° -Maderas Quemadas- °


[Usaremos la mecánica del anterior libro, cuando yo les diga que pongan el video, lo ponen por favor. Es necesario para la correcta ambientación de la historia. Dejaré el link en caso de que no se les cargue y lo puedan escuchar en otro medio.]

(...)

Terminada aquella conversación, la pareja se dispone a dormir, dejando al pequeño oyente con pena en su corazón.  No era la primera vez que él y su familia se han cambiado de casa por culpa de los Mobianos al servicio del Imperio, pero él esperaba que esta fuera la última vez que lo hacían. A él realmente le gusta estar rodeado de amigos y aunque no sea tan introvertido como su hermana, Ben no puede olvidar con tanta facilidad las caras de aquellos que estan con él. Retoma sigilosamente su intención de visitar el cuarto de baño y vuelve con su querida hermana, acurrucandose a su lado.

Al "día" siguiente, no hubo desayuno. Los niños no se preocuparon en lo absoluto, ya que, están más que acostumbrados a los intervalos entre comidas, les es mas apetecible pasar el rato junto al arbolito y junto a sus regalos de Navidad. Dos regalos de distinto tamaño, envueltos en papel café y un listón de cuerda esperando por ser abiertos. Al quitarse les los envoltorios, Aurora encuentra un par de Rings dorados, muy bien cuidados; Con pretencioso reflejo, refleja a la familia contemplando los felices ojos de la niña, que veloz como el viento, fue a acomodárse los como más le gustara. 

Y para el pequeño Ben, se mostraron un par de zapatos rojos, casi iguales a los de su Padre. Pero, en vez de tener la evilla dorada por los lados, estos las tienen por el empeine. Feliz, se quita los zapatos viejos, escuchando la riza de su padre al ver que en el dedo gordo de su pie derecho, hay un agugero por el cual este se asoma.

Se los prueva, paseando con ellos por la sala de estar.

— ¡Papá, mira!, ¡Ahora tú y yo somos un equipo! —El pequeño le sonríe.

— ¡De eso no hay duda!, ahora eres todo un hombre hijo. Cuando tenga tiempo libre, te enseñaré a cazar lagartijas por el campo sercano.

— ¿Todabía siguen esas cositas con vida?, realmente no entiendo como hacen. —Cuestiona la Eriza, contenta de que sus hijos disfrutan de sus regalos.

Dejando una estela de su color, la niña regresa con sus parientes, mostrando orgullosa el Ríng dorado en su tobillo izquierdo y el otro, atando sus púas en una coleta corta hacia arriba.

— ¿Y?, ¿Qué tal me quedan? 

— Oh hija, te ves preciosa.

— Sin duda te estas convirtiendo en una señorita, ¡Hijo!, ¿Somos un equipo, no?, Tú y yo seremos los encargados de vigilar a los que se quieran robar a tu hermana.

— ¿Por qué, Papá?

— ¿Tú no quieres ver a tu hermana con un idiota, verdad? —Ben niega— , Pues yo tampoco.

— ¡Papá! /¡SONIC!

Exclaman al mismo tiempo las féminas presentes.

— ¿Cómo se te ocurre decirles eso a los niños?, ¡Son niños!, ¡Apenas tienen siente años!

— Prevengo tragedias, mi amor. Núnca es tarde para hacer lo correcto.

La Madre un tanto mosqueada, hace incapié en el tema.

— Bueno señor "Preevedor de tragedias", es hora que le digas a los niños lo que les hibas a decir.

El Padre, se tarda unos momentos en entender a lo que se refiere su compañera; agacha un poco las orejas hacia atrás y apretando la mandíbula, mira a sus hijos —No quería amargarles el día tan pronto... — . Piensa con un deje de molestia.

— Niños, hay algo que tienen que saber... En unas cuantas horas, vamos a tener que abandonar esta casa y mudarnos a otro lugar.

