Capítulo 2: (El laboratorio)

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𝑵𝒂𝒓𝒓𝒂 𝑲𝒆𝒗𝒊𝒏

Antes de que todo pereciera en la ciudad de State In, existía una importante amistad que trascendió los límites de lo inimaginable, exactamente hace 2 años un terremoto fue el epicentro de uno de los institutos más importantes del área. Pocos sobrevivientes y entre ellos nos incluimos mi mejor amiga y yo, el tiempo fue acabando y separando ese lazo hasta que solo existía un lazo muy fino entre ella y yo, cientos de kilómetros de distancia y una gran diferencia entre nuestros estilos de vida, mantener la comunicación era más complicado de lo usual, porque conforme crecíamos nuestro preciado tiempo se acortaba y entre las ocupaciones solo nos quedaban cicatrices.

Estoy contando mi versión de la historia, luego de la dolorosa separación en un momento muy fuerte, mis padres me trajeron a Late In, mi ciudad natal y donde radico ahora. En este lugar las personas aman llegar tarde a todos lados, pero además ser víctimas del propio trabajo mientras la economía desciende y por su parte las mismas manifestaciones en contra del gobierno complican todo.

De ahí que poco a poco descubrí mi propósito, la ciencia es un mundo de posibilidades que cambia constantemente. Mi primer trabajo fue realizar pequeños estudios en la composición de productos para innovar sus fórmulas y calidad, mi esfuerzo y de alguna manera investigaciones eran tan importantes que no tardaron en ascenderme hasta ser tener a mi cargo un grupo de científicos que hacían sus aportaciones a cada momento.

Mi hogar ya no necesitaba a un joven adulto de 20 años que podía valerse por sí mismo, así que en cuánto pude me mudé a un departamento, lastimosamente la economía no era perfecta en este sitio, por lo que tenía que compartirlo con otra persona que estudiaba en una universidad.

El laboratorio era aquel lugar donde empezaba la magia del todo, donde la ciencia nos asombraba con un descubrimiento nuevo cada día, el deber llamaba.

¡Kevin! Los resultados están listos...— Una voz interrumpió estos pensamientos y miré hacia todos lados.

Estaba rodeado de gente con batas blancas, guantes y gafas de protección, algunos sentados analizando muestras y otros redactando los informes. En el fondo había una chica con varias hojas en su mano.

¡Ya voy!— Grité siguiendo sus pasos, abrimos las puertas del sitio y dentro del laboratorio apenas si se percibía una ventisca.

Veamos... ¿Cómo van las fórmulas?— Pregunté a un grupo de personas que al escuchar mi voz se pusieron nerviosas.

¡Excelente! Logramos extraer el alcohol de la fruta y parece llegar al grado exacto necesario para la preparación del gel..— Una chica extendió una hoja con resultados y muchos números, le di un vistazo rápido.

Esto es perfecto, la concentración llega a su punto, por otro lado, mi sugerencia es intentar ahora con otras frutas, la naranja es algo cara aquí...— Todos soltaron unas risitas y me seguí al siguiente grupo.

¿Qué hay del bioplástico? ¿La alternativa si resultó eficiente?— Insistí notando el producto encima de una de las mesas, el grupo encargado intentó mantener la postura.

Redujimos el presupuesto, pero no funcionó, necesitamos todos los ingredientes exactos para que el producto tenga la forma del molde y la textura— Dijo un hombre rubio, sus matices de tez clara me recordaron a Matteo, un chico que conocí en la preparatoria.

Les daré solo 1 día más, esto es lo más básico en biotecnología, no los quiero imaginar trabajando con trehalosa o pigmentaciones..— Bufé con un poco de ira, me retiré al último equipo, todos los días tenía que revisar nuestras supuestas innovaciones con equipos muy básicos y otros extremadamente elaborados, sabía que debían hacer, pero quería que no se rindieran hasta conseguirlo.

¡Oh vaya! ¿Qué es esto?— Pregunté notando microalgas en toda la bandeja.

¡Es la mejor alternativa a la biosíntesis de moléculas orgánicas! Y ya estamos por obtener una buena cantidad— Analicé con detenimiento todas las pequeñas partículas, me asombré y sonreí.

Esto si se ve muy prometedor, los anotaré para considerarlo.. Bien hecho— Extraje un bolígrafo de mi bolsillo y me extendieron una tabla con varias hojas, verifiqué los nombres y noté algo peculiar.

