PRÓLOGO PT2

PRÓLOGO PT2

Apenas pudo reaccionar cuando la luz la cegó. Sus piernas se paralizaron, y, en lugar de moverse, su cuerpo se quedó inmóvil en medio de la avenida. El dolor en su cabeza volvió con una intensidad brutal, impidiéndole pensar con claridad. De repente, un claxon resonó en sus oídos y el sonido de un motor frenando de golpe. Aturdida, giró sobre sus talones y vio el coche parado a escasos centímetros de su cuerpo.

—¡Oye! ¿Qué carajos? —gritó el conductor desde adentro, con una mezcla de incredulidad y enojo—. ¿Por qué cruzas sin mirar a los lados?

Cassie trató de incorporarse, respirando con dificultad. Su corazón comenzó a latir frenéticamente, y el mundo a su alrededor pareció detenerse. El chico que conducía, Franco Colapinto, salió del auto, sin creer la imprudencia de la joven.

—Oye... —dijo Franco, esta vez en un tono más suave mientras se acercaba al darse cuenta de que se trataba de una mujer— ¿Estás bien? —.

Cassie lo miró, todavía aturdida, y asintió lentamente, aunque sin mucha convicción.

—Estoy bien... puedo irme sola —murmuró.

Intentó apartarse para cruzar la avenida, pero esta vez miró a ambos lados. Los coches pasaban a gran velocidad. Franco la tomó suavemente del brazo, deteniéndola.

—Si cruzas en ese estado, podrías lastimarte —insistió él, sin soltarla —.

Cassie hizo una mueca al sentir su mano en su brazo. Intentó zafarse, molesta, mientras preparaba una nota de voz en su teléfono para quejarse con su amigo Alexander Albon. Pero antes de poder enviarla, Franco, con un movimiento rápido, le quitó el teléfono de la mano.

—¡Devuélveme eso! —exigió ella, frustrada— Lo necesito —.

Franco la observó por un momento, y luego, ignorando su queja, borró la nota y le devolvió el celular.

—Escucha, conozco a tu amigo —dijo, mostrándole una fotografía en su celular donde aparecía junto a Alex—. Si confías en mí, puedo llevarte a casa — .

Cassie lo miró, desconcertada. ¿Desde cuándo Alex conocía a este chico? Estaba a punto de replicar cuando Franco, viendo que la situación podía prolongarse, la guió hacia su coche para evitar seguir discutiendo en mitad de la calle.

—Vamos, no podes quedarte así  —le dijo, abriéndole la puerta del copiloto— Es peligroso para vos —

Cassie vaciló. ¿De verdad creía que ella era una damisela en apuros? Miró el auto y se dio cuenta de que, como si fuera una broma pesada, el vehículo que debía llevarla ya no estaba en el mismo lugar.

—No me lo puedo creer... —murmuró, rápidamente texteando a su amigo, esperando una respuesta que no llego —

Mientras tanto, la tormenta comenzó a intensificarse. Las gotas de lluvia golpeaban con fuerza el pavimento y el viento se arremolinaba a su alrededor. Franco, desde el coche, bajó la ventana.

—¡Subí antes de que empeore el clima! —

Cassie no respondió de inmediato. No confiaba en él, no sabía su nombre y, aunque era atractivo, su rostro no le era para nada familiar en absoluto.

—¡No es necesario, de verdad! —insistió ella, negando con la cabeza.

A pesar de su rechazo, Franco bajó del auto y se acercó bajo la lluvia, que ya comenzaba a empaparlos a ambos.

—Si tanto insistís, al menos acepta este buzo — dijo, quitándose la sudadera y ofreciéndosela.

—Esto es una locura... —musitó ella, perpleja al ver cómo se quitaba el gorro y el agua caía de su cabello. Antes de poder reaccionar, un rayo iluminó el cielo, seguido de un estruendoso trueno que la hizo saltar y refugiarse instintivamente en el pecho de Franco.

—Calma, solo es un rayo —respondió él con una sonrisa, intentando contener la risa—. Dale, relajate, no pasa nada.

Le colocó la hoodie sobre los hombros y pasó sus brazos por su espalda, dándole un abrazo reconfortante.

— ¿Te estás riendo de mí? —dijo Cassie, separándose ligeramente y notando la sonrisa en el rostro de Franco.

—¿Qué? Para nada —negó él, confundido—. Solo trato de ayudarte.

