Capítulo 1: (El departamento)


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(𝙿𝚁𝙸𝙼𝙴𝚁 𝙴𝙽𝙵𝙾𝚀𝚄𝙴: 𝙲𝙸𝚄𝙳𝙰𝙳)

𝑵𝒂𝒓𝒓𝒂 𝑺𝒖𝒔𝒂𝒏𝒂

Hace 2 años, en una hermosa y privilegiada ciudad llamada State In, vivía una chica a la que muchos conocían, ella estudiaba en un instituto junto a su mejor amigo los primeros dos años de la preparatoria, quizás los mejores que no había tenido en tanto tiempo, pues su madre la abandonó con su abuelo cuando era solo una niña, de modo que no pudiera reconocerla y sin dejar algún tipo de explicación. 

Cuando por fin cursó el último año de su preparatoria, ella fue partícipe de un sin fin de aventuras y conoció poco a poco a muchos de los que ahora serían sus amigos, incluso a una chica pelirroja que pronto se terminaría convirtiendo en su pareja, aunque también tuvo algunos enemigos en aquel camino, parte del peor drama que la envolvía era a causa de otra chica pelinegra que solo deseaba que sufriera y una psicóloga que la perseguía a donde fuera.

Su mejor pasión siempre fueron las artes y en ello se incluía el teatro, dónde experimentó cientos de aprendizajes y fue conociendo la impresionante técnica detrás de las cortinas, su aspiración crecía junto a todo lo que su mejor amigo y ella hacían, por otro lado, el profesor estaba más que orgulloso de sus logros pese a que también enfrentó cambios.

De esta manera, la chica y sus amigos Kevin, Matteo, Rojo y Lisa siguieron estudiando hasta llegar al último día del último año, celebrando el gran logro de culminar los estudios y haberse enfrentado a sus enemigos sin temor, la ceremonia de graduación por fin los hizo sentirse como el mejor día de sus vidas.

Pareciera que ella tenía no solo la mejor de las suertes sino también la peor, pues en tan solo una madrugada, todo lo que tenía se había esfumado, de una forma tan tórrida, tan impactante que cambió su mundo entero. Un terremoto sacudió la ciudad completa y el epicentro había sido aquel instituto en donde ella y sus amigos se encontraban.

Fue la peor noche que quizás había vivido, todo se desplomaba en pedazos mientras los 5 amigos luchaban por salvar a los que pudieran y salir del edificio, desde aquel instante la chica perdió a su pareja que era la persona que más amaba en su vida. Apenas logró salir por los bordes de las puertas colapsó en un desmayo y soltó un esbirro que perduró hasta aquel recuerdo en su mente.

3 días después, ella destrozada por todo lo ocurrido se vio obligada a asistir al funeral de todas las personas que perdieron la vida en aquel terremoto, no pudo ni siquiera decir una palabra sin que colapsara entre sus propios sentimientos, ese mismo día su mejor amigo se vio obligado a mudarse a Late In, una ciudad demasiado lejana a la suya, la despedida la dejó marcada para siempre.

Sus otros amigos no se presentaron al funeral, ellos simplemente permanecieron en shock y se alejaron por completo de todo, cuando la chica regresó a visitar la casa del abuelo, tuvo la última sorpresa de su vida. Este había fallecido y le compuso la última carta con esperanzas de que la leyera, aquel objeto le trajo devuelta su estabilidad emocional, pues era un dulce y nostálgico deseo de despedida hacia su persona.

El asunto no quedó ahí, pues pronto se enteró de que aquel noble hombre le había heredado la fortuna más grande de todos sus años de trabajo, tanto dinero que ahora ella podía usarlo para mudarse lejos del desastre. Poco le tomó de esfuerzo, pues tan solo al siguiente día tomó todo el valor de hacerlo y tener su dulce nuevo comienzo...

Así es como llegamos a mí, la Susana que vivió todas estas experiencias y 2 años después de todo esto sigue de pie recordándolo como si fuera tan solo unos días atrás, perdida en el tiempo, sufriendo como una paradoja de mente y corazón cada noche a mares de lágrimas.

