¡Hola, mamá sustituta! - Parte 2
- "Tienes dos minutos para convencerme de no silenciarte para siempre." avisó la traficante de armas, con luces anunciando su austera presencia.
Esta mansión situada en el distrito Industrial tenía un aura pesada e intimidante, como si se atreviera a desafiar el concepto mismo de bondad y rectitud. Los oscuros y siniestros aposentos de Carmilla, llenos de olor a azufre y hollín, le dieron la bienvenida a Vaggie y a su acompañante culebrita. La cual para el disgusto de la caída, era una simple extensión de Billy presente para espiarla.
- "No se anda con rodeosssss la cachuda." notó la serpiente dorada. "Ssssserá mejor que hayassss pensado en algo que decirle."
- "¿Un botón de apagado no tendrás?" La culebra había estando jodiendo la existencia desde que Vaggie dejó el hotel.
Sin deseos de prolongar esta visita más de lo que fuera necesario, Vaggie se aventó severo discurso.
- "Señora Carmine, estoy aquí en nombre de la princesa para solicitar su ayuda en la defensa del Infierno ante el exterminio angelical. Sabemos que mató a un ángel y necesitamos del armamento que utilizó para hacerlo posible."
Por momentos, un incómodo silencio recubrió el ancho salón, la fría mirada de Carmilla rehusándose a abandonar a la inquieta de Vaggie.
- "... No." dijo anticlimáticamente.
- "¿¡Cómo que no!? ¡La princesa lo ordena!" gritó Vaggie, enfurecida.
- "Ella no puede darme órdenes. Y antes que se te ocurra mencionar a su hermano, te haré saber que tenemos estipulado un acuerdo muy concreto, que por ningún lado involucra armas angelicales. Además, me considero una persona cuerda. Primero le confiaría acero celestial a un mono drogado antes que al príncipe." dejó en claro Carmilla. "Busca otro argumento, niña. Noventa segundos."
- "Psssssh, esta desubicada. ¡Todos lossss soberanos son igualessss! Trata con otra cosa." aconsejó la serpiente.
- "Con tu artillería y nuestros números no tendríamos que quedarnos impotentes-" promulgó Vaggie con una idea distinta.
- "Claramente yo sé defenderme muy bien. Ochenta segundos."
- "Entonces, ¿por qué? ¿Por qué no usarías tus recursos y habilidades para luchar?" interrogó Vaggie en desconcierto.
- "Para evitar el mismo problema al que tú y tus amiguitos se enfrentan justo ahora. No seré yo quien traiga la destrucción a mi propia casa, arriesgando a mi familia." explicó Carmilla.
La serpiente bufó agresivamente, susurrándole a Vaggie más percepciones que contarle.
- "¿Crees que pedimos esto? Todo lo que Charlie ha hecho es tratar de mejorar la calidad de vida de su pueblo que, te informo, incluye también a los tuyos." dictó Vaggie, retraída.
- "¿Cómo le ha funcionado su maravilloso plan?" musitó Carmilla sarcásticamente. "Cuarenta y cinco segundos."
El tiempo se agotaba y las posibilidades de persuadir a la soberana se volvían más y más delgadas.
- "Puta madre, es másss terca que mi ano. Ya dile que ella y sus wawassss se van a morir si no ayuda." se rindió la serpiente, apartando la vista.
- "No elegimos pelear, pero no tenemos opción. Ellos están listos para atacar. No viste la mirada macabra de su líder." advirtió Vaggie, apelando a justo lo que profesaba. "Cuando nos mate a nosotros, incluyendo al sujeto con el que hiciste un trato, será cuestión de tiempo para que vaya por el resto. No se detendrá hasta aniquilar a todo el Infierno. Así que puedes ayudarnos y defender a nuestro reino juntas, o puedes quedarte sola mañana. Y dudo mucho que puedas salvarte."
Decir que estas palabras bastaron para que Carmilla entrara en razón sería una equivocación grave.
- "Y tu tiempo se acabó."
Con un salto sorprendente y con una rapidez imprevista, Carmilla le dio un poderoso rodillazo a Vaggie, derribándola en un instante.
- "¡Mierda, te durmió!" exclamó la culebra, empujando a Vaggie para que se levantara. "En una esscala del 1 al 10, ¿qué tan buena eressss esquivando?"
- "Un... ¿6 sólido?" respondió Vaggie, recobrando el balance.