Aurora, impactada por la noticia, mira a su mellizo en busca de apoyo; encontrándose con la mirada perdida de su hermano. Aurora supo enseguida que su hermano menor de parto, ya sabía de antemano la noticia.

— Como ya saben, a su madre y a mi nos están buscando, y no estamos dispuestos a exponeros a el peligro innecesario —Sonic, abraza a sus niños.— . Tenemos que salir a solucionar unas cosas y quizás nos demoremos un poco más de la cuenta, ustedes quédense aquí tranquilos y no le habran la puerta a ninún extraño. ¿Entendido?

Los niños asienten y, esta vez, son abrazados por Amelia.

— Si pasa algo mientras no estamos, recuerden los movimientos de autodefensa que les hemos enseñado y sobre todo, mantengan la calma y el silencio, ¿Ok?  —Los besa a ambos.— Mis niños, los amamos mucho. Tengan lo muy presente. 

Los niños se despiden de sus Padres, siguiendo con el protocolo establecido. Cerrar bien la puerta con sus siete seguros, abrir todas las ventanas y ventilar la casa solo por diez minutos; cerrar las ventanas y cortinas, hacer las camas. Normalmente, después de hacer todas estas cosas, tienen la tarde libre para salir a jugar al patio trasero o salir de exploración con sus amigos. Obviamente, la mayoria de las exploraciones no se las contaban a Mamá, ya que, se pone muy nerviosa.

Sonic, por otra parte, los escuchaba con atención, y siempre les daba buenos consejos para que no metieran la pata. Acambio del silencio, ellos tenían que prometer no hacer estas salidas mas de dos veces en la semana. 

Sin embargo, hoy no es un buen día para salir a jugar. Pasaron al rededor de 5 horas tras una siesta y ahora les toca preparar las maletas para la mudanza.

El silencio entre los hermanos no mejoró para nada el estádo anímico de Ben, su hermana solo lo mira desde la distancia, hasta que después de tomar un baso de agua, ella se arma de valor para interrogar a su hermano. Una parte, por preocupación y la otra por el Silencio. A ningúno de los dos les gusta el Silencio.

— ¿Tu lo sabías, no? — Las orejitas del niño se mueven mientras su atención esta centrada en hacer entrar sus pertenecias en su maleta.—, ¿Por qué no me lo contaste?

— Te pones igual que papá, quieres tratar de tomar las riendas del asunto sin escuchar a los demás.

— ¡Eso no es verdad! Tu bien sabes que te habría apoyado con eso... A mi también me desagrada esto.

— Eso no es lo único que me preocupa, Aurora.

— Lo sé...

Los hermanos se miran y se abrazan con fuerza. Aurora, complaciente, le acaricia suavemente la cabeza diciéndole, en voz baja que todo va a estar bien. Cuando unos toques rápidos a la puerta trasera los alertaron.

Los mellizos atendiendo a su instinto, no fueron a contestar la puerta, pero los golpes seguían, seguían y seguían cada vez mas ruidosos. A Ben le dio la impresión de que tirarían la puerta si él y su hermana no hacen algo al respecto. Ben susurra un plan improvisado, sacando de su propia habilidad heredada, su bate de Béisbol mágico.

Los níños se acercan a la puerta, Aurora se oculta tomando la manilla de la puerta y Ben, se pone en posición de ataque. La puerta es abierta como si el aire la hubiera empujado. Chirriando hasta ver el interior de la vivienda completamente desolada. Los hermanos, esperando cualquier movimiento en falso, aguantan en silencio.

— ¡BEN, AURORA!, ¿Dónde están?

— ¡Aurora!

Las voces angustiadas de dos de sus amigos y de la más pequeña, los desconciertan por completo. Aurora, que se escondía detrás de la puerta, se asoma lentamente por esta.

— ¡AURORA! —Corren a abrazar a la niña.— , ¡¿Estás bien?!, ¡¿Y Ben?!