Ahora tengo 20 años, he cambiado poco de mi físico, mi cabello por su parte sigue castaño, lacio y muy largo, mis ojos matizados en un café avellana y mi tez clara hacían de mi apariencia algo lindo, todos los días de mi actual trabajo debía vestir un vestido muy elegante con los elementos de mi uniforme, unos tacones muy altos y brillantes.

Por su parte, mi vida era completamente diferente a como antes, ahora vivía en la concurrida ciudad de Acapella, llena de tráfico, gente y mucho estrés. Tenía un puesto importante en una empresa de telecomunicaciones, en este tiempo que pasó pude terminar la carrera y sin duda conseguirlo, así que seguí en busca de mis objetivos personales, ahora me encontraba justo parada enfrente de las puertas del inmenso edificio, con una mirada muy fría y justa, pensando en lo que debía hacer.

El departamento era mi sitio seguro, donde podía aislar todas mis emociones, extrañaba estar ahí para poder sentirme mejor, pero no me podía quebrar, no en este momento. Debía seguir y hacer todo lo que me competía.

Sabía perfectamente que en cuánto pasara estas puertas, un día pesado de oficina me esperaba, varias personas me saludarían fingiendo quizás que les importo, todo lo que tenía que hacer era centrarme en cumplir con todas mis tareas y volver a casa a esperar que mañana fuera otro día.

Crucé la puerta y seguí derecho, los saludos empezaron como de costumbre.

¡Buenos días!— Dijo una mujer en su escritorio, otros más se asomaban entre sus cubículos. 

¡Buenos días!— Respondía moviendo la cabeza hacia abajo, un hombre alto se acercó con varios papeles.

¡Susana! ¡Ayer olvidaste firmar estos acuerdos, es sobre el uso de energía eléctrica...!— Interrumpió con insistencia mientras ambos seguíamos caminando hacia el frente en el interior del edificio. 

No no los olvidé de firmar, te dije que los iba a revisar con calma a las 10...— Negué con un poco de molestia, otra mujer se acercó de golpe.

¡Susana! ¡Ay gracias a Dios! ¡TE ESTABA BUSCANDO! Tienes que confirmar tu asistencia a la conferencia de mañana...— La mujer pelinegra miró hacia todas las direcciones con desesperación y en sus manos sostenía una tableta.

¡Buenos días!— 3 personas más me saludaron a la par que luchaba por pasar hacia adelante, me sentí abrumada de golpe.

Si, espero ir, firmaré esa cosa a las 10 ¡Buenos días!— Respondí a todas las conversaciones y me di la vuelta a un pasillo angosto, en él estaba una mesa con una cafetera que votaba un vapor muy agradable, había personas pasando en todos lados con una prisa descomunal.

Un ruido sin duda muy incómodo, además pesado para empezar la mañana, decidí servirme un poco de café en mi taza favorita, justo cuando estaba tomando un poco de aire, una mujer alta y rubia se atravesó y también se sirvió.

¿Descafeinado?— Preguntó, asentí y me ayudó con el resto de la preparación.

Dura mañana eh...— Su voz no podía tener más razón, era difícil no perder la locura con tanta gente vuelta loca.

¿Si supiste que hoy se cumplen 2 años desde lo del terremoto en State In?— Preguntó de nuevo, me pasó mi tasa de té y asentí fingiendo que no me dolía, a decir verdad nadie en mi trabajo sabía que era una de las sobrevivientes porque lo supe ocultar bien.

Creo que los dueños de Acapella INC quieren hacer una ceremonia para recordar a los fallecidos— Solté y me quedé en silencio, di un sorbo cuidadoso a mi café que por supuesto tenía un aroma muy enérgico.

Conocía a una mujer que tenía un restaurante en esa ciudad, sus hijos se alejaron antes de que ocurrieran el suceso pero ella lamentablemente murió en el lugar— Su mirada estaba triste, negó e intentó cambiar de tema.

Como sea... Tengo que atender un par de llamadas...— Se alejó de la mesa con su taza en una mano y me dejó a media conversación en total silencio.

Un hombre apareció de repente, vestía con ropas casuales y tenía una gran pila de cartas en sus hombros, él me extendió una de ellas y sonrió.

Le llegó una carta— Me habló de usted, lo que realmente me sonsacó.

Déjala en ese escritorio, tengo mucho por hacer y no creo alcanzar a verla— Respondí sería, él se alejó y la dejó justo donde le indiqué.

