28. Mágico
Well I found a man, stronger than anyone I know
He shares my dreams, I hope that someday I'll share her home...
Tres semanas después:
Magnus suspiró, enrollándose la toalla en su cintura y mirándose al espejo. Tenía una marca morada en su clavícula, trabajo de Alec por supuesto, y Magnus la acarició. Era raro e increíble estar en una relación en la que no sintiera la presión de nada. Mientras admiraba su chupetón, Isabelle entró, obviamente sin tocar, vistiendo solo una de las camisas de Simon como pijama.
– ¿Qué rayos haces? – preguntó Isabelle viendo a Magnus, que estaba parado frente al espejo, con solo la toalla, después de bañarse, y con su ropa en la cama.
– Solo admirando el trabajo de tu hermano, – Magnus suspiró, girándose hacía Isabelle para que pudiera ver el chupetón cerca de su cuello.
– Por el amor de dios. Necesitan controlarse. –
– Cariño, te aseguro que nos controlamos, – Magnus le guiñó, e Isabelle hizo una cara de asco. – Aquí la pregunta importante es, ¿qué haces aquí y por qué luces como un desastre sexy? ¿Si recuerdas que hoy es el día de la boda? –
– Claro que lo recuerdo, – Isabelle giró los ojos. – Vine para ver si podías hacerme el delineado. A ti siempre te queda perfecto. –
– Naturalmente, – Magnus dijo sonriendo, y señalando la silla para que se sentara. – Siéntate. Pero primero me pondré unos malditos pantalones, porque tu no eres el Lightwood con el que disfruto estar medio desnudo. –
– Eres un monstruo, – Isabelle gruñó, haciendo cara de asco y sentándose en la silla. Ella agarró el celular de Magnus, el de NY, que casi no usaba por lo de la larga distancia. – Esto es lindo. –
Magnus asomó la cabeza desde el baño mientras se ponía sus pantalones del traje. – ¿Qué es lindo? –
– Esto, – Isabelle le enseñó el teléfono donde había una foto de Alec y él. La idea era tomarse una selfie y enviársela a Camille por snapchat con algo casual como "eres mi mejor amiga y te extraño". Pero de repente Alec se había colado a la foto, presionando un beso en su mejilla, haciendo la foto mil veces más adorable. Magnus amó la foto porque, aunque estaba desarreglado y sin maquillaje, ambos estaban sin camisetas, por lo que cuando le envió la foto a Camille, su primer pregunta fue quien había dado a quien. Magnus amaba las fotos que enviaban la mente de las personas a lugares inexplicables.
– Lo se. –
– Pareciera como si ustedes dos hubieran... ya sabes. –
– ¿Tenido sexo? – Magnus alzó una ceja. – Lo se cariño, por eso la amo. –
– Eres asqueroso, – Isabelle dijo, riendo. – Pero mi hermano parece agradarle eso. –
– Eso espero, – Magnus tarareó, terminándose de poner la camisa y la corbata.
Magnus tomó su bolsa de maquillaje y la puso en el tocador. Isabelle le observó sacar varios delineadores, y escoger el líquido. Isabelle cerró los ojos y Magnus le aplicó el delineador con cuidado, mientras tarareaba una canción, pensando en todas las veces que maquillaba a sus amigas.
– ¿Qué haces? – preguntó Isabelle al ver a Magnus levantarse y cruzaba la habitación. Magnus recordó que Isabelle era una chica de amigos, pero no de mejores amigas. Ella no estaba acostumbrada a tardes de maquillaje cantando canciones al azar sin importarles el resto del mundo. – Solo hiciste un ojo. –
– Lo se, – Magnus sacó de su maleta unas bocinas y las conectó a su celular, y puso una canción. Isabelle comenzó a reír.