— Aquí... —Aparece el nombrado, desapareciendo su arma.— ¿Qué diantres están haciendo aquí?

— ¡Pensamos que ya se los habían llevado a todos!, ¿Y sus padres dónde están?

— ...

Ante la gravedad de la situación, los niños entran en la casa, apagando única luz que permanecía encendida y apuntalan la entrada trasera. Al ser los días y las noches completamente oscuros, los hermanos Hedgehod se las ingenian para encontrar los fósforos de la cocina y encender el resto de una vela. Los pequeños se sientan entre la entrada de la cocina y el pasillo del baño, un punto ciego desde las ventanas de la casa, rodeando la luz.

— ¿Cómo es eso de que nos quieren llevar a todos?, ¿Quién les dijo eso?  —Cuestiona niña de ojos verdes.

La más pequeña de los presentes, con los ojos aguados y las orejas pegadas a la cabeza; Un signo muy claro de sumisión; Responde a la pregunta.

— Lo siento mucho, m-mucho... Es culpa de mi hermana y del niño perro.

— Abril, ¿Qué estás diciendo?

La pequeña, voltea a un lado pidiendo a uno de sus acompañantes que explique por ella. Mientras que llora en los brazos de Alvin, el niño que ayudó a tirar las barras de la carreta junto con Ben. 

— Abril se escapó de casa hace unas tres horas, nos dijo que Vanesa llamó la atención de uno de los Robot Patruya. Mostrando este cartel.

El niño le extiende el panfleto a los hermanos, estos reconocen los rostros de sus padres, junto a una suma de Rings de altos números y un número telefónico, en caso de reporte.

— La única forma de llamar a los soldados del Imperio es a través de este número. Ella nos contó que el Robot extendió una pantalla y que Vanesa les confesó todo, acambio de que sus abuelos volvieran.

— Espera, ¿A eso se referían ayer?

— Si, Ben.

— ¿Porqué se los llevaron? —Alcanza a intervenir Aurora.

— No lo sé, Vanesa jamás nos lo conto...

— ¿Qué hay del otro? El Perro. ¿Qué tiene que ver él?

Abril, ya más calmada, se aclara la garganta.

— Mi hermana les dió a los malos una ubicación falsa... Eso me dijo ella antes de que el Perro la golpeara con una botella en la cabeza. Y-yo quise evitarlo, p-pero él me encerró en la casa y... Y me dijo que si no quería un golpe, ¡Hic! que m-me debía quedar ahí.

— Pero eso no pasó —Mira a la pequeña con lástima.— . Cuando Abril logró salir y encontrarnos, ese maldito ya había huído... Pero Vanesa...

[Inicien la Música]

La mano de Ben se estampa contra la boca de Alvin, haciendo el gesto de silencio. Sus oídos se agudizan para captar el ligero sonido de un forcejeo en la cerradura de la puerta por la que todos pasaron.

Clic...Clic-Clic...Clic...

La tensión colecctiva hace entrar en pánico a los menores. Alvin apaga la vela y Aurora se los lleva en cosa de segundos a la habitación de sus padres, más precisamente, debajo de la cama matrimonial. Forzando a Abril a tapar su boca, y cesar los llantos.

— ¡Shhht!, ¡Shhhhh!, ¡Callate por favor! —Susurra.

Clicliti...Clic...¡Chict!

Chiiiiiiirr... ¡Slam!

Los cuerpos temblorosos de miedo se acurrucan en lo más profundo dentro de la serguridad del catre, prácticamente inmóviles. Unos pasos pesados entran lentamente al interior de la sala de estar. Deteniéndose cada cierto tiempo, buscando. Puesto que, el olor a vela recién apagada delata enseguida la presencia de otros en la vivienda. Los pasos rechinan las maderas por el pasillo, abriendo primero las puertas del cuarto de los hermanos y el baño. Como último, se detienen justo en frente de la última puerta. La puerta del cuarto de los adultos.