Tomé los últimos sorbos de mi café y dejé la taza justo en donde se ubicaban las sucias, caminé de vuelta a mi oficina antes por supuesto de detenerme enfrente del elevador.

Las puertas de este se abrieron y en él se encontraba un hombre extremadamente atractivo con una sonrisa fija e interesa.

¡Oh Susana! ¡Qué sorpresa! Es justo a usted a quién buscaba...— Afirma barriéndome con sus ojos lujuriosos, solté un suspiro discreto.

Ahhh es verdad... Solo que ahora iba justo a mi oficina, tengo mucho trabaj..— Su ronca voz me interrumpió con firmeza y ambos ingresamos al elevador.

Yo la puedo acompañar... Después de todo tenemos que discutir unos asuntos sobre trabajo— Sus labios bajaron la sonrisa, él era mi jefe y sabía que eso no era en absoluto bueno.

En cuánto las puertas del elevador se cerraron, este intentó mantenerse callado aunque estar a su lado era realmente incómodo y molesto.

¿Qué asuntos quiere discutir caballero?— Sugerí con una sonrisa, falsa, el hombre por su parte espero a que las puertas del ascensor se volvieran a abrir y los dos salimos encaminados hasta mi oficina.

Al llegar, dejé mi bolso y un par de cosas más que tenía, me senté en mi escritorio y él en la silla de enfrente, no sin antes dejar cerrada la puerta y abierta las cortinas, en el fondo se veía la gran altura del edificio a la que nos encontrábamos y un montón de autos pasando.

Bien... Seré breve, como sabes, tu desempeño en la empresa ha sido más que inigualable y brillante, pocas veces le llego a decir esto a los empleados...— Oculté mis nervios y mantuve mi fría mirada en la suya.

Estás despedida...— Mi sangre se heló casi de inmediato, mi boca se abrió como nunca antes...

¡¿Pero qué...?!— Contuve la respiración, empecé a sentirme mareada de golpe, como si me faltaran latidos.

Escucha... Esto no fue decisión mía, sino de la propia empresa, tuvimos un recorte de personal y lamentablemente se asignó de manera aleatoria, realmente no fue algo que buscábamos...— Mis oídos sintieron esos latidos con fuerza, pronto mi mundo se desbordaba en un segundo.

Bueno, todavía puedes continuar tu labor hoy y mañana, pero en efecto... Se acabó Susana— Su voz fue profunda y bastante real.

Tranquila... te daremos el fondo que tenías y una compensación económica, además no entiendo realmente por qué trabajas si tienes el dinero de tu abue..— Lo interrumpí con ira.

Esto no es justo...— Afirmé, realmente no lo era, siempre busqué no tocar ese dinero pues no me sentía digna de gastarlo para vivir.

La vida, nunca será justa para ti ni para mí... Un día estarás justo de pie y al otro en el suelo, espero que encuentres otra oportunidad— Se alejó saliendo por la puerta y cerrándola con fuerza, me quedé en mi oficina pensando un montón de cosas.

Hoy perdí mi trabajo, sin razón aparente, en parte mi jefe tenía razón, pero no dejaba de dolerme en tantos niveles.

Perdí el humor pronto, era difícil trabajar sabiendo que pasado mañana ya no estaría en estas oficinas y no tendría a dónde más irme. Lentamente cerré los ojos intentando desaparecer de aquella sensación de estar rodeada de personas, respiro una y otra vez, mentalizando un espacio dulce y lleno de recuerdos.

Una pequeña estela de luz atraviesa mis ojos y poco a poco las preocupaciones se alejan de mi ser, pronto estoy rodeada de árboles y un hermoso y vívido atardecer, hay un montón de pasto y naturaleza, todo luce tan perfecto, tan calmado, tan real que quiero estar ahí por siempre.

Doy pasos adelantados y me acerco cada vez más a un acantilado, puedo sentirme como la dueña de este mundo, me siento eso que aquella vez me motivó a seguir, llena de alegría, de paz, de vida. Me abrazo, recuerdo que tan importante soy para mí y poco a poco me dejo envolver en este momento con una bella sonrisa, es aquí donde quiero estar, es aquí donde quiero vivir.

