𝒫𝓇𝑜́𝓁𝑜𝑔𝑜.
Nuevamente, como cada noche, cuando la luna y las estrellas son las estelares, dándonos paso a nuestro nuevo capítulo como cada vez que se nos daba la oportunidad; acallabas tus jadeos, mientras nuestras caderas se movían en un perfecto compás, llevándonos a un delirio y placer inimaginables. Que tantas veces experimentamos con el contrario, ajeno pero tan conocido cuerpo, cada zona erógena tan característica de nosotros, sabíamos provocarlas.
Y como cada noche, como cada capítulo efímero que conocíamos a la perfección, lamentablemente llegaba a su fin; tú gemiste contra mi oído, tus uñas se aferraron a mis hombros, tus contorneadas piernas se aferraron a mi cadera atrayéndome hacia ti para llegar más profundo y liberándote, sintiendo tu esencia entre nuestros sudorosos cuerpos; y yo, gruñendo a tu oído mientras mordía tu lóbulo, mis brazos apretándose para no caer por el placer encima de tu, a mi apacible vista, delicado y perfecto cuerpo, y dejando liberar mi necesidad creciente en tu interior, cosa que sólo tú habías provocado.
Entre el momento de recuperar el aliento ante tan placentero e íntimo momento, tomaste mi cara entre tus regordetas manitas, y me atrajiste hacia ti para besarnos con necesidad, aunque demostrándonos el sincero cariño que mutuamente se nos correspondía el sentimiento. Me tomé la libertad de ganarte y adentrarme a tu cavidad bucal, sintiendo tus gruesos labios acoplarse a los míos, sintiendo tu lengua en un masajeo con la mía, y sobre todo, el sentimiento rebosante transmitiéndose por un simple acto carnal.
En cuanto el aire hizo falta en nuestro sistema y nuestros pulmones exigían un poco de oxígeno, me separé de ti, sin embargo recargando mi frente contra la tuya, en lo que nuestras narices rozaban y nuestros labios jugaban a tentarse en pecado.
Sonreí en cuanto mi mirada se encontró con tu mirar risueño, con tu brillo característico que sólo tú lograbas conservar, algo que te caracterizaba como mi razón. Tú sonreíste en respuesta.
—Hyung... —me llamaste en un suave susurro, mientras tus manos acariciaban mis mejillas y gozabas del juego entre nuestros labios al hablar— lo amo. —confesaste, sin dejar de sonreír.
Reí ligeramente, y aunque no te conteste pues no hacía falta, uní mis labios con los tuyos en una nueva danza, una en la que nuevamente fui ganador.
No hicieron falta más palabras, sólo con acciones lográbamos transmitir todo aquello que reteníamos dentro nuestro. Un pequeño secreto del cual, si saliese a la luz, no sólo nosotros tendríamos que sufrir estragos por ello, sino también nuestros amados hermanos; esos 5 chicos ajenos a nuestro secreto y pecado también sufrirían, aunque si fuese la situación nos apoyarían. Pero no deseábamos meterlos en esto, a pesar de que sospecharan, ellos no deberán asumir el peso de la situación, y tomar palabra y culpa con nuestras acciones.
Esto sólo era entre Park Jimin y yo.
Estoy muy emocionada por iniciar finalmente este proyecto. Con la ayuda de unas hermosas personitas espero, esperamos que les guste. ^^
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top