Impotentes entré el miedo y el pánico, observan como la puerta que no habían alcanzado a cerrar, es empujada con suma delicadeza. El bombeo de sus corazones se elevó con la única plegaria de que esta pesadilla se acabara. Más el intruso no logra abrirla por completo, cuando el rugido metálico de los autos se posiciona fuera de la oscura vivienda.

— ¿Estás seguro de que este es el lugar?, para mi que está pocilga está abandonada.

La voz gruesa de un hombre se escucha difusa entre los huecos de las paredes, a la par del sonido de un cargador. Los inocentes niños, inconcientes del nuevo peligro, se remueven ligeramente bajo la cama.

— Seguro, esa cría que llamó nos lo aseguro de rodillas a cambio de regresar a sus parientes, Y luego ese niñato marcó la dirección de esta  porquería.

— Dos reportes en menos de dos horas... No se ustedes, pero esto me huele a Rata. Con lo que la gente les teme a los Patrullas, no es normal que se reporten niños.

Los pasos, detenidos frente a la entrada del cuarto, retoceden hasta una pared y se escucha algo arrastrarse por las maderas del suelo.

— ¡Señor, el sensor detecta presencias dentro de la casa!

— Déjame ver eso... —Le arrebata el aparato.— ¡Tch! Malditos niños... ¿Así que les gusta jugar conmigo, he? Bien, muy bien. ¡Tú, la gasolina! ¡Ahora!, ¡Quiero ver este maldito lugar hecho cenizas!

— ¡Si señor!

Tan rápido como la orden fue dada, la vivienda es rodeada por litros de gasolina. El olor evidente, comienza a filtrarse por entre las rendijas de la construcción. Tanto el intruso como el grupo escondido bajo la cama, saben enseguida que tienen que salir de ahí, pero los niños, inmovilizados por el miedo, no pueden pensar en nada.

— ¡Se que están allá adentro, Mocosos del demonio!, ¡¿Creyeron que burlarse de los soldados el Imperio es muy divertido?!, ¡Pues aquí se acaba su juegito!, ¡PRENDAN FUEGO!

Lanzando una Molotob activa a la entrada de la casa, esta explota derribando la infraestructura de la Sala de Estar y parte del cuarto de Baño. Los soldados se retiran ante el poder de las llamas, dejando sus risas en el camino.

Los niños gritan del pánico al sentir el calor de las llamas, apurados intentan salir cuando las maderas y Bigas del techo se les caen encima.

— ¡Fuego!, ¡FUEGO!

— ¡SOCORRO!, ¡SOCORRO!, ¡¡NO PODEMOS SALIR!!

— ¡¡FUEGO!!

— ¡AUXILIO!, COF-COF-COF ¡¡MAMÁ, PAPÁÁ!!

El humo y las llamas se apoderan rápidamente del lugar. El poco aire se vuelve irrespirable. Las criaturas atrapadas bajo los escombros, escuchan la puerta asotarse violentamente y los pasos pesados corren hacia ellos. Las maderas se quebran y son levantadas junto a la cama, dejando ver con la nueva iluminación a una Mujer no Común. Un ser encapuchado parecido a ellos que jamás han visto. Del mismo suelo, unas enormes raíces son las que elevan los escombros lo suficiente para que ella agarre a los niños entre sus brazos y capa; y desaparezcan en un parpadeo del lugar. Abandonando la ardiente y triste estancia, que una vez fue su hogar.

(...)

Cuando Amy y Sonic terminan de hacer sus respectivos deberes, ya eran cerca de las nueve y media de la noche. No hubo mucha suerte con las provisiones como esperaban, mas será suficiente para sobrevivir al viaje. La pareja caminaba con cansancio a través del camino de tierra, siempre alerta a lo que la oscuridad ocultase. Sin embargo, el par de Erizos sintió una punsada grande en el corazón. Un presentimiento que automaticamente les hace pensar en sus retoños, esperando en casa.

