Cinco
Lunes 7 de septiembre del 2020
Sentenciaré a Spring Day a pagar cadena perpetua por cada una de sus historias.
¡¿Cómo es que una persona puede hacerte sufrir tanto con personajes ficticios que viven plasmados con tinta sobre una hoja de papel?! Sin lugar a duda, los libros tienen un maravilloso poder que sobrepasa los limites de la imaginación.
Observo mi reflejo en el espejo del baño a la vez que paso la cuchilla superficialmente sobre mi rostro, guardando cuidado de no lastimarme con el filo del objeto yaciente entre mis dedos. Hoy es el día en el que el autor sociópata se dignará a mostrar su cara de una vez por todas, ¡ni si siquiera brinda cortesía alguna en darse por lo menos una vuelta por la editorial!
Sé que podré estar siendo un poco grosero e inmaduro, pero el hecho de que haya matado a mi personaje favorito de su novela me da suficientes motivos para guardarle rencor por lo menos durante mis próximas tres vidas. Simplemente imperdonable.
Una vez que he terminado de afeitarme, corro devuelta a la habitación para así terminar de alistarme. Me quedé despierto hasta tarde con la esperanza de que el general reviviera antes de que terminara el libro, pero para mi desgracia, no fue así y lo único que tuve como recompensan fueron unas profundas ojeras y un cansancio que por poco me tira al suelo.
Ahora me encuentro en una guerra contra el tiempo y seguramente contra el tráfico, cuando llegue el momento de mi salida.
Y para variar, no pude dormir en paz bajo la espera de una llamada o un mísero mensaje por parte de la chica de acento inusual, ¡¿qué haré si su lesión se convirtió en un traumatismo y esa la razón por la que no se ha comunicado conmigo?! Debí pedirle que guardara su contacto en mi teléfono, en lugar de aceptar que ella guardara el mío en el suyo.
Una melodía inesperada se aferra a mis oídos, provocando que mi cuerpo se sobresalte de inmediato y que, por inercia, palpe el bolsillo de mi pantalón de vestir. Suelto un suspiro profundo al confirmar que se trata de mi celular, cerrando mis ojos antes de tocar la notificación que indica que un nuevo mensaje ha entrado. Estoy corto de tiempo, así que, sea quien sea, estoy seguro de que puede esperar.
→⁛←
Para mi suerte, trasladarme a la empresa tomó menos tiempo de lo esperado. Incluso pude detenerme a comprar mi café matutino como ya es costumbre. En este momento, me encuentro limpiando un poco mi oficina para no hacerlo con prisa a la hora de mi encuentro con Spring Day. No es de mi agrado, pero tampoco mantengo la intención de darle una mala impresión de mi persona.
Como editor y traductor principal de la editorial, mi deber es lograr que los demás adquieran una buena impresión de la misma a través de su personal. Tragarme mi orgullo es la única solución que puedo ofrecer.
Justo cuando estoy por abandonar la habitación, choco contra Jackson, el traductor principal de chino-coreano de la editorial, me abstengo de hacer reverencia y ruedo mis ojos en su dirección.
— Ten más cuidado por donde caminas, Kim. — Pronuncia con sorna. — Tu torpeza arruinó mi traje hace un tiempo, tuve que tirarlo porque la mancha de café nunca salió.
— Tú deberías aprender a tocar la puerta, en lugar de abrirla y entrar como si nada. — Respondo en el mismo tono. — Eres un invasivo, Wang.
Su mirada recae en la mía, la cual sostengo de inmediato e intento doblar la intensidad que hay en ella. Es una guerra en la que ambos nos lanzamos objetos con filo, pero sin llegar a lastimarnos de verdad.
Reprimo una carcajada en el momento en el que una risita amenaza con escapar de sus labios, provocando que por inercia dejé mi personaje de lado y lo atrape entre mis brazos con fuerza.
— Te extrañé, imbécil. — Admito con una sonrisa. — ¿Cuándo volviste de China?
— Apenas regresé ayer, no tuve oportunidad de avisarte porque caí rendido después del viaje. — Brindo un asentimiento ante su respuesta. — Disfruté mis vacaciones, pero en algún momento debían llegar a su fin.
— Espero que hayas descansado correctamente. — Pronuncio para luego dirigirle una mirada llena de picardía. — ¿Tanto me extrañaste como para venir directamente a mi oficina tan temprano? Haces que mi corazón lata con fuerza, Wang.