- "Eso no sirve. Los ángeles atacan rápido, sin piedad y son feroces. Debes trabajar en tus habilidades." dijo Carmilla, mirándola con severidad.
Volviendo al anticuado Barrio Caníbal, se había convocado a toda la población a la plaza central para que pudieran escuchar a los hermanos Morningstar.
- "Les diré algo. Haría cualquier cosa, lo que sea, por mis clientes. Pero no puedo simplemente obligar a todo el Barrio Caníbal a que se unan a la batalla." rumió Rosie, preparándoles para lo que tendrían que hacer. "No me mal entiendan, aman la carnicería y la sangre. Pero para que se comprometan, tienen que conquistarlos. ¡ACÉRQUENSE, ACÉRQUENSE! ¡REUNIÓN IMPORTANTE!"
- "Pero, ¿cómo podría-?" presionó Charlie, insegura.
- "¡Con su chispa! ¡Razzamatazz! Con esa valentía tan cautivadora que tienen. ¡Y lo más importante! ¡Trabajo en equipo!" listó Rosie las cualidades de liderazgo que tendrían que mostrar.
- "Eso se me hace insuficiente. ¿Puedo usar tácticas de intimidación?" propuso Billy, levantando literalmente un lucero del alba.
- "Preferiblemente no. Me gustan los caníbales inspirados, no espantados." desvió Rosie, alejando el mazo con un dedo.
- "No debería ser un problema. Tienen experiencia inspirando a los demás." aseguró Alastor, muy probablemente en un tono irónico.
Alzándole el dedo medio, Billy sostuvo la mano de Charlie, subiendo las escaleras del escenario con ella.
- "Debo advertirles, que este grupo es muy unido, así que no podrán convencerlos de a uno. Tienen que convencerlos a todos." instruyó Rosie. "Y hay una en particular..."
- "Susan." resopló Alastor, con disgusto tan solo pronunciando su nombre.
- "Susan. ¿Cómo podría describirla...?"
- "¿Una zorra infumable?" lo hizo Alastor por ella.
- "Exacto. Es ruda, pero conquístenla a ella y el resto será pan comido." alentó Rosie con optimismo.
- "¿Solo ella? ¡Ja! Esto será fácil. Cuando terminemos con esto, tendrán a esa ruca besándome los pies." aseguró Billy, pensando que sería sencillísimo aplacar a esa mujer.
- "Claro... Entonces, ¿están listos?"
- "Eso creo..." murmuró Charlie.
- "¡Todo el mundo! Tenemos invitados especiales." anunció Rosie con su megáfono. "Unos majestuosos chicos nos visitan esta tarde. Por favor, unan sus sangrientas manos en un aplauso, por la princesa Charlie y el príncipe Bafomet."
Em...
- "¡Mua, mua! ¡Saludos, colmillitos, llegaron los más buenotes!" les mandó besitos Billy, mientras Charlie apenas podía hacer un saludito de mano.
- "¡BUUUUUU! ¡Queremos que Rosie hable!"
¿Susan?
...
Sí...
Susan. Ay, triste y solitaria Susan, ¿qué vamos a hacer contigo? Esta vejestoria no dejó en paz a nuestros hablantes ni un segundo, nada de lo que decían, que ya de por sí les costaba vocalizar, se entendía debidos a los berridos de Susan.
- "¡No nos importa una mierda su horrible hotel! ¡Váyanse antes de que me coma esos enormes ojos de sapo! ¡BUUUUUUUU!" ultrajó Susan, agitando su bastón. "¡Sáquenlos, fuera! ¡Queremos ver un buen show...!"
- "Por favor, dulce y enCANtadoRA señorita, si no le importaría bajar un poco el volumen mientras-" cortésmente le habló Billy, esperando que hiciera caso.
- "¡Cállate, maldito escuincle! ¡La monda que tienes entre tus patas debe ser más bien un Cheto morado y podrido!" gritó la Susana.
- "... Quiero pegarle. Necesito pegarle. Mi cuerpo y mi mente dicen que tengo que pegarle. ¿Puedo pegarle... un tiro?"
- "¿Sabes qué? Ya mejor no digas ni hagas nada. Tu siempre lidias con tus problemas insultando o violentando a la gente como si fueran tus sacos de boxeo personales." se volvió Charlie en contra de su hermano, ignorando a la multitud.