Esperen un segundo... ¿Dónde está Matthew?— Conté mentalmente a las personas a mí alrededor, solo faltaba aquel científico.

¡AQUI ESTOY!— Dijo una voz al fondo, el científico Matthew se acercó hasta el lugar y sonrió.

Cielos, ¿ahora porque llegaste tarde?— Expresé irritado, este traía una piedra en sus manos de color grisáceo, con toques de púrpura y rojo...

¡JEFE! ¡NO ME LO VA A CREER!— Todo su grupo retorció los ojos despacio en cuánto lo vieron acercarse.

¡Exactamente! ¡No me puedo creer lo tarde que has llegado!— Me di media vuelta, caminé derecho al siguiente grupo.

Matthew estudiaba conmigo en la preparatoria, su promedio siempre era perfecto de alguna forma y mi deseo de superarlo era muy claro, después del terremoto y que ambos sobreviviésemos había entrado al mismo laboratorio, solamente que él siempre se desviaba del trabajo, no deseaba despedirlo porque de vez en cuándo hacía una aportación precisa.

¡Oiga, espere! ¡¿Me puede dar 5 minutos de su tiempo?!— Insistió de modo prepotente, contuve la respiración y nos hice alejarnos de la gente un poco, él sacó unos documentos de su mochila.

Sucede que, encontraron esta roca en una de las cuevas y la analicé, increíblemente se encuentra recubierta de una sustancia con compuestos que considero nunca antes hemos visto, este podría ser el descubrimiento del año...— Su voz sonaba convincente, excepto, por una parte.

Es genial, pero esto no tiene nada que ver con la investigación que estamos realizando...— Negué con la cabeza, su mirada se tornó sería de golpe.

Estoy seguro de que estas propiedades tienen algo que ver con el interior de esa cueva, si pudiéramos explorarla podríamos tener más o incluso su origen— Mis manos lo intentaron calmar, era una pésima idea.

¿Estás bromeando? Esa cueva ha sido vinculada a múltiples desapariciones, además te repito que no tiene que ver con nuestra investigación, ¿entiendes?— Conforme decía, la ira iba en aumento.

Escuche...— Susurró despacio entre la cercanía.

¿Usted ha oído hablar sobre los dones?— Preguntó de frente a mí, asentí despacio.

Estoy seguro de que tienen que ver con esa extraña cueva de alguna manera, en internet hay un montón de teorías acerca de personas con poderes y muchas cosas raras han pasado desde el terremoto, lo único que le pido es que firme esta autorización para que puedan explorar la zona...— Matthew hizo una mirada despiadada y atormentada, mordí mi labio casi seguro de mis palabras.

Lo siento Matthew, pero esto se acabó...— Mis manos tendieron el papel de las suyas y sin piedad rompieron el permiso que solicitaba, partes por partes las dejé regadas en el suelo.

No voy a poner en riesgo mi trabajo cuando tú puedes hacer el tuyo, llegas tarde aquí sin ni un avance del proyecto que te encargó tu grupo, vienes a pedirme un permiso para que te deje explorar una cueva y que sea mi responsabilidad Dios no quiera de lo que te pueda pasar...— Me acerqué a su frente y le miré directo a los ojos.

Debería despedirte por tu pésimo desempeño estos meses, pero no está en lo que me concierne, tendré que hablarlo con mi superior, pero no se quedará así...— Este se puso rojo al instante, el resto de personas al fondo empezaban a ver la discusión con atención.

¡LO ÚNICO QUE DEBES HACER ES SENTARE EN ESA SILLA Y AYUDAR A TU EQUIPO CON SU PRODUCTO!— Alcé un poco la voz y este empezó a tomar sus cosas.

¿¡SABES QUÉ?! ¡TÚ Y LA EMPRESA PUEDEN IRSE A LA MI*RDA!— Matthew se levantó colérico y se dirigió a la salida, no sin antes detenerse frente a mí.

No me importa que tenga que hacer, tú pagarás por todo...— Sus susurros formaron un esbirro potente, sus dientes se apretaron y este por fin dejó el laboratorio.

Todos a mi alrededor me miraban, mis ojos estaban perdidos en ellos mientras pensaba en lo que había sucedido.

Iba a seguir con el grupo aún lado de ellos, pero tenía tanta ira en mi interior que sabía que colapsaría si seguía de pie, me alejé hasta el baño caminando y adentro con mis respiraciones poco a poco me llenaba de paz.