Me siento en el pasto, de mi lado aparece Lisa, ella recarga su brazo en mi hombro y contempla junto a mí el paisaje, me pongo a pensar ¿Es que realmente vale la pena todo esto? Crecer no ha sido sencillo para mí, pero siento que cada día, ha estado potenciando mis habilidades y revelando algunas de las experiencias más sorprendentes, a la par que caigo en una profunda soledad.

Todo se detiene, puedo sentirlo en el aire, y una vibración converge en mis manos, de pronto cierro mis ojos y al abrirlos estoy de vuelta de golpe en la realidad, me quito los audífonos e intento volver a mi asunto, seguir trabajando todo el rato sin perder la atención, enfrascarme en lo mismo de diario.

Las horas empiezan a pasar y pasar, mi concentración está completa en el trabajo, intento hacer el plan de crecimiento y analizar el acuerdo que ofrecían sobre la electricidad, organizando la agenda para mañana, estoy trabajando algo desmotivada, extraño demasiadas cosas, encima no tengo a quién contárselas, solo quiero marcharme y descansar un poco.

La noche ha caído por fin, con ello los pasillos del edificio se iluminan, en las ventanas se reflejan las miles de luces de los vehículos que se encuentran en las calles, mi asiento se ha calentado bastante y mi espalda empieza a forjar sus primeros dolores, ha sido un día agotador, muero de hambre, quiero salir de aquí lo más pronto posible.

Cierro mi computadora y empiezo a guardar todas mis cosas en mi bolso, reacomodo todo en cuánto veo que me pertenece en una caja. Estoy despedida y mañana ya será un hecho, no sé si podré seguir así más tiempo. Cruzo los pasillos del edificio y también bajo a la planta principal gracias al elevador, en mis pasos se escuchan los tacones golpeando su suela contra el piso y marcando cada sonido con mucha magnitud.

Al abrir la puerta observo el cielo oscuro que está dejando caer varias gotas de lluvia, el aroma suave del agua se hace presente junto a una húmeda sensación en mi piel, llego hasta mi automóvil y lo abro, dejo caer la caja con mis cosas en el asiento mientras giro la llave y voy acelerando. El tráfico es realmente intenso, pero me da el suficiente tiempo para pensar, las calles siguen un rastro de luz, hago mi parada de cada día en una cafetería, por fuera aún se desprenden los emulsivos aromas de dulzura con donas y chocolate, abro la puerta mientras desciendo del vehículo y me adentro al lugar.

Adentro ordeno mi café de todos los días, con un peculiar sabor a crema irlandesa y un toque ligero de alcohol que me trae buenos recuerdos, estoy de pie en la esquina de lugar esperando a que me lo entreguen, cuando esto por fin sucede regreso a sentarme en silencio en el fondo de la cafetería.

Observo la ventana, algunas de lluvia se deslizan por el cristal y al enfocarlo, las luces de afuera lucen impresionante, ahora giro mi mirada y la centro en las personas. Esto me trae recuerdos, el primer día en mi primer año de preparatoria, estaba sentada en silencio, el mismo ruido de mis compañeros que no se detenía y seguía sin parar, cientos de voces y pensamientos dudosos, ese mismo día mi mejor amigo atravesó la puerta, yo lo abracé con tanta fuerza, me esfuerzo por contener mi tristeza. 

¿Estás bien?— Pregunta una voz grave a mi lado, al girarme noto un hombre, parece de 25 años.

Si.. Gracias— Insisto, veo que tiene puesto el uniforme de trabajo, al ver su rostro siento una sensación agradable.

Debió ser un día de mi*rda...— Rio y yo asentí, tenía tanta razón, simplemente eso era.

Hoy perdí mi trabajo y estoy sola bebiendo este café, es demasiado de hecho— Solté un suspiro aligerado, él se sentó de inmediato en el banco de enfrente.

Tal vez lo que ahora te vendría bien es nuevo comienzo...— Explicó, miré detenidamente su cara, tenía unas cejas inclinadas y un cabello rizado fabuloso.

Eso llevo diciéndome desde hace 2 años... pero desafortunadamente siento un verdadero vacío en mi interior y no tengo con quién expresarlo, mi mejor amigo está en otra ciudad y trabaja mucho, casi no nos alcanza el tiempo para comunicarnos— Insistí tomando el café, la lluvia ya había empezado a caer afuera.