Sin tiempo que perder, agarran fuerza de voluntad y corren hacia lo que es un montón de gente reunida frente a una gran luz. Amelia Rose con el aliento afuera de si, Observa que la gran luz era su casa. Y un grito desgarrador sale desde sus entrañas.

— ¡¡MIS HIJOS!!

— ¡¡AMY!!

La Eriza rosa, segada por el dolor, casi se mete ella misma a los restos de la casa, aún en llamas. Sonic, derramando lágrimas amargas, se une al resto de gente para detener a su esposa. Quien grita desesperada los nombres de sus hijos.

La voz de Amelia se desgarra hacia afuera, deseando morir calcinada... La voz de Sonic, es ahorcada en su garganta por el desconsuelo.

Pero esto no es el final de la jornada.

El grupo que perpetuó el incendio, estaciona el auto no muy lejos de ahí, seguido de sacar a los soldados con el armamento preparado, la gende huye despavorida. Dejando a los dolientes a su suerte.

— ¿Quien lo diría muchachos? Parece que en algo si sirvió encender la luz... —Mueve su mano, ordenendo a los soldados a apuntar.— ¡Enemigos del Poderoso Egg Empire!, ¡Estan bajo arresto!

Sonic se desploma sobre sus rodillas a las espaldas de su esposa, aún conteniendola de ir hacia el fuego fatuo. Ese día que había comensado a con risas y alegría, se desploma entre maderas quemadas.

Los soldados se acercaron dispuestos a ponerles las manos encima, pero una sombra veloz les cae de sorpresa desde los aires. Golpea el suelo con fuerza, partiendo la tierra en una zanja que se traga a unos cuantos soldados. Y Rápidamente hace crecer una muralla de la misma tierra bloqueando el abrir fuego de los soldados.

La Mujer encapuchada se acerca a ellos a paso veloz, no se molesta en preguntarles nada. Los toma desde la cintura, cargandolos como sacos de papas y se lanza nuevamente a la carrera. Saltando y esquivando a la tropa furiosa.

— ¡Maldición, trás ellos! 

Cabe decir que la perseguida, corre como alma que lleva el diablo. La carrera brusca entre los disparos del nuevo montón de perseguidores, más los Robot's Patrulla; no ayuda a que el matrimonio despierte de su trance. Tras saltar unos cuantos tejados y caer en un jardín de latones maltratados, los cubre nuevamente con la capa dejándolos dezcansar el mareo en el suelo.

Los primeros en llegar fueros los Robot's, que sin demora, comienzan a buscarlos con empeño.

— Hey... ¡Hey!, ¡Ustedes dos!, ¡Reaccionen ya!

Susurra ella, logrando al menos el que Sonic, levante un poco la cabeza.

— ¿Porqué haces esto?... ¿No tienes respeto por los dolientes?

—... —Suspira— Por su puesto, lo lamentaría de verdad si fuera real.

Sonic, ante esas palabras. Levanta la vista frunciendo el ceño y mostrando los dientes en un gruñido de advertencia.

— Lárgate.

— ¿Me obligarás a hacer esto por las malas?, de verdad que no es necesa-

— ¡Qué te lárgues!

Alarga un golpe que, es retenido antes de que golpee unos de los latones. Los Robot's comienzan a destruir el portón  del jardín.

— A las malas será entonces.

Cargandolos de nuevo, ella golpea el suelo. Abriendo un hoyo oscuro en el que desaparecen. La velocidad con la que se desplazan, desconcierta a los Erizos. Más el aclamado Sonic, muerde con todo lo que tiene el brazo y cintura de la extraña.

Así de golpe; vuelven a la superficie y los Padres son amordazados y atados de manos y pies; por otros Mobianos uniformados esperando por su compañera, en una carreta tirada por cuatro caballerizas de mecánicos atuendos, por mal comportamiento con su "Rescatista".