Él levantó los hombros, indicándole que no tenía malas intenciones. Luego dio media vuelta y empezó a regresar al coche, pero Cassie, viendo que la tormenta empeoraba y sin respuesta de su amigo, tomó una decisión. Corrió hacia el auto y se subió rápidamente, cerrando la puerta .

—Pensé que te quedarías ahí toda la noche —dijo Franco a modo de broma, encendiendo el motor y la radio con una sonrisa de medio lado en su rostro.

—Quien iba a llevarme se fue minutos después de que bajaste del auto —respondió Cassie, intentando sonar seria, aunque su tono reflejaba cierta incertidumbre— Y mi amigo no responde.

—¿Eso quiere decir que confías en mí? —preguntó él con una sonrisa traviesa. Cassie solo suspiró, avergonzada.

—Solo quiere decir que me puedes llevar a casa, por favor —respondió ella, colocando la ubicación en el GPS.

Franco la miró de reojo mientras arrancaba el coche, sin decir nada más. La lluvia seguía golpeando el techo del coche como un tambor incesante, creando una melodía que se mezclaba con el ruido sordo de los truenos lejanos.

Cassie se abrazaba a sí misma, recostada en el asiento del copiloto, mientras su mirada seguía perdida en la ventana, observando cómo las gotas se deslizaban por el cristal, creando pequeños riachuelos que se entrelazaban y desaparecían en la oscuridad de la noche.

El sonido constante de la lluvia y la radio eran lo único que mantenía a Cassie despierta, aunque apenas lograba mantenerse consciente. Franco miraba en su dirección, tratando de descifrar sus pensamientos.

Había estado en silencio desde que se subió al coche, y su actitud distante le inquietaba. En el reflejo del cristal, veía sus ojos cansados, pero no se atrevía a preguntarle nada, respetando su silencio.

La radio interrumpió el sonido de la tormenta con una noticia inesperada: hablaban de Williams Racing y un nuevo corporativo. Franco, intrigado, extendió la mano para subir el volumen pero antes de que pudiera hacerlo, Cassie levantó la mano y cambió la estación, sorprendiendo un poco al joven argentino.

— Lo siento, no me gustan las noticias — susurro con una firmeza que no dejaba lugar a discusión —

Franco la miró de reojo, sorprendido pero sin hacer preguntas. Asintió, permitiendo que el silencio volviera a llenar el espacio mientras en la nueva estación sonaba una suave melodía que acompañaba el ritmo de la lluvia. A medida que avanzaban por las calles desiertas, la respiración de Cassie se volvía más pesada y lenta. Franco notó cómo sus párpados luchaban por mantenerse abiertos, cayendo con más frecuencia hasta que, finalmente, se rindieron al cansancio. Sin decir nada, Franco redujo la velocidad, cuidando cada movimiento al volante para no despertarla.

El viaje continuó bajo la tormenta, y cuando finalmente llegaron a la dirección de Cassie, Franco apagó el motor y se giró hacia ella. Estaba profundamente dormida, con la cabeza apoyada contra el respaldo del asiento y el rostro relajado, ajeno a todo lo que sucedía a su alrededor. Su respiración era lenta y regular, un contraste con el caos del clima exterior.

—Oye —la llamó suavemente, tocando su hombro con delicadeza — Ya llegamos —

Cassie no reaccionó. Franco suspiró, resignado, y salió del coche. Rodeó el vehículo mientras la lluvia empapaba su ropa casi al instante. Al abrir la puerta del copiloto, se inclinó hacia ella, sintiendo el peso del agua que caía sobre él. Con cuidado, deslizó sus brazos bajo su cuerpo y la levantó con facilidad, como si fuera la cosa más natural del mundo. Ella se acurrucó inconscientemente contra su pecho, y Franco cerró la puerta del coche con el pie, mientras la lluvia continuaba cayendo con fuerza.

Mientras avanzaba hacia la entrada de la casa, la tormenta parecía no terminar y cada relámpago iluminaba el paisaje brevemente, mostrando los contornos oscuros de los árboles y edificios cercanos. Cuando llegó a la puerta principal, se dio cuenta de que nunca le había preguntado a Cassie dónde guardaba sus llaves. Miró alrededor, tratando de pensar en una solución, y recordó haber oído en alguna ocasión que muchos británicos solían dejar la llave bajo la alfombra o en una maceta cercana. Decidió probar su suerte y, después de unos momentos de búsqueda, encontró la llave escondida bajo una pequeña planta al lado de la puerta.

