Capítulo 18
Ahí estaba nuevamente, su rostro en las grandes pantallas que adornaban la ciudad anunciando su próxima serie pero nuevamente como actor secundario. Podía verlas incluso desde su vivienda. No lo iba negar, desde que cayó en desgracia soñó con volver a estar ahí. Ni siquiera se creía aún que estuvieran promocionando tan arduamente una película en donde los protagonistas eran dos hombres homosexuales.
En una Corea tan estricta y poco preparada para tratar con todo lo que salía de lo convencional y tradicional, eso de por sí era un gran logro. Sin embargo, no estaba feliz. Debía estarlo, debía estar celebrando luego de la rueda de prensa pero no podía. Ahí estaba, en un apartamento como el que solía tener, más amplio pero también más solo.
Taehyung sonrió con desgane mirando su ridícula cara en la conferencia de prensa realizada horas antes mientras sostenía un trago en su mano y apagaba el televisor. No quería ver nada más de esa serie al menos por esa noche. Lo bebió hasta el fondo, viendo su rostro reflejado en el cristal... Qué ridículo le parecía todo.
Cuando se iba a rodar la versión cinematográfica de la serie habían solamente dos personas para el casting, esa persona y él. Eran dos extraños que una vez fueron conocidos. Todavía recordaba sus manos, aquella mirada que por años dejó de ver y que creyó olvidar, sus manos, su piel, su olor...
Una cama amplia en la suite de un hotel que figuraba el cuarto de una pareja como la que fueron ellos en algún momento, cuadros, luces, cámaras y personas alrededor. Habían tantas cosas en las que pensar o a las que podía mirar para relajarse que era casi absurdo no poder apartar la mirada del pelinegro desnudo que salía de las sábanas acercándose a él generándole un nerviosismo pocas veces sentido.
Se conocían, habían estado así infinidades de veces, incluso habían filmado películas mucho más explícitas que esa pero ahí estaba, tan nervioso como molesto. Dejó de verlo por tanto tiempo que pensó que el destino no quería volver a unirlos. Desde el día en que se fue del apartamento de ambos jamás regresó, ni siquiera cuando se rebajó mandándole mensajes con sus conocidos. No supo de él ni de su paradero y ahora sin más, se habían vuelto a encontrar.
Como una jugarreta de la vida, fueron en las mismas circunstancias en que lo conoció años atrás, en un casting. En aquel entonces no sabían nada del otro y estaban fingiendo conocerse para hacer el papel de novios en una película porno. En la actualidad, ambos ya se conocían perfectamente y tenían que actuar como amantes que recién se conocían y pasarían una noche de pasión juntos.
Infinitos meses sin verlo, todo un año sin saber de él y ahora sin más, lo tenía desnudo sobre él, volviendo a sentir su calor, su textura, volvía a ver esa mirada que no le transmitía nada de lo que le solía transmitir.
La lengua que recorría su torre desnudo con lascivia y elegancia frente a todo el equipo le molestaba en demasía. Odiaba que estuviera tan cómodo y campante frente a esa situación, demostrando un profesionalismo que él no lograba mantener.
Jungkook elevó la vista encontrándose con un fruncido ceño disimulado gracias a las mechas rubias que caían sobre él. No se lo demostraba pero para él aquello no era menos difícil, besar como si nada al hombre que amaba sabiendo que por mucho que pusiera de él en esas acciones no volvería aquello verdadero, por mucho que hiciera aquello no sería más que una actuación que ambos como profesionales debían realizar.
Estaba costando todo de él para no olvidarse de los presentes, cubrirlo y hacerle el amor como tantas veces soñó, amar ese cuerpo como tantas veces lo hizo, fundirse en sus brazos con apetencia y afán. Sin embargo, había algo más que le impedía mandar todo a la mierda y era su orgulloso corazón dolido. Tenía que demostrarle a Taehyung que no era un pobre mediocre, que sí podía considerarse actor y que jamás necesitó de la pornografía sino de él.
No es que necesitara su validación como persona, mas su enamorado corazón insistía en hacerle ver a esa persona que era más de lo que veía y que por sobre todo, lo amaba como a nadie. Estaba seguro que no volvería a ser él quien lo buscara porque desde el comienzo el rubio siempre lo sintió seguro, siempre fue él quien fue en busca del mayor y este se malacostumbró a eso. Por ese motivo esperaba que ahora él se diera cuenta de sus sentimiento, de lo que tenían y aunque parecía absurdo, deseaba verlo regresar a él.