– ¿Quiénes son? –
– Destiny's Child. ¿Cómo puedes ser mujer y no conocer a Destiny's Child? ¿Cómo puedes vivir y no conocer esta canción de Destiny's Child? – dijo Magnus, dramáticamente, sin decir que el tampoco recordaba el nombre, pero era del tipo de canción que ponías cuando querías olvidarte del mundo y cantar sin sentido.
Isabelle solo giró los ojos pero Magnus sintió que funcionó, cuando vio que Isabelle cerraba los ojos con una gran sonrisa en el rostro y tarareava con Magnus.
– Ahora ya conoces lo que en la gran ciudad le llamamos un momento de chicas, – Magnus dijo feliz, continuando con su maquillaje.
– No eres una chica, – Isabelle le miró, dado que ahora le estaba aplicando el blush.
– No, – Magnus asintió. – No lo soy, pero amo los penes, – Isabelle se atraganto, viendo a Magnus como si fuera un alíen y luego comenzó a reír. – Mis amigas de por allá y yo decidimos que eso era suficiente para permitirme entrar a sus sesiones de chismes. Eso y que soy el mejor del mundo haciendo smokey eye. –
– Amen, – dijo Isabelle, mirándose al espejo. Dado que era una boda, Magnus no podía mostrarle sus mejores smokey eye, pero definitivamente ese le había quedado precioso. – ¿Cómo diablos hiciste eso tan rápido? –
– Práctica, gatita, todo es cuestión de práctica. –
Una vez que terminó con ella, Magnus comenzó a hacer su maquillaje, tan básico como fuera posible. No quería parecer como si fuera a una fiesta de noche.
– A veces me muero de ganas por salir de aquí, ¿sabes?– dijo Isabelle suavemente, como si no quisiera que le escucharan.
– ¿De verdad? –
– Si, – Isabelle miró sus pies. – Amo mi hogar, a la gente, de verdad, – Magnus sabía que se refería a Simon, pero no dijo nada. – Pero se siente tan pequeño. Quiero el mundo ¿sabes? Se que puedo ser feliz aquí, pero a veces no se si me pueda conformar con ser la Sr, Lewis y tener un montón de hijos. A veces simplemente quiero irme de aquí y no mirar atrás. –
– Te entiendo, – Magnus admitió. – Estar aquí a sido como una película, esto es como una gran comunidad, pero el resto del mundo no es así. Afuera hay tantas cosas que conocer, que una vida no te alcanzaría. –
Isabelle dijo aun más bajito. – No quiero que Alec se quede aquí, tampoco. Se que le gusta, pero también se que nunca será realmente feliz aquí. Nunca será él de verdad. Jace y yo siempre intentábamos que no estuviera solo, que se divirtiera, se que realmente le gusta estar con la gente, pero nunca lo admitirá. Hasta que apareciste tu. –
– No quiero obligarle, – Magnus pausó. – No puedo ser el novio que le pida que deje su mundo entero por mi sin darle nada a cambio. –
Isabelle alzó una ceja, sonriéndole tipo Jace. – ¿Así que básicamente no quieres ser un novio? Magnus, tienes derecho a pedirle cosas, y él también a pedírtelas. No puedes tener una relación sin un poco de dar y tomar de ambas partes. – Isabelle pausó y lego continuó. – El te ama. Es la misma razón por la que yo no se como dejar este lugar. Todo cambia cuando te enamoras. –
– Supongo, – la voz de Magnus era suave, mientras terminaba su maquillaje. – Podrías hablarlo con Simon, ¿sabes? Convencerle de huir contigo. Nadie dice que no puedan volver. Quizá ir a la universidad lejos y conocer el mundo, y luego volver para ser la señora de Simon Lewis. –
– ¿Pero que tal si me gusta tanto el mundo que no quiero volver? –
Podía comprender a Isabelle, prácticamente el estaba pasando por la misma encrucijada. ¿El mundo o Alec?
– ¿No vas a peinar tu cabello? – le preguntó ella sonando sorprendida, y cambiando de tema.