Los Mobianos libres sujetan a los Erizos, pasandoles por el cuerpo una especie de detector. Que da la alerta por la Zona Múscular Deltoide de uno de sus brazos.

— No se muevan.

Al decirlo, La encapuchada corta con un chuchillo la zona de la piel correspondiente, y con un par de pinzas especiales, extrae un diminuto Chip.

— Localizador por vía Satélite. Y esta cosa no es lo único que tienen dentro suyo, pero por ahora ese tema quedará para otro día —Se da media vuelta.— , tenemos compañía.

Por el lado Este de su posición, las dos patrullas de autos Tanque, arrasan con todo lo que se encuentra en su camino, siendo guiados por el pequeño Chip.

— ¡Diablos! — Pega un salto hasta el asiento del coductor, garra las riendas y da un fuerte latigazo.— ¡ARRE!, ¡VAMOS!

 Relinchando con fuerza, salen disparados del lugar. Los otros dos ayudantes, en la parte de atrás, activan desde una serie de botones, La protección y el armamento equipados en la carreta de aspecto rupestre.  Batiendose en contraataque.

— ¡C-CUIDADO!

Alcanza a avisar uno de los perseguidos, ante una bomba de grán tamaño que cae a un costado del transporte. Al explotar, se eleva, intentando volcarse. Si no fuera por un acto de destreza de la Mujer, los perseguidores habrían logrado su cometido. Las caballerizas, alteradas. corren a su propio ritmo, atrazando la escapada.

Entran a un camino muy difícil de seguir, pedregoso, angosto y con restos de árboles secos. La encapuchada ordena que cubran su puesto en la conducción y ella se para detrás de su Compañero en la defensa, mirando fijamente a los conductores de los Autos Tanque. Sus ojos brillan intensos y unas piedras se elevan del suelo, atravesando el vidrio a una velocidad impresionante, mandando al descanso eterno a esos Mobianos. Evitando a su vez, que la persecución continue.

En plan de recuperar el aliento, ella se sienta, mandando por mesaje que la operación fue un éxito y que van en camino. Mientras echa una mirada rápida a los Padres, quienes tienen las miradas perdidas en tristesa y la Eriza, inundada en saladas lágrimas.

Ella siente en su interior compación por esos ojos, sentándose en frente de ellos, acariciando la cabeza de la dolida Madre.

— Tus hijos no murieron en el incendio, Amelia Rose... —Las orejas de la mencionada se levantan inmediatamente.— Ben y Aurora están a salvo conmigo.

Ambos al unísono, levantan la mirada con la esperanza clavada en sus pupilas, encontrándose con aquellos pequeños y misteriosos ojos. Lo único visible del rostro de la Mujer, tratando de ver la mentira en ellos.

Amelia, entre dolorosos sollosos, se deja caer sobre el regazo de la Mujer. Sonic, se recuesta en la espalda se su esposa, brindándole apoyo. La encapuchada desata las morzadas y deja caer la máscara de purificación avanzada de su rostro. Los Erizos contemplan ante sus cansados ojos a una humana, en carne y hueso.

— ¿C-Cómo es posible?, No ha habido más humanos visitantes aparte de Chris Thorndyke en nuestra galaxia...

— Es una larga historia. Verán a sus hijos cuando lleguemos a destino, por ahora coportense y no toquen nada. ¿Esta bien?

Se levanta, evadiendo al tema y vuelve al lugar de conducción. Los otros se encargan de quitar las amarras.

— ¿Cuál es tu nombre, humana? 

— ...Pueden llamarme (T/n).

La pareja intenta sacar información acerca del paradero en el que sus hijos se encuentran y de dónde habían salido todos ellos. Pero lo único que reciben son unas barras energéticas, nuevas máscaras depuradoras y un necio silencio. Viéndose sin mayores opciones, se acomodan en una esquina de la carreta a disfrutar del largo viaje que les espera.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top