Mi teléfono osciló con fuerza, por un lado, estaba desplegada la foto de mi amiga Susana y era su llamada la que quería ser respondida. Deslicé el dedo para colgar pues tenía mucho trabajo, pero en un rato le intentaría marcar.

Un mensaje emergió del teléfono, se desplegó en la pantalla y sin más que hacer lo leía.

Estoy en el aeropuerto, no podré llamarte hasta mañana— Revelaba el mensaje de Susana, me quedé suponiendo. El único vuelo que podría tomar a ese tiempo en llegar era de Acapella a State In, algo que no esperaría viniendo de ella.

Intenté marcarle, pero de inmediato no contestaba, estoy seguro de que ella ya había tomado el vuelo o apagado su teléfono. Salí del baño dispuesto a seguir con mi rutina del día, supervisar todos los productos y determinar la innovación.

Caído el atardecer por fin termino mi jornada diaria, un día haciendo lo que me gusta pero agotado entre la excesiva cantidad de tareas diarias que hay que hacer, el hambre invade mis entrañas y lo primero que pienso es en comer una deliciosa pizza.

Atravieso y cierro todas las puertas, ignorando toda señal de humanidad y con un rostro algo desesperado por salir, afuera de los laboratorios en la misma acera por fin puedo contemplar la ciudad.

Late In, con un cielo opaco y algunos autos, se logra notar el declive que ha tenido la economía durante estos años, mientras recorro un trayecto corto hacia la pizzería me pongo a pensar en mi mejor amiga, puede ser que haya llegado antes, en dado caso me convendría. 

Una vez atravieso una puerta de cristal, el ruido invade los alrededores, mucha gente sentada y en el mostrador ordenando, hay un chico en un mostrador de enfrente que no está atendiendo a nadie, me acerco despacio y pienso en la delicia que puedo ordenar.

—Buenas tardes, ¿Qué tiene en mente ordenar?— El chico tiene el cabello negro y una sonrisa de oreja a oreja.

—Mediana, de peperoni con quesos..— La orden continúa y en cuestión de minutos estoy esperando a recibirla para llevarla a casa.

Empiezo a revisar mis mensajes uno por uno, muchos son del trabajo y todo lo que no alcanzamos hacer, algo que me causa molestia, los evado y me centro en las conversaciones viejas, tengo un chat archivado de un chico llamado Rojo y otro conocido como Matteo.

Niego con la cabeza, hace tanto que no he sabido sobre sus vidas, lo único que deseo es que estén bien pese a lo que sucedió en State In hace algunos años.

—Sudy... Te extraño mucho :,(— Le escribo un mensaje casi sintiéndolo a mi mejor amiga, sabiendo conscientemente que no lo recibirá hasta mañana.

Suelto un pequeño suspiro y miro hacia el piso, extraño muchas cosas de hace tiempo y entre ellas está el poder tener amigos que me escuchen, contarles todo o simplemente hacer algo diferente.

—Aquí tiene...— Una voz al fondo interrumpe estos pensamientos, me giro y observo al pelinegro entregarme una caja de pizza lista para comer.

—¿Piensas comerte todo eso tú solo?— Agrega sonriendo con cortesía, la pregunta revolotea en mi estómago con nervios, eso ha sido inesperado.

—Volveré mañana...— Dije cortando la conversación, estoy seguro de que guiñarle el ojo hubiera sido menos incómodo.

Solo me demoré 15 minutos en llegar con la caja de pizza y todas mis cosas hasta el departamento, ahí dentro por fin pude acomodar todo en platos para servirlo. Una chica llamada Sally compartía el lugar como mi roomie para facilitarnos el pagarlo.

—¡Cielos! Ese aroma es glorioso...— Admitió desde el fondo de la cocina con un estómago rugiendo y un hambre descomunal.

—¡Esto se ve fabuloso!— Sally tomó una pizza y se la llevó hasta su boca con mucha rapidez, notó un poco mi frialdad.

—¿Estás bien?— Se atrevió a preguntar, me mantuve callado por alguna razón

—Ok... después me cuentas, necesito terminar de empacar todas mis cosas— Sally se llevó la rebanada lejos de la cocina y yo le seguí.

—¿Empacar para qué?— La detuve, esto no era algo que me convenía.

—Te dije como tres veces ayer, conseguí un trabajo en restaurante de Moonlight y pagan bastante bien...— Ella guiñó el ojo y se sentó en un sillón roto.