– No, – dijo Magnus, pasando sus dedos por su cabello, solo acomodándolo. – Por un par de razones. Una, tu hermano ama mi cabello sin gel porque le gusta jalarlo mientras nos liamos, y eso le hace cosas a mi cuerpo que deberían ser ilegales...–
– No necesitaba saber eso. –
– Dos, – continuó Magnus, ignorando a Isabelle. – Tu hermano le encanta manejar con las ventanas abiertas, y eso siempre mata mi peinado. Y tres, es una boda, e intento ir clásico. –
– Te ves casi normal, – Isabelle le sonrió. – Normalmente pareces una especie de alíen, demasiado brillante y loco como par ser humano. – Ambos comenzaron a reír.
De repente se escuchó la voz Alec. – ¿Magnus? – Magnus sonrió e Isabelle suspiró
– Supongo que esa es mi señal para irme, – dijo levantándose y saliendo mientras Alec entraba.
Cuando Alec estuvo lo suficientemente cerca, Magnus le jaló de la corbata, para darle un suave beso, haciendo que este sonriera. – Te ves tradicional, – comentó Alec, inspeccionándole. – Pensé que te ibas a poner una corbata amarilla, – apuntó la corbata negra que había elegido Magnus.
– No puedo robarme el protagonismo de la novia, – Magnus se encogió de hombros, suspirando dramáticamente.
Alec se veía tenso. Desde la noche de la fiesta, su relación con sus padres iba de mal en peor. Muchas veces los encontraba discutiendo y Magnus no podía evitar sentir que era su culpa. Pero Alec no le pensaba dejar ir. Y entre más se aferraba a Magnus, más se alejaba de sus padres, cosa que le dolía a Magnus, porque sabía que su novio sufría. Además de que se sentía culpable que mientras que su relación con sus padres iba mejorando, se llamaban casi todos los días, y la de Alec con sus padres se deterioraba.
– ¿Deberíamos bajar ya? – dijo Alec, viendo a Magnus cuidadosamente. – ¿Estás bien? Pareces perdido en tus pensamientos y algo triste. –
– No, te preocupes, y vamos, – dijo Magnus, rápidamente recomponiendose. – Solo necesito despejar mi mente, y disfrutar de un rato con mis amigos, – dijo Magnus, no tan seguro pero intentado no preocupar a Alec.
– Okey. Entonces solo déjame amarrar mi corbata. –
– Yo lo hago, – dijo Magnus, tarareando mientras la ataba, haciendo sonreír a Alec. Al terminar, miró a los ojos a su novio y dejo sus manos en su pecho. – Te amo. –
– Te amo más, – dijo Alec, acariciándole la mejilla. – Y desearía que no te preocuparas tanto. –
Se acercaron para un beso, y Magnus dejó sus manos en el pecho de Alec, mientras que este le tomaba de las mejillas. De repente el beso se profundizó, y Alec le envolvió de la cintura, pegándole a su cuerpo, mientras Magnus metía su lengua a la boca del otro. Al separarse Magnus jaló el labio de Alec y este gimió.
– Vas a matarme, – Alec suspiró entre otro beso. – Vas a ser mi perdición– dijo sonando complacido por ello, mientras subía sus manos a el cabello de Magnus y lo jalaba, continuando el beso.
Y justo como le dijo a Isabelle, esa acción hiso que Magnus gimiera, sintiendo como Alec jalaba su cabello, mientras se besaban con fervor.
– Jesús, – dijo Magnus, respirando con dificultad. – Creo que tu me matarás primero. –
Alec soltó una risita y dijo. – Entonces debemos parar. Porque tenemos que ir a una boda. – Magnus no pudo evitar sonreír, y dándose un último beso, salieron de la habitación.
*
– ¿Por qué siempre vamos escuchando música country? – Magnus rió, hablándole a la radio. En la camioneta, Magnus iba sentado pegado a Alec, casi en su regazo. El día era perfecto y Alec llevaba las ventanas abiertas, otra vez recordando lo que le había dicho a Isabelle.