Quería que madurara mentalmente y saliera de ese absurdo cuadro de complejos y preocupaciones por el qué dirán porque sabía que a pesar de todo, Taehyung seguía preocupándose por el hecho de ser tildado como gay. Le importaba el qué dirán sin demostrarle al mundo que ellos no podían definirlo o dictarle cómo vivir su vida. Deseaba que Taehyung se aceptara, que los aceptara a ambos por lo que eran y abrazara eso con orgullo. No hicieron ni hacían nada malo.
Hicieron contacto visual por unos segundos antes de que volviera a besar su piel, antes de que su lengua lo recorriera deteniéndose a jugar en su ombligo y ascender hasta los pezones que trató como tantas veces antes había hecho. Pudo ver y sentir las reacciones del rubio, lo conocía, sabía a la perfección qué le gustaba y qué no por eso no se midió y consciente tanto de las cámaras como de su ex pareja, prosiguió.
En ese momento Jin que estaba haciendo la inversión en su nueva película después de su gran éxito en Estados Unidos con una película taquillera a nivel mundial, constataba una vez más que ellos dos eran la mejor elección. Sabía que ya no estaban juntos pero la química estaba ahí, transmitían justamente lo que ni siquiera él como escritor logró plasmar.
— ¿Qué tal, ya empiezas a excitarte? — Le provocó con un tono sutil y seductor como lo indicaba el guión pero Taehyung podía darse cuenta que era más que solamente un libreto al que seguía al pie de la letra.
Él no tenía necesidad de hacerlo todo tan real, ambos sabían jugar con los ángulos y el hecho de que Jungkook incluso haya lamido su miembro era simplemente innecesario. Era un idiota que se creía que después de haberlo abandonado de esa manera correría hacia él por unas simples lamidas.
— ¿Estás hablando en serio? ¿Excitándome por ti...?Deberás esperar otros cien años para eso. — Contestó serio arrugando el entrecejo. — Jungkook lo miró confundido y Taehyung falsificó una sonrisa. — Nuestra experiencia no está en el mismo nivel.
— Nunca me han gustado las personas autosuficientes como tú que se creen mejores que los demás. — Replicó sintiendo en su pecho la misma punzada que en aquella última discusión en su casa donde se sintió muy poca cosa para el mayor. —Tu adulada experiencia es lenta, casi no muestras mejora en tu actuación, eres aburrido ante la cámara y por mucho que la acumules, no te servirá de nada.
El rubio se sobresaltó al escuchar esas palabras tan hirientes, al verle esa mirada llena de enojos oír un tono de voz tan alterado y desconocido porque aún cuando discutían, Jungkook casi nunca solía levantarle la voz o se expresaba con tanto despotismo como en ese instante.
— He visto algunos de tus trabajos, — mintió, los había visto todo —tu actitud es falsa y tus expresiones son vacías.
¿Falsa, vacías?
Los ojos de Taehyung se agitaron tanto como su pecho, mirándolo con incredulidad. Aquello le estaba afectando más de lo que quizás debería. ¿Quién era el pelinegro que le estaba hablando así? Se parecía a la estrella roja que un principio lo trató distante rozando lo arrogante, ese no era quien fue su pareja o el actor que últimamente le salía hasta en la sopa.
Se levantó de su sofá, caminando silenciosa y lentamente hacia su ventanal cristalizado, observando las luces de la ciudad junto a la propaganda con su rostro y el de aquel hombre que de vez en cuando aparecía.
Aquellas palabras volvían a resonar en su cabeza, desde aquella vez que las escuchó no paraban de repetirse. Falsa, vacías... Esas duras palabras lo despertaron, después de conseguir aquel papel estuvo claro que él había sido el ganador en ese encuentro. Pero... ¿Por qué no se sintió así?
— ¿Qué es esa cara y qué quieres de mí a estas horas? — El sonido de la puerta y la entrada del hombre de negra melena lo tomaron por sorpresa. Había estado esperando el sonido de un timbre que no llegó, olvidando que tenía conocimiento de su clave de acceso. — Después de tanto tiempo no entiendo para qué me pides venir a tu casa.
— Para una vez que te invito me has dejado esperando bastante tiempo, Jungkook. — Respondió con cierto desinterés volviendo a sentarse.