— Ni te ilusiones, Kim. — Golpea mi hombro con su puño. — La escritora nueva ha llegado, el señor Kang me ha mandado a avisarte. Debemos estar en cinco minutos en la sala principal de conferencias.
— ¿Escritora? Creí que era hombre.
— Yo pensé lo mismo cuando leí su tarjeta de presentación. — Concuerdo sus palabras. — Supongo que nos quedan muchas cosas por descubrir.
Jackson Wang es mi mejor amigo dentro de la editorial, nos conocimos cuando empecé a salir con mi ex esposa y el señor Kang me dio un recorrido por su lugar de trabajo. En un principio, existió una pequeña-gran rivalidad entre Wang y yo, ¿y cómo no? Si los dos nos habíamos enamorado de Kang YoungMi. Él después de los años que pasaron juntos siendo amigos. Yo desde el primer encuentro que tuvimos.
A pesar de nuestras indiferencias, ambos estábamos de acuerdo en algo: Kang YoungMi era la mujer más magnífica del mundo, su sola presencia hacía que el sol tuviera celos de ella. Para mi fortuna, Kim se convirtió en su apellido de casada y no Wang.
Algunas noches, cuando una tormenta de pensamientos impide mi sueño, me imagino cómo habría la vida de mi amada y hubiera escogido a Jackson sobre mí. Me gusta pensar que aún estaría viva, pero es una idea que al mismo tiempo me carcome por dentro.
De haber sabido que nuestra historia terminaría en una sala de parto, me hubiera retirado de su vida lo más pronto posible sin fijarme en mis sentimientos. Ella merecía una vida feliz, ella traía felicidad a mi vida; ella era vida.
— ¿En qué piensas tanto? — Pregunta, obligándome a salir de mi trance. — ¡Llegaremos tarde, debemos irnos!
Sin previo aviso, sujeta mi mano y me impulsa a seguir con mi camino. Sonrío inconscientemente ante dicha acción, más que un amigo, Jackson se ha convertido en un hermano para mí.
Solo es cuestión de minutos para que lleguemos al primer piso del edificio, los empleados corren de un lado a otro en la sala de conferencias, al parecer no han terminado de preparar el lugar. Sin embargo, todo parece estar a medida que pasan los segundos.
Me adueño del asiento que se encuentra al lado del de Jackson, para ponerme de pie nuevamente cuando el señor Kang entra a la sala. Seguido de él, viene una chica de baja estatura y prendas coloridas. Su castaña cabellera interrumpe en mi curiosidad, evitando así que pueda ver su rostro con claridad.
Sin embargo, mi alma se escapa de mi cuerpo en el momento en el que la fémina aparta su cabello con el dorso de su mano, provocando que suelte un suspiro involuntario cuando nuestras miradas se encuentran y ella me observa con vacilación.
¿Qué hace ella aquí? ¡¿Acaso ha venido a demandarme?!
¡¿CÓMO HA CONSEGUIDO LA DIRECCIÓN DE MI LUGAR DE TRABAJO?! No debí darle mi número...
El director Kang empieza a hablar, pero soy incapaz de fijar mi atención a sus palabras. Miro a mi alrededor, buscando una manera de huir sin ser descubierto. Los segundos pasan y la vez que mi desesperación aumenta, mi desconcierto hace presencia cuando vuelvo mi mirada al frente y noto que Kang le ha cedido el micrófono a mi víctima...
Me paralizo al escucharla hablar.
— Mucho gusto, mi nombre es Abe Harumi, mejor conocida como Spring Day, espero llevarme bien con cada uno de ustedes.
No. Puede. Ser.
Tonterías.
Me niego rotundamente a aceptar que Spring Day es la misma chica a la que atropellé hace tan solo unos días atrás.
De haberlo sabido, habría hecho lo mismo que ella hace con mis personajes favoritos en lugar de preocuparme por su bienestar, para que de esa manera probara una gota de su amarga medicina.
Sacudo mi cabeza en un lado a otro con la intención de disipar esas malas ideas. En esta vida todo te es devuelto, así que debes medir tus movimientos y actuar de la manera adecuada.
Y parece que mi momento de karma llega de inmediato, en el fragmento de segundo en el que Spring Day levanta su mano en mi dirección y me señala sin descaro alguno.
