En el resto del día, Hanna no tenía mucho que hacer sólo tenía unas viejas revistas y libros, quería revisar alguna página de remodelación pero aún no le habían instalado el internet así que no tenía mucho que hacer.

Así que decidió salir hacía el pueblo, no le costó trabajo llegar. Era muy lindo y grande, las personas eran amables y había muchos establecimientos. Después de unas horas decidió volver a casa, encontró un supermercado y compró algunos víveres, el cielo se veía negro caería un chubasco.

Al volver a casa quito sus zapatillas y se dirigía a su habitación cuando algo llamó su atención. Una puerta al fondo de un pasillo se encontraba abierta, fue extraño porque según ella recordaba todo estaba cerrado así que fue hacia ella y dio al sótano en el que Evan dejó el muñeco. Bajó y encendió el pálido foco, había mucha suciedad y mal olor, le llamó la atención todas las cosas que había.

-Parece que el dueño oculta cosas... Oh

El muñeco estaba frente a ella en un estante, pareciera que la estuviese mirando.

- Pequeño no te ofendas, pero me das miedo.

Sin más dió la vuelta y se fue cerrando con llave el sótano. No sabía por qué pero le daba mucho escalofrío.