Capítulo 42
—Valiente y admirable. —Es lo único que sale de los labios de Shoto Todoroki, manteniéndose casi hipnotizado por la escena, mientras su nariz remueve con desespero y su boca salivea más de lo normal.
La doble tortura fue tal, que inclusive Midoriya en algún punto perdió su consciencia, y aún así, Enji Todoroki no se detuvo y simplemente intensificó la tortura esperando que esto lo lograra despertar.
Algo... Que no ocurrió.
_________________________________________
Compañía secreta del calabozo
Izuku Midoriya está en lo más profundo de su inconsciente.
Aún si su cuerpo exhausto se mantiene completamente dormido y dañado, él observa desde la más profunda oscuridad el cómo surge una pequeña luz frente a él.
Sus esmeraldas curiosas observan lo que está frente a él.
No lo duda y alza su mano, capturandola con su diestra. Es entonces que todo su campo visual se convierte en una luz enceguecedora y un rostro de un hombre rubio y brillante sonrisa surge por un segundo, mientras una risa particular nace e invade su cuerpo.
Para cuando Izuku toma la decisión de hablar ante aquella situación que le dejó por segundos pasmado y con notable brillo en sus ojos, él despierta.
Su vista se acomoda a su realidad, el calabozo.
Se acomoda en el duro piso y con evidentes dolores ante las heridas que presenta en todo su cuerpo.
Su rostro demacrado solo representa la miserable injusticia que le ha tocado vivir, comprendiendo de una buena vez por todas las infinitas advertencias que le había entregado Tokoyami acerca de ese mundo.
—Él tenía razón... —susurra con dolor, sentándose mareado.
— ¿Quién tiene razón?
Izuku Midoriya medio abre sus ojos y ve una silueta de pie frente a él y por fueras de la celda, mirándole como si se tratara de algún tipo de presa, acechante.
────────༺༻────────
Han pasado dos días después del incidente y Todoroki Enji se mantiene activo acomodando sus documentos.
Desde el gran ventanal una ventisca nace y una pluma rojiza afilada cae de forma lenta hasta el suelo.
Es entonces que la voz de Enji resuena en toda la sala sin desviar su mirada de los eternos textos. —Habla.
Un demonio rubio de alto rango avanza a través de la sala con sus manos en sus bolsillos. —Las sombras están alteradas, pero el líder sombrío se ha encargado de mantenerlas a raya. Los licántropos no han dado señales de ataque o rebelión, se han mantenido en las montañas en completa quietud. —informa instantáneo al instante en que lanza un suspiro. —No hay pistas del paradero del volcánico hasta el momento, vampiros se mantienen activos en su búsqueda, pero el líder ha desaparecido del clan por lo que están desorganizados. —señala en el momento justo en que junta sus pies y con el dorso de su mano en su frente mantiene una postura de orden y disciplina de forma burlesca. —Ese es mi reporte, mi general. —suelta risueño Keigo Takami, uno de los tres grandes líderes de Leffitsing.
Todoroki Enji clava sus azulinos. —Entiendo, puedes retirarte, quedas libre por hoy.
—Oh, no tienes que decírmelo. —dice al instante que destapa una bebida oscura. —Es hora de volver a mis actividades demoníacas y pasarla bien, suerte con ese papeleo, Endeva-san... —suelta risueño en el instante que observa cómo el pelirrojo eriza furico poniéndose de pie, completamente tenso.
— ¡Te dije que ya basta con decirme así! —gruñe el hombre en el segundo que arruga un par de documentos y con el vuelo de Keigo de forma intencional consigue desacomodar la gran pila de hojas que tenia ordenadas. — ¡¡KEIGO!! —exclama con odio profundo en el segundo que niega frustrado y comienza a recoger uno por uno.
Keigo ríe travieso a través de los cielos nocturnos de Leffitsing, mientras Enji refunfuña. Cuando tiene todo en orden otra vez, siente la presencia de alguien más.
Regresa a su asiento y sigue con su documentación, sin embargo, comienza a hablar. — ¿Te das cuenta de lo que tus caprichos provocan? —inquiere Enji con cansancio. —Tienes a tu clan completamente desorganizado y abandonado mientras tú te mantienes por aquí, así no habrán avances para encontrar el paradero del exiliado y el lobo seguirá poniendo en duda mi poder absoluto.