– Porque soy de campo, tengo que amar la música de campo, – dijo Alec, riendo divertido. – Además de que te molesta. –
– Tonto, – Magnus sonrió. Jamás iba a aceptar que la música country comenzaba a gustarle. – Además eso es mentira. A Isabelle le gusta la música pop. –
– Ella es una traidora, – dijo Alec y Magnus rió. – Oh vamos, debe haber alguna canción country que te guste. –
– ¿Taylor Swift cuenta? –
Alec lo pensó. – Mmm, supongo que sus primeras canciones. Quiero decir, no me gusta tanto, pero a Isabelle le encanta. –
Magnus rió y se quedaron en silencio, escuchando la canción country, que aunque Magnus no tenía idea de quien era, realmente le comenzaban a gustar.
*
Alec estacionó la camioneta y le abrió la puerta a Magnus. El resto de los Lightwood llegaron casi al mismo tiempo. Juntos, parecían una hermosa familia feliz, pero Magnus podía notar la tensión. Isabelle le sonrió al verle, ella lucía un hermoso vestido azul turquesa largo, resaltando su piel. Maryse lucía un vestido color crema largo, igual se veía hermosa. Robert llevaba un traje negro con una corbata que combinaba con el vestido de su esposa. Antes de que Magnus pudiera saludar, los padres de Alec se alejaron para ir a saludar al resto de invitados.
– Entonces, – dijo Jace con un suspiró impaciente. – ¿Soy el único que ya quiere que esto termine? – Magnus soltó una carcajada, aunque luego luego se notaba que Jace si estaba disfrutando el momento.
– ¡Hola a todos! – gritó Clary. Lucía como un hada, con su vestido de dama de honor verde que resaltaba con su cabello rojo. Y sonreía radiante.
– Te ves hermosa, – le dijo Jace, mirándola con adoración, y Clary se sonrojó.
– Tu te ves muy guapo, – ella susurró, acomodándole la corbata de moño.
Magnus volteó a ver a Isabelle y la atrapó buscando entre la multitud, pero intentando disimularlo.
– ¿Buscas a Simon? – preguntó Magnus, viéndola burlón.
– ¡No! – ella dijo, sonrojándose, un momento después, suspiró. – ¿Soy tan obvia? – preguntó después de un segundo.
– Totalmente, – dijo Alec, burlándose de su hermana.
– Dios, – suspiró Isabelle. – Me estoy volviendo empalagosa, ¿cierto? –
– No te preocupes, – Jace sonrió. – Nadie puede superar a Malec. –
– ¿Qué es Malec? – preguntó Alec, confundido, igual que Magnus.
– Ustedes dos, obviamente, – Jace giró los ojos. – Magnus y Alec = Malec. Camille y yo nos lo inventamos. –
– ¿Qué mierda? ¿Tu y Camille? ¿Qué Camille? ¿Cuál Camille? ¿Cómo que Camille? ¿Mi Camille? ¿Camille-voy a matarla- Belacourt? – casi dijo gritando Magnus, captando la atención de otras personas a su alrededor.
Jace, muriendo de risa, asintió. – Tu Camille. ¿Bastante linda, maldice como albañil y se viste como entre princesa y stripper? –
– Definitivamente mi Camille. ¿Cómo diablos la contactaste? – Magnus aun seguía sorprendido, y hablando algo alto.
– Tranquilízate ¿si? Ella fue la que me contactó. Me agregó en Facebook. Me dijo que era amiga tuya y que tu no le estabas dando suficientes detalles jugosos. Así que yo le he estado notificando tu vida. –
– ¿Qué diablos? – Magnus dijo. – Además, yo le he dado suficientes detalles. –
– Esto es demasiado extraño para mi, – Alec suspiró, mirando raro a Jace.
– Claro que si. Prácticamente todo para ti es raro, – Jace se burló. Alec estaba a punto de contestarle la ofensa pero Isabelle interrumpió.