Jungkook frunció el ceño estudiándolo, por mucho que lo odiara, lo conocía demasiado bien como para darse cuenta que había bebido quizás alguna copa de más.
— Ya, pues no todo se puede hacer cuando Kim Taehyung quiere. — Mantuvo las manos en los bolsillos de su pantalón recorriendo aquel lugar con la vista, seguía igual pero se sentía vacío, no era un hogar. — ¿Estás borracho?
— ¿Crees normal o correcto iniciar una conversación con ese tono? ¿Crees que por ese papel ya estás al mismo nivel que yo?
El pelinegro rodó los ojos y se peinó su larga cabellera hacia atrás, verdaderamente no estaba con deseos de lidiar con esa faceta del mayor que tanto odiaba.
— Me voy, no pienso perder mi tiempo con un borracho. Deberías considerar tu edad, ya no estas para esos trotes, hyung... — Hyung, esa fue la única palabra que escuchó, ¿cuándo fue la última vez que lo escuchó llamarlo así? Lo vio dar la vuelta y caminar hacia la puerta, sintiendo que tenía que hacer o decir algo.
— ¡Espera!
Se detuvo ante el llamado pero no se giró para verlo, podía escuchar claramente el silencioso caminar contrario, agradeciendo que su cabello cubriese sus ojos en esos momentos para que no viera la ligera indecisión que en él se instaló.
— Hagamos un juego en el que apostamos el papel protagónico. La regla del juego será la misma que en el casting. Si gano, yo seré el protagonista.
— ¿Estás hablando en serio? — Inclinó un poco su cabeza para poder tener una mejor vista de él.
El ruido de unas patitas corriendo hacia él le hizo suavizar levemente su semblante, el peludo que corrió hacia él en cuanto escuchó la voz estaba haciendo latir su corazón con desenfreno. Lo había extrañado tanto al punto de casi enloquecer, a él y a su otro padre, los había extraño a ambos como no se hacían idea. Se agachó para acariciarlo durante varios segundos bajo la atenta mirada de un rubio que sintió su pecho comprimirse, para luego volverse a poner en pie, ignorando con dolor al canino que seguía jugando en sus pies.
— Claro que estoy hablando en serio. Todo esto es extraño y completamente absurdo, fuiste tú quien perdió en el casting la última vez. Yo fui el protagonista de la película pero ahora tú estás recibiendo el protagónico de la serie. — Se rió con cinismo, peinando su cabello hacia atrás. — ¿Por qué has podido conseguir tantos papeles importantes e incluso un protagónico tan pronto?
¿Estaba hablando en serio? ¿Tan poco creía Taehyung que él valía? ¿No confiaba en él y sus capacidades? Por un momento quiso pensar que aquello había sido debido a su molestia, algo que dijo en su momento sin pensar para molestarlo, mas al parecer, parecía ser que verdaderamente esa era la opinión que tenía. ¿Se podía estar más decepcionado o dolido?
— ¿Te estás escudando en tus conocidos influyentes? ¿Hiciste algún trato con Seokjin? — Se señaló y luego señaló al pelinegro con desdén. — Lo siento pero, un tipo que roba oportunidades a otros que llevan años esforzándose y sube pisoteando a los demás como tú... ¿Piensas que no quiero hacer nada después de que me humillaste de esa forma delante de todo el mundo la otra vez?
¿Humillarlo? Solamente quería hacerle abrir los ojos pero obtuvo el resultado opuesto. Se estaba comportando como un imbécil y no podía siquiera echarle la culpa al olor a alcohol que destilaba. Esas parecían ser quejas e ideas reales que guardaba en su interior.
— ¿Y tú realmente te llamas profesional? — Le respondió en un tono firme pero bajo mirándolo de arriba a abajo. Sonrió sin poderse creer la cantidad de barrabasadas que acababa de escuchar. — Creí que estarías orgulloso de haber obtenido tu papel protagónico.
— ¿Orgulloso de mi papel? ¿De verdad piensas así? ¡Da igual lo mucho que me esfuerce, todos me siguen viendo como un simple actor porno! — Exclamó haciendo al menor entrecerrar sus ojos molesto. ¿Por qué seguía estancado ahí? — Sigo teniendo papeles secundarios, las personas no paran de burlarse de mí por ello y siempre tengo que soportar a aquellos que se me acercan creyendo que por haber filmado esas malditas películas yo soy un maldito gígolo, un prostituto al servicio de cualquiera con algunos miles para pagarme. ¿Cómo carajo voy a estar orgulloso? Quizás tú si estés cómodo así pero yo...