Bueno de primera instancia, que lo expreses aquí es algo bueno. Acapella es una ciudad realmente difusa y muy poco recreativa, tú necesitas un respiro de la monotonía, algo que verdaderamente cambie tu perspectiva— Explica el hombre frente a mí, asiento con certeza.

Algo como... ¿Un viaje?— Menciono, noto su gafete en el pecho y sonrío.

Tal vez eso podría llevarte a encontrar tu lugar en el mundo, conocer nuevas perspectivas o simplemente entenderte mejor...— Agrega dejando su lugar para seguir trabajando, mis ojos están puestos en el frente analizando sus palabras.

Oye... Muchas gracias— Insistí, en sus labios se formó una sonrisa que movió mi corazón por un corto periodo de tiempo.

Era más que cierto, en cualquier caso mi abuelo hubiera querido que encontrara esa felicidad porque era todo lo que le importaba, tal vez mi próxima aventura no era en esta ciudad y la monótona vida que tenía, sino algo más, yo solo deseaba que todo fuera diferente y podía empezar cambiándolo.

Volví al auto en cuánto me terminé el café, en el camino iba siguiendo la misma idea, el plan era cada vez mejor, quizás podría visitar a mi mejor amigo o mejor aún, irme de viaje con él mientras contamos las anécdotas más lindas de nuestro pasado. En verdad lo deseaba con toda mi alma, quería estar a su lado y saber que no estaba completamente sola.

Al llegar a mi departamento lo primero que hice fue pasar la puerta y botar todo en el costoso sillón, metí los restos de la comida china de mi refrigerador en el microondas y lo dejé calentando un par de minutos, en el inter busqué la carta que me habían dejado en el escritorio y abrí el sobre con mis uñas.

Nerviosa pero, con esperanzas lo extendí y comencé a repasar cada pequeño texto sintiendo millones de cosas...

"Cuando la soledad y el dolor de perder a personas valiosas de tu vida te persiguen, tu única esperanza sé encuentra... más allá de la ciudad"

La carta no decía más por ningún lado, pero detrás había unos números que supuse se trataban de coordenadas. Dejé aquella hoja de papel en la mesa y el microondas hizo un pitido, crucé todos los pasillos de mi departamento hasta el cuarto. Al abrirlo me puse a revisar una por una las lindas fotos de mis amigos, la nostalgia no tardó en atravesarme con fuerza.

Estaba cansada de sentirme así, estaba harta de estar sola y pasar tantos problemas, había una nueva oportunidad y sin duda no solo involucraba aquella carta, sino a la aventura por reencontrarme conmigo misma.

Aquella noche fue una de esas noches donde pude irme tranquila a la cama, después de haber cenado, me acosté temprano olvidando todo lo del mundo exterior y permitiéndome descansar dejando pasar el día, esta vez no como un ciclo repetitivo e infernal, sino como uno que realmente había pasado.

La mañana siguiente desperté temprano, empecé a colocar todo en cuánto más pude de mis cosas en una maleta, todas las cosas que estaba segura ocuparía en mi aventura por las ciudades, mientras lo hacía encontré una foto de mí junto a mi mejor amigo, sonreí sabiendo que también lo involucraría de alguna forma. Cuando por fin estaba afuera de aquel edificio con todo en la cajuela, sonreí por última vez como si despidiera para siempre de este lugar, sabía que el camino que seguiría a partir de ahora no sería fácil, pero tarde o temprano encontraría un lugar a donde pertenecía...

Volví al auto sin mirar atrás y pisé el acelerador con fuerza, ahora manejaba a uno de los aeropuertos, justamente el que me trajo hasta aquí, en el camino pensaba en cientos de cosas, estaba despedida y aunque tenía mucho dinero para subsistir, necesitaría una fuente de ingresos. 

A pesar de eso tenía una emocionante sonrisa y un par de lágrimas, después de tantos años, después de tantos días, finalmente retomaba el control de mi vida, la esperanza que yacía más allá de la ciudad era sin duda, mi nuevo comienzo...

~~~~~~~Fin del Capítulo~~~~~~~~

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