– Vamos chicos, se que es común los chistes y peleas en las bodas, pero si se pelean, mamá se sentará con ustedes el resto de la fiesta, y ninguno quiere eso, ¿cierto? –
– Hola chicos, – dijo Simon, apareciendo para cortar la tensión del momento. Isabelle le vio y sonrió como si fuera navidad.
Cuando Simon la vio a los ojos, fue como si ambos se sumergieran en su propio mundo. Simon le susurró algo al odio e Isabelle, la fuerte y segura Isabelle, se sonrojó. Era como si la sola presencia de Simon la volviera más humana y vulnerable. Magnus se preguntó si al menos la mitad del mundo tenía la suerte de encontrar a la persona que les pusiera color y felicidad a su vida. Y al mirar a Alec, se dio cuenta que el era parte de ese grupo de afortunados. Era ridícula la forma en que su corazón saltaba, aun teniendo a Alec a casi un metro de distancia, pero era como si su cuerpo supiera que Alec estaba ahí, que se pertenecían, que después de todos los tropiezos había encontrado su lugar, al lado de Alec, como encontrar la pieza faltante de su vida.
Magnus solo se dio cuenta que se le había quedado viendo a Alec cuando alguien habló. – Saben, – Maia sonaba divertida. – Para ser personas intentando pretender que no están en una relación, están haciendo un trabajo de mierda. –
– ¿Quién? – Preguntaron todos a la vez.
– Todos ustedes, – Maia contestó, gritando los ojos. Ella usaba un vestido amarillo que hacía resaltar su morena piel, pero en vez de usar zapatillas, ella levaba un par de converse. – Luke sabe que no hay forma que me ponga tacones. –
– No la hay, – dijo Bat, abrazándola de la cintura.
– Dios realmente se ven hermosas chicas. No es justo, siempre quedo atrás con ustedes, – dijo señalando a Isabelle y Clary.
– Claro que no. Te ves hermosa, y me encanta tu look, – le dijo Magnus.
– Ew, ¿es como regla de boda tener que dar cumplidos unos a otros? –
– Eres un idiota, Jace, – dijo Alec, golpeando su hombro y haciendo reír a todos. Mientras Jace comenzaba a quejarse y Alec a reír, Magnus observó a las parejitas. El y Alec aun actuaban como amigos enfrente de todos, pero Magnus ya no le iba a presionar, aunque una parte de él muriera a cada segundo sintiendo celos de los demás y tristeza por no poder ser así con Alec.
– ¡Oh por dios! – de repente exclamó Clary, sacando a Magnus de sus pensamientos y parando la discusión de los hermanos. – Ya casi son las 3. ¡Tenemos que entrar a la iglesia! – Clary comenzó a apresurar a la gente a que entrara a la iglesia.
Magnus se sentía bastante entusiasmado. Amaba las bodas. Se sentó a lado de Alec pero mantuvo una distancia de amigos.
De repente todo se quedó en silencio mientras el padre y Luke, claramente nervioso, se colocaban en posiciones. Sus nervios solo aumentaron mientras las damas de honor, Madeleine y Clary, entraban.
Y de repente Jocelyn entró.
Los nervios de Luke desaparecieron y su rostro se iluminó maravillado. Era como si nunca hubieran estado separados, como si los años lejos no hubieran existido. Luke tenía la mirada de un chico casándose con su primer amor, y Magnus recordó porque siempre había considerado las bodas como algo mágico. El amor era algo mágico.
Lo siento tanto por la tardanza, pero ya estoy entrando a semana de exámenes finales y ya saben, los profesores se ponen a encargar todas las tareas y proyectos que no dejaron en un semestre.
Así que si actualizo lento es porque estoy estudiando para mis finales. Pero lo bueno es que después vienen las vacaciones! yei!
Espero que les esté gustando el capítulo y gracias por su apoyo y paciencia💜
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