- "Y tu siempre quieres resolverlo todo con palabras bonitas, flores y ositos de felpa. ¡Esperas hasta el último minuto, cuando ya todo se fue al carajo, para darle buen uso a tus poderes!" sopetó Billy, hastiado con su actitud.
- "¡Los dos son unos niñitos de papi, perras malparidas, traga sables, mamahuevas fracasadas y unos completos mediocres! ¡Bájenlos!"
Acababa de insultar a ambos hermanos Morningstar a la vez. Malísima idea. Su profunda conexión significaba que nadie podía meterse con ellos, ni física ni emocionalmente, por más que estuvieran peleados.
- "¡VETE A CAGAR, VIEJA DE MIERDAAAAA!" vociferó Charlie, porque ya estaba hasta la madre.
Había sido la gota que derramó el vaso. ¡Y Billy no se quedó atrás!
- "¡ME VAS A DISCULPAR! ¡PERO TU A MI HERMANITA NO LA CALLAS, PEDAZO DE MOJÓN VERRUGOSO!"
- "¡PÁRATE AQUÍ EN FRENTE Y DINOS ESO A LA CARA! ¡VAMOS, PUTA!"
- "¡ASÍ COMO SE MULTIPLICARON LOS PANES Y LOS PECES, MULTIPLICAREMOS LOS HOYOS EN TU VIEJO Y ARRUGADO CULO, PINCHE VIEJA PULGOSAAAAA!"
Y por si fuera poco insultar hasta los ancestros de esta mujer, Billy mandó todo a ya saben donde, aventándole el micrófono a Susan en todo el pecho. El colectivo dio un jadeo indignado, empezando a rumorear entre ellos y dudo que hayan sido cosas positivas.
- "¡OOOOKAY! Volveremos luego de una breve interrupción." intervino Rosie antes de que le diera la sed de sangre a los dos Morningstar.
Retomando la escena anterior, en el complejo de Carmilla, Vaggie estaba recibiendo un arduo entrenamiento por parte de la soberana. Y con arduo entrenamiento quiero decir la sopapeada de su vida.
- "Ya ehhhh... ya casssssi la tienes a tu merced... ¡Viva, Vaggie, viva...!" animó la culebra, siempre al pendiente de ayudarla a pararse.
Pero Carmilla se movía con fluidez controlada, lanzando patadas que se desenrollaban en el aire con gracia y fuerza, su oponente casi exclusivamente besando el suelo.
- "Jir mi aut, como dicen los gringosss. Esto lo vi en un videojuego de peleasssss. Te tiene trabada en un combo infinito. Trata de saltar hacia atrásss cuando te tumbe para que no pueda hacerte puré." dio de tip la serpiente.
Y no sirvió de nada, solo consiguiendo demorar los impactos de la experimentada Carmilla ligeramente.
- "¡Conchetumadre, al passo que vamos ocupará tu peluca como pisssapapeles!"
- "¡No estás ayudando, bicho cerote!"
Esto parecía más bien una lucha por mantenerse a flote, y la caída se lo hizo saber a su presunta tutora.
- "¿Quieres que te enseñe cómo vencer a los ángeles? Eso es lo que estoy haciendo." reafirmó Carmilla, dándole un respiro.
- "¿Partiéndome el culo a golpes?" preguntó Vaggie.
- "Eh, n-no essstá tan mal. Al menosss te esssstá entrenando una pecadora y no literalmente el Pecado de la Ira como a mí." evaluó la víbora.
- "¡Nunca luché con el pelo tan largo!" se quejó Vaggie, manejando su lanza.
Como queriendo provocarla más, una transición después, la traficante quedó con el pelo totalmente suelto para estar más igualadas.
- "Ossssssstia, se desssemarró el pelo, la muy culera. Ya solo falta que se arranque un ojo también." se sorprendió la serpiente.
- "Te estoy mostrando los defectos de tu estilo de lucha. El tuyo y el de todas tus hermanas." argumentó Carmilla.
- "Espera. ¿Sabes que soy una Exorcista? ¿Cómo?"
- "Tienes una X gigante sobre tu ojo y empuñas una lanza celestial. No es ciencia espacial." sopetó Carmilla con cara de desprecio.
- "¡Essss lo que he estado diciendo! Namasss escogiste una novia que no se entera ni del clima." concordó don culebra.
- "Antes de descubrirme, ¿sabías que se podía lastimar a los ángeles?"
"No..."
Esta predecible contestación le costó otra derribada más a la pobre Vaggie.