Todoroki Shoto surge desde la oscuridad con sus heterocromáticos filosos. —No me importa, todo lo que necesito está aquí.
Enji Todoroki lanza un suspiro. —Ya no eres un niño para estar pensando en nuevos juguetes, ahora eres líder y señor, entre antes lo comprendas, mejor. —suelta acabando de firmar un par de documentos y observar a su hijo frente a él, neutral.
—No lo entiendes, padre. —responde el vampiro más joven dando un paso hacia adelante. —Él no es un simple juguete como los demás, ahora dame la llave. —añade extendiendo su palma.
Enji Todoroki le observa con dureza. —Por milésima vez, no. —suelta cansado. —No lo liberaré hasta el cuarto día. Es lo mínimo que un rebelde debe estar en el encierro para que siente cabeza y ceda su poder a la justicia.
Todoroki Shoto agudiza su mirada. —Entonces olvídate de que regrese a mis responsabilidades en ese tiempo. —dice mordaz dándole la espalda.
Enji parpadea en el segundo en que le observa tomar la dirección izquierda, nuevamente. —No pretenderás volver a estar allí, ¿no es así?
— ¡Shoto!
Pero Todoroki Shoto le ignora y Enji niega sin poder creérselo. —No sabía que era tan caprichoso hasta hoy. —murmulla retomando sus documentos.
El lugar actual es el sitio en donde se encuentran todos los calabozos de Leffitsing, la zona de poder absoluto de Todoroki Enji.
Desde que Izuku Midoriya había recibido su tortura, lo habían llevado inconsciente hasta los calabozos. Tenía prohibido tener visitas de todo tipo, mas Todoroki Shoto se había infiltrado cómo si se tratara de su propio castillo. Así es como llevaba dos días haciéndole compañía al pecoso, quien había despertado hace apenas un día atrás.
Una pelota va y viene, Todoroki Shoto sentado desde el otro lado de la celda, mientras Izuku recibe la pelota sumido en su mundo y lanzandola hasta él.
—Izuku, ¿tienes hambre?
Todoroki le mira con gran detalle. Las primeras doce horas desde que había despertado no había hablado, su boca no parecía querer hacer un solo sonido. Luego comprendió que aquel pecoso podía corresponder acciones, tal y como devolver una pequeña pelota.
Luego de un día completo, la sombra pareció acostumbrarse a su presencia vampírica y ahora intercambiaba diálogos con él.
Izuku Midoriya aún no entiende porqué aquel joven insiste en llamarle por su primer nombre, se siente un poco incómodo, pero procura no tomarlo en cuenta y simplemente dejarlo pasar. Ahora mismo la menor de sus preocupaciones se trata de algo tan sencillo como su nombre.
—No. —responde sumido en sus pensamientos.
Sus esmeraldas clavan al frente, notando cómo la luz de la noche embellece aquellos cabellos bicolores frente a él.
Es entonces que aclara su garganta y comienza a hablar con un suspiro salir. —Me es difícil decir este tipo de cosas, pero, me gustaría estar este tiempo a solas, Todoroki-kun. —pide la sombra aún con heridas en plena cicatrización y con sus ojos idos, mientras su voz se escucha desgastada y cansada. —Agradezco tu compañía pero simplemente no entiendo porqué estás aquí.
Todoroki Shoto se levanta y le mira en silencio. Rodea la pelota con su mirada mientras la mantiene en la mano. —Tu actuar me pareció muy valiente. —responde mientras huele la pelota con profunda intensidad. —Eres una sombra interesante, Izuku. —dice clavando sus ojos en él.
Midoriya Izuku mantiene su rostro sin expresión. —Lo siento, pero realmente no estoy en condiciones de ver ni hablar con nadie. Déjame solo. —pide en el momento que desvía su mirada hacia la ventana reforzada de protecciones metálicas.
El brillo en los ojos de Todoroki intensifican al verlo así, tan diferente a lo que es él. —Ya veo, lo entiendo. —suelta neutral aún si su corazón obsesivo azota fuerte contra su pecho. — ¿Qué tal un paseo en el carruaje cuando salgas de aquí? Como en los viejos tiempos. —inquiere dándole la espalda y observarle por el rabillo del ojo.
—Como en los viejos tiempos... —repite Izuku pensativo. —De acuerdo, pero será en el momento que considere adecuado.
