerpo más pequeño.
– No quiero que te vayas, – dijo Max, triste y con lagrimitas en sus ojos.
– Tengo que, – dijo Magnus, intentando mostrarse fuerte frente al pequeño. – Pero siempre puedes irme a visitar. –
– ¿Y me llevarás al edificio del Empire State? – dijo Max, con sus ojitos brillando.
– Si. – Magnus le sonrió. – Incluso te llevaré a la mejor y más grande tienda de comics de Nueva York, – Max sonrió tan ilusionado que Magnus se prometió investigar cual era la mejor tienda de comics, para poder mandarle muchos a Max.
Al final Max regresó con su madre, después de que Max le hiciera prometer mandarle muchos comics y que si algún día necesitaba huir, Magnus le recibiría en su casa. Magnus solo rió, pero se lo prometió.
Jace remplazó a Max después.
– No voy a decir algo cursi, – dijo Jace, firmemente, aunque su voz se podía escuchar algo rota.
– Claro que no, – dijo Magnus, intentando no reír.
– Estás realmente loco, pero por alguna extraña razón te voy a extrañar. –
– ¿De verdad? –
– Nah, – Jace se encogió de hombros. – Probablemente me iré de fiesta esta noche y me olvidaré de tu existencia. –
Pero después de la broma, Jace le abrazó y Magnus abrazó de vuelta, sabiendo que realmente le iba a extrañar.
Justo antes de separarse, Jace le susurró. – Gracias por hacerle tan feliz. Gracias por animarme a ir a por Clary. Gracias. –
Magnus solo pudo asentir, mientras Maryse remplazaba a Jace, abrazándole con fuerza y de forma maternal.
– Puedes volver cuando quieras ¿okey? Aquí siempre tendrás una casa, – le dijo. Magnus no podía encontrar las palabras para expresar lo mucho que significaba eso. Ella se separó, acariciándole la mejilla y dándole un beso en la frente.
Y después se fueron, dejándolos solos, a él y Alec. Alec jugaba con el dobladillo de su camiseta, como si no pudiera soportar verle a los ojos.
– Supongo que es el momento, – dijo Alec, casi susurrando. Por un momento se sintió como si el aeropuerto hubiera quedado vacío, y solo existieran ellos dos.
– Supongo, – Magnus contestó, tomando las manos de Alec.
– Aun hablaremos ¿cierto? ¿Incluso aunque no estemos juntos? ¿Haremos videollamadas y así? –
– Claro, – le iba a doler demasiado ver a Alec y ya no poder llamarle novio, pero sabía que no podría sobrevivir sin hablar con él. – Como dos amigos, o algo más. –
– Algo más suena bien, – Alec rió un poco, pero Magnus podía ver las lágrimas en sus ojos y percibir el nudo en su garganta. – Para ser sinceros, amigos suena horrible. –
– Tienes razón. –
Hubo un pequeño silencio. Luego Alec sacudió su cabeza y atrajo a Magnus a su cuerpo, murmurando un suave "ven aquí". Acurrucado en el pecho de Alec, Magnus cerró sus ojos, disfrutando de su olor.
– Te amo, – susurró Magnus. Tenían que hacerlo, tenían que terminar, porque la probabilidad de que su relación se desgastara y terminaran por una llamada o mensaje, era demasiado dolorosa. No había forma de saber si algún día sus caminos se iban a volver a cruzar.
– Te amo, – le contestó Alec, cerrando los ojos. – Nunca dejaré de hacerlo. –
Le tomó toda su fuerza separarse, dejar el calor del cuerpo de Alec y comenzar a caminar para abordar el avión.
Magnus nunca iba a olvidar como se sintió mirar atrás. Como se sintió voltear y ver a Alec ahí, con sus ojos fijos en Magnus. Nunca iba a olvidar la mirada en los ojos de su novio- quien ya no era realmente su novio- y la forma en que Alec levantó su mano, dándole la sonrisa más triste, hermosa y llena de amor que le terminó de romper el corazón.
Magnus nunca iba a olvidar a Alec.
Ay 😭 Y esta fue la despedida. Realmente casi nunca lloro pero esto si me sacó una lagrimita. ¿Quizá es porque al traducirlo fue un dolor más prolongado que solo leerlo? No lo se... ¿ustedes soltaron lagrimitas?
Esto se supone que lo iba a subir ayer pero por motivos mayores no pude. Así que como recompensa mañana les prometo otro capítulo. Junto con los detalles de la nueva historia 💙
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