—Fue gracias a mi amiga Isabel, ella me recomendó y con el poco dinero que estuve juntando ya podré solventar mis gastos, me voy mañana— La interrumpí de golpe.

—¡Espera! ¿Qué hay del dinero de la renta?— Insistí, fingí que no me molestaba y el hambre continuaba.

—Oh, es cierto lo olvidaba, ya que no me mudaré te tocará pagar el precio completo del departamento y como sabes en Late In este costo es altísimo por los problemas económicos que estamos atravesando— Mis ojos deseaban lagrimear, a pesar de que tenía un buen trabajo, en esta ciudad eso no importaba pues los precios estaban por los cielos.

—Quería ofrecerte mudarte conmigo pero... Isabel insistió que compartiera la casa con otro chico llamado Nathan, así que tendrás de dos, o consigues otro roomie o te mudas— Sally encendió el televisor y continuó comiendo mientras mi preocupación crecía.

No quería abandonar mi trabajo pero no era totalmente feliz en esta ciudad, era extremadamente caro y poco conveniente, pero la duda solo me perseguía a donde fuera.

El resto del día en el departamento fue más tranquilo, Sally permaneció en su cuarto y yo en el mío, estaba checando algunas opciones en la ciudad para mudarme pero ninguna alcanzaba el presupuesto, de fondo se escuchaba una canción indie muy rítmica.

Miré unas viejas fotografías que había en mi mueble, ¿esta es acaso la vida que deseo tener? Vivo en una ciudad en la que a cada hora hay personas manifestándose y en las noticias, en un departamento compartido a pesar de que me esfuerzo horas y horas trabajando no solvento nada.

La canción se terminó y una vibración emergió del fondo, mi celular desplegaba en la pantalla una llamada con un número que no identificaba en absoluto.

Al responder solo percibí un par de susurros y un estrepitoso ruido estático que no paraba de ser molesto, colgué y sentí unos ligeros escalofríos en mi espalda, el celular volvió a vibrar tan solo 2 minutos después, desplegando en la pantalla el mismo número.

—¿H-hola?— De nuevo hubo un largo silencio acompañado de una extraña estática que me hizo sentir extraño.

Miré hacia todos lados en mi cuarto, contuve la respiración pero los nervios eran evidentes, insistí en seguir hablando en caso de que pudiera escucharme.

—¡¿Hola?! ¿QUIÉN HABLA?— Un ruido fuerte de respiro se presintió del otro lado, a este lo acompañó una voz en el fondo.

—No puedo creerlo, es real...— No identificaba las palabras exactas pero eso fue lo que reconocí.

—¿Qué es real? ¿De qué están hablando?— Los escalofríos volvieron de forma envolvente.

—NOOOO, NO PUEDE SER...— Gritó una voz que reconocí por fin.

—¿MATHEW, QUÉ SUCEDE?— Unos respiros fuertes y pisadas se percibían en el altavoz con rapidez.

—¡K-kevin! ¡Lo descubrí por fin! ¡ES REAL! ¡YO TE LO DIJE!— Mis cejas se arquearon, de que rayos hablaba.

—Adentro de la cueva se oculta todo, una sombra... nos siguió, creo que le llaman el ent..— Su voz se interrumpió por gritos fuertes y un pitido del fondo.

—¡MI*RDA! NOS ENCONTRÓ, KEVIN NECESITAMOS AYUDA...— Los gritos siguieron y su voz era cada vez más inaudible.

—¡AHHHHHHHH! ¡NOOOOOOO!— Dijo otra persona, la estática volvió y siguió interrumpiendo la llamada.

—Creo que lo liberamos, creo que lo liberamos de su escondite el esta...— Su voz se cortó y un grito opacó todo el ruido.

—¡¡¡¡NOOOOOO!!!!— Mathew dejó de escucharse y acto seguido solo se notaba una estática al fondo.

—¿¡MATHEW?! ¿¡MATHEW...?!— Pregunté, al no oír ni una sola respuesta solo me quedé con el rostro perplejo.

—E...D....N....E— Una voz grave infernal aturdió mis oídos desde el altavoz, apenas la escuché, deje caer el teléfono en cámara lenta al suelo.

La llamada se colgó y mis ojos soltaron lágrimas sin poder creer lo que había pasado...

~~~~~~~Fin del Capítulo~~~~~~~~

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