Todoroki Shoto sonríe de forma profunda en el instante que desaparece en la oscuridad.
—De igual modo, cualquier cosa que necesites... —un susurro frívolo y casi serpenteante invade su celda. —Solo debes decir mi nombre y llegaré hasta a ti. —se escucha en la brisa que se marcha a través de la ventana. —Izuku...
Izuku Midoriya frunce su ceño y tapa sus oídos instantáneo. —No lo creo. —murmulla sumido en su propio caos. —No creo depender de nadie más. Quiero estar solo. —suelta con su voz rota mientras se abraza a sí mismo.
Las injusticias en Leffitsing le dan náuseas. No logra comprender cómo es que la gente cede a que les controlen de tal manera, a través del miedo y del silencio mismo.
Incluso su líder, Gran Torino, había cedido a la influencia de aquellos más grandes. Su corazón azota de la ira al recordar el cómo aquel anciano bajó su cabeza en completa sumisión, y aún tiene la sensación de la sangre de Tokoyami invadir sus propias palmas.
Su cuerpo palpita de la ira y su ceño frunce cada vez más.
Izuku Midoriya está furioso, se habían atrevido a jugar con las mentes de todos e inclusive a dormir a quienes querían expresar su sentir sin temores, como Katsuki Bakugou.
El abuso de poder era innegable e Izuku lo puede ver claramente.
—De ningún modo podría estar de acuerdo con esto. —suelta con profunda ira recorrer su sangre, mientras recuerda el estado ensangrentado de Tokoyami. —No cederé al miedo y seguiré mis propios ideales. Mi propia justicia. —agrega decidido empuñando sus palmas, observando las grandes estrellas lunares decorar el cielo. —Lo siento, Tokoyami-kun. —susurra frívolo. —Aún si ahora puedo ver la verdad de forma clara, no pretendo retractarme.
—Yo... No seguiré las reglas del clan sombrío.
El miedo es una bestia que se alimenta de ti. El miedo te estanca, te debilita, el miedo te limita y te amarra. Si no lo enfrentas, el miedo crecerá de formas sobrenaturales y permitirá plantar raíces sobre ti, hundiendote cada vez más y más profundo.
Es por esta razón que Izuku Midoriya no planea entregarse a él, aún si sus manos tiemblan y piernas flaquean, aún si el sudor frío invade cada poro de su piel, aún si se siente paralizado y siente que no puede siquiera hablar.
Izuku Midoriya ahora mismo está roto... Por la ira. No pretende seguir a la masa, pretende seguir su propio camino aún si eso signifique despedazar los patrones sólidos que el poder y el miedo han construido a través de los largos años en Leffitsing.
Una sombra que tiene la particularidad de que sus piernas muevan y avancen sin dudarlo, lanzándose a ciegas a enfrentar sus más grandes temores.
...
Los siguientes días, Todoroki Shoto insistió en acompañar a Izuku. Aún con ello, la respuesta del pecoso siempre fue la misma, él exigía estar solo.
El joven vampiro parece obsesionarse cada vez más al notar aquel cambio en la sombra, y sus colmillos duelen del deseo de querer ser clavados en ese cuello.
No es hasta el cuarto día cuando el vampiro decide abandonar aquella zona a sabiendas de que las sombras vendrían por él.
Tokoyami, Aizawa y Torino le esperan a la salida, incapaz de poder entrar. A su vez, Nezu camina dando pequeños saltitos y Enji detrás.
Las esmeraldas vacías posan sobre el movimiento de la llave de Nezu para cuando la puerta de la celda es por fin abierta.
— ¡Eres libre por fin, Izuku-kun! —exclama Nezu con sus brazos bien abiertos, notando cómo Izuku se mantiene sentado en el piso en contra la pared, en silencio.
No es sino después de varios minutos que se anima a salir con su rostro inexpresivo.
—Izuku-kun... ¿Has aprendido la lección? —inquiere Nezu avanzando a su lado.
Izuku le mira por el rabillo del ojo en silencio. —Si es por el conjuro, sí. Enmendaré mi error y el líder licántropo podrá ser libre. —responde observando la puerta de la salida del edificio.
Nezu cruza miradas con Enji, pero cuando quieren continuar hablando con el chico, él ya no está.