Una bofetada hizo al rubio trastabillar hacia atrás y callar, de todas las cosas, eso fue lo que menos esperó, no de Jungkook.
— Basta ya de ofenderme y denigrarme porque sabes perfectamente que yo jamás he sido alguien que ofrece directamente sus servicios por dinero como insinúas. Sí, follaba por dinero en películas, casi como cualquier otro actor que se besa e incluso llega más allá aunque no consuman totalmente el acto. Recibía regalos y donaciones como todos los malditos artistas en el mundo pero jamás me vendí a una persona. Deja de denigrarte a ti mismo y escudarte en mí o las películas que hiciste porque comenzaste a perder todo desde mucho antes, por eso recurriste a la industria porno, misma que te vuelvo a recordar, fue la que te regresó a la fama pero como todo... Existen los efectos secundarios y eres tú quien tiene que aprender a lidiar con eso, nadie más.
Taehyung se enderezó buscando su mirada, encontrándola gélida y dura.
— ¡Cálmate y deja que el alcohol te nuble más el juicio! — Demandó calmado pero con el tono un poco más alto de lo que quería. — ¿Qué hay de malo en haber venido de la pornografía? Ni siquiera tienes la mentalidad para convertirte en un arma que arrasa con todo a su paso. ¿Cómo piensas seguir sobreviviendo en este mundo en el que decidiste estar?
¿Lo estaba regañando? Eso se sentía como un regaño que tanto él como el peludo que corrió hacia el sofá sintieron. Bajó su mirada vencido y se alejó siguiendo el mismo camino de Yeontan hasta sentarse en el sofá.
— No entiendes nada... — Pudo ver los pasos del pelinegro acercándose a él. ¿Podía decir que sentía cierta envidia del hombre que amaba? — La juventud y belleza que aún posees, ya no me quedan a mí. Kook... Tú no puedes comprender mis preocupaciones.
— No me imaginé que fueras una persona tan simple y débil, esa no es la imagen que tenía de ti. — Puso las manos en su cintura. — Escogiste regresar a esta industria aún cuando sabías cómo funcionaba todo. ¿Cómo has podido permanecer en este círculo por tanto tiempo?
Le dolía ver esa imagen vencida y deteriorada que le mostraba. No le importaba que en algún momento tuviera inseguridades o se quebrara, él podría estar ahí para ayudarlo siempre que se lo permitiera pero no admitía que se derrotara a sí mismo sin luchar. Verlo ahí, con la cabeza casi perdida entre sus piernas mientras sus brazos se apoyaban en sus muslos con desganes era una visión que no quería admirar.
Por mucho que estuviese molesto con él, por mucho que lo había lastimado y decepcionado, no soportaba verlo en ese estado, apagado, vacío. Recordaba al rubio sonriente que se movía por ese apartamento con gracia, al que en Busan siempre lo animaba o incluso aquel retraído que solía vivir en un pequeño sitio al que llamaba cuchitril.
— No digas estupideces...
— No digo estupideces. Para mí, Kim Taehyung solo ha tenido un ataque de nervios y ansiedad ante un trabajo tan importante, cosa que entiendo perfectamente. — Habló mirándolo fijamente aún cuando no le devolvían la mirada.
— Eres un idiota, no necesito tu lástima y compasión.
El pelinegro cerró firmemente sus ojos, dando segundos más tarde varios pasos hacia el sofá para sentarse a su lado.
— ¿Estás nervioso por la muestra que harás? ¿Temes equivocarte o no ser suficiente para desempeñar el papel que te han asignado. — ¿Tenía caso negarle algo que ya sabía? Asintió sin observarlo, permaneciendo cabizbajo mirando a Yeontan entre sus piernas. — Entonces practiquemos.
— ¿Q-Qué? — Preguntó confundido cuando la mano contraria levantó su mentón y lo acercó a él pasando su brazo libre por encima del espaldar del sofá.
— Una práctica sólo entre tú y yo.
Su corazón se agitó con fuerza al sentirlo tan cerca de él, su respiración acariciando su rostro junto a una mirada tan profunda y penetrante que le quitaba el aliento.
— N-No decidas por tu propia cuenta lo que...