- "¡Se nota por como peleas! Dejas descubierta tu defensa en cada golpe. Luchas sin temor a ser herida. Y es eso lo que te dará ventaja en la batalla." juzgó Carmilla, denotando que sabía de lo que estaba hablando. "Los ángeles no usan escudos, tienen una pobre armadura y dejan su defensa totalmente expuesta. Alza tu arma, golpéalos aquí, luego aquí y después aquí."
Estas palabras fueron remarcadas con tres certeros ataques en sus puntos vitales.
- "Aun no puedo creer que sea tan simple como usar armas celestiales. ¿Cómo nadie se dio cuenta?" se extrañó Vaggie.
- "El acero celestial no es común. Y aquellos que lo poseen no van corriendo a probarlo contra Exorcistas." fue entonces que Carmilla compartió una breve anécdota muy significativa. "Pero mis hijas y yo estábamos acorraladas en el último Exterminio. Intenté ganar tiempo para que mis hijas huyeran. Y no te conviertes en traficante de armamento celestial sin antes probar el producto."
Y Carmilla, así sin más, logró degollar a un ángel usando nada más que sus zapatos de acero celestial concentrado. En esos instantes había peleado por una causa más grande que el orgullo o rencor. Incluso ahora, la soberana sintió la urgencia de transmitirle a Vaggie y, sin saberlo, a Billy, una lección más allá del enfrentamiento físico. Detuvo por un momento la agresión, permitiendo a su oponente recuperar el aliento, y se mandó una plena bien motivacional.
[Inserte un cumbión muy bonito sobre lo fuerte que se puede pelear si no es por uno mismo o por venganza, sino en nombre de tus seres queridos, siendo esto lo que le da auténtico propósito y significado al combate.]
- "¡Lucharás por su honor, enfrentarás lo peor, resurgirás del dolor, si lo haces por AMOR!"
Y vaya que le dio un subidón de amor, tanto que Vaggie consiguió que le crecieran las alas de ángel otra vez.
- "Mírate nada más. Puede que sobrevivas, Vaggie." opinó Carmilla, satisfecha con su progreso.
- "Necesitaremos más armas. ¿Podemos cambiar el trato?" sugirió Vaggie, extendiendo su mano. "El príncipe está dispuesto a darle una fortuna por ellas."
- "No la necesito... solo quisiera tener la certeza de que les va a dar un uso sensato." farfulló Carmilla en duda, su mano temblando.
...
De cierto modo, las palabras de Carmilla le habían propiciado al príncipe un golpe de perspectiva. El mensaje era simple, muy obvio y hasta cursi, pero a su vez lo había pasado por alto durante los pasados meses. Realmente no valía la pena usar garras y dientes contra su rival jurado si no había una convicción detrás, más allá de pleitos superfluos. Era incoherente luchar por sí mismo, mucho más si solo era motivado por la rabia. Si iba a pelear por defender a su reino, tenía que ser por amor.
- "¡Me cago en Dios! Tengo avena en el cerebro, debí saberlo desde un principio. Esto no se trata de defender mi reputación o dar una demostración de vanagloria con un sacrificio a lo imbécil." meditó para sí mismo en posición fetal, escuchando a medias la plática entre Charlie y Rosie desde una esquina. "¡Tengo personas que me quieren aunque sea un pelmazo! No quiero que me vean como un mártir si me muero, se merecen algo mejor que eso."
Una sola lágrima se deslizó por su mejilla, su mente se aceleraba, llena de pensamientos que apenas reconocía. Miedo, culpa, tristeza...
- "No se perdonarían a sí mismos, solo los lastimaría más. ¿¡En qué estaba pensando!? Esto no lo puedo hacer solo..." con la lágrima que cayó al suelo, pudo ver su perfecto reflejo, de alguien que no solamente era un príncipe demoníaco. Ahí había un padre, un hermano, un amigo, un novio y un líder. "¡Y soy el puto pitudo del protagonista, no me puedo morir! Santo padre, ¿cómo es que siempre cometo estos errores tan pendejos? Nunca hago nada bien..."
- "Aunque fuera 'cómplice' en la mentira de tu novia, vi como se defendieron entre sí allá afuera. Deduzco que no es la primera vez que eso pasa." discutió Rosie, habiendo notado las fricciones que habían ocurrido entre Billy y Charlie. "Dime, ¿qué reflejan las acciones de tu hermano?"