La rata agudiza sus ojos mientras pausa su caminata y entrelaza sus manos tras su espalda. —Enji, esa sombra no se veía para nada sumisa ni temerosa. —dice frívolo. —Ni de ti, ni de mí.
Enji se mantiene silencioso a su lado, mientras su entrecejo frunce.
..
Cuando Izuku Midoriya sale, el trío de sombras le esperan.
Torino se aproxima hasta él. Pero Izuku lo único que hace es correr y capturar entre sus brazos a una sombra en particular, pasando por su lado sin más.
— ¡¡Tokoyami-kun!! —exclama brindándole un abrazo fuerte al instante en que se separa de él. — ¿¡Estás bien!?
Tokoyami le observa con sus escarlatas rotas mientras le abraza de forma desesperada en respuesta. —Eso debería preguntartelo yo a ti... —solloza ante las injusticias.
Izuku lanza un suspiro de alivio en cuanto nota que todo ya estaba en orden y que, quien más le preocupaba estaba bien.
—Tenemos una pomada especial para tus heridas, Midoriya. —irrumpe Aizawa extendiendo un frasco, mientras Izuku se separa de Tokoyami. —Cortesía de la bruja blanca.
Sus esmeraldas ojerosas y vacías posan en el cristal reluciente, mas sus manos se mantienen estáticas. —No, gracias. Pretendo mantener estas cicatrices. —responde instantáneo mientras observa a las tres sombras frente a él. —Agradezco que hayan venido hasta aquí a recibirme, pero la verdad es que estoy cansado. —responde en el instante que les intenta sonreír, pero aún si lo intenta solo de él emerge una sonrisa forzada. —Nos vemos. —suelta elevándose por los aires.
Torino baja su mirada al notar el rostro demacrado pecoso y su cambio inclusive en su propio tono de voz. —Él se escucha... Muy triste. —susurra el anciano.
—Hay que dejarlo, acaba de estar en manos del bastardo de Enji. —suelta Aizawa negando con negatividad.
Y Tokoyami frunce su ceño mientras observa al pecoso perderse entre las nubes. —Él es como mi hermano, su inocencia acabó manchandolo de sangre.
Izuku Midoriya en cuanto llega a su hogar, se sumerge entre las cobijas, agotado física y mentalmente.
Es así como duerme por tres días completos, sin saber nada más del mundo. Solo y perdido en su propia mente.
Para cuando despierta, siente besos infinitos en sus mejillas y brazos. Es entonces que abre sus esmeraldas asustadas y nota sobre su cama dos grandes lobos con enormes moños rojos envolver su cuello.
Izuku Midoriya abre sus ojos aún más sin creer lo que ve y los frota, pensando que se trata de algún tipo de sueño, pero los lobos se mantienen ahí, amigables y peludos frente a él. Incluso giran sus cabecillas de izquierda a derecha curiosos, por el gesto del pecoso.
Uno de ellos, mantiene una carta en el hocico que la deja caer en sus manos, mientras se acomoda en la cama del pecoso como si fuera su propia cama.
Izuku parpadea y ve la carta baboseada y mordisqueada.
— ¿Eh? —suelta sin poder creérselo.
Luego de minutos de asimilarlo todo, abre la carta y comienza a leerla, dudoso.
"Saludos cordiales, Sombra.
Esperando que se encuentre bien de su tortura, es de nuestro agrado informar que el gran y poderoso líder licántropo envía hasta sus aposentos dos lobos que a partir de hoy serán sus guardianes. Estarán encargados de cuidar su sueño, sus salidas, sus comidas y todo lo que haga durante el día y por supuesto, también por la noche.
Esperamos que disfrute del bondadoso obsequio que el gran líder licántropo le hace entrega, desde luego, no hay forma de retractarse.
Si usted piensa que podrá retractarse, entonces el gran lobo alfa Bakugou Katsuki lo matará sólo como él sabe hacerlo.
(Realmente no quería escribirle esto, pero nuestro gran líder exige que se lo escribamos tal cual, lo siento...)
Finalmente, esperamos de corazón que disfrute a sus nuevos guardianes.
Atentamente a usted, el clan licántropo. "
Izuku Midoriya acaba de leer, completamente despeinado y con el par de lobos acomodados sobre su cama, dejándole apenas y espacio para estar cómodo. Una vez Izuku logra asimilar aquello, su boca no demora en expresarse.
— ¿¡EEEHHHHHHH!?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top