Sus labios fueron sellados en un beso pausado y tibio, su cuerpo estaba siendo abrazado por sus hombros en aquel sofá donde tantas veces bromearon, comieron, durmieron e incluso hicieron el amor. Algo que escogieron juntos para su hogar, el lugar de ambos.
En un principio se resistió, se alejó y subió su mano para alejarlo pero Jungkook lo detuvo con una mano y con la otra presionó su mandíbula para colar nuevamente su lengua en él. Lo sostuvo por más de un minuto impidiéndole tomar distancia pero en algún momento se rindió ante ese sabor y textura, ante esos labios que tanto había extrañado.
Se dejó guiar por el contrario en intensos besos que lo dejaban sin aire. Cuando lo acostó en el sofá sin apartar esa mirada depredadora que lo hacía sentir una inmóvil presa, deseó pedirle que no lo volviera a dejar. La seguridad que su sola presencia le daba no era algo que pudiese sustituir.
— ¿Te excitas con tan solo un beso? Creo que no es muy propio de ti, claro, cuando no estás en mis brazos. — Musitó con cinismo mientras lo miraba fijamente. — ¿Es por los nervios o porque no te has acostado con mujeres en mucho tiempo?
Aquello era otra cosa que tenía atravesado como espina en su garganta. Tenía conocimiento de que Taehyung meses después de su ruptura empezó a salir nuevamente con mujeres. Llevaba todos esos meses batallando internamente porque una parte de él se alegraba de saber que ningún otro podría tenerlo o sentirlo como él pero a su vez, le molesta la idea de saberlo refugiándose en féminas como si necesitara reafirmar que era completamente heterosexual Como si estuviese borrando con ellas todo rastro suyo en su vida.
Mientras su cabello era acariciado con parsimonia, el rubio no podía dejar de mirarlo. No iba a negar que al principio una de las razones por la que empezó a salir con mujeres fue el deseo de verlo aparecer para hacerle al menos esa pregunta. Otro de los motivos por los cuales solamente estuvo con mujeres fue porque no se sentía capaz de estar con ningún otro hombre que no fuera Jungkook y porque quería reafirmarse que las mujeres le seguían gustando tanto como antes.
— Vaya... — Ironizó el menor. — No sé cómo debería ver si como un pobre y desgraciado diablo o como un cobarde. Sin embargo, este carácter tuyo no me desagrada para nada, siempre me gustó verte renegar mientras te derretías en mis brazos, mientras la timidez te devoraba sin lograr desplazarme de tus deseos.
Sentía sus mejillas arder, quería alejarlo porque odiaba la forma en que le estaba hablando, humillándolo pero, ni siquiera su orgullo parecía ser muy fuerte en ese momento en que los labios ajenos entraban en contacto con la fina piel de su cuello.
— Jungkook... — Llamó por lo bajo casi en un gemido.
— ¿Recuerdas en el momento en que estábamos haciendo ese casting? En el momento de escoger al protagonista me abrazaste, incluso con mucha más pasión que yo, haciéndome recordar cómo solías ser.
En un movimiento rápido bajó la cremallera de su pantalón y acarició su entrepierna por encima de a tela de su ropa interior. Taehyung pensaba que en ese tono seductor incluso podría mentarle la madre y él no reaccionaría porque estaba tocando el fondo de la necesidad y el deseo por esas manos que lo acariciaban y esa voz que erizaba su piel.
Sus sentidos se disiparon por un instante cuando sintió la humedad de esa boca traspasar la tela de su ropa interior haciéndolo retorcerse de placer con ese acto tan simple. Estaba mucho más receptivo de lo que recordaba que podía ser con ese hombre. ¿Por qué Jungkook podía desestabilizarlo y descontrolarlo con tanta facilidad?
Cerró sus ojos y en ese momento, recordó algo que su molestia lo hizo ignorar. Rebobinando en su memoria hasta el día de aquel casting, podía darse cuenta lo mucho que el menor parecía estarse esforzando. Estaba tomando en serio la actuación y estaba entregándose a ello tanto como él.
Ese hombre que estaba obligándose a ver como feo e indeseable se le volvía a hacer hermoso a sus ojos. Lo de ese momento, no pudo ser falso, no pudo ser una simple actuación.