- "... Que si bien, es... algo arisco y feroz, fue el primero en creer en mis sueños. Siempre ha velado por mi protección y mi autoestima, desde que era pequeña, de hecho. Financió la construcción del hotel y ha hecho de todo para alentarme desde entonces." aceptó Charlie, dándose cuenta por sí misma que había sido muy dura con él. "Agh... y con todo eso, lo he tratado como la mierda últimamente."
Billy se volteó para oír eso y sus ojos se abrieron como platos. Los dos intercambiaron miradas profundas, llenas de una creciente comprensión mutua.
- "Me he dado cuenta, también, que ustedes sin duda tienen formas diferentes de resolver conflictos. Una es compasiva, el otro es un... poco destructivo. Solo quiero que sepan que ambas formas pueden servir, todo depende del momento." reflexionó Rosie de forma transparente. "Ahora mismo hay que convencer a mis caníbales de unirse a su causa de manera pacífica, mientras que en un mes tendrán una guerra no negociable con los ángeles. Es normal que hayan desacuerdos de vez en cuando, pero deben saber como terminarlos de manera sana. ¿Creen que puedan hacerlo ahora?"
Sabían que su relación a veces podía ser tormentosa, pero nadie podía negar que se amaban y se preocupaban el uno por el otro. Ambos se dieron cuenta de que se habían equivocado a su modo, y que esta era la hora de hacer las paces y reconciliarse. Charlie se agachó al lado de su hermano, aun en posición fetal, y le dio un cálido abrazo.
- "Eso es. Un buen comienzo." felicitó Rosie, dándoles el silencio necesario para decirse todo lo que quisieran.
Unidos en un momento de arrepentimiento, se disculparon mutuamente, aceptando sus equivocaciones y prometiendo intentar ser más comprensivos y pacientes. A pesar de sus diferencias y discusiones, su amor fraternal era más fuerte que cualquier conflicto pasajero.
- "No tenemos porque hacer nada de esto en solitario. Ni dar un discurso motivacional, ni derramar sangre en nombre de lo que amamos. Si lo hacemos juntos, no habrá quien nos pare." afianzó Charlie con aplomo.
- "Charlie. Te he visto nacer, te he visto reír y llorar. Te vi en tus altos y bajos. Te vi abriendo las puertas del hotel y veré tu rostro de pura felicidad el día que consigas redimir a alguien. Porque le vamos a romper el culo a Adán. Juntos." prometió Billy, fungiendo como soporte para que se pusieran de pie.
A medida que se soltaban, sintieron un gran peso quitado de sus hombros, y la tensión entre ellos empezó a disiparse. Casi al mismo tiempo, los ojos de Billy resplandecieron en un rojo fosforescente, como notificación del cambio en el acuerdo con la soberana, haciéndolo sonreír incluso más.
- "Ya casi, coño. No podemos rendirnos ahora. Tenemos perras a las que convencer. ¡Vamos a formar el ejército más apoteósico, hercúleo y chingón de la historia!" manifestó Billy con una nueva resolución.
- "Tal vez, pero, ¿de qué forma?" inquirió Charlie.
- "Utilizando el lenguaje universal. ¡La música!"
Charlie frunció el ceño, ni ella pensaba que fuera tan buena idea.
- "Me encanta usar una canción para hacerme escuchar, pero nunca funcionan."
- "Ahora funcionará. Confíen en mí." añadió Rosie, colocando toda su fe en este par.
Estaba claro lo que tenían que hacer. Caminando de regreso al escenario, la multitud se separó ante ellos, murmurando con incertidumbre y desagrado por la pésima primera impresión que les habían dado.
- "¡Escuchen todos, mis estimados diablillos!" la voz de Billy resonó por todo el área, daba hasta escalofríos. "Yo sé lo que ansían. Siento su hambre, su sed de sangre... es intoxicante. Pero si he aprendido algo hoy, es que la fuerza de verdad no yace únicamente en la conquista o dominación, sino en la unidad."
Billy señaló expansivamente hacia su hermana al lado suyo.
- "¡Mi hermana chiquita es prueba de ello! Dejando nuestras diferencias de lado, unidos nos enfrentaremos a nuestros opresores. Esta es una oportunidad para probar su fuerza, y su valor será compensado. La gloria aguarda a aquellos lo suficientemente valientes para seguirnos el... eh, se me olvidaron mis líneas. Síguele, Charlie."