Al entrar, la casa le dio la bienvenida con una atmósfera cálida, aunque había algo extraño en el lugar. Era espaciosa y elegante, con muebles de alta calidad que hablaban de lujo, pero también de soledad. Todo estaba demasiado ordenado, como si Cassie solo viviera allí de manera temporal, sin dejar realmente su huella en el hogar. Franco cerró la puerta detrás de él, protegiéndose finalmente de la lluvia, y caminó por el pasillo con pasos firmes pero cuidadosos, buscando el dormitorio de la joven. No quería perturbar la paz de la casa, como si temiera que algo pudiera romperse con el más mínimo ruido.

Cuando llegó a una puerta cerrada al final del pasillo, dudó por un momento antes de empujarla lentamente. La habitación estaba oscura, iluminada solo por la luz tenue que se filtraba a través de las cortinas. A pesar de la penumbra, Franco pudo ver la cama grande en el centro de la habitación. Se acercó con cuidado, asegurándose de no tropezar con nada, y recostó a Cassie sobre las sábanas. Su cuerpo se hundió suavemente en el colchón, Franco la cubrió con una manta ligera que encontró doblada al pie de la cama pero ella la tomó entre sus brazos.

Quizás era alguna cobija de apego de su niñez, fue lo que supuso el jóven argentino al notar como se acurrucaba con el objeto en sus brazos, parecía como si quisiera remplazar ese hueco de un brazo de alguna persona por la manta que tenía varias figuras de cascos y automóviles.

Eso lo intrigo un poco pero no tomó mucha importancia, quizás debió ser algun regalo de equivocación por el género durante o antes de su nacimiento , sin darse cuenta una sonrisa ligera se mostraba sobre sus labios por la escena que presenció.

Estaba a punto de marcharse al darse cuenta que se quedo más tiempo de lo que pensó pero justo cuando dio el primer paso hacia la puerta, un trueno resonó con fuerza, sacudiendo los cristales de la ventana. Cassie, incluso en su sueño, se estremeció y reaccionó de inmediato. Cerró los ojos con fuerza, y su mano se alzó, buscando algo en la oscuridad hasta que encontró la de Franco. Su agarre era suave, pero había una nota de desesperación en la forma en que lo sostenía, como si temiera que la dejaran sola.

—No te vayas por favor —murmuró, su voz apenas audible pero cargada de anhelo —

Franco se quedó inmóvil, miró la mano de Cassie sobre la suya, notando cómo su piel se veía pálida bajo la luz tenue de la habitación. Por un momento, pensó en irse, en soltar su mano suavemente y dejarla descansar. Pero había algo en aquél murmullo que no lo dejó tranquilo, quizás fue la forma en que lo dijo lo que hizo cambiar su opinión. Aún sin entender completamente por qué, asintió para sí mismo y acercó una silla a la cama, sentándose junto a ella sin soltar su mano.

La tormenta continuaba rugiendo afuera, pero el interior de la habitación era un refugio de calma. Franco se permitió mirarla de cerca, notando detalles que antes no había visto: cómo sus pestañas temblaban cada vez que un trueno rompía el silencio, o cómo sus labios se fruncían ligeramente mientras dormía. Se preguntó qué tipo de sueños la mantenían tan inquieta, qué miedos la perseguían incluso en ese estado de inconsciencia.

Cassie parecía calmarse un poco al sentir su presencia. Sus dedos se aflojaron ligeramente alrededor de los de Franco, aunque no lo soltaron por completo. Como si fuera un reflejo involuntario, él empezó a acariciarle la mano, recorriéndola con movimientos lentos y constantes.

No era algo que hubiera planeado hacer, pero le salió de manera natural, como si esa pequeña conexión física pudiera calmarla. Él dejó escapar un suspiro que no había notado que estaba conteniendo y se preguntó en el fondo por que sentía la necesidad de cuidar de una joven que hace unas horas para él era una completa extraña , quizás por que él era quien Alex había enviado para llevarla a casa a salvo.

Tenemos el prólogo pt2 listo
Por lo que me gustaría saber
¿Que fue lo que les pareció?

Sin más que decir me despido por hoy, les dejo las primeras dedicatorias del fic : yoana6609 Annfxcklv WinterFrostlight  wildcardess rossiesainz frenkiegf ItsDefinitelyJin

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