— ¡Sabía que eras tú! — Grita, aún con el micrófono en su mano, llamando así la atención de todos presentes. — ¡Eres el chico que me atropelló hace unos días! — Recuerda con sorna. — Te he perdonado, pero seré incapaz de olvidarlo.
Siento cómo todas las miradas caen sobre mí, al mismo tiempo que el peso del mundo también parece hacerlo. Con disimulo, llevo mi dedo índice a la altura de mis labios y le ruego entre susurros que guarde silencio. Mi pedida de piedad parece tener frutos, soy consciente de ello en el momento en el que la escritora sociópata levanta sus pulgares en señal de entendimiento.
Genial, ahora toda la editorial sabe que casi mando a la nueva autora a la otra vida.
— Olvídenlo, me equivoqué de persona. — Anuncia, restándole importancia al asunto para luego retomar su discurso. — ¡Espero que cuiden de mí tal y cómo yo intentaré cuidar de cada uno de ustedes! — Finaliza. — También espero que nadie me atropelle; solo es una sugerencia, nada personal.
— ¿Qué hiciste ahora, Nam? — Pregunta Jackson con una mezcla de curiosidad, temor y diversión. — Sólo estuve fuera del país tres semanas... La próxima vez que quieras meterte en problemas, no olvides invitarme.
— No es nada de lo que piensas, te explicaré luego.
— Sí, primero debes arreglar tus asuntos pendientes. — Me dedica una última sonrisa antes de levantarse. — Suerte. Parece que la necesitarás.
Tardo en comprender sus palabras, entiendo cuando siendo una mano posarse sobre mi hombro.
— ¡Chico bici! — Pronuncia la fémina antes de tomar el lugar que Jackson ha dejado. — ¡No esperaba verte aquí!
— Mi nombre es Kim Namjoon, prefiero la formalidad.
— ¿Te gusta más ''chico atropellador''?
— Chico bici está bien, puedes llamarme así.
— Mi nombre es Harumi, pero mis amigos me dicen Haru-Haru. — Recuerdo el dato de su sobrenombre, lo comentó un instante antes de su inesperado escape. — Haru significa primavera en japonés, pero en coreano significa día. — Explica y no puedo evitar que mi mirada no se aparte de sus manos. Las mueve mucho al hablar. — Así que escogí ''Spring Day'' como pseudónimo. Ingenioso, ¿no?
— No lo negaré, lo es. — Admito. — ¿Te encuentras bien? Me quedé esperando desde el sábado por la llegada de tu mensaje.
— Sí... Lo olvidé, pero te escribí hace unas horas, al parecer no has recibido el mensaje. — Supongo que fue su mensaje el que dije que podía esperar, no debí decir eso. — ¡En mi defensa, te dije que te escribiría si terminaba en el hospital! Y no estoy en el hospital, por ahora.
— Eres increíble.
— Lo sé, me lo digo frente al espejo cada mañana.
Sin poder evitarlo, me obligo a reprimir una risa. Es divertida, no voy a negarlo. Pero también es imprudente y asesina personajes más de las veces que yo respiro en el día.
— Bueno, Harumi, fue un placer encontrarme contigo una vez más. — Miento. — Espero que tu estadía en la editorial sea de tu agrado. — Esta vez, digo la verdad. — Si me disculpas, debo retirarme. Tengo que continuar con mi trabajo.
— ¡Espero poder reunirme contigo pronto! — Sus palabras parecen sinceras, haciendo que me sienta un poco culpable de mi mala actitud hacia su persona. — En este momento debo hablar con el señor Kang para saber cuándo me reuniré con el editor en jefe para discutir los cambios de mi nueva novela.
En ese momento, caigo en cuenta de algo: yo soy el traductor en jefe de las novelas originales en japonés, yo soy el encargado de ese nuevo proyecto; yo soy el editor oficial de las historias de Spring Day.
Mi día no podría ir peor.
— ¡Chicos! — La voz de mi ex suegro me saca de mis pensamientos. — Me alegra saber que ya se han presentado. Escritor y editor deben llevar una buena relación, espero que la suya sea más que perfecta. — Cierro mis ojos con fuerza cuando lo escucho decir lo que yo quería mantener en secreto hasta el momento que no me quedara de otra, más que aceptar la realidad. Al abrirlos, lo primero que percibo es a una Haru mirándome con asombro. — Debo arreglar unos asuntos fuera de la empresa. Por favor, Namjoon, dale un recorrido a Harumi antes de su reunión.
Mentí, mi día sí podía ir peor.
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