Palmeándole la espalda, no le dio lugar para objeciones. Sosteniendo el micrófono de Alastor en sus sudorosas manos, Charlie dio un pesado suspiro, y empezó a hacer lo que mejor se le daba: cantar con todo su corazón.
[Inserte un temón que no está tan bueno como el anterior, pero igual sirve su propósito. Lo caníbales son inspirados a pelear hombro con hombro con la realeza, una deliciosa recompensa de carne angelical siendo su gran incentivo. O al menos eso es lo que encomienda Billy, ya que a Charlie esto le espanta un poco bastante. Lo más importante, ahora realizan un juramento para no ocultarse más entre las sombras, sino prepararse para alzar sus puños y marcar un antes y un después en los libros de historia. Vamos, incluso Susan les dio el visto bueno a los Morningstar.]
- "No puedo permitirme fracasar..." susurró Charlie con un toque de inseguridad.
Escuchando esto, Billy la levantó en brazos y la llevó con él en vuelo.
- "Te juro por mi vida que... el mes que viene vamos a ganar..." la reconfortó, recordándole que siempre estaría allí para ella.
El éxito emanaba por todas partes en este día. Por un lado, ellos lideraban una procesión de centenares de caníbales recién reclutados. Sus pisadas hacían eco por las calles oscuras de ciudad Pentagrama de manera intimidante. Por otra parte, Vaggie venía con las hijas Carmine y algunos de sus esbirros detrás, cargando unas cajas repletas de las tan temidas armas celestiales.
- "De acuerdo, lesbianas. Ustedes dos hagan las paces también." les deseó buena suerte Billy, corriendo hacia una de las cajetas con armas para adherirse a ella. "¡Mis preciosasssss!"
Vamos, Billy estaba prácticamente besando las cajas, ganándose las miradas confusas de Odette y Clara. Fue en estos instantes que Charlie y su tan adorada Vaggie dieron otro paso importante en su camino hacia la paz y el entendimiento. Se sintieron aliviadas y más cerca que nunca, sabiendo que tenían la capacidad de superar cualquier dificultad juntas.
- "Oh, Charlie..." se enterneció Vaggie con el recuerdito que le dio su novia.
- "¿Alas nuevas? ~Te quedan bien~." halagó Charlie este nuevo cambio. "Vamos, entremos a casa."
Y entraron al hotel para toparse con una grata sorpresa. Allí seguían Husk y los huéspedes, reforzando la seguridad del edificio.
- "Miren quiénes se dignaron a aparecer. Pensamos que tendríamos que luchar solos." chifló Angel, abrazando a sus compatriotas.
- "Angel, si no tuviera novia te chaparía hasta succionarte el alma, loco." juró Billy lleno de orgullo. "¡MIS HERMOSAS PAREDES!"
- "~Ya sé que en fondo aún no me superas~"
- "Ustedes se quedaron..." contempló Vaggie perpleja.
- "¿¡Qué!? ¿Nos viste la cara de putossss cagones?" preguntó Pentius, indignado por el solo hecho de que pensara que escaparían.
- "Me acostumbré a ustedes, chicos. No hay mejores camaradas de copas." reconoció Husk con una sonrisa verdadera.
- "¡Les daría un beso de a tres!" chilló Billy de la emoción.
- "Prefiero no morirme otra vez, gracias." rechazó Husk entre risas.
- "Les coloqué nombres a las manchas de la alfombra." anunció Niffty como si fuera una gran novedad. "¡Esa es Fred! ¡Y la blanca de allí se llama Winifred!"
- "Genial. Ahora tenemos mucho trabajo que hacer."
- "¡Tengo una katana angelical! ¡MUAJAJAJAJAJAAJA! Témanme, zorritas." amenazó Billy a aparentemente nadie, lamiendo el filo de la cuchilla.
El momento estuvo lleno de esperanza y promesa. La camaradería y solidaridad entre estos demonios habían aumentado, significando que quizás, y solo quizás, la inminente batalla no estaba tan perdida como parecía en un inicio. Todo apuntaba a que las cosas saldrían bien.
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Mis bros, ya casi casi llegamos al final de este librito, estoy que salto de la emoción :DDDD
Pero antes que eso voy a hacer mi jugada maestra, la cual es escribir un r̶e̶l̶l̶e̶n̶o̶ ̶p̶o̶c̶o̶ ̶s̶u̶t̶i̶l̶ lemon muy top
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