Se perdió en el contraste de la larga cabellera negra y sus ojos marrones, en cada beso que depositaba en su cuerpo. Estaba preso de esas suaves manos que le brindaban caricia y se deshacía de toda su ropa, estaba encarcelado en el hombre que su corazón aún parecía amar.
Esa vez a diferencia de momentos anteriores no se tomó mucho tiempo para prepararlo, recibió resistencia en su entrada pero logró abrirse paso. Aquel interior volvía a recibirlo como hacía poco más de un año no lo hacía, aquello ojos volvían a mirarlo delirante y su cuerpo reaccionaba a él. Solamente él tenía el poder para penetrarlo y hacerlo suyo, un poder que quería creer era dado por el amor que alguna vez se tuvieron.
Taehyung lo derrotó en el casting y no le pareció justo, estaba triste no por el papel, sino porque no pudo lograr nada de lo que se planteó. A su vez, sintió también algo de alegría.
— Tu actuación...
Exteriorizó los pensamientos que estaba teniendo mientras sus caderas se oscilaban con suavidad pero llegando a lo más profundo de su interior, viéndolo responder. Su pecho estaba agitado, su cuerpo sonrojado, sus gemidos comenzaban a hacerse presente y la visión que tenía era más valiosa que cualquier pieza de arte en el mundo.
— En ese momento, imaginaba que me hubieran elegido a mí y me entristecía, no podía pensar en otras cosas y ha sido justamente por ti. — Taehyung no lo miraba, lo escuchaba, sentía su respiración en su cuello pero no era capaz de mirarlo. — Ha sido por ti y tu actuación que la versión cinematográfica de "Screen" ha tenido tanto éxito. Es gracias a ti que yo puedo ser el yo de ahora. Debes tener más confianza en ti mismo, buscar un camino en la vida, la vida en sí no es fácil.
Presionó sus caderas con una mano ya que la otra era la que lo sostenía en aquel sofá, arremetiendo con suavidad y firmeza antes de depositar suaves besos en esas hermosas clavículas. Se alejó viendo como seguía sin mirarle a los ojos pero sabía que le estaba prestando atención.
— Todo depende te ti, Tae...
Tae... Hacía mucho que nadie lo llamaba así, incluso a Jimin le prohibió llamarlo así porque ese acrónimo de su nombre solamente se escuchaba bien si era dicho por el hombre que ahora lo pronunciaba, era como si ese derecho le perteneciera.
Lentamente las embestidas fueron aumentando en velocidad y fuerza, ambos se estaban sintiendo, ambos cerraban sus ojos pero faltaba algo que no sabían descifrar. Lo estaban disfrutando claro estaba, sus cuerpos estaban agradecidos e incluso felices pero por mucho que gimieran a la par, algo faltaba. Se movieron en conjunto, marcando un compás delicioso carnalmente hasta que en sincronía alcanzaron su orgasmo y sus cuerpos quedaron unidos.
El rubio asintió repitiendo las palabras recién dichas por quien yacía sobre él. Tenía razón, si habían llegado hasta ahí es porque tenían algo a lo que llegar. La persona que le había hecho recordar eso era justamente ese mocoso que le volvía a dar una lección de vida.
Sus brazos dudaron unos segundos antes de elevarse para abrazarlo pero justo en ese instante el pelinegro se incorporó, comenzando a vestirse sin mirarlo. Se sentó por cortos segundos en el sofá abrazando y besando al peludo a quien secretamente deseaba llevarse para luego levantarse e ir hacia la puerta seguido por el mayor. Se colocó los zapatos sin dirigirle la palabra, prestándole solamente atención a lo que movía la solito cerca de sus pies.
Ya en la puerta Jungkook se detuvo algunos segundos sosteniendo el pomo, se giró para ver una vez más el rostro de quien una vez fue su pareja y fue entonces que obligó a sus comisuras a elevarse a modo de despedida. Taehyung lo vio salir y cerrar la puerta, con su corazón gritándole que lo detuviera al igual que aquella vez pero tampoco pudo hacer nada, se quedó petrificado mirando hacia la puerta en completo trance.
Lo tuvo, estuvieron juntos nuevamente después de tanto tiempo. Rememoraba el momento en su mente y recordaba quizás algunas de las razones por la que algo tan conocido para ellos se sintió un poco impersonal. Dejando de lado el beso del comienzo, no hubieron besos, sonrisas o demasiadas caricias, no hubieron me gustas, te quieros, elogios o un te amo.
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